Pimentel de Prado y Olazábal, Juan Antonio. Marqués de Florida Pimentel (I). Torrelaguna (Madrid), 1626 – 7.I.1708. Noble, caballero de Santiago.
Era nieto de Juan Alonso Pimentel (1548-1626), V duque de Benavente (1576-1626), y sobrino de Antonio Pimentel de Prado (1604-1671), el pretendido amante de la reina Cristina de Suecia (1626- 1689), de cuyos brillantes servicios militares y diplomáticos fue heredero.
Comenzó a servir en 1652, con plaza de soldado en el tercio de la Armada de la Mar Océano, para asistir al asedio y toma de Barcelona (13 de octubre de 1652), pasando después a Cádiz y posteriormente a Extremadura, donde fue capitán de Infantería y de caballos corazas.
En 1672 se le proveyó el mando de un tercio de caballería que embarcó en La Coruña hacia Ostende, donde desembarcó en abril. Esta unidad fue destacada en apoyo del Ejército de las Provincias Unidas, hallándose en la reconquista de Grave (20 de noviembre de 1674), a las órdenes del barón Sparre, general de la Caballería del elector de Brandenburgo. Mandó su tercio durante trece años, y le sucedió Juan Bautista de Bassecourt en 1685, año en que fue designado capitán general de la ciudad y puerto de Trinidad de los Buenos Aires (Real Decreto del 1 de febrero de 1685), al que rehusó para continuar sirviendo en Flandes. El mismo año realizó, como enviado extraordinario, una misión diplomática ante la Corte de Felipe Guillermo de Neoburgo (1615-1690), nuevo elector del Palatinado y padre de Mariana (1667-1740), futura reina de España (1690-1700).
En 1688 se le confió el gobierno de Charleroi (25 de junio), y poco después recibió la graduación de sargento general de batalla (24 de agosto de 1689).
Tras la batalla de Neerwinden (29 de julio de 1693), los franceses marcharon sobre dicha plaza, junto al Sambre, empleando más de un mes en transportar municiones, bastimentos y pertrechos para preparar la defensa (10 de septiembre). Abandonado a sus propias fuerzas ante la retirada del rey Guillermo de Inglaterra, Pimentel opuso una tenaz resistencia antes de verse forzado a capitular honrosamente (11 de octubre), logrando desorganizar a un enemigo que nada más pudo emprender aquel año y que se mantendría a la defensiva durante todo el siguiente. Por esta memorable defensa, Carlos II le concedió un título marquesal (26 de octubre) y le nombró general de la artillería del Ejército de Cataluña, a donde fue transferido (2 de junio de 1694); además, al año siguiente (17 de enero de 1695), le concedió el gobierno accesorio de Lérida. Sirviendo el puesto de general de la artillería, se halló a las órdenes del conde de la Corzana en la defensa de Barcelona (del 15 de junio al 15 de agosto de 1697), y se distinguió de nuevo en su defensa, mereciendo otra recompensa real, el nombramiento de maestre de campo general de Cataluña (11 de septiembre de 1697), enseguida mejorado con la castellanía de Amberes, la más importante de los Países Bajos (1698).
Felipe V le designó capitán general de Extremadura (29 de abril de 1701) y, un año después, le daría la castellanía de Milán (10 de mayo de 1702), de cuya fortaleza sería el último de los gobernadores de la Monarquía hispánica. En efecto, tras la desastrosa derrota del duque de Orleans ante Turín (7 de septiembre de 1706), los restos de su ejército regresaron a Francia, abandonando Lombardía a su suerte. Eugenio de Saboya, tras recobrar Vercelli, Chivasso, Ivrea, Verrua y Asti, ingresó en el casi indefenso estado de Milán. Alejandría (21 de octubre) y Pizzighettone (30 de octubre) cayeron en su poder tras sendos asedios, mientras que Milán (24 de septiembre) y Pavía (2 de octubre) abrieron sus puertas declarándose a favor del archiduque Carlos de Austria. El príncipe de Vaudémont, gobernador español, se retiró hacia Mantua, mientras Pimentel quedaba bloqueado en el castillo milanés e incomunicado con la ciudad desde finales de septiembre.
Aunque el marqués de San Felipe alude a una posible tregua con los sitiadores, se sabe que el 5 de marzo “el marqués de la Florida hizo una gran salida donde clavó 12 cañones y el enemigo perdió mucha gente” (Dangeau, 1854-1858, XI: 321). Quizás fuera uno de sus últimos actos de resistencia porque, poco después, Vaudémont firmaba, por orden de Luis XIV, el tratado de evacuación de Italia (13 de marzo de 1707) y, en su virtud, el marqués entregaba el castillo (20 de marzo), marchando con su guarnición hacia Francia por el paso de Susa. El 14 de mayo fue recibido en Marly por Luis XIV, ante quien manifestó “que se habría defendido todavía 3 meses si no le hubieran ordenado rendirse” (Dangeau, 1854-1858, XI: 368). Tenía ochenta y dos años cumplidos y había empleado cincuenta y cinco al servicio real, habiéndose hallado, según su relación de servicios, “en 36 campañas, 20 sitios y 4 batallas”. De regreso en la Corte, Felipe V le honró con la encomienda de Yeste en la Orden jacobea, que no llegó a gozar, porque murió antes de que se le hubiera despachado el título.
Su esposa, que falleció en Charleroi en 1691, le dio dos varones, que también fueron militares: Gregorio (muerto en Estrasburgo en 1713) y Sebastián, que fue II marqués de Florida-Pimentel y que murió siendo intendente de la provincia de Toledo.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, secc. Órdenes Militares, Santiago, Pruebas para la concesión del Título de Caballero de la Orden de Santiago de Juan Antonio Pimentel de Prado y Olazábal, natural de Torrelaguna, 1658, exp. 6472; secc. Estado, Título de castellano de Amberes [a favor de D. Juan Antonio Pimentel] por vaca del conde de Grajal, promocionado al virreinato de Cataluña, 1698, exp. 863; Archivo General de Indias (Sevilla), secc. Indiferente, Relación de los servicios de D. Antonio Pimentel de Prado y de D. Juan Antonio Pimentel de Prado, su sobrino, marqués de Florida, s. f., 139, n.º 36; Archivo General Militar (Segovia), secc. Personajes célebres, Expediente militar de D. Juan Antonio Pimentel, s. f., caja 135, exp. 2.
F. Courcillon, Journal, 1684-1715, vols. IV, IX y XI, Paris, 1854-1858; V. Bacallar, Comentarios de la Guerra de España, Génova, 1726 [ed. Madrid, Atlas, 1949 (col. Biblioteca de Autores Españoles, vol. 99), pág. 111].
Juan Luis Sánchez Martín