Cid y Ruiz Zorrilla, José María. Zamora, 11.X.1882 – Madrid, 20.V.1956. Político y abogado.
En su persona confluye la sangre de dos importantes familias de políticos zamoranos: los Ruiz Zorrilla y los Cid, emparentados, a su vez, con los Rodríguez y miembros ambos del poderoso clan cervato, ahora mismo encabezado por el factótum Antonio Rodríguez Cid, a través del cual el biografiado se hace con una importante red clientelar. Por línea materna, pertenece a una familia de indiscutible abolengo liberal y republicano que era originaria de Soria, aunque llevaba mucho tiempo asentada en Toro, donde emparentó con los Ruiz del Árbol por una parte y con los Alba y más tarde Delibes por otra, convirtiéndose de esta forma en tronco común de una importante línea de políticos zamoranos que se remonta a prácticamente los inicios mismos del liberalismo.
Cursó estudios de Derecho en la Universidad madrileña, licenciándose primero y obteniendo después el grado de doctor. Como abogado del Estado pasó por diferentes destinos antes de pedir la excedencia en tiempos de la dictadura. Tuvo despacho abierto en Zamora pese a vivir en Madrid por razones de su actividad política, a la que se entregó con plena dedicación durante el quinquenio republicano.
Concurrió a las elecciones legislativas de 1931 en calidad de republicano independiente y con un programa —que Miguel Ángel Mateos considera “resurrección del albismo regeneracionista”— articulado en torno a la defensa de la propiedad, la revisión arancelaria y la fundación de un banco agrícola, entre otras reivindicaciones fundamentales para el pequeño campesinado al que se dirigía. El resultado de los comicios no pudo ser más esclarecedor de su posición en la provincia. Se hizo con la confianza mayoritaria del cuerpo electoral, cosa que ni siquiera pudieron lograr todos los miembros de la conjunción republicano- socialista, pese a jugar con la ventaja de un ambiente favorable a su causa, encaramándose, así, hasta el tercer lugar en el ranking provincial de votaciones que encabezaba el entonces ministro de Gobernación Miguel Maura Gamazo y continuaba el radical- socialista y dueño de otra importante red clientelar, A. Galarza Gago. Dueño de 28.185 sufragios, el 51,38 por ciento de los emitidos, se colocaba por delante del propio Santiago Alba, con quien colaboraba en esta ocasión. Tomó posesión como diputado el día 10 de julio, iniciando entonces una etapa de intensa actividad parlamentaria, en la que ejerció como vocal suplente del Tribunal de Responsabilidades, formó parte de varias comisiones e intervino en la discusión de numerosos asuntos, destacando los relativos al Estatuto de Cataluña y la ley de Congregaciones religiosas, pero también los específicamente relacionados con la provincia zamorana, fuera el abastecimiento de aguas a Fermoselle y Toro, la suerte de una fundación benéfica de Alcañices, la expropiación de carreteras en Puebla de Sanabria o el abono de jornales devengados en el amojonamiento de un monte en Zamora.
Estuvo vinculado a la Compañía de electricidad El Porvenir, de la que era director gerente en 1933. En ese mismo año formó parte del Comité Electoral Nacional de la Minoría Agraria que aprobó las listas electorales confeccionadas en cada provincia sobre la base de una alianza interpartidista contra el marxismo. Entre ellas, esa candidatura zamorana en la que él mismo se integraba y con la cual obtuvo 73.708 sufragios el día 19 de noviembre. Miembro ahora de la coalición triunfante en las elecciones, su acceso al Parlamento no marcó en esta ocasión sino el comienzo de una promoción política que le llevó hasta el ejecutivo en los años 1934-1935: primero como ministro de Comunicaciones, entre diciembre de 1933 y octubre de 1934, y más tarde como titular de Obras Públicas (de octubre de 1934 hasta abril de 1935), donde una vez hizo gala de sus desvelos por la tierra zamorana.
De nuevo volvió al Parlamento tras las elecciones de 1936, en las que obtuvo 69.250 sufragios, pero su gran momento había pasado y el régimen franquista no hace sino confirmarlo.
Fuentes y bibl.: Archivo Congreso de los Diputados, Serie Documentación electoral 137, n.º 50; 139-50 y 141-50; Archivo General de la Administración, sig. 029343; Archivo General de la Guerra Civil Española, Delegación Nacional de Servicios Documentales de la Presidencia del Gobierno (ES37274. AGGCE/ 38.8.5.2403.1769); Diario de Sesiones de las Corte. Legislaturas de 1931-33, 1933-35 y 1936.
M.ª C. Marcos del Olmo, Voluntad popular y urnas. Elecciones en Castilla y León durante la Restauración y la Segunda República (1907-1936), Valladolid, Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 1995; M. A. Mateos Rodríguez, La República en Zamora (1931-1936). Comportamiento político electoral de una sociedad tradicional, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, 1995; J. M. Cuenca y S. Miranda, ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1800-1998). El poder y sus hombres. Madrid, Actas, 1998.
María Concepción Marcos del Olmo