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Antonio Guerra

Biografía

Guerra, Antonio. Francisco Ignacio Ortega, Padre Francisco Cutillas, Melchor Betegón, Doctor don Domingo Antonio González de la Portilla. Mamblas (Ávila), 24.II.1711 – Valladolid, 13.VI.1767. Jesuita (SI) expulso y teólogo.

Fue hermano del influyente jesuita José Guerra (1720-1775), predicador de los reyes Fernando VI y Carlos III. “Escribieron su vida [de Antonio], que no se publicado, dos discípulos suyos” (Hervás).

Ingresó en la Compañía de Jesús el 14 de mayo de 1726 en la provincia de Castilla. Estudió las ciencias correspondientes a la profesión solemne que hizo en 1774. Enseñó Filosofía en Santiago y Teología en Salamanca, y después de doctorarse en Teología en la Universidad de Valladolid “regentó por muchos años la primera cátedra de Teología con singular aplauso” (Hervás).

Según el libro de Grados Mayores del Archivo histórico de la Universidad de Valladolid (Libro de matrícula desde el año de 1745 y finaliza en 1782), el jesuita y bachiller Antonio Guerra recibió puntos el viernes 28 de octubre de 1746 para el grado de licenciado en Teología por la Universidad de Valladolid. El domingo 30 de octubre de 1746, se reunió el claustro “para efecto de examinar al padre bachiller Antonio guerra, de la compañía de Jesús, habiendo sido examinado en examen riguroso, y votado en el escrutinio secreto […] fue aprobado nemine discrepante, y acordaron se le el grado de licenciado en teología libremente, como con efecto se le dio dicho señor vicecanciller”. En el mismo claustro se le concedió licencia para recibir el grado de doctor en dicha facultad cuando quisiere.

Seis días después, el domingo 6 de noviembre de 1746, se volvió a juntar el claustro “para el efecto de dar el grado de doctor en teología al padre licenciado Antonio Guerra, de la Compañía de Jesús en el colegio de San Ambrosio de esta dicha ciudad, y habiendo hecho el paseo y ceremonias por el patio de esta Universidad con la pompa y aparato que en semejantes casos se acostumbra, según estatutos”.

Al tiempo de la expulsión de los jesuitas españoles era rector del importante colegio de San Ambrosio de Valladolid, donde quedó enfermo y murió en el convento de San Francisco de dicha ciudad.

Luengo cuenta detalladamente cómo fue arrestado, postrado en su misma cama y enterrado de manera poco honrosa.

Sus compañeros destacan su relevancia intelectual y social, como consejero de la Chancillería, Inquisición, Consejo de Castilla y de muchos obispos, que Hervás resume: “El P. Guerra fue varón insigne en doctrina, piedad y celo. Su instrucción era no menos en los Derechos Canónico y Civil que en la Teología, en que era eminente; y de su gran conocimiento en estas ciencias dio pruebas frecuentes en las consultas que tuvo de la Real Chancillería de Valladolid, de la Inquisición (de que era calificador), de la universidad (de que era vicecanciller) y de los monseñores Delgado [Martín Delgado Cenarro y Lapiedra, obispo de Valladolid entre 1743 y 1753] y Cossío [Isidro Cossío y Bustamante, obispo entre 1754 y 1774], sucesivamente obispos de Valladolid, de quienes fue teólogo. Por su gran fama y mérito tuvo también el honor de ser consultado del Real Supremo Consejo de Castilla, de la Universidad de Alcalá y de casi todos los obispos de las dos Castillas. A su ciencia correspondieron su religiosidad, su amabilidad pacífica (que le era característica) y su celo para ayudar espiritual y temporalmente a los prójimos, a quienes asistía frecuentemente como digno operario apostólico con toda clase de obras de misericordia y caridad”.

Los hermanos Guerra son alabados por el padre Isla como famosos oradores: “Era voz común que se podía equivocar con las más preciosas oraciones que produjeron y están todavía produciendo, en nuestro siglo y en nuestro hemisferio español, los Gallos, los Radas, los Aravacas, los Rubios, los Ordeñanas y los Guerras”. José Jurado cree que Isla se refiere a Josef, contradiciendo a Sebold, quien piensa que se refiere a su hermano Antonio. Jurado se apoya en que el estilo de Antonio, cargado de “abundantes ribetes retóricos”, no era del agrado de Isla (a pesar de que el 14 de abril de 1750 el leonés padre Isla firma la aprobación del discurso de Antonio Guerra, La mujer prudente...); por el contrario la elocuencia de Josef es “limpia de barroquismo exagerado, aunque no totalmente, y llena de decoro religioso, que ya es mucho para el tiempo [...]. Nos consta que Isla siguió muy de cerca la predicación del P. José Guerra”. Jurado cita dos oraciones de Antonio y tres de Josef.

Fue amigo del padre Luengo, quien dice de él: “Es casi incomprensible como un sólo hombre solo [el P. Guerra] podía con tantas cosas a un tiempo, con tantas ocupaciones y negocios; y aún lo es más todavía cómo con un género de vida, por decirlo así, bulliciosa e inquieta y en un continuo trato con todo género de gentes, pudo leer tanto, saber tanto y escribir tanto [...], y después de lo que acabamos de decir, sin ponderación alguna, es más incomprensible que todo, que con tantos negocios y ocupaciones y empleos, bastante para oprimir a seis u ocho hombres hábiles y laboriosos, parecía que siempre estaba el P.

Guerra desembarazado y desocupado, y siempre con la puerta de su aposento franca para todos; pronto para oír a todos, para servir a todos y aún para divertirse graciosa y honestamente en festivas y amenas conversaciones con sus discípulos y otras gentes, como por muchos lo experimentamos nosotros mismos”.

La obra de Guerra es poco conocida, porque no se preocupó de su impresión y usó diversos seudónimos para publicar muchos de sus escritos, como los de Francisco Ignacio Ortega, Padre Francisco Cutillas, Melchor Betegón o el de Doctor don Domingo Antonio González de la Portilla, bajo el cual tradujo El pecador sin escusa. Lo que más han llegado a nosotros son oraciones fúnebres, como la dedicada a la “buena memoria de su digníssima Abadesa D.ª Celedonia María Díez Palomino” o la del Venerable Antonio Alonso Bermejo, fundador del hospital en la Nava del Rey (calificado por Luengo como “muy hermoso”), y otras elogios fúnebres, impresos en Valladolid. Dada su relevancia social y oratoria debieron de publicarse muchos discursos suyos: “Escribió meditaciones y lecciones sobre el Santísimo Sacramento, las cuales se cree que se hayan impreso anónimamente, como también otras obras, y un panegírico pronunciado en las fiestas por la beatificación del beato Simón de Rojas” (Hervás).

Casi todos sus manuscritos están relacionados con su actividad académica y versan sobre asuntos teológicos, muchos de los cuales se conservan en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca (mss. 948, 949, 950, 951 y 952). Según Hervás, dejó dispuesto para la prensa un tomo De locis theologicis y “Diez y ocho tratados teológicos, que comprenden casi toda la teología”. Lógicamente la colección de sus respuestas a consultas teológicas, morales, canónicas, a la Inquisición, etc., “hacían muchos tomos” (Hervás).

 

Obras de ~: Compendio y resolución de las dudas que pueden ofrecerse en el Breve, concedido por la Santidad de Inocencio Décimo, en que da facultad a los militares que sirven a la Magestad Cathólica del Rey de España para comer carnes en Cuaresma y otros días, fuera de los exceptuados en la Bula, Madrid, 1734; Gerarchía eclesiástica militar en España. Controversias jurídico-morales, en que se declara el origen y antigüedad de la jurisdicción eclesiástica que, por inmemorial costumbre y bulas apostólicas, gozan los Vicarios generales de los Exércitos y Armadas nombrados por las Cathólicas y Reales Magestades de los Reyes nuestros Señores, Valladolid, 1740; Devoción preciosa a la gloriosa Santa Ana, Madre de la Virgen María, Valladolid, 1742; Nueva Recopilación de Leyes Divinas para gobierno de los mortales principiantes, Madrid, 1747; Fragua de Amor Divino y Oratorio de suavíssimos Afectos: oraciones y exercicios devotos para cada día [...], traducidos de lengua portuguesa por Don Melchor Betegón, Valladolid, 1748; La mujer prudente. Oración fúnebre que dixo el Rmo. P. Dr. Antonio Guerra, de la Compañía de Jesús, cathedrático de Prima de Theología de ella, en las Magníficas Honras, que a la buena memoria de su digníssima Abadesa D.ª Celedonia María Díez Palomino, celebró el exemplarísimo convento de San Quirze de el Orden de San Bernardo de Valladolid el día 8 de Abril de el presente año de 1750. La da a la luz don Joseph Arribas, rector y administrador del Real Hospital de Mater Dei, de la villa de Tordesillas; y lo dedica al Illmo. y Rmo. señor D. Francisco Rávago, confesor del Rey Nuestro Señor, y de su Consejo, Valladolid, 1750; El pecador sin escusa, o los falsos pretextos con que suspende su conversión [...] Por Santiago Giroust, de la Compañía de Jesús, trad. de ~, Madrid, Imprenta de Gabriel Ramírez, 1751; Flor de la Doctrina Christiana, con documentos de buena crianza y ortographía en romance, para leer en él y aprehender el christiano su breve declaración, Burgos, 1753; Oración fúnebre que en las solemnes exequias celebradas a la buena memoria del Siervo de Dios Hno. Antonio Alonso Bermejo por los dos Ilustres Cabildos Eclesiástico y Secular de la Villa de la Nava del Rey, Valladolid, Alonso del Riego, 1760; Carta del P. ~, rector del Colegio de San Ambrosio a los superiores de la Provincia de Castilla sobre la muerte y virtudes del P. Román Oxeda, Valladolid, 1767.

 

Bibl.: Diario de la expulsión de los jesuitas de los Dominios del Rey de España, al principio de sola la Provincia de Castilla la Vieja, después más en general de toda la Compañía, aunque siempre con mayor particularidad de la dicha provincia de Castilla, t. I, 1767, págs. 636-645; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jesus, vol. III, Bruxelles - Paris, O. Schepens - A. Picard, 1890, cols. 1911-1912; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, t. IV, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas - Instituto Miguel de Cervantes, 1986, págs. IV y 354-355; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Madrid, Libris Asociación de Libreros de Viejo, 2007, págs. 252-254; M. Luengo, Biografías sacadas del “Diario” del P. Luengo, t. 2.º. Varones insignes de la Provincia de Castilla, s. f., págs. 3-13 (ms. en monasterio de Loyola, Escritos 42/05).

 

Antonio Astorgano Abajo