Castro Girona, Alberto. Puerto Princesa (Filipinas), 7.X.1875 – Madrid, 3.VIII.1969. Militar.
Modelo de africanista profesional, nació en Puerto Princesa, entonces estación naval española de la provincia filipina de Paragua establecida por los marinos españoles en 1872, donde estaba destinado su padre, alférez de Infantería.
Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en 1893. La insurrección cubana que comenzó con el llamado “Grito de Baire” el 24 de febrero de 1895 alteró los planes académicos y los cadetes fueron ascendidos anticipadamente para cubrir las plazas de los regimientos expedicionarios con destino a Cuba. El segundo teniente Castro Girona llegó el 7 de septiembre y comenzó a operar con su regimiento en la zona de Santa Clara, pasando después a Cienfuegos. Por su brillante comportamiento en la campaña cubana, Castro Girona obtuvo el ascenso a primer teniente, por méritos de guerra, y varias cruces del mérito en campaña.
En el año 1900 ingresó en la Escuela Superior de Guerra, para acceder al Cuerpo de Estado Mayor obteniendo, tres años después, el empleo de capitán, único en su historial militar que alcanzó por antigüedad, pues los demás, hasta teniente general, lo fueron por méritos de guerra.
En 1911 pidió destino a África, donde desarrollaría la mayor parte de su vida militar. Quedó asignado a la Milicia Voluntaria de Ceuta, haciéndose cargo de la Primera Compañía de Moros, voluntarios nativos del Rif que hacían labores de guías e intérpretes. Además, en su calidad de capitán de Estado Mayor, colaboraba con el Gobierno Militar de Ceuta en diversos reconocimientos de posiciones y cabilas, además de batirse en las zonas más levantiscas del norte, en el que habría de establecerse al año siguiente el Protectorado Español en Marruecos. Muy pronto, Castro Girona mostró sus buenas dotes de negociador con los moros notables y se le encomendaron varias misiones reservadas. En 1913 ascendió, por méritos, a comandante y se hizo cargo de la Oficina de Asuntos Indígenas del Ejército de Operaciones. Aquí, con su capacidad para la negociación y el dominio de varios dialectos bereberes, consiguió la recuperación de algunos cadáveres de soldados españoles y la liberación de un buen número de militares y paisanos prisioneros de los árabes, lo que le valió el ascenso a teniente coronel en 1916, cuando contaba 41 años. Y continuando en labores de ocupación de la zona asignada como protectorado, dirigió una columna formada por la Mehal-la y Regulares de Tetuán, empeñado en tomar la importante ciudad santa de Xauen a primeros de octubre de 1920. Escribe Arturo Barea, en La Forja de un Rebelde, que el coronel Castro Girona entró por la noche en Xauen disfrazado de carbonero árabe, convenciendo a los notables para que se rindieran, evitando una masacre, por ambos bandos. Pero esta versión, no la registra el propio Castro Girona en su hoja de servicios. Rendida Xauen a Castro Girona, que la cercaba, continuó su campaña en Marruecos en la que combinaba la acción directa contra las cabilas rebeldes con la negociación, encargándole, en el verano de 1922, cuando ya había alcanzado el generalato, conversaciones de paz con el cherif Raisuni que concluirían con la llamada Paz de Yebala. Siguiendo la política abandonista del general Primo de Rivera, Castro Girona dirigió la retirada escalonada y muy costosa de Xauen, con el apoyo del coronel Núñez de Prado y del coronel Franco, a finales de 1924, lo que le supuso el ascenso a general de división. Desde un destino burocrático en el Ministerio de la Guerra siguió, desde Madrid, el desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925 al que siempre se opuso, volviendo a África a primeros de noviembre como Comandante Militar de Melilla, desde donde dirigió las últimas operaciones contra Abd el Krim. Se le concedió, por méritos de guerra el ascenso a teniente general en octubre de 1927, abandonando definitivamente el Marruecos español para hacerse cargo de la Capitanía General de la 3ª Región Militar con sede en Valencia.
Por su supuesta implicación en el intento de golpe, no reconocida por él, en enero de 1929 contra Primo de Rivera encabezada por Sánchez Guerra, Castro Girona fue detenido, condenado, pasado a la reserva y finalmente indultado a finales del mismo año. El gobierno provisional de la República le volvió a la situación de activo en julio de 1931, hecho que agradeció personalmente a Manuel Azaña, pero quedó disponible forzoso. El 18 de julio de 1936 le sorprendió en Valencia donde fue detenido y conducido al Ministerio de la Guerra, en Madrid. Rechazó el ofrecimiento de dirigir un levantamiento republicano en la zona de Marruecos, consiguió refugiarse en la embajada de Francia, desde donde escapó a Francia presentándose a las autoridades de Burgos en junio de 1937. Permaneció el resto de la guerra dirigiendo la Inspección General de la Organización Defensiva de la Frontera Pirenaica.
Acabada la Guerra Civil, en 1940, el teniente general Castro Girona encabezó una misión económica oficial que visitó Japón y la China dominada, entonces, por los japoneses. Estuvo casado con María de la Concepción Pozurama López. El 3 de agosto de 1969 fallecía Alberto Castro Girona en su casa de Madrid.
Obras de ~: Instrucciones sobre la organización y funcionamiento de las Oficinas de Intervención, 1923; Jovellar, Madrid, Purcalla, 1947.
Bibl.: G. Farfán, Por los fueros de la verdad: aclaraciones necesarias para la historia de los sucesos de Valencia, Madrid, Compañía Iberoamericana de Publicaciones, 1930; M. Azaña, Memorias políticas y de guerra, vol. I, Madrid, Afrodísio Aguado, 1976; A. Barea, La forja de un rebelde, Madrid, Turner, 1977; D. Wolman, Abd el-Krim y la guerra del Rif, Barcelona, Oikos-Tau, 1988; C. Seco Serrano y J. Tusell, Estado y política en el reinado de Alfonso XIII, Madrid Espasa Calpe, 1999; F. Martínez Roda, Varela, Madrid, La esfera de los libros, 2012.
Pablo González-Pola de la Granja