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Gutierre López de Padilla

Biografía

López de Padilla, Gutierre. Señor de Mejorada.Toledo, p. s. xvi – Madrid, 3.III.1561. Político, mayordomo de Felipe II, consejero de Estado y Guerra, consejero de Hacienda, contador mayor de Hacienda e Indias.

Originario de Toledo, su abuelo fue Sancho de Padilla, que con sus servicios al monarca Enrique IV labró la fortuna de la familia. Su padre, Pedro López de Padilla, guerreó con las tropas de los Reyes Católicos, y matrimonió en dos ocasiones: la primera con Teresa de Toledo, hija del señor de Higares (pariente de los duques de Alba), de quien tuvo un hijo que murió niño y dos hijas, monjas. De quien sí hubo descendencia masculina adulta fue de su segunda esposa, María de Córdoba. El primogénito fue Juan de Padilla, regidor de Toledo y cabeza señalada de la rebelión comunera, ejecutado en 1521 por la justicia imperial. Su hermano menor fue Gutierre López de Padilla, quien heredó el mayorazgo de su padre, al morir sin sucesión sus sobrinos, hijos de Juan de Padilla. Es muy posible que los primeros años de la carrera de Gutierre López se vieran influidos por la vergüenza que cayó sobre el linaje por el comportamiento del hermano mayor, pero lo cierto es que en 1548 se le ofreció una oportunidad y la aprovechó bien. Con la introducción del ceremonial borgoñón en el servicio del príncipe Felipe, con el objetivo de ser presentado en las posesiones del norte de Europa que un día había de heredar, Gutierre fue nombrado mayordomo. Se trataba de una de las dignidades más elevadas del servicio, que le proporcionaba la oportunidad de situarse cerca del príncipe en un momento en que se adivinaban los años de lucha por el control del poder.

El caballero toledano acompañó a Felipe en su inmediato y largo periplo por el continente y, desde su posición privilegiada, observó, sin duda, cómo se forjaba día a día la relación entre su señor y un personaje emergente, el portugués Ruy Gómez de Silva, segundo sumiller de corps del príncipe. Supo interpretar correctamente López de Padilla las posibilidades que ofrecía la situación, y apostó con claridad por el noble luso. De regreso a Castilla, comenzó a obtener los réditos debidos, como lo fue la encomienda de Alhambra y La Solana de la Orden de Santiago, en mayo de 1553. Ya por entonces, su superior en el servicio del príncipe como mayordomo mayor, el III duque de Alba, fiado de la fortaleza de su posición pero que no podía dejar de observar los movimientos en el entorno de Felipe, manifestaba su desprecio por López de Padilla. Los años siguientes fueron cruciales para su carrera. No se apartó de la vera del príncipe, al que acompañó en su viaje a Inglaterra en 1554 para contraer matrimonio con María Tudor y posteriormente a Flandes. Era ya uno de los más fieles aliados de Gómez de Silva, que lo empleó en la lucha entablada para ocupar los principales resortes de poder en el seno de la Monarquía, en detrimento de los hombres del Emperador. En este contexto, no es de extrañar que, en 1556 y en Bruselas, fuera uno de los escogidos por el ya coronado Felipe II para entrar en su nuevo Consejo de Estado, quien además le confirmó en su puesto de mayordomo y le dio entrada en el Consejo de Hacienda. Pero, precisamente por la confianza que le tenían Felipe y su favorito, no permaneció mucho tiempo en Flandes. En marzo de 1556 fue enviado a Castilla, como parte de la estrategia elaborada para imponer en Valladolid —donde gobernaba Juana, hermana de Felipe, asistida por los hombres del Emperador— la visión política que triunfaba en el entorno del nuevo Soberano. Allí, su posición institucional se vio reforzada con la presidencia del Consejo de Hacienda, que comenzó a ejercer de hecho, así como con la Contaduría Mayor de Hacienda e Indias, que recibió el 5 de febrero de 1557. Desde ambos puestos clave, además de su entrada regular en los Consejos de Estado y Guerra, su misión consistía en asegurar el envío de numerario hacia el norte, con el fin de sufragar la guerra que Felipe II mantenía contra Francia. Evidentemente, tenía que vencer la fuerte resistencia de las “criaturas” del Emperador, quienes, encabezadas por Juan Vázquez de Molina, entendían que eran otras las prioridades de Castilla, en especial todo lo relativo al norte de África y la seguridad de las costas peninsulares. Su aislamiento terminó con el regreso de Felipe II a su tierra natal en 1559. Los desvelos de Gutierre fueron recompensados con la encomienda mayor de Alcañiz de la Orden de Calatrava y con el control completo de los resortes hacendísticos del reino, en conjunción con otro personaje emergente, el secretario Francisco de Eraso. Entre ambos alumbraron en noviembre de 1560 el proyecto para el saneamiento de la Hacienda Real de Castilla, pero López de Padilla se hallaba ya enfermo, y murió en Madrid el 3 de marzo de 1561. Estuvo casado con María de Padilla y Bobadilla, hija de los señores de Pinos y Veas. Su nieto, Antonio de Padilla, fue hecho I conde de Mejorada por Felipe III.

 

Fuentes y bibl.: A. López de Haro, Nobiliario genealógico de los reyes y títulos de España, vol. II, Madrid, Luis Sánchez, 1622, págs. 210-212; S. Fernández Conti, “López de Padilla, Gutierre”, en J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II (1527-1598). La configuración de la Monarquía Hispana, Salamanca, Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 1998, págs. 422-423.

 

Santiago Fernández Conti

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