Anso y Zunzarren, Mariano. Pamplona (Navarra), 21.I.1899 – Biarritz (Francia), 29.VIII.1981. Político, ministro.
Nacido en un hogar con tradición en la abogacía y “liberal por los cuatro costados”, estudió el bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media iruñés y la carrera de Derecho en la Universidad de Madrid.
Pasante en el bufete del reputado abogado tradicionalista Joaquín Beunza, alternó estos primeros pasos de su andadura profesional con la dedicación a la escritura en publicaciones ocasionales de su ciudad natal, así como con una temprana afiliación a las corrientes republicanas de finales de la dictadura de Primo de Rivera y últimos días del reinado de Alfonso XIII.
Aunque con amplios conocimientos y amistades en el seno del Partido Socialista Obrero Español, tras haber sido el primer alcalde de Pamplona con el nuevo régimen, ingresó en la disciplina del partido Acción Republicana, fundado y presidido por Manuel Azaña, al que representó por Navarra en las Cortes Constituyentes, de la que sería su secretario. Frente a la tendencia unitaria prevalente en su grupo parlamentario respecto al futuro modelo de Estado, defendió una concepción autonomista, fulminando, en resonante discurso del 30 de julio de 1931, una severa condena de la posición centralista y antiforal de los liberales decimonónicos. Diputado de Izquierda Republicana por Guipúzcoa en las elecciones del Frente Popular se erigió en figura destacada de la Cámara por su competencia profesional y destreza política, acrecentándose ahora la viva simpatía y confianza que le mostrara desde tiempo atrás Manuel Azaña, del que se convertirá muchas veces en único confidente de proyectos y tribulaciones. No obstante ello, no vio muy acertada la designación por su jefe de Santiago Casares Quiroga como presidente del gobierno, carente en su opinión de las cualidades requeridas para tan elevado cargo.
Llegada la Guerra Civil, su ánimo quedó escindido entre la fidelidad a Azaña y su incondicional admiración por su viejo amigo Negrín, esforzándose inútilmente en tender puentes entre tan opuestas personalidades.
Gracias a su intervención, logró el primero a finales de 1936 sacar del país dos baúles con documentos de capital importancia, amén del manuscrito de sus diarios. Presidente de la Comisión de Guerra en el parlamento republicano y subsecretario de Justicia en 1937, en diciembre de ese año fue nombrado por Negrín titular de la cartera de Justicia, desempeñada hasta abril de 1938. Refugiado en Francia al término de la contienda, fue hostilizado por el régimen de Vichy, que llegó a procesarle sin éxito después de haber intentado infructuosamente extraditarlo a España. Avecindado luego en Suiza, retornó a suelo francés concluida la segunda conflagración mundial.
En estrecha relación con su admirado Negrín, jugó un papel protagonista —inspirador y ejecutor en gran parte, pese a su deseado anonimato— en la renacionalización de los títulos de la Compañía Hispanoamérica de Electricidad (CHADE), así como en la entrega a la España de Franco de la documentación relativa al oro del Banco de España depositado en Moscú. Pese a haber recuperado su pasaporte como premio por el gobierno de Madrid a su precedente actitud, vivió hasta su muerte en Francia.
Obras de ~: Yo fui ministro de Negrín, Barcelona, Editorial Planeta, 1976.
Bibl.: A. Viñas Martín, El oro español en la guerra civil, Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1976; Guerra, dinero, dictadura. Ayuda fascista y autarquía en la España de Franco, Barcelona, Editorial Crítica, 1984; J. A. Avilés Farré, La izquierda burguesa en la II República, Madrid, Espasa Calpe, 1985; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705- 1998), Madrid, Editorial Actas, 1998, págs. 342-345; J. A. Sánchez Asiaín, Economía y finanzas en la guerra civil española (1936-1939), Madrid, Real Academia de la Historia, 1999.
José Manuel Cuenca Toribio