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Gastón IV de Foix

Biografía

Gastón IV de Foix. Príncipe de Viana. ?, 1422 – Roncesvalles (Navarra), 10.VII.1472. Rey de Navarra.

Hijo de Juan I de Foix, que impuso su hegemonía en todo el Midi a la vez que mantuvo relaciones con el reino de Navarra. Gastón IV fue el primero de la casa que mantuvo relaciones con el reino de Navarra.

Casado con la princesa Leonor (1436), cuya dote fue de 50.000 florines de Aragón sobre las villas de Miranda, Larraga y Falces. Residían en Bearn hasta 1442.

Los condes de Foix tenían importantes señoríos al otro lado de los Pirineos: el condado de Foix, Bigorra y Bearne, un importante conjunto territorial, bajo el vasallaje de Francia, de importancia estratégica y muy ricos. Sobre estos territorios pesaba la autoridad del rey de Francia, pero Gastón mantenía muy bien su independencia, a través de una intensa actividad militar en el Midi y en el norte de la Península. Todos estos factores le hacían abrigar esperanzas de convertirse en rey de Navarra y poder llegar a formar un vasto estado a caballo de los Pirineos, ideas que al rey de Francia, Luis XI, no debían interesarle.

El heredero de Gastón IV casó con la hermana del rey de Francia Luis XI. Desde 1455, desheredado el príncipe de Viana y caída en desgracia Blanca, Leonor y Gastón fueron proclamados lugartenientes del reino. Desde el nombramiento de Gastón como lugarteniente de Navarra se acentuó la influencia francesa sobre el reino, sin embargo el conde tenía sus propias ideas y no se dejaba manejar fácilmente. La lugartenencia la ejercía junto con su esposa, Leonor, y desde 1455-1456 gobernaban prácticamente solos, lo que suponía un gobierno donde los intereses de la casa de Foix estaban muy presentes. Con la muerte de la princesa Blanca, la primogenitura y la legítima herencia recaían en la princesa Leonor y, por tanto, en su marido, sin embargo, debido a la tensa situación que se vivía (la guerra de Cataluña y la incorporación de los beaumonteses era la política del Rey), el gobierno de los lugartenientes se hallaba en un difícil equilibrio. Ambos Gastón y Leonor que habían recibido el cargo del Rey dependían de su Soberano, pero la situación era muy complicada. El gobierno fue casi imposible debido a que ejercieron su influencia representantes de la casa de Peralta partidarios y obedientes a Juan II de Aragón más que a los lugartenientes y los beuamonteses que estaban más cerca del conde de Lerín que de los gobernantes. A todo esto había que sumar las relaciones que se mantenían con el rey de Francia Luis XI. Gastón trataba de mantener un equilibrio entre la política navarra y el rey de Francia Luis XI. Este panorama hace difícil la situación de los lugartenientes entre la influencia de Juan II de Aragón (padre de Leonor) y Luis XI, rey de Francia (señor de Gastón por los territorios que éste tenía en Francia).

A esta situación hay que añadir dos aspectos. Uno de carácter general, la inestabilidad social del reino de Navarra, y otro de carácter personal, las ambiciones políticas de Gastón de Foix, que provocaban abundantes enfrentamientos entre el Rey y la pareja. Todo esto hace de Gastón un personaje muy difícil de gobernar, como se demostraría en algunas decisiones que tomó siendo lugarteniente.

A raíz de la crisis castellana (farsa de Ávila, el 5 de junio de 1465, a lo que se llegó cuando Carrillo lanzó la idea de destituir a Enrique IV y sustituirle por Alfonso XII, en la fecha señalada los nobles elevaron un tablado en las murallas de Ávila, y pusieron un muñeco vestido con los atributos reales y después de leer los crímenes cometidos por él, lo arrojaron por tierra y nombraron a su hermano Alfonso), Gastón de Foix ocupó por sorpresa la ciudad de Calahorra y ofreció ayuda a ambos bandos, posiblemente con la intención de aliarse con el vencedor y enfrentarse a su suegro, lo que constituía una actuación de una gran audacia.

Por otra parte, en los momentos más difíciles del reino de Navarra, Gastón y Leonor buscaban la ayuda del reino de Francia, ayuda que se puso de manifiesto en las cantidades que recibieron y con lo que se pudo pagar la adhesión de Luis de Beaumont y la intercesión ante el Papa para la provisión de beneficios.

En la crisis de 1468 se perciben graves fricciones entre los Peralta y beaumonteses y los lugartenientes y Juan II. En estas fechas Leonor y Gastón presentaron al Rey en las Cortes un amplio documento de quejas sobre los oficiales regios, de los impedimentos que tenían para ejercer su gobierno, y de la escasez de dinero para mantener su casa. En definitiva, se demandaban explicaciones acerca del ejercicio de la lugartenencia, pretendían que sus funciones fueran similares a las que ejercía el rey de Sicilia, Fernando, o las que había tenido su hermano. La respuesta del Rey no agradó a los lugartenientes que reunieron Cortes en Pamplona para valorar la respuesta del Rey. En la reunión estaban los consejeros de los lugartenientes, entre ellos el obispo de Pamplona, pero también los Peralta defensores de las ideas de Juan II. Como consecuencia de la tensa reunión pocos días después el obispo era asesinado en una emboscada en Tafalla. El asesinato del obispo —incitado por los Peralta— supuso una importante quiebra en el difícil equilibrio entre las facciones nobiliarias; muchos nobles se pasaron a los beaumontenses y el odio entre las dos facciones fue creciendo y tuvo un resultado: la elección para la sede de Pamplona de Pedro de Foix, hijo de Gastón y de Leonor, un candidato que apenas tenía veinte años, candidatura que no fue sancionada por el papa Pablo III.

Mientras Juan II negociaba el matrimonio de su hijo Fernando con Isabel de Castilla, en Navarra se vivía una honda crispación lo que llevó a los lugartenientes a presentar a Juan II un memorial muy extenso de quejas reclamando al Monarca no sólo prerrogativas para la lugartenencia, sino manifestando disconformidad con la prodigalidad del reparto de las mercedes reales. Se reclamó que los titulares del duque de Gandía y Montblanc, conde de Ribagorza y señor de Balaguer, que el Rey había concedido a Fernando, les pertenecían realmente a ellos, debido que en sus capitulaciones matrimoniales con la reina Blanca se habían destinado para quien heredara el trono de Navarra.

Los acontecimientos de 1469 (el ejército angevino al mando de Jean Dunois cruzó hacia Cataluña, los sucesos de Castilla y Aragón) dieron un cierto poder al conde Gastón, lo que le permitieron firmar con su suegro Juan II una alianza.

El período se caracterizó en Navarra por un terrible caos que llevó a Juan II a la destitución de los lugartenientes; como consecuencia nombró a su nieto Gastón, casado con Magdalena de Valois. El hijo de Gastón IV y Leonor (que no llegaría a gobernar) sería aconsejado por los asesores que nombró Juan II. Gastón IV y Leonor se negaron a aceptar la decisión del Rey y siguieron ejerciendo su poder. En 1470 Gastón IV presentaba un largo pliego de quejas contra su propio hijo, que por temor no se presentó en Navarra.

La muerte de Gastón, príncipe de Viana (23 de noviembre de 1470), dejaba sin efecto los planes de Juan II, por lo que el Rey no tenía más opción que congraciarse con su hija y su yerno. Por estas fechas (1470) Gastón IV estaba muy apartado del rey de Francia y negociaba el matrimonio de su hija Margarita con Francisco II, duque de Bretaña, contra los deseos del rey francés.

El problema más importante del reino era la dificultad para mantener las facciones en paz. Los beaumonteses se habían constituido en los guardianes de Leonor que se enfrentaban contra todas las iniciativas de los Peralta y, por tanto, cualquier acuerdo con el Rey debía enfrentarse con estas corrientes de opinión.

Las negociaciones entre el rey Juan II y Navarra se llevaron a cabo en Olite el 30 de mayo de 1471.

En este tratado se llegaba a una serie de garantías y reconocimientos mutuos que tenían como objetivo devolver la paz al reino. Se confirmaba el trono para Juan II y la lugartenencia perpetua para los condes, a quienes luego se les reconocería la Corona, a la vez se daba amnistía para todos los crímenes del reino. Un tratado que no traía las paces al reino, porque si bien beneficiaba a una de las facciones, los Peralta, perjudicaba a los beumonteses. Se produjeron desórdenes importantes en el reino, se saquearon plazas y en esta situación Gastón IV se puso a la tarea de intentar recuperar las plazas. Los graves problemas del reino de Navarra se mantuvieron por lo que continuamente se debía pedir ayuda al Rey, situación que determinó a Gastón IV a recabar ayuda de sus señoríos franceses.

En Bearne reunió estados generales y planteó la cuestión, si conseguía la Corona de Navarra, los beuamonteses obtendrían muchas libertades. Poco después se dispuso a cruzar los Pirineos con los contingentes armados; cuando se dirigía a Pamplona, al cruzar por Roncesvalles murió. Fue enterrado en Orthez, en la iglesia de los dominicos.

 

Bibl.: P. Murray Kendall, Louis XI, Paris, Fayard, 1974; L. Suárez Fernández, Historia de España Antigua y Media, Madrid, Rialp, 1976; L. Adao da Fonseca, “La época de Enrique IV de Castilla y Juan II de Aragón”, en L. Suárez Fernández et al., Historia general de España y América, t. V. Los Trastámara y la unidad española, Madrid, Rialp, 1981, págs. 405-447; H. Lemonnier, Charles VIII, Luis XII et François I: Les guerres d’Italie 1492-1547, Paris, Tallandier, 1982, págs. 85-86; E. Ramírez Vaquero, Juan II, Leonor y Gaston IV de Foix, Francisco Febo, Iruña-Pamplona, Mintzoa, 1996.

 

María Luisa Bueno Domínguez