Gómez Zamalloa y Quirce, Mariano. La Coruña, 26.III.1897 – Madrid, 4.IX.1973. Teniente general y caballero laureado de San Fernando.
Ingresó a los quince años en la Academia de Infantería, de la que en 1915 salió promovido al empleo de alférez y destinado al Regimiento de Ceriñola.
En 1917 fue ascendido a teniente, ocupando en 1920 destino en el Regimiento de la Lealtad y a continuación en el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta, de donde en 1919 regresó al Regimiento de la Lealtad.
Ascendido a capitán en 1922, fue destinado al Regimiento de Valladolid, pasando dos años después a la Sección de Contabilidad de la 6.ª Región Militar.
En 1926 volvió a Regulares de Ceuta, donde continuaba al comenzar la Guerra Civil, inclinándose entonces por el bando nacional e interviniendo seguidamente en las operaciones para la toma de Córdoba, Granada y Málaga.
Se halló en la batalla del Jarama, del 6 al 28 de febrero de 1937, defendiendo el Vértice Pingarrón, posición de gran importancia, ya que dominaba la carretera que unía San Martín de la Vega y Morata de Tajuña, única vía de comunicación por donde podían llegar refuerzos y suministros a quien dominase dicho Vértice. Conquistado por las tropas nacionales, enseguida fue recuperado por la División de Líster, que lo perdió el día 16 tras un ataque en el que intervinieron las Fuerzas Regulares.
En las primera horas del día 19, con motivo de un violento ataque del enemigo de resultas del cual se perdieron unas trincheras, el coronel Asensio ordenó al comandante Gómez Zamalloa que las recuperase. Hecho cargo de la situación, adoptó tan acertadas medidas que con el solo refuerzo de la 1.ª Compañía del 2.º Tabor del Grupo de Regulares de Ceuta, que hubo de lanzarse tres veces al asalto, logró adueñarse de las trincheras perdidas, levantó el espíritu de sus fuerzas y dirigió el combate, que culminó en contraataque, tan brillante que de su rudeza da idea el hecho de que dicha compañía tuvo el ochenta por ciento de bajas. Este hecho le fue recompensado con la Medalla Militar individual, concedida por Orden Circular de 31 de marzo de 1937.
Al mando de unos mil hombres defendió el 23 de febrero la posición del Pingarrón, atacada por unos siete mil infantes enemigos apoyados por más de veinte carros de combate y varias baterías, que, después de una preparación artillera durante la que arrojaron sobre la posición más de tres mil granadas, se lanzaron al ataque por los flancos con intención de rebasarla.
El comandante Zamalloa fue herido a las siete horas y posteriormente dos veces más, una de ellas gravemente en el vientre, negándose a ser evacuado, a pesar de los consejos del médico, por estimar necesaria su presencia, continuó en el puesto de mando dando órdenes y tomando acertadas medidas para contener al enemigo, que, por momentos, arreciaba con más ímpetu sus ataques, hasta las diez horas, en que, alcanzado por un disparo de carro de combate y anuladas sus fuerzas físicas, fue evacuado una vez fracasado el intento enemigo; se le aprecian nueve heridas y resultando indudablemente comprobada que la del vientre requería ser prontamente intervenida, al haberse agravado por su permanencia al frente de sus fuerzas durante tres horas. El número de bajas de las fuerzas defensoras fue superior al cincuenta por ciento de sus efectivos.
Al terminar la contienda era comandante y seguía destinado en Regulares, hasta que en el mes de noviembre de 1939 fue nombrado ayudante del general de brigada Sáenz de Buruaga, gobernador militar de Madrid.
Terminado el juicio contradictorio abierto en averiguación de los méritos contraídos durante la defensa del Pingarrón, por Orden Circular de 24 de junio de 1940 se le concedió la Cruz laureada de San Fernando.
Ascendió a teniente coronel en enero de 1941, destinándosele al Gobierno Militar de Madrid, siendo al año siguiente nombrado ayudante de campo del general Sáenz de Buruaga, gobernador militar de la plaza. En ese mismo año marchó a Rusia formando parte de la División Española de Voluntarios y al frente del Regimiento n.º 262, resultando nuevamente herido y siendo recompensado durante la campaña con la Cruz de Hierro de 2.ª Clase.
A su regreso a España pasó a mandar el batallón de Infantería del Ministerio del Ejército y, tras su ascenso a coronel, en 1952, se le concedió el mando del Regimiento de la Guardia del jefe del Estado.
Una vez promovido a general de brigada, en 1955 se le nombró jefe de la Infantería de la División n.º 11. Posteriormente, desempeñó el cargo de gobernador militar y jefe de tropas de Gran Canaria, y al estallar en 1957 el conflicto del Sáhara fue nombrado gobernador del África Occidental Española, y de Ifni en 1859, al quedar compuesto dicho territorio por esta provincia y la del Sáhara.
Ascendido en 1959 a general de división, fue nombrado jefe de la División de Montaña n.º 42 y posteriormente de la Acorazada. En 1962 pasó a la reserva, en la que al año siguiente se le concedió el empleo de teniente general, con el que a partir de 1964 desempeñó el cargo de presidente de la Comisión Permanente de caballeros laureados de San Fernando.
Cuando falleció, asistió a su sepelio el ministro del Ejército en representación del jefe del Estado, siendo sus restos inhumados en el cementerio de El Pardo.
Dos hermanos del héroe sirvieron en el Arma de Infantería, Ricardo y Jesús. El primero se retiró con el empleo de comandante y el segundo llegó a capitán, siendo ambos asesinados en Madrid en 1936.
La ciudad de La Coruña dio su nombre a una de sus calles.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. G-2602.
J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
José Luis Isabel Sánchez