Tapia, Gonzalo de. León, c. 1561 – Toborapa Sinaloa (México), 11.VII.1594. Misionero jesuita (SI) y lingüista.
Fue el primer alumno del Colegio de los Jesuitas de León y entró en la Compañía de Jesús en mayo de 1576, en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, donde también habían fundado muy pronto. El noviciado transcurrió en Villagarcía de Campos, donde se encontraba la casa de probación y bajo la dirección de un hombre de formación, como era Baltasar Álvarez. Se encontraba en segundo curso de Teología, cuando en junio de 1584 zarpó hacia las Indias, entrando en septiembre en el puerto de Veracruz, en México. Al año siguiente, se encontraba en Pátzcuaro, ciudad en la que recibió la ordenación sacerdotal, estudiando al mismo tiempo la lengua indígena, el tarasco, además de ejercer ministerios apostólicos como la confesión y la predicación. Sus superiores le remitieron a ministerios pastorales en las misiones del norte, llegando a Guadiana (Durango), capital de Nueva Vizcaya. El gobernador envió a aquellos jesuitas a Sinaloa, donde Gonzalo Tapia estableció la primera misión en la costa occidental de México.
Tapia continuó estudiando lenguas indígenas, las propias de aquellas zonas, como el tehueco y el guasave, a la que añadió después el tepehuano y el acaxe. Era una estrategia muy propia de la evangelización de los jesuitas en aquellas tierras nuevas, siendo estos especialistas lingüísticos, los llamados “jesuitas-lenguas”. Habitualmente, no era un afán de conocimiento, ni tampoco únicamente una reglamentación de la misma, sino la utilización de estas lenguas para culminarla evangelización. Tapia publicó un catecismo en lengua acaxe. Informó, también, sobre las peculiaridades de la región donde trabajaba, así como acerca de sus habitantes. Pensando en el progreso de los indios, Tapia se dirigió al arzobispo de México para pedirle su ayuda, inquietudes que expuso también al virrey
de Nueva España y a su provincial. Cuando regresó de aquel viaje, este jesuita se estableció en Toborapa.
Estrategias de evangelización que se contemplaban como incompatibles con algunas creencias locales, vigiladas por jefes como Nacabeba. Éste se encargó de formar un grupo llamado a eliminar al predicador de aquella religión extranjera, que además se asociaba a los invasores de piel blanca. Éstos encontraron a Gonzalo Tapia en su choza y hallaron la oportunidad para acabar con su vida, destrozando su cabeza con los golpes de macana. El jefe sentenció su existencia, decapitándolo. Con este hecho, Tapia se convirtió en el primer jesuita que murió por predicar el Evangelio en México, siendo convertido en un religioso digno de ser venerado, y por tanto, en un protomártir.
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Javier Burrieza Sánchez