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Antonio Cañete Heredia

Biografía

Cañete Heredia, Antonio. Jerez de la Frontera (Cádiz), 1.II.1898 – Madrid, 28.VIII.1982. Inge­niero militar e ingeniero aeronáutico.

Con dieciséis años, en 1914, ingresaba en la Aca­demia de Ingenieros de Guadalajara, saliendo de la misma, con el grado de primer teniente, en junio de 1919, siendo el número cinco de su promoción. Su primer destino fue en la Aeronáutica Militar, en la 1.ª Compañía de Aerostación, en Guadalajara, siendo, además, responsable de los talleres de la misma. En ese año hizo el curso de observador y ascendió por primera vez el 19 de diciembre de 1919. En 1920 obtuvo el título de piloto de globo libre y en agosto de 1923, el de observador de aeroplano, participando como tal en operaciones en la guerra de Marruecos durante los años veinte. Precisamente durante esos años tiene una actividad profesional muy intensa, pues a su destino como combatiente hay que añadir la de ingeniero. Como tal llevó a cabo dos proyectos: el de Hangares desmontables y una Nueva distribución de aguas con destino a servicios, riegos e incendios del aeró­dromo de Cuatro Vientos, aprobados ambos en 1923. En febrero de 1924, estando de baja por un accidente de aviación que tuvo en agosto del año anterior, pres­taba servicio como agregado en el Laboratorio Aero­dinámico de Cuatro Vientos, donde trabajó hasta oc­tubre de ese año. Este mismo mes partió hacia París para asistir al curso de ingeniero aeronáutico en la École Supérieure d’Aéronautique et de Construction Mécanique, obteniendo el título en julio de 1925.

Participó en el vuelo de la patrulla Atlántida, a Gui­nea Ecuatorial, entre el 10 de diciembre de 1926 y el 25 de febrero de 1927. Iba como navegante de uno de los tres hidroaviones Dornier Wal y también como ingeniero de mantenimiento, lo que le llevó a tener que cambiar, durante el raid, los motores Rolls-Royce, que dieron bastantes problemas, utilizando medios de fortuna al no poder disponer de talleres terrestres, en ninguna ocasión.

Antes del Raid de Guinea, en 1926, diseña y cons­truye un hidroplaneador llamado Gaviota, que levan­taba el vuelo arrastrado por una lancha y que fue el paso previo al diseño de un prototipo de hidroavión, el primero en España. Se construyó en los talleres de la base de hidros de Atalayón, Melilla; alzó el vuelo por primera vez en agosto de 1927, pilotado por el capitán Martínez Merino y el propio Antonio Cañete como observador. El hidroavión demostró en prue­bas excelentes condiciones marineras y aerodinámi­cas, pero no fue adquirido por la aviación del Ejército ni de la Marina, que siguieron comprando anticuados hidros biplanos Macchi y Savoia de inferiores prestaciones. En octubre de 1927 viajaba a Roma formando parte de la representación española al IV Congreso Internacional de Navegación Aérea que se celebró los días 24 al 30 del citado mes, siendo el integrante más destacado de la misma el teniente coronel de ingenie­ros Emilio Herrera Linares.

A finales de 1927 es destinado, como alumno, a la escuela de pilotos de Alcalá de Henares y en enero de 1928, una vez finalizado el curso, nombrado ofi­cial aviador, ascendió a jefe de escuadrilla.

En noviembre de 1928 abandonó el Ejército para ejercer su profesión de ingeniero en diferentes em­presas civiles. Al comenzar los años treinta era el jefe de una prestigiosa oficina técnica y trabajaba en un proyecto de patente sobre “Tractor aéreo”, un tipo de ferrocarril cuyo sistema de propulsión era una hé­lice aérea.

El estallido de la Guerra Civil le sorprende en Ma­drid, pero no llegó a combatir, ni a implicarse en la misma. Finalizada ésta, estuvo trabajando para la Di­rección General de Regiones Devastadas, como inge­niero, en la reconstrucción de infraestructuras dañadas por la guerra. Posteriormente se vio obligado a buscar su sustento trabajando como profesor en institutos de enseñanza y otras actividades técnicas. Vivió en Ma­drid hasta su muerte a los ochenta y cuatro años.

 

Obras de ~: Motores en estrella de enfriamiento por aire, Me­morial de Ingenieros, 1924; “Un moteur à explosion à com­pression constante”, en Les Ailes, 422, 18 de julio de 1929; “Consideraciones sobre el cálculo y la construcción de hidroa­viones”, en Aérea, n.º 82 (1930); “Consideraciones sobre el cálculo y la construcción de hidroaviones”, en Aérea, n.º 83 (1930).

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Ejército del Aire, Expediente personal; Archivo General Militar (Se­govia), Expediente personal; Archivo General de la Ad­ministración (Alcalá de Henares), Musée de l’Air (París); Archivo Fotográfico Luis Ignacio Azaola.

M. Gomis Cornet, La tracción por hélice sobre carriles, estudio técnico, experiencias y porvenir de este nuevo me­dio de transporte con 56 láminas, Madrid, Ferreira, 1931; Gomà Orduña, Historia de la Aeronáutica Española, Ma­drid, Prensa Española, 1946; A. González Betes, Historia Gráfica de la Aviación Española; Grandes vuelos de la Aviación Española, Madrid, Espasa Calpe, 1983; J. Warleta y J. Sa­las Larrazabal, De la Tela Al Titanio; Enciclopedia de la Aviación Militar Española, ts. I y V, Valladolid, Quirón Edi­ciones, 1989; VV. AA., Crónica de la Aviación, Barcelona, Plaza y Janés, 1992; B. Pécker y C. Pérez Grange, Cró­nica de la Aviación Española, Madrid, Sílex, 1998; VV. AA., Aviones militares españoles (1911-1936), Madrid, Fundación AENA, 1999.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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