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Alonso González de Villamar y Quirós

Biografía

González de Villamar y Quirós, Alonso. Pedraza (Segovia), 1707 – Zaragoza, 23.III.1789. Militar, brigadier e ingeniero director.

Estudió Latín, Filosofía, Teología y tres años de Matemáticas en las Universidades de Salamanca y Sevilla. En 1734 ingresó en el Cuerpo de Ingenieros como ingeniero voluntario después de aprobar el examen de suficiencia, realizado por el ingeniero director Ignacio Sala. En ese año estaba destinado en Ceuta, bajo las órdenes de los ingenieros Miguel Taramas y Diego Cardoso, donde se encargaba del levantamiento de los planos de la plaza, Almina y el monte Hacho, así como del sondeo y construcción de un espigón, batería de San Antonio, “Lenguas de Sierpe”, etc. de la citada plaza.

Desde 1739 a 1742 estuvo en Valencia, encargado de los trabajos de nivelación del terreno para la construcción de la Real Acequia de Quart, que debía regar el llano de Quart, así como en Murcia, igualmente en obras para riego, y de 1742 a 1746 sirvió como teniente en el Regimiento de Infantería de Murcia.

En agosto de 1746 era promovido a ingeniero extraordinario y dos años después se encontraba en Cádiz, plaza en la que realizaba trabajos de fortificación. Al respecto, en la Junta de Fortificaciones celebrada en Cádiz el 22 febrero de 1748 aparece un documento firmado en Madrid el 20 de diciembre de 1747 por el marqués de la Ensenada, aprobando los arreglos tanteados en 150 reales de vellón por el ingeniero Alonso González de Villamar en el castillo de Santa Catalina del Puerto de Santa María (Cádiz). En una carta del ingeniero Ignacio de Sala al capitán general de la costa de Cádiz de fecha 26 de marzo de 1748, se dice lo siguiente: “En consequencia de la orden de Vuestra Excelencia devo decir que aunque e destinado al yngeniero don Alonso González de Villamar para hazer el reconocimiento de las torres de Poniente, y con especialidad la torre del Río del Oro, cuyo fundamento a socavado el mar […] es preciso que passe a aquel sitio un albañil y tres o quatro peones, con el citado yngeniero, para que se examine si su cimiento es de peña o cascajo, lo que penetra el daño que tiene en su fundamento, y si nezesitará de un recalzo, a fin de formar un estado individual de la obra que se deverá hazer para seguridad de la sobredicha torre y el coste que podrá tener”.

En abril de 1755 era capitán e ingeniero ordinario, empleado a las órdenes del ingeniero general marqués de Pozoblanco en la ejecución del proyecto de navegabilidad del río Guadalquivir de Córdoba a Sevilla. Más tarde, realizaba sondeos del Guadalquivir desde Córdoba, bajo la dirección del ingeniero Francisco Llobet, y la nivelación del río Cordones hasta su desembocadura en el Guadalquivir, con una relación de caudales, velocidades del agua y posibles construcciones de “inclusas y receptáculos” para conservar el canal de navegación que se proyectaba.

En enero de 1757 era destinado a Tarragona a cargo de la dirección de las obras de los departamentos de esa ciudad y de la de Tortosa, incluidos cuatro cuarteles en construcción (Reus, Valls, Villafranca del Penedés y Villanueva), de la Universidad de Cervera y de unos pabellones para oficiales en Igualada.

Posteriormente, sirvió en la campaña de Portugal como jefe de la brigada de Ingenieros del Ejército de Reserva, mandado por el teniente general Maximiliano de la Croix, en el marco de la “Guerra de los Siete Años” (5 de mayo y 24 de noviembre de 1762). En esa campaña se distinguió por poner en estado de defensa las plazas fuertes de Vigo, Bayona, Tuy, La Guardia, Goyan y Amorín. Así como reconocimientos de las plazas enemigas de Cinco Chagas, Valencia del Miño, Monzaon y Melgazo.

A partir de 1763 seguía como el ingeniero encargado del Departamento de Tarragona para realizar las obras de los cuarteles, citados anteriormente, así como las de la Universidad de Cervera.

En octubre de 1765 el marqués de Esquilache le destinaba como ingeniero en segunda y teniente coronel a la isla de Santo Domingo, donde permaneció hasta 1772 y donde realizó diversas obras, entre ellas, la construcción de la cárcel real y la del muelle de su puerto y el levantamiento del Mapa de una parte de la Isla Española o de Santo Domingo.

En abril de 1772 se le destinaba nuevamente al Principado y en 1774 era coronel e ingeniero en jefe, encargado de la dirección de las obras del castillo de San Fernando de Figueras.

En 1778 se encontraba en Gerona, donde construía varios baluartes de sus fortificaciones y realizaba un proyecto para la defensa de la ciudad contra las avenidas de las aguas del río Ter. Finalmente, después de pasar por Lérida y Tortosa (en esta última trabajaba en las fortificaciones de la plaza y de su costa), era destinado en 1781 a Zaragoza, para hacerse cargo de las fortificaciones del reino de Aragón, ya como brigadier y director de los Reales ejércitos en Aragón.

Entre 1781 y 1788, firmaba numerosas relaciones y presupuestos de obras de los edificios militares y puestos fortificados del reino de Aragón, destacando los correspondientes al castillo de la Aljafería. En este sentido, firmaba, el 4 de septiembre de 1784, una Relación del número de Cuarteles, Pavellones y demas edificios Militares que hay en el Reyno de Aragón. Entre los edificios de la plaza de Zaragoza, informaba del citado castillo de la Aljafería, del que enumeraba los distintos cuarteles y la cantidad de camas que en cada uno de ellos se podían instalar.

Bajo su dirección y con anterioridad, en el año 1782 se proponía renovar el tejado de los cuarteles de la Concepción, del Norte, San José y San Joaquín (los cuatro baluartes del recinto exterior de la Aljafería), componer varias porciones de parapetos, sardineles y aspilleras, así como retejar y tabicar los comunes. Entre las obras a realizar en 1783 están la reparación del pavimento de las cuadras subterráneas del cuartel de Mediodía, destrozado por los prisioneros ingleses, el empedrado de una porción del pavimento de la cuadra inferior del cuartel del Norte y la colocación de puertas, ventanas y cerrajas. También había que reparar el tejado de la sala de armas y del cuarto del armero que se han venido abajo. De nuevo, al año siguiente, González de Villamar se ocupaba de la Aljafería en una Relación de las Plazas y demás puestos fortificados de este Reyno en que se manifiesta su estado, y el de los edificios Militares que cada una de ellas contiene con el numero de tropas que puede aloxarse. La única novedad que aporta esta relación es que este castillo proporcionaba un cómodo alojamiento para dos regimientos, pero señalaba que en él no había nada a prueba de bomba.

Fallecía en Zaragoza el 23 de marzo de 1789.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de Simancas, exps. personales.

H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y Ediciones de la Universidad, 1983; H. Capel et al., De Palas a Minerva: la formación científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el siglo XVIII, Barcelona, SERVAL-CSIC, 1988; J. L. Peset, Ciencia, vida y espacio en Iberoamérica, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1989; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1994; C. Díaz Capmany, “Els enginyers de la fortalesa de Sant Ferran de Figueres”, en Annals de l'Institut d'Estudis Empordanesos, 38 (2005), págs. 279-304; H. Capel, “Los Ingenieros Militares y el Sistema de Fortificación en el siglo XVIII”, en Los Ingenieros Militares de la Monarquía Hispánica en los siglos XVII y XVIII, Madrid, Ministerio de Defensa - Asociación Española de Amigos de los Castillos, 2006, págs. 231-269; P. I. Sobradiel, La Aljafería, 1800-1900: las claves para su recuperación, Zaragoza, Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, 2009; A. I. Serra Masdeu, “Juan de Santa Cruz Bertrand, (Gerona, C. Tarragona, 1785)”, en Biblio 3W: Revista bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, 19, 1099 (2014); J. Villegas Martín y A. Mira Toscano, “Un gigante con los pies de barro: la torre del Río del Oro en el siglo XVIII”, en Erebea. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, 4 (2014), págs. 225-259.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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