Gaínza Escobás, Francisco. Calahorra (La Rioja), 4.VI.1818 − Manila (Filipinas), 31.VII.1879. Obispo, misionero dominico (OP).
Ingresó en el convento de Santo Domingo de Pamplona y profesó e1 15 de octubre de 1834. Exclaustrado en 1837, siguió los estudios eclesiásticos con grandes dificultades y en 1839 recibió las órdenes menores y el subdiaconado en Burgos. Se incorporó de nuevo a la Orden dominicana en el convento de Ocaña en enero de 1840. Desde allí, el día 3 de octubre del mismo año embarcó en Cádiz rumbo a Filipinas.
Llegó allí el 23 de febrero de 1841. Ese mismo año se ordenó sacerdote. Fue destinado a las misiones de Tonkin, pero tuvo que regresar desde Macao a Filipinas por enfermedad a finales de 1844. Se entregó de lleno al estudio y a la enseñanza. Obtuvo el doctorado en Filosofía en 1847 y en Derecho en 1852. Enseñó Lógica, Física y Metafísica. En 1860 fue elegido vicerrector de la Universidad de Santo Tomás.
En los años 1848-1850 estuvo destinado a las misiones de Nueva Vizcaya, al norte de la isla de Luzón.
En ese tiempo las tribus infieles de la región aterrorizaban con sus incursiones a los pueblos ya cristianos del llano. Para imponer la paz el padre Gaínza acompañó al gobernador, Mariano Oscáriz, en alguna de sus incursiones contra esas tribus. Se entregó de lleno al apostolado. Tuvo que regresar enfermo a Manila en 1850, a causa de fiebres malignas producidas por el clima malsano de la región. De esa época dejó recuerdos sobre etnografía, geología, historia y costumbres de los nativos en su obra Memoria de Nueva Vizcaya.
Se recuperó de la enfermedad y siguió enseñando. En 1852 fue elegido prior del convento de Santo Domingo.
Ocupó también la procuración general de la provincia del Santísimo Rosario y la dirección de la Orden Tercera. Hizo reformas muy importantes en la ya histórica iglesia, de estilo colonial. La Real Sociedad Económica de Amigos del País le hizo socio de número y miembro de la comisión para el fomento de la agricultura en 1854. El gobernador general interino de Filipinas le nombró en 1855 vocal de la Junta para la reforma de la enseñanza en las escuelas de Filipinas y, un año después, el arzobispo de Manila le dio el cargo de vocal de la Junta de Censura de Libros y redactó los estatutos y el reglamento de censura.
De 1855 a 1859 el padre Gaínza acompañó a la expedición franco-española a Cochinchina, hoy Vietnam, como representante de la Corporación Dominicana de Filipinas y agregado al Estado Mayor del almirante francés. Dejó un notable relato de esa expedición bélica gracias al cual se puede conocer con detalle el desarrollo de la primera fase de la intervención franco-española en Indochina. Abarca solamente la primera fase de la campaña, desde sus preparativos hasta finales de junio de 1859, fecha en la que tuvo que regresar a Filipinas y que coincidió con el cese temporal de las hostilidades. Es testigo presencial de los hechos que narra, e incluso manifiesta su propia opinión sobre la expedición. Su principal tarea personal era exigir al Gobierno anamita una satisfacción por el martirio del padre José María Díaz Sanjurjo y abogar por la causa de los misioneros y cristianos. Gracias a sus gestiones como representante del Gobierno español salvó de la muerte al vicario apostólico, monseñor Hilario Alcázar, a otros seis misioneros dominicos y a otro vietnamita. Su estancia le ayudó a componer otra obra sobre las misiones dominicanas en Tonkin.
En marzo de 1862 fue nombrado por el Gobierno y aceptado por el papa Pío IX obispo de Nueva Cáceres.
Fue consagrado por el arzobispo Gregorio Melitón, e1 22 de febrero de 1863 en la iglesia de Santo Domingo de Manila. El 19 de marzo del mismo año tomó posesión de su diócesis. Desde entonces puso todas sus cualidades al servicio de sus feligreses. Era un territorio muy extenso que en el día de hoy tiene tres diócesis. No obstante, la visitó completa cuatro veces. Su primer reto, como buen pastor, era aprender el dialecto de su pueblo y, a pesar de su edad madura, consiguió dominarlo a la perfección, y no se conformó con aprenderlo, sino que se dedicó con entusiasmo a promocionar el dialecto de su región. Por iniciativa y con la cooperación del obispo Gaínza se escribieron o editaron una veintena de obras, vocabularios, gramáticas, catecismos y devocionarios en dialecto bicolano. Predicaba, administraba sacramentos y escribía numerosas cartas pastorales a sus diocesanos.
En 1868 formó parte de la comisión creada por el gobernador de la Gándara para cotejar los derechos de España sobre la isla de Borneo. No se contentó con el trabajo pastoral. Emprendió también obras materiales y de carácter social. Terminó la construcción de la catedral, reedificó y reformó el seminario conciliar, edificó un hospital diocesano de leprosos a pocos kilómetros de su palacio, inició el gran proyecto del canal de Pasacao que uniría el Pacífico con el mar interior, pero murió antes de acabarlo, fundó el colegio de Santa Isabel y dos años después lo convirtió en escuela normal para maestras en Filipinas. También se preocupó de traer aguas a la ciudad.
Su naturaleza enfermiza, su trabajo y las constantes preocupaciones acabaron con su vida a los sesenta y un años de edad en el convento de Santo Domingo de Manila. Se entregó generosamente a su patria, su Orden y al pueblo que le encomendaron. Su nombre queda, además, ligado a la historia de Filipinas porque fue el único obispo que pidió el indulto para los tres sacerdotes, Burgos, Gómez y Zamora, considerados héroes nacionales por su presunta implicación en la insurrección de Cavite. Le fue concedida la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y la del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Obras de ~: Nueva gramática latina: para uso de la juventud filipina, Manila, Imprenta Real Colegio de Santo Tomás, 1846; Memoria sobre Nueva Vizcaya, Manila, Est. Tipográfico de Amigos del País, 1849; Memoria y antecedentes de las expediciones de Balanguingui y Joló, Manila, Est. Tipográfico Colegio de Santo Tomás, 1851; Últimas noticias de las Misiones Españolas en Tonkin, Manila, 1860; Las facultades de los obispos de Ultramar, Manila, 1860 (ed. corr. y aum., Madrid, 1877); Campaña de Cochinchina, Manila, 1861 (ed. corr. y aum., con pról. de F. Villarroel, Cruzada Española en Vietnam. Campaña de Cochinchina, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas [CSIC], 1972, col. Missionalia Hispánica, vol. XVI); Carta pastoral que el Ilmo. Rmo. Sr. D. Fr. Gainza obispo de Nueva Cáceres dirige a sus muy amados diocesanos con motivo de su consagración, Manila, 1863.
Bibl.: H. Alcázar, Apéndice Segundo al Resumen histórico de las misiones de Tungkin, Manila, Imprenta del Real Colegio de Santo Tomas, 1859; J. Montero Vidal, Historia general de Filipinas, t. III, Madrid, Est. Tipográfico de la Viuda e Hijos de Tello, 1895; M. Gispert (OP), Historia de las Misiones Dominicanas en Tongkin, Ávila, Imprenta Catal y Encuadernación de Siginero Díaz, 1928; P. Fernández, Dominicos donde nace el Sol. Historia de la provincia del Santísimo Rosario de Filipinas, Barcelona, Talleres Gráficos Yuste, 1958; M. Velasco, Ensayo de Bibliografía de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas, Manila, Universidad de Santo Tomás, 1960; P. Fernández, “Gainza, Francisco”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, págs. 967-968; A. Molina, Historia de Filipinas, t. II, Madrid, Mapfre, 1985; M. González Pola, Obispos Dominicos en Filipinas, Madrid, Instituto Pontificio de Filosofía y Teología, 1991; L. Gutiérrez, Historia de la Iglesia en Filipinas, Madrid, Mapfre, 1992; H. Ocio y E. Neira, Misioneros Dominicos en el Extremo Oriente, vol. II, Manila, Life Today Editions, 2000.
Teodoro González García, OP y Alicia Castellanos Escudier