Rodríguez Cid, Antonio. Zamora, 27.VII.1879 – 1961. Propietario y político.
Único hijo de Felipe Rodríguez Rodríguez y de Antonia Cid Santiago; sobrino, por tanto, de Fabriciano Cid Santiago y primo de José María Cid. Contrajo matrimonio con Carmen Lorenzo Martín, con la que tuvo ocho hijos, y vivió en la casa construida por su progenitor en la calle Viriato número 1 de Zamora. Recibió su formación secundaria en el instituto de la ciudad entre 1890 y 1895 y aprobó ese mismo año el ingreso en la Universidad de Salamanca, donde cursó asignaturas de Humanidades y Derecho hasta 1897, año en que trasladó su expediente a Madrid, en cuya Universidad terminó la carrera de Derecho, si bien nunca ejerció la profesión.
Su patrimonio procedía de herencias paterna y materna. Según consta en el testamento de Felipe Rodríguez, la primera estaba compuesta por bienes muebles tasados en 32.000 pesetas, créditos por valor de 14.628 pesetas, 42.713 pesetas en metálico y noventa fincas en Zamora, cuyo valor ascendía a 360.022 pesetas. La herencia materna, una tercera parte de las posesiones de Domingo Cid Nieto, tal y como aparece en su testamento, se compone de 8.250 pesetas en bienes muebles y bienes raíces en la provincia de Zamora por valor de 123.080 pesetas, habiendo sido buena parte de estos últimos adquiridos durante el proceso desamortizador. Dentro de la herencia que recibió Antonio de su madre se hallaba una parte del capital invertido en acciones de la Sociedad Anónima Mercado de Abastos y de la Compañía eléctrica El Porvenir de Zamora. En 1923 tuvo, además, un depósito a su nombre en el Banco Urquijo de mil cédulas al cinco por ciento del Banco Hipotecario de España que le produjeron una renta anual de 25.000 pesetas. En 1932, con motivo de la construcción del embalse del Esla, le fueron expropiadas más de quinientas parcelas sólo en los pueblos de Montamarte, San Cebrián de Castro y San Pedro de la Nave. Antonio Rodríguez no ejerció ninguna actividad económica definida, ya que la cuantiosa herencia recibida le permitió vivir de las rentas.
Respecto de la actividad política, militó en el Partido Liberal. En 1909 fue elegido diputado provincial. A lo largo de su trayectoria en la Diputación Provincial, institución que presidió entre 1913 y 1915, creció su prestigio y consiguió situarse próximo a los grandes jefes liberales de la provincia, de manera que en 1918 fue proclamado diputado a Cortes por Zamora por el artículo 29. Con anterioridad había sido miembro del Tribunal de lo Contencioso-Administrativo como diputado provincial letrado. Se erigió como el máximo representante del romanonismo en Zamora durante esta primera década del siglo XX. En 1923 fue elegido senador por la provincia de Zamora.
Durante la Segunda República, mantuvo inicialmente su postura monárquica y se abstuvo de participar en una formación política concreta. No obstante, orientó toda la influencia social y el poder caciquil que aún tenía sobre buena parte de la provincia en apoyo de José María Cid, quien llegaría a ser ministro en dos ocasiones.
Finalmente, en las elecciones de 1936, presentó su candidatura dentro de la Coalición Antirrevolucionaria, junto con Alba, Cid y Carrascal. A partir de los resultados de estos comicios, quedó constatado el incuestionable poder que Antonio Rodríguez conservaba en la provincia, especialmente en los distritos de Benavente y Puebla de Sanabria.
Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, leg. 384,7; Boletín Oficial de la Provincia de Zamora, 1910, 1913; Archivo Histórico Provincial de Zamora, leg. 521, exps. 15 y 019.
M.ª C. Marcos del Olmo, Voluntad popular y urnas. Elecciones en Castilla y León durante la Restauración y la Segunda República (1907-1936), Valladolid, Universidad, 1995; S. Gómez Cabornero, Estrategias familiares y poder político. La familia Rodríguez en la Restauración zamorana, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, 1996.
María Concepción Marcos del Olmo