Aparici y García, José. Valencia, 15.VII.1791 – Granada, 30.VIII.1857. Militar, historiador y brigadier de ingenieros.
Estudió latín en las Escuelas Pías, desde donde pasaba a la Universidad de su ciudad natal, en la que cursaba con aprovechamiento matemáticas, filosofía y dos años de derecho. Interrumpía los estudios en 1808, al inicio de la Guerra de la Independencia. Decidido a cooperar en la defensa de la patria, ingresaba en junio del citado año como cadete en el Regimiento de Infantería “Fernando VII”, con el que tomó parte en numerosas acciones. Recibió su bautismo de fuego en la acción de las Cabrillas (24 de junio de 1808), que fue funesta para las armas españolas. Posteriormente participó con su regimiento en el levantamiento del sitio de Valencia, por lo que el ejército francés se veía obligado a repasar el Júcar, dirigiéndose en retirada camino de Madrid. Después del levantamiento del sitio de Valencia, el Regimiento de Fernando VII, formó parte de la división al mando del mariscal de campo Felipe Saint-Marc. Aparici participaría en la acción que tuvo lugar, el 27 de agosto del repetidamente citado año de 1808, en el camino de Tudela y Alfaro, pero mermada su salud, causaba baja a finales del mismo año. Reincorporado, durante el nuevo sitio de Valencia, se alistó en un Regimiento de Artillería, donde llegó a mandar una sección en el reducto del Monte Olivetti.
En 1810 era cadete del regimiento de Guardias Walonas, examinándose para el ingreso en la Academia de Ingenieros de Cádiz, con fecha uno de enero de 1812, siendo promovido a subteniente del cuerpo, y a teniente, una vez concluidos los estudios, el 22 de abril de 1813. Destinado al Regimiento de Zapadores-Minadores, no llegó a incorporarse en el mismo, ya que por orden superior quedaba en comisión de servicio en Cádiz, encargado de estudiar y catalogar los documentos del Archivo de la Dirección General del Cuerpo de Ingenieros. Al término de la guerra se le encargaba la custodia del citado archivo en su traslado de Cádiz a Madrid. Posteriormente pasaba a la secretaría de la Dirección General de Ingenieros, donde permanecía hasta 1823. Unido a las vicisitudes del gobierno constitucional, se trasladaba primero a Sevilla y después a Cádiz, donde, durante el sitio que pusieron a la plaza las tropas francesas (los “Cien mil Hijos de San Luís”), desempeñaba el cargo de comandante de ingenieros en las obras exteriores de la plaza. “Impurificado” por “constitucionalista” después de la vuelta de Fernando VII al absolutismo, tuvo que trasladarse a Valencia, donde recordando sus primitivos estudios universitarios se dedicó ayudar a su padre en sus trabajos de abogado. En octubre de 1824 era rehabilitado, siendo destinado a la Subinspección de Granada. Al año siguiente se le destinaba a Málaga como comandante de ingenieros de la provincia, de la que efectuaba un reconocimiento de sus costas, al tiempo que emitía una memoria sobre las acciones necesarias para ponerla en estado de defensa. En el aspecto de la ingeniería civil realizó la restauración del castillo de Gaucín, un proyecto para la utilización de parte de las aguas de los manantiales de Torremolinos para riegos en los terrenos más elevados del municipio de Churriana, y otro para el encauzamiento del río Guadalorce para evitar desbordamientos, hasta su desembocadura. En 1832, destinado de nuevo en el Regimiento de zapadores minadores, tomó parte del ejército de observación al mando del general Pedro Sarsfield, situado en la frontera con Portugal.
Durante la Primera Guerra Carlista, siempre con su regimiento de ingenieros, entre otras acciones mandó las fuerzas “cristinas” que combatieron en Ubidia, sirvió como comandante militar de Ochandiano y de Maestu, dirigiendo la fortificación de estos puntos estratégicos, y desempeñó diferentes comisiones de armas por orden del comandante general de Vitoria, ya escoltando convoyes, o realizando numerosos reconocimientos de las líneas enemigas, bajo su fuego.
En 1843, ya coronel del cuerpo, era destinado de nuevo a Málaga, y en ese mismo año el general Zarco del Valle le nombró director de la comisión histórico militar recién creada, siendo la finalidad de tal comisión, la de redactar una historia del Cuerpo de Ingenieros. A principios del siguiente año, Aparici fijaba su residencia en Simancas, con el encargo de copiar cuantos documentos de interés para una futura Historia del Cuerpo de Ingenieros se encontrase en el citado Archivo Nacional. Allí permanecería durante diez años, siendo el fruto de su trabajo lo que se conoce como Colección Aparici, depositada en el Instituto de Historia y Cultura Militar, consistente en 59 tomos de documentos, con más de 20.000 páginas manuscritas y 300 planos copiados. En esos tomos están coleccionados cuantos documentos relativos a la ingeniería militar de los siglos XVI y XVII, y parcialmente del XVIII, descubrió el coronel Aparici. La Academia de la Historia le reconocía su labor, nombrándole en 1849 académico correspondiente de la misma. Terminado su extenso trabajo en Simancas, era destinado, como comandante del cuerpo a las islas Canarias y residencia en Tenerife, donde permanecería varios años.
En 1855 ascendía a brigadier de ingenieros y era destinado al mando de la Subinspección de Granada. Ese mismo año acompañaba al general Prim en una revista a los presidios de África, tomando parte en una salida contra los moros que hostigaban la plaza, mereciendo la Cruz de San Fernando de 1ª clase por su valerosa actuación en la misma. Vuelto a la ciudad de Granada, moría en el desempeño de sus funciones, en 1857.
Obras de ~: Colección de documentos inéditos relativos a la célebre batalla de Lepanto: sacados del Archivo General de Simancas, Madrid, Imprenta Nacional, 1847 (ed. facs. Valencia, Librerías París-Valencia, 1995); Informe sobre el archivo de Simancas, Madrid, Imprenta Nacional, 1848, 1849, 1850 y 1851; Informe sobre los adelantos de la Comisión de Historia en el Archivo de la Corona de Aragón, Madrid, Imprenta Nacional, 1851; V. Frond, De la insuficiencia de los medios para combatir los incendios, y manera de organizar este servicio público en toda la Francia, trad. de ~. Y seguido de un proyecto de organización para Madrid, Madrid, M. Rivadeneyra, 1852; G. E. París, Organización del servicio de incendios en América, París y Madrid, trad. de ~, Madrid, Moreno y Rojas, 1883; Le general Pierron, Comment s’est formé le génie militaire de Napoleón 1er., trad. de ~, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros, 1889; C. Promis, Memorias históricas sobre el arte del ingeniero y del artillero en Italia, desde sus orígenes hasta principios del siglo xvi, y de los escritores militares de aquél país desde 1285 a 1560, trad. de ~.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. personales.
Estados del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1812-1858; L. Vidart, “Noticias Biográficas del Brigadier de Ingenieros D. José Aparici García”, en Revista Memorial de Ingenieros del Ejército, 1883; J. M. Muñoz Corbalán, Los Ingenieros Militares de Flandes a España (1691-1718), 2 vols., Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; J. M. Pinto de la Rosa, Apuntes para la Historia de las Antiguas Fortificaciones de Canarias. Madrid, Tabapress - Museo Militar Regional de Canarias, 1996; J. Arencibia de Torres, Diccionario Biográfico de Literatos, Científicos y Artistas Militares Españoles, Madrid, EyP Libros Antiguos, 2001; H. Capel, Los ingenieros militares y su actuación en Canarias. En Actuación de los Ingenieros Militares en Canarias, siglos XVI al XX. Santa Cruz de Tenerife, Centro de Historia y Cultura de la Zona Militar de Canarias - Universidad de La Laguna, 2001; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando pertenecientes al Arma de Ingenieros”, en Memorial de Ingenieros (Madrid), n.os 63-66 (2001-2002); P. Ramírez Verdún, “Grandes autores del Arte Militar. D. José Aparici y García, Brigadier de Ingenieros”, en Revista Ejército, nº. 848 (2011), pág. 135.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño