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Juan José de Núñez del Castillo y Pérez de los Reyes

Biografía

Núñez del Castillo y Pérez de los Reyes, Juan José de. Marqués de San Felipe y Santiago (II). La Habana (Cuba), 20.VIII.1704 – Madrid, 20.X.1758. Gentilhombre de Cámara del Rey, teniente coronel de Infantería, gobernador de Cumaná.

Nacido en una de las cunas de mayor prestigio de la isla de Cuba, pues era hijo de Rosa María Pérez de los Reyes Castellanos y de Juan Núñez del Castillo y Piñero, el cual había obtenido mediante cédula de 1713 la potestad para fundar en la hacienda de Bejucal, cercana a La Habana, la ciudad de San Felipe y Santiago, concediéndosele con dicha denominación un título nobiliario, así como todos los privilegios inherentes a él.

Casó el 17 de agosto de 1719 en Cartagena de Indias (Colombia) con Antonia Feliciana de Sucre y Trelles, hija de la napolitana Margarita de Trelles y de la Casta y del flamenco Carlos Francisco de Sucre y Pardo, que había pasado a América con su padre Carlos Adrián de Sucre d’Yves, marqués de Preux, cuando éste fue nombrado gobernador y capitán general de la plaza y provincia de Cartagena de Indias, cargo que también desempeñaría su hijo, aunque por estas fechas servía como teniente del Rey en dicha plaza con el grado de coronel de Infantería. Dicho año, Juan José Núñez del Castillo ingresó como voluntario en la escuadra que iba a desocupar a los franceses de Pensacola, teniendo una meritoria actuación. En 1723 sirvió bajo el teniente coronel Ignacio Barrutia en los violentos enfrentamientos con los vegueros, participando como guardia de caballería, con tanto honor a su apellido y linaje, que el mismo gobernador de la isla, Gregorio de Guazo, le nombró seguidamente capitán de una de las compañías.

En julio de 1725 murió su padre, lo que le hizo ostentar el título de marqués de San Felipe y Santiago, aunque no obtuvo el correspondiente Real Despacho hasta el 11 de octubre de 1757, un año antes de fallecer.

El 26 de agosto de 1730 el nuevo gobernador de Cuba, Dionisio Martínez de la Vega, le nombró teniente a guerra de las milicias de la ciudad de San Felipe y Santiago que había fundado su padre. Su privilegiada posición y sus excelentes relaciones con el poder le llevaron a un nuevo ascenso en 1733, al ser elegido sargento mayor de la guarnición de los castillos de Cumaná y su provincia.

El gobernador de Cumaná, Carlos Sucre, debió realizar un viaje para la construcción del fuerte del río Orinoco, de manera que en febrero de 1734 nombró a su yerno, el marqués de San Felipe y Santiago, gobernador interino de la provincia. En este empleo político y militar realizó una amplia labor en beneficio del fomento de los frutos locales, aumentando las haciendas perdidas o deterioradas y consiguiendo recuperar el valioso cultivo y comercio del cacao. Aumentó la superficie forestal en más de cuarenta mil árboles, mejoró el producto de los ingenios locales y recuperó gran parte del producto de la Hacienda Real.

Fundó un pueblo en la costa llamado San Pablo y ayudó en la extensión de la fe cristiana, aportando caudal propio y negociando ayudas con los misioneros capuchinos del lugar. Realizó varios viajes por la provincia. El primero le llevó por la Nueva Andalucía y un segundo lo realzó a la provincia de Barcelona. Durante estos viajes castigó a los rebeldes que invadieron la misión de San Francisco Javier de Puncere, penetró hasta el interior del territorio indio sublevado y apresó a su cabecilla, nombrado Toronorin. Realizó un padrón de familias en la zona del valle de Tierrafirme.

Armó diferentes balandras para combatir el ilícito comercio, un mal endémico en aquellas costas, al tiempo que de su propio bolsillo enviaba por mar bastimentos al presidio de la Guayana. Aumentó significativamente el producto de los diezmos de la provincia de Cumaná hasta que dejó el cargo de gobernador en 1737. Durante sus dos últimos años de mandato se centró especialmente en la lucha contra los corsarios holandeses y franceses, que después de varios encuentros le llegaron a ocasionar la pérdida de cinco balandras armadas para este fin. Consiguió apresar, sin embargo, al menos, otras dos balandras enemigas.

Nombró a diversos tenientes y capitanes en puestos fronterizos para la vigilancia de las costas, lo que hizo disminuir grandemente el ilícito comercio, todo en beneficio de la Real Hacienda, y en especial de los derechos de esclavos. Cuando estalló en el último año de su gobierno la sublevación caribe en el río Orinoco, se desplazó en persona para emprender acciones militares contra los indios, dejando el cargo militar en manos del comandante del fuerte de Araya.

En 1737 visitó la Península por orden del gobernador Sucre para dar personalmente cuenta al Rey del estado de las provincias de Guayana y Cumaná. Después de dilatados servicios a la Corona, fue nombrado gentilhombre de cámara en abril de 1741.

De regreso a América estuvo destinado en La Habana en diversos empleos políticos y militares muy cercanos al gobernador. Aún como capitán de una de las compañías, participó en diversas acciones, entre las que destaca la de 1745, en la que atacó a un bergantín inglés que operaba al sur de la isla, aprontando hombres de las poblaciones de Santiago de Veraguas y de su propia ciudad.

En 1747, siendo ya director de la Real Compañía de La Habana, en sustitución de Martín de Aróstegui, le fueron concedidos por decreto de 3 de marzo los cuatro hábitos de las Ó rdenes Militares Españolas, incluida la de Santiago. En 1748 se le comisionó por la propia Junta de la Real Compañía para revisar los cortes de maderas para las fábricas de bajeles de La Habana.

Testó el marqués de San Felipe y Santiago en tres ocasiones. En una primera, el 29 de octubre de 1756, ante el escribano Francisco García-Brito de La Habana, el mismo ante el que había testado su madre el 16 de agosto de 1747, ordenando a su hijo que fundara mayorazgo. Así lo hizo, testando poco después en San Felipe y Santiago de Bejúcal, fundando mayorazgo de 30.000 pesos sobre las casas de La Habana y sus tierras de Bejúcal. Un último testamento para confirmar este mayorazgo lo hizo en Carabanchel Alto, en su visita a la corte, el 13 de julio de 1758, tres meses antes de fallecer.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Santo Domingo, 2113; Indiferente General, 157, n. 2 y n. 26.

F. J. Yanes, Historia de la provincia de Cumaná, Caracas, Ministerio de Educación Nacional, 1949; C. Iturriza Guillén, Algunas familias de Cumaná, Caracas, Italgráfica, 1973, pág. 716; R. M.ª Serrera Contreras, Las descripciones geográficas de la gobernación de Cumaná en el siglo xviii, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1977; M.ª J. Lucas Nogales, La gobernación de Cumaná: 1700-1740, Sevilla, Universidad, 1990.

 

José Manuel Serrano Álvarez

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