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Remigio Hernández

Biografía

Hernández, Remigio. Piedrahíta (Ávila), 1698 – Tondo (Filipinas), 18.II.1777. Religioso y misionero en Filipinas.

Era natural de la villa avulense de Piedrahíta. Fue hijo de Juan Hernández e Isabel de Albarrán. Con tan sólo veinte años profesó en el convento agustino de Salamanca en noviembre de 1718. Sus superiores vieron en él una persona de ingenio excelente, de clara explicación y aplicación grande a los estudios.

De aquí que le nombraran teólogo de Valladolid, el primero de este convento, y más tarde lo enviaran aenseñar a la Universidad de Salamanca, consiguiendo en todas partes gran prestigio y estima. Se enroló en una de las barcadas de misioneros hacia Filipinas, donde llegó el 6 de agosto de 1724 ingresando en la provincia agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas. Un año más tarde fue nombrado lector de Filosofía del convento de Manila. Sus superiores le destinaron a la Pampanga para aprender el idioma de los naturales e iniciarse de doctrinero, comenzando a regir parroquias en 1728, en que se hizo cargo de la de Manilín con el título de vicario-prior. Desde esa fecha administró varios pueblos de la Pampanga y de tagalos. En la provincia de Filipinas tuvo distintos cargos, prior de Candaba, secretario provincial de 1733 a 1734, definidor provincial, prior de Manila de 1737 a 1740, prior provincial de 1740 a 1744, prior de Guadalupe, prior de Tambobong, prior de Parañaque, de Bulacán, rector provincial de 1763 a 1765 y por último, prior de Tambobong de 1765 a 1776.

La primera vez que gobernó la provincia, se distinguió por su celo, ganándose las voluntades y el afecto de sus subordinados, consiguió ver puesto en marcha el colegio-seminario de Valladolid, ideal de toda su vida, y aprobó la cesión a los dominicos de las misiones de Ituy y Paniqui, que merecieron un cariñoso breve de Benedicto XIV y una cédula de felicitación de Felipe V. En 1753 se le llegó a proponer en la terna (Manuel de La Concepción y Matos, Remigio Hernández y Agustín de San Antonio) para elegir obispo de Nueva Cáceres (Filipinas). Fue elegido Manuel de La Concepción.

Cuando en 1763 se hizo cargo de la dirección de la provincia, las circunstancias eran completamente distintas y dolorosas. El 5 de octubre de 1762 los ingleses se apoderaron de la plaza de Manila, trastocando todos los elementos del país. En las revueltas perecieron bastantes religiosos, el convento de Manila fue saqueado (llegaron a venderle en pública subasta), robaron el archivo, quemaron la biblioteca y se llevaron todas las alhajas y vasos sagrados. El magistrado Simón de Anda y Salazar contó desde el primer momento con la cooperación incondicional de las órdenes religiosas que administraban las provincias de Bulacán y la Pampanga. Creó una junta de españoles, en la que estaba Remigio Hernández, para organizar los medios de defender las islas y expulsar a los ingleses. El provincial de los agustinos recorrió las dos provincias, organizando la resistencia con cuantos medios estaban a su alcance: enardecía a los religiosos, reclutaba a la gente y arbitraba los recursos. Dedicó en exclusiva a dos agustinos expertos en fundición y elaboración de pólvora para que se dedicaran a fundir las campanas para hacer morteros y preparar la pólvora para toda la campaña. Los ingleses, conociendo que sus mayores enemigos eran los agustinos, prometieron 4.000 pesos a quien le entregara vivo o muerto a Remigio Hernández y, no pudiendo conseguirlo, se vengaron en otros religiosos. Anda y Salazar consideró a Hernández como un héroe legendario. Después de lograr la expulsión de los ingleses, Remigio Hernández trabajó para restaurar la provincia devastada por la guerra, consiguió la devolución del convento e iglesia de Manila y arbitró recursos para su reparación.

Años después de estos sucesos, sobrevinieron cuestiones trascendentales con el enfrentamiento entre las órdenes religiosas y la administración central por cuestiones de visita y administración de las parroquias.

Hernández para evitar problemas se sometió a la situación. Contaba ya con ochenta años y no quería más problemas. Lleno de méritos y de buenas obras, murió, siendo párroco de Tambobong, en el convento de Tondo el 18 de febrero de 1777. Sus restos descansan en la iglesia de San Agustín de Manila.

 

Obras de ~: Sermones panegíricos, 4 vols. (inéd.); Disertación canónica (inéd.); Contestación del P. Remigio al decreto del Sr. Anda (inéd.).

 

Bibl.: G. de Santiago Vela, Ensayo De una biblioteca iberoamericana de la Orden de San Agustín, vol. III. Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Coraón de Jesús, 1917; M. Merino, Misioneros Agustinos en el Extremo Oriente, 1585-1780 (obra inédita que con el título Osario Venerable, compuso el Agustino P. Agustín María de Castro, año de 1780), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1954; I. Rodríguez Rodríguez, Historia de la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, vol. III, Manila, Catholic Trade School, 1967.

 

Carlos Villoria Prieto

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