Torres Morales, Rodrigo de. Marqués de Matallana (I). Guadalajara, 7.IV.1687 – Madrid, 14.XII.1755. Teniente general de la Armada, ministro del Consejo Supremo de Indias, caballero de justicia de la Orden de San Juan.
Nació en el seno de una noble y bien acomodada familia, según consta en su testamento otorgado en Madrid el 24 de diciembre de 1753, y así se consignan los expedientes para el ingreso en la Orden de Calatrava de sus hijos: Rodrigo y Miguel de Torres y de Ruiz de Rivera. Fueron sus padres Rodrigo de Torres y Messía, señor de los términos de Albatajar, Mejorada de la Vieja y Camollijo, caballero de la Orden Militar de Calatrava y alcalde de la Santa Hermandad de Guadalajara, e Isabel María de Morales y Zupide, señora de las villas de Romanones, Valdemorales e Irueste. La creación del señorío de Las villas de Romanones, de su madre, se remonta al año 1561, que fue rehabilitado el 31 de enero de 1893, con denominación de conde de Romanones, por Álvaro de Figueroa y Torres, expresidente del Consejo de Ministros.
Tuvo tres hermanos, el mayor de nombre José Antonio, primer príncipe de las Torres, marqués de Villamejar, vizconde de Irueste, regidor perpetuo de Guadalajara, que luchó en la guerra de Sucesión en el bando del archiduque Carlos de Austria, en donde llegó a destacar tanto que en premio a sus servicios, don Carlos le hizo merced del principado de las Torres, título con la denominación de duque, fue rehabilitado en 1907. Sus otros dos hermanos de menor edad fueron los dos citados anteriormente: Antonio, caballero y bailío de la Orden de San Juan, y Miguel. Empezó a servir en calidad de soldado distinguido en las galeras de Malta, pasando posteriormente a Sicilia. El 13 de octubre de 1713, se le confirió el empleo de capitán de la compañía de granaderos de su batallón; emprendió, con las fuerzas que mandaba, el viaje a España, desembarcó en Alicante, concurriendo en 1714 al sitio de Barcelona con la escuadra de Andrés de Pez, embarcado como comandante de la goleta San José, con la que asistió a dicho bloqueo y cruceros por las costas de Cataluña, unos con el fin de conducir víveres a los sitiadores y otros para impedir que a los sitiados llegaran los socorros que les mandaban desde Cerdeña y Mallorca. En las operaciones efectuadas, apresó a los enemigos más de veinte embarcaciones. El 24 de julio del año 1714 fue apresado su buque por dos goletas de las fuerzas del archiduque don Carlos, siendo trasladado a Mallorca, hasta que en el mes de junio de 1715 fue liberado al ser conquistada la isla. En agosto de 1717, salió de Barcelona con la escuadra del marqués de Mary, para la conquista de Cerdeña, y regresó a la ciudad Condal, en septiembre de dicho año después de llevarse a cabo dicha operación, en la que ya tenía el empleo de teniente de navío de la nueva Real Armada. A finales del mismo año, salió al mando de la fragata Águila, para La Habana; regresó a España, tomando en Cádiz el mando del navío San Juan, sosteniendo un rudo combate con tres navíos holandeses en las proximidades del cabo de Gata. En el mes de junio de 1718, se integró en la escuadra de Antonio Gaztañeta en Barcelona, al mando de la fragata Hermiona, asistió al desembarco en Sicilia, el 1 de julio, de las fuerzas expedicionarias del marqués de Lede y en la toma de las plazas de Palermo y Messina, y al combate que sostuvo toda la escuadra española con la del almirante británico Byng. Su buque fue de los pocos que se salvaron del desastre en dicho combate, regresando a la Península con la división de Baltasar de Guevara por el puerto de Cádiz el 21 de diciembre de 1718. El 26 de enero de 1719 fue promovido a capitán de fragata, tomando el mando de la fragata Guadalupe, en la división que, al mando de Baltasar de Guevara, se había organizado en Cádiz para que se dirigiera a Escocia, por orden de Alberoni. La expedición, que salió en el mes de marzo del año 1719, fue un fracaso por los temporales encontrados sobre Finisterre, apresando, sin embargo, sobre las costas de Cantabria una fragata y una balandra inglesas. De vuelta para Cádiz, el 19 de diciembre, mantuvo sobre cabo San Vicente, con las tres fragatas que lo acompañaban y estaban a sus órdenes, Tolosa, Hermiona y Guadalupe, un combate con tres navíos ingleses, que intentaron represar la fragata y balandra inglesas que su división conducía, y no obstante la desigualdad de fuerzas, Torres los rechazó, alcanzando sin novedad el puerto de Cádiz. Esta acción le dio gran renombre, siendo ascendido por real orden de 6 de enero de 1720 al empleo de capitán de navío, y, tomando el mando del navío nombrado El Catalán, se dirigió con dicho buque a La Habana y Costa Firme. Se le dio el mando de la Armada de Barlovento en Veracruz, prestando muy buenos servicios, por lo que en 1724 fue promovido a jefe de escuadra, distinguiéndose en 1727 en el apresamiento sobre el canal de la Mancha, de cinco buques ingleses. En 1728, pasó de Nueva España a Cádiz, quedando al frente de una escuadra que cruzó en el Atlántico y Mediterráneo hasta el año de 1730, en que hizo un viaje al Río de la Plata, y de vuelta, cuando estaba sobre las Azores, sufrió un duro temporal que a punto estuvo de hacerlo naufragar.
La posesión de los estados de Parma y Toscana para el infante don Carlos, fue el motivo de que se organizase con este fin una expedición en Cádiz, siendo nombrado 3.º de la escuadra que se armó al mando del marqués de Mary. En 1732 y 1733 se encargó del mando de una escuadra para convoyar y proteger a las Flotas de Indias; en una de las comisiones efectuadas, naufragó en el canal viejo de Bahamas sobre unos cayos al sufrir un fuerte huracán. De regreso en Cádiz, después de tan accidentado viaje, se encontró con la agradable sorpresa de que había sido ascendido a teniente general de la Armada con fecha del real despacho de 6 de junio de 1734. Durante los años 1735 y 1736, se hizo cargo del mando del departamento marítimo de Cádiz, continuando al cesar como vocal de la Junta del Almirantazgo, hasta que en 1738 fue nombrado comandante general del departamento de Ferrol. En 1740 se le confirió el mando de una escuadra que se alistó en los puertos de la Península con destino a América, compuesta de doce navíos y tres bergantines, arbolando su insignia en el denominado Invencible; con esta escuadra llegó Rodrigo de Torres a Cartagena de Indias el 31 de octubre del citado año, permaneciendo en su bahía hasta el 8 de febrero de 1741 que se trasladó a La Habana amenazada por los ingleses. El 30 de junio, por efecto de un rayo, se incendió el navío de la insignia, que se perdió. Regresó a Cádiz conduciendo caudales, continuando los cruceros en el Mediterráneo, arbolando su insignia en el navío Glorioso, sobre todo en la costa de África, bombardeando en diversas ocasiones Argel, Túnez y Tánger y apresando diversas embarcaciones berberiscas. Pasó de nuevo al departamento de Ferrol, y por real orden de 4 de enero de 1745, se trasladó a la Corte, formando parte del Almirantazgo presidido por el infante don Felipe, y del que formaron parte los tenientes generales Francisco Cornejo, marqués de Mary y Rodrigo de Torres, siendo secretario Zenón de Somodevilla, después marqués de la Ensenada. Disuelto el Consejo, se le concedió a Rodrigo de Torres merced de título de Castilla para sí y sus sucesores legítimos, con la denominación de marqués de Matallana y nombrándosele ministro del Consejo y Cámara de Indias. El 14 de diciembre de 1755 falleció en la villa de Madrid a los sesenta y ocho años de edad y cincuenta de servicios. Estaba casado desde el 27 de enero de 1737 con Isabel Ruiz de Rivera Pimentel y Castañeda, viuda que era de José del Hierro, conde del Pinar. De este matrimonio fueron fruto dos hijos: Rodrigo, segundo marqués de Matallana, caballero de la Orden de Calatrava, y Miguel, tercer marqués de Matallana, caballero de la Orden de Calatrava y alférez de navío de la Armada al fallecimiento de su padre. Rodrigo de Torres era, además de las dignidades reseñadas, comendador de Fuente del Moral en la Orden de Calatrava y del Consejo de S. M. y Cámara de Indias.
Bibl.: F. de P. Pavía Pavía, Galería Biográfica de Generales de Marina, Madrid, Imp. F. López, 1873; C. Fernández Duro, Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, Madrid, 1893; A. del Solar y Taboada, Don Rodrigo de Torres, Primer Marqués de Matallana, Badajoz, ediciones Arqueros, 1930.
Hermenegildo Franco Castañón