Luxán, Antonio de. Madrid, ú. t. s. xv – ?, c. 1550. Consejero de Órdenes.
Quinto hijo de Juan de Luxán el Bueno y de María de Luzón y nieto por ambas vías de un camarero y un maestresala de la casa de Juan II, el sólido nexo familiar cortesano que construyeron sus abuelos, Juan Luxán y Pedro Luzón, respectivamente, facilitó a Antonio de Luxán su introducción en la Corte.
Inició su currículum de méritos en 1503, matriculándose en el colegio de San Bartolomé de Salamanca, donde se licenció en Cánones. Su excelente formación permitió en 1509 su ingreso como oidor en la Chancillería de Valladolid. El impulso reformista del que por entonces ejercía de regente, el cardenal Cisneros, en cuyo proyecto se incluía la promoción por mérito en las funciones hacendística, judicial y gubernamental de las órdenes militares para salvaguardar su correcta articulación y marcha (lo que generó el encono de sus representantes y las subsiguientes protestas), promovió que el cardenal reparara en el que, además, era su pariente por vía política, a través del matrimonio de Leonor de Luxán con Juan Ximénez de Cisneros. En esta doble circunstancia hay que entender su acceso al nombramiento como consejero de Órdenes en 1516, que inició su dedicación como asesor de su reformador protector. En este ámbito también participaron sus lazos familiares, dada la facilidad de información que Antonio de Luxán disponía a través de su hermano Francisco, a la sazón corregidor de Valladolid, quien le proporcionó la seguridad en el consejo al regente a través de su testimonio y aviso de ciertas noticias, como aquella de 1517 en la que Salamanca, Burgos y León pretendieron reunir en Junta a las ciudades con voto en Cortes para que sus representantes rogaran al imberbe Monarca el anticipo de su advenimiento. La divulgación de muchos de ellos como partícipes del cardenal llevó a Antonio de Luxán a aconsejarle que no impidiera su reunión, dada la gobernabilidad que presentarían, máxime si asistían como procuradores el corregidor y uno de los regidores de las ciudades.
Fallecido su benefactor y entronizado Carlos I, mantuvo su fidelidad, tomando parte a favor de la causa imperial, participando en el informe enviado al nuevo Soberano que detallaba el posicionamiento de las encomiendas en la revuelta de las Comunidades, despachado al Monarca desde Tordesillas en enero de 1521. Como caballero del hábito de Santiago, Antonio de Luxán fue delegado, junto a Luis de Alarcón, a fin de resolver las causas criminales abiertas contra los miembros de esa Orden que habían incurrido participando en las Comunidades. A efectos del desquite producido y dadas las vacantes que se sucedían, solicitó una plaza de regidor en Salamanca. El Emperador le distinguió con la concesión del usufructo de algunas haciendas de la Orden de Calatrava en noviembre de 1527 y un año después fue elegido para ingresar en el Consejo de la Emperatriz, que ejerció como su protectora hasta su muerte, como en el favor que le dispensó en la concesión de ciertas rentas y en la provisión de una encomienda. Fue proveído finalmente como comendador de Pozo Rubio en 1542 y, obtuvo la merced imperial de gozar de su salario y ayudas de costa como consejero de Órdenes de manera vitalicia, en gratificación a su trayectoria ejercida, aun habiendo sido eximido de acudir a las sesiones debido a su frágil condición física.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Escribanía Mayor de Rentas, Quitaciones de Corte, leg. 8, n.os 504- 512; Estado, leg. 24, n.os 147, 210 y 211; Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, lib. 327c, fols. 30v.-31r.; Órdenes Militares, Alcántara, exp. 843; Biblioteca Nacional de España (Madrid), ms. 7122, fol. 69.
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Alejandro López Álvarez