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Sebastián Martínez de Pinillos y Tourné

Biografía

Martínez de Pinillos y Tourné, Sebastián. Cádiz, 5.VII.1856 – 13.V.1924. Comerciante, abogado y político.

Hijo de Manuel Martínez de Pinillos Sáenz y Antonia Tourné Rivilla, pertenecía a uno de los apellidos burgueses más característicos del Cádiz del xix, junto a otras familias, como los Moreno de Mora, Picardo, Aramburu o Macpherson, destacando tanto en la economía como en la política local.

Tras realizar sus primeros estudios, entró a los catorce años en las oficinas de la prestigiosa naviera Compañía Trasatlántica de Claudio López, marqués de Comillas, pues —siguiendo la buena óptica burguesa de las familias gaditanas del momento— fue inclinado e inculcado hacia las competencias comerciales.

Su trayectoria en la compañía marítima fue ascendente, llegando a desempeñar cada vez mayores responsabilidades, como la de asesor jurídico y llegando además a jefe superior honorario de Administración Civil, todo esto sin descuidar sus estudios de Derecho que culminó en la Universidad de Granada.

Pero, además, Sebastián se integró en la Sociedad Mercantil de su familia, la Martínez de Pinillos, en noble pugna con las demás sociedades del momento con el fin de mantener el pulso de sus negocios y, a la vez, del propio seno portuario. No obstante, la realidad fue que vivieron la fase de decadencia del viejo puerto de Cádiz, por lo que en diversas ocasiones —como sucedió en la década de 1880—, Sebastián defendió públicamente los intereses para favorecer la comercialización de los caldos de la provincia.

Sebastián Martínez de Pinillos fue uno de los más claros exponentes en la política del Cádiz de la Restauración Borbónica, militando en el Partido Liberal Conservador de Antonio Cánovas del Castillo, favorecido especialmente en los momentos que su grupo desempeñaba el poder. Aunque su entrada en el Ayuntamiento gaditano fue como concejal en la legislatura conservadora 1897-1899, su principal responsabilidad política fue la Alcaldía de Cádiz a los cincuenta y un años de edad; y ello en dos períodos, uno desde 1907 hasta el 31 de diciembre de 1909, y en un segundo ciclo desde fines de 1913 hasta las postrimerías de 1915. A lo largo de este tiempo, hubo de enfrentarse a las desavenencias con el Partido Liberal, grupo político rival, que le achacaba poca dedicación para levantar los niveles económicos, urbanísticos y lucrativos de Cádiz, además de algunos procedimientos electorales fraudulentos. Uno de los peores momentos fue la elección parcial de concejales a fines de 1909, que dejaba al Ayuntamiento gaditano con mayoría liberal, pero Martínez de Pinillos fue reelegido a golpe de decreto desde Madrid por el Ministerio de Gobierno. Por entonces, los liberales tenían en el Congreso a uno de los políticos gaditanos más pujantes del momento: Segismundo Moret que, junto a Cayetano del Toro desde el Ayuntamiento, criticaban duramente a la minoría conservadora gaditana.

Su gestión como alcalde no tuvo grandes iniciativas, aunque destacó la administrativa, donde curiosamente Martínez de Pinillos llevaba en exclusiva las órdenes de pago, sus propios libros de cuentas, y no consentía más libramientos que los que él ordenaba, siempre en aras de mantener en la caja municipal un fondo para gastos imprevistos, como sucedió con el traslado del antiguo matadero. Esta actitud para sanear el consistorio de las deudas de sus antecesores lo encasilló y le dio poco margen de maniobra para otros frentes. A él también se deben parte de las gestiones para levantar el Gran Teatro, por lo que se instaló una placa conmemorativa en la fachada principal del citado coliseo. Reorganizó además los servicios municipales tanto en oficinas como en el negociado de limpieza, intentando introducir la máxima eficiencia, los adelantos técnicos del momento —pruebas con una “barrendera mecánica”—, así como premios y gratificaciones, propinas y aguinaldos de Pascuas a los funcionarios cumplidores. Se cuenta la anécdota de que durante el entierro del líder anarquista gaditano Fermín Salvochea en 1908, al pasar el cortejo por la plaza de San Juan de Dios en pleno chaparrón, ordenó que el féretro se cobijara dentro de la Casa Capitular.

No hay que olvidar sus gestiones para defender los intereses navieros de la ciudad, como en 1906 para reforzar las líneas de vapores correos, o ante el nuevo Proyecto de Comunicaciones Marítimas y Construcciones Navales, debatido en Cortes en 1909. También desempeñó los cargos de presidente de la Diputación de Cádiz, gobernador civil interino, junto con su labor en su bufete de abogados, en el que también trabajó su hijo Joaquín Martínez de Pinillos Bell. Estuvo en posesión de numerosas distinciones, como las Cruces de Beneficencia y del Mérito Naval.

En la última etapa de su vida fue cónsul de Costa Rica y Paraguay y vicecónsul de Ecuador.

 

Bibl.: S. Pro y Ruiz, Diccionario biográfico de gaditanos insignes, Cádiz, Casa del Niño Jesús, 1955, págs. 220-221; J. Marchena Domínguez, “Galería de olvidados, Sebastián Martínez de Pinillos y Tourné”, en Diario de Cádiz, suplemento Cultural, 16 de septiembre de 1990, pág. 32; La ideología burguesa en la Restauración: Cádiz (1876-1909), tesis doctoral, Cádiz, Universidad, 1994, págs. 723-724; Burgueses y caciques en el Cádiz de la Restauración, Cádiz, Universidad, 1996, págs. 71- 84, 142-155 y 265-276; F. Trinidad Pérez, Los trabajadores gaditanos en la coyuntura de la Primera Guerra Mundial (1914- 1923), Cádiz, Universidad, 2001, págs. 206-207.

 

José Marchena Domínguez

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