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Francisco Vivanco y Barbaza-Acuña

Biografía

Vivanco y Barbaza-Acuña, Francisco. Sopeñano (Burgos), 30.III.1787 – Toulouse (Francia), 20.IV.1845. Mariscal de campo y ayudante del pretendiente don Carlos, murió exiliado en Francia.

Se casó con María Concepción Pérez de Eulate, con la que tuvo una hija. Ingresó en el Ejército como sargento voluntario el 22 de mayo de 1808 en el regimiento de Infantería de Valencia. En enero de 1809 ascendió a teniente.

Durante la guerra participó en numerosas acciones, estuvo en los sitios de Tarragona y de Valencia siendo capturado cuatro veces de las que se logró evadir, en octubre de 1813 ascendió a capitán. El 1 de enero de 1820, estando destinado en el regimiento de Infantería de Cataluña expedicionario a América, impidió que su 2.º batallón se uniera a los rebeldes Riego y Quiroga y el 1 de febrero ocupó el Puente de Suazo en San Fernando formando el sitio contra los sublevados, el 24 de abril, una vez proclamada la Constitución, fue apartado del mando de su unidad por desafecto al nuevo sistema y confinado en Écija, en diciembre; en Castro del Río, promovió el primer pronunciamiento contra el régimen liberal, por lo que se le encarceló inicialmente y luego puesto en arresto domiciliario en diferentes puntos hasta que se le abrieron dos causas por anticonstitucional, a pesar de todo continuó conspirando contra el nuevo régimen hasta que, el 25 de junio de 1822, estando confinado en Cabra, se pronunció con la brigada de Carabineros y tras varios encuentros con fuerzas constitucionales acabó capitulando pero consiguió fugarse y tras entrar en Gibraltar con nombre falso pudo pasar a Marsella donde llegó el 30 de septiembre. El 21 de octubre entró en Cataluña presentándose el 4 de noviembre ante la Regencia de Urgel de la que recibió el empleo de 2.º comandante y tras un encuentro contra el general Mina en Puigcerdá, fue destinado al Ejército de Navarra, donde se presentó al general Carlos O’Donnell. Entró en España con el Ejército de Angulema de forma que no tuvo necesidad de pasar expediente de depuración, ya que el propio ministro Aymerich le avaló y certificó “su adhesión y servicios de mayor riesgo a favor de los derechos de soberanía Real absoluta”. El 5 de marzo de 1823 fue nombrado comandante militar de la provincia de Ávila pero no pudo tomar posesión hasta el 25 de octubre. El 9 de abril de 1824 fue destinado al batallón de Infantería ligera de La Rioja, el 20 de agosto fue nombrado jefe de ese batallón y designado para embarcar a Cuba a donde llegó el 16 de febrero de 1825. En marzo de 1828 pasó a la Península con licencia para atender su salud en Valladolid y a Madrid hasta que en noviembre de 1830 fue nombrado ayudante del subinspector de la 6.ª Brigada de Voluntarios Realistas de Castilla la Vieja en Palencia. En julio de 1831 se le concedió el retiro.

A la muerte de Fernando VII, se unió a las tropas del Pretendiente desde el primer momento, el 8 de octubre de 1833. En ellas ocupó el cargo de jefe de Estado Mayor de la División de Voluntarios Realistas de La Rioja, a partir de abril de 1834 del Ejército de Vizcaya y en agosto a la división de Castilla. En octubre pasó al cuartel general de Zumalacárregui, siendo nombrado mariscal de campo y jefe de Estado Mayor por lo que le acompañó en la mayor parte de sus campañas, participando entre otras en la batalla de Alegría, Mendaza, Arquitas, Echarri Aranaz, Olazagutia, Arroniz, Eulate y Arraiza. Cuando la muerte de Zumalacárregui, se distinguió como uno de los jefes más adictos a don Carlos y tras la desgraciada expedición a Madrid, actuó como fiscal en la causa instruida contra los generales Elío y Zaratiegui por los desmanes cometidos en Segovia y en otros puntos. En Estella, durante la campaña, escribió unas memorias que abarcan de 1808 a 1836 que permanecieron inéditas hasta que fueron publicadas por un pariente en 1928. Fue jefe de Estado Mayor del general Vicente González Moreno, con el que participó en la batalla de Arrigorriaga, en la expedición a Medina del Pomar y en la batalla de Guevara.

En noviembre de 1835 fue nombrado presidente de la comisión militar de Navarra. En abril de 1836, vocal de la junta consultiva del Ministerio de la Guerra hasta mayo de 1837 en que fue nombrado ayudante de campo del pretendiente Carlos a quien acompañó en la expedición real que le llevó a las puertas de Madrid. Opuesto al convenio de Vergara, se exilió en Francia donde fue internado en Mans, Alençon donde nació una hija y, finalmente, en Toulouse donde murió el 20 de abril de 1845. Estuvo en posesión de las siguientes condecoraciones: cruz de distinción de la batalla de Alcañiz, escudo de fidelidad al Rey (19 de noviembre de 1824), Cruz del 2.º Ejército, Cruz del Sitio de Tarragona, Cruz de 2.ª Clase de Fidelidad Militar, Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. B – 2258.

J. M. González De Echavarri y Vivanco, Centenario de la Campaña Carlista: Zumalacárregui. Estudios críticos a la luz de documentos inéditos. Vivanco (Memorias de su vida militar). Ultimo período de la Campaña, Valladolid, Imp. Casa Martín, 1935.

 

Ubaldo Martínez-Falero del Pozo

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