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María Dávila

Biografía

Dávila, María. ?, m. s. xv – Las Gordillas (Ávila), 21.IX.1511. Virreina de Sicilia, religiosa y fundadora del convento de clarisas Santa María de Jesús.

Hija de Gil Dávila, por quien entronca con los señores de Navamorcuende y de Las Navas y, a través de éstos, con el linaje de Esteban Domingo; y de Inés de Zabarcos. Nada se conoce de su lugar y fecha de nacimiento.

Era hija única del citado matrimonio, propietario de una gran fortuna que, sobre todo su madre, Inés de Zabarcos, fue acumulando en la segunda mitad del siglo xv. Su padre había fallecido antes de mayo de 1459 (Luis y Sobrino, 1997-1998: doc. 40). Las numerosas propiedades agrarias pasaron a la única heredera.

María Dávila, dama de confianza de la reina Isabel, a instancias de la propia soberana casó con el tesorero real Hernando Núñez Arnalte. Quedó viuda a finales de 1479 y se encargó de ejecutar diligentemente las mandas testamentarias (entre ellas, la fundación del monasterio de Santo Tomás, junto con fray Tomás de Torquemada), y de aclarar unas complejas cuentas que dejaba pendientes el tesorero. El 8 de abril del año siguiente, los Reyes daban a María Dávila carta de finiquito “de todas las cuentas que había de dar su marido” (Luis y Sobrino, 1997-1998: doc. 189).

También en el círculo de la Corte contrajo nuevo matrimonio antes de abril de 1483 (Luis y Sobrino, 1997-1998: doc. 206), con Fernando de Acuña, hombre de armas de los Reyes Católicos. Queda documentada la estancia del nuevo matrimonio en la Corte real y en la ciudad de Ávila hasta que Acuña fue nombrado virrey de Sicilia, adonde trasladaron su residencia por mayo de 1488.

Al morir el virrey (2 de diciembre de 1494), María Dávila, que no tuvo descendencia, retornó a Ávila con una firme decisión: fundar un monasterio de clarisas y profesar en él como monja. Para ello rogó insistentemente al papa Alejandro VI que le permitiera entrar en el monasterio de Calabazanos (Palencia); un breve papal (7 de septiembre de 1495) le permitió profesar allí, aunque con ello se rebasara el número máximo de monjas que las rígidas constituciones de aquel observante monasterio establecían (Luis y Sobrino, 1997-1998: doc. 381).

Desde Calabazanos, María Dávila se dirigió de nuevo al Papa. Y éste, el 13 de marzo de 1500, expidió la solemne bula Sacrosanctae militantis Ecclesiae, en la que se vierten inusuales elogios a las virtudes de la dama. Y se le autorizaba la fundación de un nuevo monasterio en la diócesis de Ávila, o en las vecinas de Segovia y Salamanca; de tal monasterio, que llevaría la advocación de Santa María de Jesús, sería abadesa vitalicia. Y para consolidar la fundación, podía tomar cuatro monjas selectas del monasterio que ella quisiere (Luis y Sobrino, 1997-1998: doc. 405).

Llevó a cabo este propósito María Dávila después de cinco años de experiencia en Calabazanos. El nuevo monasterio lo edificó y fundó en sus casas de Las Gordillas, lugar sito a unos veinte km de la ciudad de Ávila. En abril de 1503 salía del monasterio palentino, con cuatro monjas del mismo cenobio y con doce “beatas”, sus antiguas servidoras. El 23 de dicho mes se inauguraba la vida monacal. Allí permaneció como abadesa hasta su muerte, ocurrida el 21 de septiembre de 1511.

Ya en Calabazanos había otorgado su generoso y prolijo testamento el 16 de junio de 1502 (Castro, 1976: 56-93). En él dejaba por universal heredero al “monasterio de Santa María de Jesús que yo mando hacer por este mi testamento en mi casa y fortaleza de Las Gordillas”. Sus numerosas cláusulas dejaban también cuantiosas limosnas al monasterio de Calabazanos y al de Santo Tomás. También dejaba fundada, en sus casas de Ávila ciudad, la “capilla de la Caridad de Santa María de Jesús”, en la entonces llamada calle Andrín; la iglesia se conserva hoy como “capilla de Las Nieves”, en la llamada ahora calle de los Reyes Católicos. En el testamento califica esta fundación de carácter social y benéfico como “un pequeñito principio de caridad [...] para que Dios sea servido y los pobres ayudados”. Allí se repartirían anualmente doscientas fanegas de trigo a los pobres, y se colocaría un arca donde los pobres vergonzantes podrían depositar de forma anónima su lista de necesidades, y otra arca “donde los puedan echar los devotos que quisieren sus limosnas”.

Su sepulcro ha sido siempre amorosamente conservado por las monjas: primero en Las Gordillas, hasta 1552; posteriormente en las casas anejas a Las Nieves, hasta 1557. De allí se trasladaron al nuevo edificio del barrio de San Roque, donde estuvieron hasta 1971, cuando se trasladaron al actual monasterio, situado al este del de Santo Tomás.

 

Bibl.: M. de Castro, ofm , Fundación de Las Gordillas, Ávila, Caja Central de Ahorros y Préstamos, 1976; C. Sánchez Fuertes y M. F. Prada Camín, Reseña histórica de los monasterios de clarisas de España y Portugal, Ávila, Hermanas Clarisas de España, 1996, págs. 293-298; C. Luis López y T. Sobrino Chomón, Un linaje abulense en el siglo xv: Doña María Dávila, Ávila, Institución Gran Duque de Alba, 1997- 1998 (col. Fuentes Históricas Abulenses), 4 vols. con 407 documentos; B. Campderá Gutiérrez, Santo Tomás de Ávila, Ávila, Institución Gran Duque de Alba, 2006, págs. 20-30.

 

Tomás Sobrino Chomón