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Carlos Asensio Cabanillas

Biografía

Asensio Cabanillas, Carlos. Madrid, 14.XI.1896 – 27.IV.1970. Teniente general del Ejército, ministro del Ejército, jefe del Alto Estado Mayor, jefe del Estado Mayor Central, jefe de la Casa Militar del Jefe del Estado, alto comisario de España en Marruecos, consejero del Reino, consejero nacional del Movimiento, procurador en Cortes, Medalla Militar individual.

Hijo de Pablo Asensio Casero, oficial 2.º del Cuerpo de Oficinas Militares, y de Adela Cabanillas Guzmán. El 28 de agosto de 1911, con catorce años, ingresó por oposición en la Academia de Infantería de Toledo, donde tendría como condiscípulos a Ramón Franco Bahamonde, Pablo Martín Alonso, Vicente Rojo Lluch y Juan Bautista Sánchez González.

En junio de 1914 recibió el despacho de segundo teniente y fue destinado al Regimiento de Infantería Tetuán n.º 45 de guarnición en Castellón de la Plana, aunque pasó la mayor parte del tiempo destacado con su batallón en Valencia, ciudad en la que obtuvo destino en febrero de 1916, en el Regimiento de Infantería Mallorca n.º 13, donde el 27 de junio le correspondió ascender a primer teniente.

Cuatro años después ascendió a capitán por antigüedad, momento en que contrajo matrimonio con la valenciana María del Carmen Ballester Rubio, con la que tendría cinco hijos, y pasó destinado al Batallón de Cazadores de Cataluña n.º 1, destacado por entonces en Larache, en la costa atlántica del Protectorado de Marruecos, adonde se incorporó en abril de 1920. Pocos días después fue destinado al Regimiento de Infantería San Fernando n.º 11, pero se le retuvo hasta llegar su relevo y no se incorporó a Melilla, donde se hallaba destacado el San Fernando, hasta finales de junio. Tras permanecer cinco meses en esta unidad pidió destino al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla n.º 2, donde continuaría durante cinco años.

Durante el segundo semestre de 1920 y primero de 1921, al mando de la Compañía de Ametralladoras del II Tabor de su Grupo, intervino en el ciclo de operaciones que conduciría al desastre de Annual. Se hallaba en este punto cuando, el 21 de julio de 1921, la posición fue atacada por las tropas de Abd el-Krim, encargándose con sus máquinas de proteger la penosa retirada del grueso de las fuerzas. Llegado a Melilla el día 24, permaneció allí sitiado hasta que, desde septiembre de 1921 hasta octubre de 1922, su Tabor, encuadrado en las columnas de los generales Cabanellas, Castro Girona y Sanjurjo, participó en la campaña dirigida a recuperar parte del territorio perdido en la zona oriental del Protectorado. El 1 de noviembre, en una de estas acciones resultó herido leve e internado en el Hospital Militar de Melilla, siendo evacuado a Valencia, donde permaneció hasta que se reincorporó a su unidad en marzo de 1923.

En enero de 1924 ascendió a comandante por méritos de guerra y, tras una breve estancia en Valencia, fue de nuevo destinado al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla n.º 2, siéndole confiada la organización de su IV Tabor. En marzo de 1925 pasó a mandar el III Tabor. El 6 de mayo, en el ataque contra una cabila, resultó herido grave, teniendo que ser evacuado al Hospital Militar de Carabanchel. Una vez dado de alta, permaneció en Valencia durante dos años en situación de convaleciente. En esta situación conoció que se le había concedido la cruz de María Cristina, la más alta condecoración al valor tras la laureada de San Fernando.

En febrero de 1928 pasó destinado a la Zona de Reclutamiento n.º 14, ubicada en Alcira, donde comenzó a preparar la oposición de ingreso en la Escuela de Estudios Superiores Militares, que aprobó en julio de 1930. En abril de 1931 prometió por su honor ser leal a la recién proclamada República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas, promesa que vulneraría en julio de 1936. Finalizados los cuatro cursos de estudios en la ahora llamada Escuela Superior de Guerra, obtuvo el diploma de aptitud para el Servicio de Estado Mayor. Agregado al Regimiento de Infantería n.º 1 reprimió las algaradas que tuvieron lugar en Madrid en octubre de 1934. De mayo a julio de 1935 realizó un curso de instrucción en Francia, donde estaba cuando ascendió a teniente coronel por antigüedad. Tras dos breves periodos en Burgos, en el Regimiento de Infantería Valencia n.º 23, y en Madrid, en la Escuela Central de Tiro, el ministro de la Guerra, general Molero, probablemente a propuesta de los generales Franco, jefe del Estado Mayor Central, y Mola, jefe de las Fuerzas Militares de Marruecos, le confió el mando del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Tetuán n.º 1, al que se incorporó el mismo día en que Azaña se hacía cargo del gobierno a consecuencia del triunfo de la coalición electoral del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936.

Aunque Azaña intentó neutralizar a Franco y a Mola, decididos desde aquella fecha a derrocar al que llamaban gobierno del Frente Popular, no lo hizo con quienes estos habían situado en otros puestos clave. Así, durante la primavera de 1936 los jefes de las unidades de Regulares y de la Legión se constituyeron en los principales puntales de la trama golpista en Marruecos. El 4 de julio, Asensio Cabanillas, al frente de su Grupo, participó en las maniobras de conjunto realizadas por toda la guarnición del Protectorado en Llano Amarillo, donde se ultimaron con todo detalle los planes para ejecutar el golpe de Estado. El 17 por la tarde, al conocer que Melilla se había alzado en armas, el teniente coronel Sáenz de Buruaga le ordenó declarar el estado de guerra en Tetuán, haciéndose ambos con la ciudad prácticamente sin oposición, lo que permitió la llegada de Franco el día 19.

El 1 de agosto se trasladó a Sevilla y al día siguiente, al frente de una agrupación motorizada de tropas de Regulares y de la Legión, se dirigió hacia Mérida, que tomó el día 11 tras sembrar el terror por los pueblos del trayecto. Dos días después, encuadrado en la Columna Madrid, mandada por el teniente coronel Yagüe, ocupó Badajoz. Tras una semana de feroz represión en aquella ciudad, su agrupación ocupó Cáceres, dirigiéndose después a Navalmoral de la Mata. Reforzada considerablemente su columna, libró intensos combates en las inmediaciones de Talavera de la Reina. Durante el mes de septiembre, prosiguió el avance por la carretera de Extremadura, se desvió después hacia Toledo, ocupada el día 27, y se dirigió finalmente hacia Madrid. El 13 de noviembre se apoderó del cerro Garabitas, posición que se convertiría en un magnífico observatorio para bombardear la capital, y el 15 logró abrir dos brechas en las tapias de la Casa de Campo, vadeó el río Manzanares, venciendo la tenaz resistencia ofrecida por las columnas anarquistas Durruti y Libertad, y ocupó la mayor parte de la Ciudad Universitaria, formando una cuña con vértice en el Hospital Clínico. Como recompensa por estas acciones, la Junta de Defensa Nacional le concedió la Medalla Militar individual.

En diciembre de 1936 y enero de 1937, al frente de una brigada encuadrada en la 1.ª División Reforzada de Madrid, mandada por el general Orgaz, intervino en las operaciones del sector de la carretera de La Coruña y en febrero, participó en la batalla del Jarama, siendo recompensado con el ascenso a coronel por méritos de guerra y con el mando de una de las divisiones del Cuerpo de Ejército de Madrid, con la cual intervino en la batalla de Brunete durante el mes de julio. Finalizada esta, su división desplegó en las inmediaciones de Toledo, donde permaneció hasta junio de 1938.

Durante el segundo semestre de 1938 y encuadrada en el Ejército del Norte, actuó en la zona del Maestrazgo y a finales de año se trasladó a Lérida para proceder a la ocupación de Cataluña. El 15 de enero entró en Reus y el 26 en Barcelona, prosiguiendo después hasta la frontera francesa. El 28 de febrero se le concedió el ascenso a general de brigada por méritos de guerra y con su división se trasladó a Mérida, encuadrado en el Cuerpo de Ejército Marroquí. De allí pasó al sector de Córdoba para iniciar la ofensiva final de la guerra. Tras ocupar Almadén, marchó a Madrid, donde permanecía cuando, en agosto, fue nombrado alto comisario de España en Marruecos, en sustitución del general Beigbeder que se había hecho cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Durante los veinte meses que desempeñó el puesto, Asensio tuvo que afrontar serios problemas: dos de ellos herencia de la gestión de Beigbeder, otro de la legislación republicana y varios más sobrevenidos al estallar la Segunda Guerra Mundial. Los primeros obedecían a la promesa de conceder cierto nivel de autonomía política a Marruecos cuando acabase la Guerra Civil y a los gastos no justificados ni presupuestados efectuados para ganarse el apoyo de los notables marroquíes, teniendo Asensio que comunicar a los nacionalistas que poco o nada de lo prometido se haría realidad y poner orden en la tesorería. La civilista normativa republicana contemplaba que las Fuerzas Militares de Marruecos dependían del alto comisario, pero en 1939 su mando lo ejercía el teniente general Ponte, muy superior a él en rango militar, con lo que la relación entre ambos se tornó bastante compleja.

Aunque España se declaró neutral al inicio de la Guerra Mundial, Franco temió que Francia invadiese el Protectorado español. A consecuencia de ello, decidió fortificar la frontera con la zona francesa, movilizar tropas indígenas y mantener una guarnición de más de 150.000 efectivos. Al no habilitarse fondos para ninguna de estas cosas, la situación financiera de la Alta Comisaría se deterioró todavía más y la hambruna se abatió sobre el Protectorado. Tras la capitulación de Francia y la entrada de Italia en la guerra, Franco pensó que la victoria alemana era inminente y decidió ocupar Tánger, un viejo anhelo de los militares africanistas. En junio de 1940, Beigbeder comunicó a franceses y británicos que se respetaría su estatus internacional y ordenó a Asensio tomar militarmente la ciudad. Ni Francia, que acababa de ser invadida por los nazis, ni el Reino Unido, inmerso en la repatriación de las tropas copadas en Dunquerque, pudieron oponerse y la ocupación se realizó de forma pacífica. Pese a las promesas de Beigbeder, la administración de la ciudad quedó en manos de inexpertos falangistas, que terminarían arruinado aquel próspero enclave. Simultáneamente, el gobierno español planeó apoderarse del Protectorado francés, al creer que cundiría el caos al capitular la metrópoli. A tal objeto, Asensio desplegó un fuerte contingente de tropas en la frontera sur en espera de la orden de avance. Sin embargo, el general Noguès se puso a las órdenes del gobierno de Vichy, logró controlar la situación y ello desbarató los planes de invasión.

En mayo de 1941, por discrepancias con Varela, ministro del Ejército, el general Martínez de Campos, jefe del Estado Mayor Central, fue cesado y Franco decidió sustituirle por Asensio, uno de los generales que consideraba más leales a su persona. Su primer cometido fue reclutar y organizar del primer contingente de la División Azul, que marchó hacia Alemania en julio de 1941. Ascendido a general de división en enero de 1942, viajó a Berlín en marzo para negociar la retirada o el relevo de los divisionarios. Una de las consecuencias del abierto enfrentamiento entre Varela y la Falange, fue la instauración de la denominada Instrucción Premilitar Superior (IPS), totalmente dependiente del Ministerio del Ejército, en sustitución de la Milicia Universitaria, controlada por la Milicia de FET y de las JONS. La organización de los seis campamentos de la IPS fue la principal ocupación de Asensio durante su última etapa en este puesto.

El enfrentamiento entre Varela y Ramón Serrano Suñer, ministro secretario del Movimiento, hizo crisis en agosto, debido a los graves incidentes en el santuario de Begoña, que se resolvieron con el cese de ambos en septiembre, y Franco, alzado en árbitro indiscutible de la situación, ordenó al siempre disponible Asensio hacerse cargo de la cartera de Ejército, al negarse todos los tenientes generales a reemplazar a Varela. Ante el peligro de un desembarco aliado, Alemania redobló las presiones sobre el nuevo ministro, considerado germanófilo, para implicar a España en la guerra. No obstante, el desenlace de la batalla de Stalingrado y el desembarco estadounidense en Sicilia hicieron que extremara la cautela y, cuando en septiembre de 1943 un grupo de generales instó a Franco a restaurar la Monarquía, contribuyó a desactivar la crisis, pronunciando un encendido discurso a favor del Caudillo y en contra de las maniobras de los monárquicos con ocasión del XXXV aniversario del ingreso en la Academia de Infantería de la promoción de Franco, por el que fue recompensado con el cargo de procurador en Cortes por designación directa. A partir de ese momento y tras haber logrado Varela evitar cualquier conato sedicioso entre la oficialidad, Asensio se preocupó básicamente de mejorar sus condiciones de vida para mantenerla en un puño, pero satisfecha, sin contrapartida alguna para optimizar las precarias capacidades operativas de las unidades.

En octubre de 1945, la victoria aliada forzó una remodelación ministerial y Asensio perdió peso político, pero no el aprecio y agradecimiento de Franco. Nada más cesar como ministro, fue nombrado capitán general de Baleares, donde fue promovido al empleo de teniente general en 1947; en 1948 pasó a dirigir la Escuela Superior del Ejército, y en 1955, se le confió el mando del Alto Estado Mayor. Su último destino activo fue la Jefatura de la Casa Militar del Jefe del Estado, puesto eminentemente protocolario, pero que probaba el grado de confianza otorgado, que desempeñó desde 1958 hasta 1962.

Durante sus últimos años de vida militar, fue nombrado consejero del Reino y consejero nacional del Movimiento por designación directa de Franco, mientras ocupaba su tiempo al frente del Consejo Superior de Acción Social, puesto que conservó hasta su muerte, incluso tras pasar a la situación de reserva al cumplir setenta años. La defunción tuvo lugar en su domicilio madrileño y fue inhumado en el cementerio de la Almudena.

En 2008, el Juzgado Central de Instrucción n.º 5 de la Audiencia Nacional, que presidía Baltasar Garzón, le imputó los delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad, declarándose extinta su presunta responsabilidad al constatarse su fallecimiento.

 

Obras de ~: “Prólogo”, en Diccionario enciclopédico de la guerra, Madrid, Gesta, 1954-1958; El avance sobre Madrid y la guerra en los Frentes del Centro, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1961.

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Fernando Puell de la Villa