Samaniego y Fernández Cid, Vicente. Toro (Zamora), 25.VI.1851 – Madrid, 14.III.1912. Diplomático y político español, licenciado en Derecho y Filosofía y Letras, bibliotecario y anticuario, ministro plenipotenciario, gentilhombre de Cámara de Su Majestad y comendador de la Legión de Honor francesa.
En el año 1859 ingresó, junto con su hermano mayor Carlos, como alumno interno en el Colegio de la Inmaculada de los Padres Escolapios de Getafe (Madrid), donde cursó los últimos cursos de la instrucción primaria elemental hasta el 1860 que realizó el examen de ingreso para iniciar la segunda enseñanza en el Instituto San Isidro de Madrid. En el año 1862 trasladó la matrícula al Instituto de Valladolid, terminando el bachiller en Artes en junio de 1865.
En 1866 se matriculó en las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, y obtuvo el grado de licenciado en Derecho Administrativo, Civil y Canónico en junio de 1871 y el de licenciado en Filosofía y Letras en 1873.
En 1872, presentó una solicitud al Ministerio de Estado para ingresar en la carrera diplomática, que fue admitida, examinándose en mayo de 1873 aprobando los ejercicios por unanimidad del tribunal, según consta en Acta de 9 de mayo del citado año, ingresando en la Carrera Diplomática, como agregado diplomático en el Ministerio de Estado el 12 de mayo.
En 1879 fue nombrado secretario de 3.ª clase con destino en la legación de Su Majestad en Roma, y en 1881 fue trasladado con la misma categoría a la Embajada de Su Majestad cerca de la Santa Sede, en la que permaneció hasta el mes de diciembre de 1883, en que recibió la orden de regresar a Madrid. En abril de 1884 debió de incorporarse, como secretario de 2.ª clase, a la embajada en Chile y posteriormente a la de Montevideo (Uruguay). A primeros de diciembre de 1886 regresó a España, siéndole comunicado que se tenía que incorporar de inmediato, con la misma categoría, a la embajada de Bucarest (Rumanía), en la que permaneció hasta el mes de junio de 1887, en que fue destinado, en comisión de servicio al Ministerio de Estado en Madrid.
El 16 de enero de 1888 contrajo matrimonio con María Soto y Gómez-Acebo, natural de Madrid, en la Real Iglesia Parroquial de Santiago y San Juan Bautista de la capital. Fruto de ese matrimonio fueron sus tres hijas: María, Manuela y Carmen.
Por Real Orden (R.O.) de 24 de abril de 1891 se le concedió la Cruz de 2.ª Clase de la Orden del Mérito Naval con distintivo blanco, y el 24 de noviembre fue destinado, como secretario de 1.ª clase, a la embajada en Bruselas (Bélgica), destino en el que permaneció hasta febrero de 1892, en que regresó de nuevo al Ministerio.
Por otra R.O. de 28 de noviembre de 1894 se le designó para asistir a la reunión con motivo de un Congreso Jurídico-Americano que se celebraría en Madrid, en las que se tratarían asuntos importantes sobre Derecho Internacional Privado. En ese mismo año recibió el nombramiento de 1.er secretario en la legación de Tánger, en la que permaneció hasta 1897.
El 3 de enero de 1898 se dictó un Decreto, firmado por la Reina Regente María Cristina, por el que se le nombró ministro maestro de ceremonias, contador de la Reales Órdenes de Carlos III e Isabel la Católica. En el mes de agosto de 1903, de acuerdo con una R.O., se le nombró secretario del tribunal de oposiciones a la Carrera Diplomática.
El 5 de octubre de 1903 falleció su esposa, María Soto y Gómez Acebo, en su domicilio de Madrid, recibiendo cristiana sepultura en el panteón familiar en la Sacramental de San Isidro de la capital.
El 23 de enero de 1905 fue nombrado, por Alfonso XIII, gentilhombre de Cámara en ejercicio. En el mes de febrero de 1906 se le ascendió a ministro residente con destino en el Ministerio de Estado en Madrid. El 11 de abril recibió el nombramiento de presidente del tribunal de los exámenes de aptitud a la Carrera Diplomática, y el 20 de mayo, de acuerdo con una R.O. del Ministerio de la Guerra, se le concedió la Gran Cruz del Mérito Militar.
En marzo de 1907 fue nombrado presidente de la Delegación Internacional para estudiar el enlace de los ferrocarriles, entre Francia y España, a través de los Pirineos. Continuó como presidente de la delegación, que se volvió a reunir en París en octubre del mismo año, para seguir tratando sobre el tema. En noviembre recibió el nombramiento de vocal representante del Ministerio de Estado para la constitución de la Junta de la Dirección General de Navegación y Pesca Marítima. En abril de 1909 recibió el nombramiento de ministro plenipotenciario y jefe de sección con destino en el Ministerio de Estado.
De acuerdo con un decreto de 12 de diciembre de 1910 se le nombró enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de 2.ª clase, enviándole en comisión de servicio a la legación de Guatemala. De vuelta a España, una vez reincorporado al Ministerio de Estado, tuvo que volver a presidir otra reunión de la Comisión Internacional para tratar sobre los ferrocarriles a través de los Pirineos.
Durante los años que permaneció en la Carrera Diplomática, como reconocimiento a su brillante labor en las múltiples comisiones que le fueron encomendadas, se le concedieron, aparte de las ya citadas, las siguientes condecoraciones y distinciones: comendador ordinario de la Real Orden de Isabel la Católica; caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III; caballero de la Orden del Salvador de Grecia; de Leopoldo, de Bélgica; de San Marino y San Lázaro, de Italia; de la Orden de Piana, del Vaticano; del Cristo, de Portugal; caballero de 2.ª clase de la Orden Imperial del Sol Naciente; de la Corona de Rumanía y de la Corona de Italia, entre otras.
Falleció en Madrid en su domicilio familiar de la calle de La Unión, n.º 1, el día 14 de marzo de 1912. Su triste pérdida fue una desgracia para sus hijas, María, Manuela y Carmen, que quedaron huérfanas, ya que hacía pocos años que también habían perdido a su madre. El día 15 a la cuatro de la tarde, con asistencia de la altas personalidades del Ministerio de Estado, sus compañeros de carrera y familiares, la comitiva partió acompañando el cadáver hasta la Sacramental de San Isidro, en la que se le dio cristiana sepultura, junto a su esposa, en el mausoleo familiar.
Vicente Samaniego fue un especialista y coleccionista de arte, en sus curriculum siempre le gustaba añadir bibliotecario y anticuario, y su amigo y paisano, el escultor Eduardo Barrón González, que había coincidido con él en Roma cuando estaba becado en la Academia Española de Bellas Artes, conocedor de sus gustos y aficiones le regaló una reproducción en miniatura del Viriato, que Samaniego tuvo ocasión de contemplar el original en su taller de Roma. Posteriormente, en el año 1908, Barrón tuvo otro gesto de cariño y amistad con su amigo y le regaló otra reproducción, también en miniatura y fundida en bronce, de su obra Nerón y Séneca. Ambas esculturas las conservó su hija Manuela, que las donó por disposición testamentaria en el año 1970, antes de su fallecimiento, al Museo del Romanticismo de Madrid, donde se encuentran en la actualidad.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Instituto de Enseñanza Media San Isidro (Madrid), Exp. personal; Archivo Universitario de la Universidad de Valladolid, Exps. Académicos, ES.AU.UVA. legs. 680/17 y 680/55; Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (Madrid), Expediente personal, 12219, sign. PP0952.
E. Barrón Casanova, Barrón. Un escultor olvidado, Madrid, Imprenta Villena Artes Gráficas, 1977; S. Vallina (coord.), Eduardo Barrón Escultor 1858-1911, Zamora, Casa de la Cultura, Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, Museo Provincial de Zamora, 1985; Imágenes del Mundo-Enrique de Otal y Ric. Diplomático y Viajero, Zaragoza, Universidad, Gobierno de Aragón, 2010.
Alejandro Belaústegui Fernández