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Pierres de Peralta

Biografía

Peralta, Pierres de. Conde de San Esteban de Lerín (I), señor de Peralta. ?, p. s. XV – 1492. Condestable de Navarra, cabecilla del bando agramontés desde el inicio de la guerra civil de Navarra.

Hijo de Pierres de Peralta, el Viejo, y de Juana de Ezpeleta, que casaron en 1407, el potente ascenso social y prestigio político del padre, hijo a su vez de un antiguo secretario real, atrajo a la familia una considerable masa de bienes, rentas y responsabilidades militares y políticas al servicio, primero, del rey Carlos III el Noble (1387-1425), que depositó en el padre una confianza absoluta, y luego de Juan II (1425-1479), casado con la reina Blanca.

Pierres sucedió a su padre en 1442 casi sin solución de continuidad, en todos sus bienes y honores: las villas de Peralta y Funes, la heredades familiares en Undiano y diversos derechos en Andosilla, Marcilla y Villanueva, además de en el cargo de maestrehostal mayor del Rey (por lo menos en 1445). En 1444 había comandado gentes de armas del rey Juan II de Navarra en la plaza castellana de Roa, en el marco de las luchas que éste mantenía en aquel reino a causa de patrimonios de la rama aragonesa de la familia Trastámara.

Su proximidad al rey Juan II lo convirtió en personaje capital a su servicio desde el período de lugartenencia del príncipe Carlos de Viana, iniciado a la muerte de la reina propietaria, Blanca (1441); en esa etapa pudo quizá tener algunos roces con el príncipe, pues en 1450 el Monarca le restituyó ciertos bienes —en Andosilla, Marcilla y Villafranca— indicando que le habían sido retenidos injustamente.

Iniciada la guerra entre el Rey y su hijo, en 1450, Pierres actuó enseguida, no sólo como capitán de Juan II, sino también como su lugarteniente en el reino, con autoridad para designar cargos, poner en marcha recaudaciones y otras funciones delegadas.

Al frente de las tropas se constata su presencia en diversos puntos clave de la contienda, por todo lo ancho y largo de la geografía navarra y en la cercana plaza riojana de Briones, señorío de Juan II; su intensa actividad le hizo objeto de nuevos beneficios y compensaciones regias, en particular sobre las ayudas extraordinarias concedidas en Cortes —cuarteles y alcabalas—, que para esta época representaban la fuente de ingresos más segura. En 1460, detenido el príncipe heredero en Barcelona, Pierres de Peralta fue el embajador escogido por Juan II para explicar al rey Carlos VII de Francia y a otras Cortes europeas la compleja situación que se vivía en Navarra y en la Corona de Aragón; a su vuelta volvió a figurar al frente de las gentes de armas en la frontera de Viana, resistiendo el alzamiento del bando beaumontés y el ataque castellano.

Desaparecido el príncipe de Viana en 1461, fue encargado por el Rey para trasladar a la infanta Blanca, segunda en el orden sucesorio, al Bearne, donde finalmente murió (1464). La guerra civil continuó, atizada por viejas rencillas nobiliarias cuyo tejido cabe retrotraer al menos dos generaciones. Enemigo irreconciliable del jefe del bando beaumontés (Luis de Beaumont, conde de Lerín), Pierres de Peralta siguió al frente de los agramonteses junto al mariscal del Reino, Pedro de Navarra, cuyo papel resultó más reducido.

La aparente rebeldía de Pierres de Peralta en 1463, impidiendo la entrega de la merindad de Estella al Rey de Castilla según había sido pactado en la Sentencia Arbitral de Bayona (23 de abril), evitó la pérdida de un importante sector del reino, que Juan II no pudo atajar de otra manera; el Monarca lo premió luego, otorgando inmunidad judicial para la casa que Pierres poseía en la ciudad de Estella, además de otros beneficios económicos.

La guerra civil navarra finalizó oficialmente en septiembre de 1464, con la retirada beaumontesa de las plazas catalanas y el retorno a la fidelidad real, sancionada por un acuerdo firmado entre esa fecha y el mes de noviembre siguiente. Pierres de Peralta se enfrentó progresivamente, sin embargo, a la nueva lugarteniente del Rey —designada en 1457, todavía en vida del príncipe, que a raíz del nombramiento había quedado desheredado—, la tercera hija, Leonor, casada con el conde de Foix. La princesa, colocada en una situación de complejo equilibrio entre las facciones supuestamente reconciliadas, no contó nunca con la adhesión del más preciado de los servidores de su padre y buscó, en cambio, la del pertinaz adversario, el conde de Lerín. La hostilidad de Pierres no representaba, por tanto, una rebeldía contra el Monarca, quien, a pesar de haber designado a Leonor, siguió apoyándose en la lealtad de su devoto servidor. Las quejas elevadas por la princesa ante el Rey serían continuas, y permanentes las discrepancias entre ambos, que alcanzaron a los miembros del Consejo Real. De este modo, el 23 de noviembre de 1468 moría asesinado el obispo de Pamplona, Nicolás de Echávarri, a manos de los servidores de Pierres de Peralta, de cuyo grave crimen, que provocó incluso la repulsa del clan familiar, fue protegido por el rey Juan II hasta obtener la absolución pontificia en 1472, mediando únicamente graves penas de carácter eclesiástico. Conviene tener en cuenta que en 1468 Pierres de Peralta era, por otro lado, el principal embajador y artífice de las negociaciones secretas entabladas por Juan II para concluir el enlace de su hijo Fernando, heredero en la Corona de Aragón, con la princesa Isabel de Castilla, que desde la muerte de su hermano Alfonso (5 de julio de 1468) y, luego, desde el pacto de los Toros de Guisando (19 de septiembre) se había convertido en firme candidata a la sucesión castellana, apoyada por la liga nobiliaria enfrentada a Enrique IV. El matrimonio aragonés neutralizaría una alternativa portuguesa para Isabel, afianzaría la liga nobiliaria castellana y la posición de Juan II en sus viejas contiendas en aquel reino, culminando una larga trayectoria política; el 7 de enero de 1469 se redactaron las primeras capitulaciones matrimoniales, a las que siguieron las definitivas el 5 de marzo. Prueba todavía de su insistente apoyo a todos los planes del Monarca, Pierres de Peralta aún acudiría al mando de tropas navarras al asedio de Perpiñán (1471), en plena campaña del Rosellón, contra el Rey de Francia.

El cambio dinástico que se produciría en 1479, con la muerte de Juan II y enseguida la de la ya reina Leonor, elevó al Trono a un menor, Francisco Febo, nieto de la segunda, y pocos años después (1483) a su hermana Catalina, cuyo matrimonio ofrecería un nuevo motivo de discordia, más de lo que lo había llegado a ser el del hermano. Pierres de Peralta, que ese año había prestado homenaje a Fernando el Católico por el Castillo de Tudela, se sumó ahora, arrastrando a un sector de los agramonteses y provocando la quiebra de la facción, a la propuesta de los Reyes Católicos y de los beaumonteses, de casar a la reina de Navarra con el heredero de Castilla y Aragón. La presión de Luis XI sobre su hermana, la regente de Navarra y madre de Catalina, Magdalena, decidió un matrimonio francés y con ello una renovada crispación en el Reino, donde los beaumonteses, más el linaje de los Peralta y sus adheridos, impidieron durante diez años la coronación de los nuevos Reyes, hasta 1494. Pierres de Peralta casó primero con Inés de Brabante (1440) y luego con Isabel de Foix; además de un hijo de su mismo nombre que murió prematuramente en una escaramuza entre agramonteses y beaumonteses, tuvo otras dos hijas, Juana, la posterior heredera y origen de la casa de los marqueses de Falces, y Ana, además de otros tres vástagos ilegítimos: Francisco, Pedro y Margarita. Uno de sus hermanos ilegítimos, Martín, igualmente destacado agramontés, fue obispo de Pamplona entre 1426 y 1457, y una de sus hermanas, Juana, había entroncado con el linaje de los Navarra, los otros cabecillas de la facción agramontesa.

 

Bibl.: J. Yanguas y Miranda, Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra, Pamplona, Javier Goyeneche y Francisco Erasun, 1840-1843 (3.ª ed. corr. y aum., con est. prelim. de J. de la Torre y M. García Zúñiga, Pamplona, Instituto Príncipe de Viana, 2000, 3 vols.); M. Iribarren, Mosén Pierres de Peralta, Pamplona, Gobierno de Navarra-Institución Príncipe de Viana, 1984 (col. Navarra, Temas de Cultura Popular, vol. 94); E. Ramírez Vaquero, Juan II, Leonor y Gastón IV de Foix. Francisco Febo, biografías de Reyes de Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra-Institución Príncipe de Viana, 1990; Solidaridades nobiliarias y conflictos políticos en Navarra, 1387-1464, Pamplona, Gobierno de Navarra-Institución Príncipe de Viana, 1990; Á. Martín Duque (dir.), Gran Enciclopedia de Navarra, Sección Historia Medieval, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1990.

 

Eloisa Ramírez Vaquero

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