Cabrer Suñer, Carlos. Barcelona. 1721 – Zaragoza, 12.VIII.1805. Militar, teniente general, ingeniero director.
Padre de los también ingenieros militares Carlos Francisco Cabrer y Rodríguez y Joaquín María Cabrer y Rodríguez, en 1741 era teniente del Regimiento de Infantería de España, con el que participó en la guerra de Italia (Guerra del Segundo Pacto de Familia, de 1741 a 1748), tomando parte en la entrada en el ducado de Saboya, conquista del condado de Niza, paso de los Alpes y del río Tanaro (Piamonte, 27 de noviembre de 1745), acciones de Riverone, Monte Castelo, sitio de Valencia del Po (30 de octubre), expulsión del enemigo de Monteferrato y defensa del puente de Denza, donde fue herido y hecho prisionero.
Liberado y vuelto a España, estudiaba en la Academia de Matemáticas de Barcelona, siendo nombrado, el 31 de enero de 1750, ingeniero extraordinario, con destino como profesor a ese centro de enseñanza, de donde pasaba a la academia establecida en Madrid para los guardias de corps.
El 30 de marzo de 1755 era promovido a ingeniero ordinario, a capitán en 1756 y al grado de teniente coronel e ingeniero en segunda en 1760. En 1761 sustituía a su compañero, el ingeniero Juan Escofet y Palau, como profesor de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona, de donde pasaba igualmente y nuevamente como profesor, a la Academia del Cuartel de Guardias de Corps en Madrid. En 1762 fue promovido a ingeniero en segunda y destinado al Ejército de Andalucía, con el que participaba en la campaña de Portugal (del 5 de mayo al 24 de noviembre de 1762, en el marco de la Guerra de los Siete Años). Trabajaba posteriormente (1764-1765) en la recomposición (arreglo) del Camino Real de Francia, por el Col de Pertus, “con un ancho de cinco ruedas”. También por esas fechas levantaba un plano del río Ter en las inmediaciones de la plaza de Gerona, y en 1766 era destinado a Figueras “para encargarse del mando de la obra de la plaza de San Fernando”. El 7 de noviembre de 1774 se le destinaba a Orán como ingeniero en segunda, debiendo hacer entrega, al finalizar su estancia en dicha plaza, de los proyectos y obras al también ingeniero Félix de Arriete, que debía relevarle.
Ascendía a ingeniero en jefe y teniente coronel efectivo (los oficiales de Ingenieros, Artillería y Estado Mayor podían ascender en tres escalas: la de su Cuerpo, por antigüedad, y por méritos en las de grado del Ejército, y efectivo en el mismo) el 14 de febrero de 1776.
Con fecha de 22 de octubre de 1781 fue destinado a Buenos Aires, a causa del regreso del brigadier de ingenieros Ricardo Aylmer a España, al que debía sustituir. Su labor en el Río de la Plata fue muy intensa, levantando planos y perfiles del tambor de la puerta de Montevideo, al tiempo que proyectaba las fortificaciones de la ciudad. Con dicho proyecto se anticipaba en sus trazados a las teorías de Montalembert y Cormontaigne, mostrándose contrario al atrincheramiento continuo de la plaza. Por el contrario, se inclinaba por la construcción de pequeños baluartes aislados, guarnecidos con tropas de Infantería. En 1783 dibujaba los planos de la batería de la ensenada de Barragón en Buenos Aires, así como su trazado urbano, y en 1784 proyectaba la capilla y Real Audiencia de la citada ciudad. Proyectaba igualmente el hospital y cuartel a construirse en Montevideo, planos de la isla de Ratas y sus defensas, proyecto de un fuerte para el frente de tierras de Montevideo, plano del fuerte de Santa Teresa, plano de la Casa de la Audiencia y cárcel de Buenos Aires.
Al llegar al Río de la Plata, Cabrer se encontró con que el gobernador de Montevideo era el teniente coronel e ingeniero en segundo don Joaquín del Pino. Por otro lado, Cabrer era el ingeniero en jefe de la Comandancia de Ingenieros del Virreinato, con el grado de coronel. Ante esta anómala situación, el choque entre ambos era inevitable. Grandes y extensas fueron las disputas entre estos dos técnicos con motivo de los problemas constatados, especialmente en la ciudadela. En la querella técnica finalmente triunfó Cabrer con sus propuestas revolucionarias, pero fue un triunfo nominal pues el proyecto propuesto por este último, aún no se había ejecutado cuando la guerra entre España y Gran Bretaña finalizó. En 1784 se reanudaba la disputa técnica entre Del Pino y Cabrer.
En esta ocasión se debía a la oposición de Cabrer a la obra de un hornabeque, proponiendo, en cambio, la construcción de un fuerte de cuatro baluartes, de mayor amplitud que la ciudadela. Cabrer enviaba su proyecto al virrey en agosto de 1784, mientras que Del Pino se inclinaba por el hornabeque. En España, la Junta de Ingenieros opinaba que el hornabeque se ajustaba mejor a la defensa del frente de tierra de Montevideo y el proyecto de Cabrer fue desestimado. Ante este desaire, Cabrer consideró que no debía continuar en el Plata, solicitando su regreso a España por haber cumplido los cinco años de permanencia en América, establecidos por las ordenanzas. Se nombró para reemplazarlo al ingeniero en segunda don José García Martínez de Cáceres. Había ascendido a ingeniero director y coronel efectivo el 26 de diciembre de 1784.
En abril de 1787 desembarcaba Cabrer en La Coruña, quedando en Buenos Aires su hijo José María. Carlos Cabrer continuaba su carrera siendo destinado a la dirección de ingenieros de Extremadura y posteriormente a la de Navarra, ascendiendo a brigadier el 19 de septiembre de 1789.
A partir de 1793, Cabrer se integraba en el Ejército de los Pirineos Centrales como comandante general de Ingenieros, en el marco de la Guerra de la Convención o del Rosellón contra la Francia revolucionaria, participando en la entrada en Urdos, en la sorpresa de Broset y en la defensa del campo de Bau, ascendiendo a mariscal de campo el 25 de noviembre de ese mismo año.
Con fecha de 25 de mayo de 1795 era destinado al Ejército de Cataluña y finalmente era promovido a teniente general, aunque dado su débil estado de salud, se le permitió permanecer en Aragón. Había cumplido 61 años de servicios con 80 años de edad.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. personales.
H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad, 1983; C. Martínez Martínez, “Los problemas militares en la segunda mitad del siglo XVIII”, vol. XI-2, en VV. AA., Historia General de España y América, Madrid, Rialp, 1985; J. J. Arteaga, Uruguay. Defensas y Comunicaciones en el período hispano, Madrid, Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo - Ministerio de obras públicas y urbanismo, 1989; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; C. Virgili Belda, “La proyección hispanoamericana de la Academia de Matemáticas de Barcelona”, en La Academia de Matemáticas de Barcelona. El legado de los Ingenieros Militares, Barcelona, Ministerio de Defensa, 2004; M. Novoa Rodríguez, “De los caminos a las carreteras en Cataluña”, en La Academia de Matemáticas de Barcelona. El legado de los Ingenieros Militares, Barcelona, Ministerio de Defensa, 2004; M. Silva Suarez (comp.), El Siglo de las Luces. De la industria al ámbito agroforestal, Zaragoza, Institución Fernando el Católico-Real Academia de Ingeniería, 2005; A. Martín-Lanuza Martínez, Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), Madrid, Foro para el Estudio de la Historia Militar de España, 2012.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño