Alcázar, Hilario. Villatobas (Toledo), 14.I.1818 – Ávila, 15.X.1870. Religioso dominico (OP) y obispo.
Nació en Villatobas (Toledo) el día 14 de enero de 1818 y fue bautizado en la iglesia parroquial el día 16 del mismo mes por el teniente cura José Núñez, imponiéndole el nombre de Hilario Antonio. Sus padres fueron José Alcázar y Pascuala Sánchez Ríos, quienes habían recibido el sacramento del matrimonio en la misma parroquia el día 31 de agosto de 1811, teniendo él veintiséis años y ella veinte, celebrando el sacramento el cura párroco licenciado Andrés Zapata. Su padre era de oficio pastor, por lo cual Hilario va a ser conocido en el pueblo como El pastorcillo. Su madre murió cuando él tenía dos años, el día 22 de marzo de 1820. Tuvo un hermano, Andrés José, nacido el 4 de febrero de 1820 y bautizado el día 7 del mismo mes. Sus abuelos paternos fueron José Alcázar y Vicenta García Conde, y sus abuelos maternos, Isidro Sánchez y Tomasa Sánchez San Juan.
Ingresó en el convento de la Orden de Predicadores en Ocaña (Toledo) el 15 de enero de 1834. En 1837 marchó como misionero a Filipinas y allí recibió la ordenación sacerdotal en febrero de 1841. En 1842 fue trasladado a Tonkin (Vietnam), donde era nombrado director del colegio de latín que se acababa de levantar en Nam-An y vicario general de la diócesis de Miletópoli.
En 1847 fue elegido por la Orden vicario provincial de misiones.
El día 5 de septiembre de 1848 fue nombrado obispo titular de Pafos (Chipre) y coadjutor con derecho a sucesión del vicario apostólico de Tonkin Oriental.
Recibió la consagración episcopal el día 8 de abril de 1849, en Dong Xuyen (Tonkin, Vietnam), de manos de Jerónimo Hermosilla, OP, obispo titular de Miletópoli y vicario apostólico de Tonkin Oriental, asistido por Domingo Martí, OP, obispo titular de Tricomi y vicario apostólico de Tonkin Central, y por Salvador Massó, OP, vicario provincial.
En 1857 se levantó una sangrienta persecución contra la naciente Iglesia cristiana de Vietnam y el obispo Hilario tuvo que huir junto con otros sacerdotes, catequistas y cristianos nativos por la selva y acantilados hasta que fueron recogidos en la costa por una nave europea. Distinta suerte corrieron sus compañeros de misión los padres Jerónimo Hermosilla, Valentín Berrio-Ochoa y Pedro Almató, quienes fueron martirizados después de sufrir prisión, siendo canonizados como santos por el papa Juan Pablo II el 19 de junio de 1988.
El día 1 de noviembre de 1861, tras los avatares de la persecución con la que desaparecieron iglesias, colegios, hospitales y numerosos cristianos que huyeron o fueron asesinados, fue nombrado vicario apostólico de Tonkin Oriental. Impulsado por su celo pastoral, Alcázar se dedicó con entusiasmo a restaurar la misión, tanto material como espiritualmente. El 27 de marzo de 1864, previamente facultado por la Santa Sede, consagró como obispo coadjutor suyo al padre Gaspar Fernández. Igualmente, nombró al recién llegado padre Bernabé García Cezón, natural de Huerta de Valdecarábanos (Toledo), con sólo treinta y un años, vicario apostólico.
Participó activamente en el Concilio Vaticano I, convocado por el papa Pío IX. Marchó hacia Roma el 26 de agosto de 1869. Formó parte de la Comisión de Ritos Orientales y defendió con ardor la infalibilidad del Romano Pontífice. Finalizado el Concilio, estando gravemente enfermo, se vio obligado a regresar a España, y se hospedó en el palacio episcopal del obispo de Ávila y religioso dominico, Fernando Blanco. El cabildo de la catedral de Ávila se interesó desde el primer momento por el estado de salud del obispo, ofreciéndole su ayuda a lo largo de la enfermedad.
Hilario Alcázar murió en Ávila, en el palacio episcopal, el 15 de octubre de 1870, y fue enterrado en la capilla mayor de la catedral, en la primera sepultura de la segunda fila al lado del Evangelio. El entierro fue presidido, el día 17, por el obispo de Ávila, Fernando Blanco, acompañado por el arzobispo de Quito (Ecuador), el obispo de Pasto de Nueva Granada (Colombia) y el obispo de Ayacucho (Perú), que se encontraban en la ciudad celebrando las fiestas de Santa Teresa de Jesús. El padre Vicente Romero, superior general apostólico de la Orden de Predicadores en España, manifestó al cabildo de la catedral su sincero agradecimiento por las muestras de afecto demostradas hacia el obispo fallecido, así como por su digno enterramiento y las exequias fúnebres celebradas con tanta solemnidad. Existe un retrato del obispo Hilario Alcázar, con una amplia inscripción sobre su vida, en el convento dominico de Santo Tomás de Ávila y una reproducción del mismo en la sacristía de la parroquia de Villatobas (Toledo).
Fuentes y bibl.: Archivo Catedral de Ávila, Actas Capitulares n.º 268.
P. Fernández, Dominicos donde nace el sol. Historia de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas de la Orden de Predicadores, Barcelona, Yuste, 1958; R. Ritzler y P. Sefrin, Hierarchia Catholica medii et retentioris aevi, 1846-1903, vol. VIII, Patavii, Il Messaggero di S. Antonio, 1978, págs. 165, 384, 438 y 547; V. Guitarte Izquierdo, Episcopologio Español (1700-1867), Españoles obispos en España, América, Filipinas y otros países, Roma, Instituto Español de Historia Eclesiástica, 1994; A. Fernández Collado, Obispos de la provincia de Toledo, 1500-2000, Toledo, Instituto Teológico San Ildefonso, 2000.
Ángel Fernández Collado