Alarcón, Luis de. La Osa (Cuenca), s. m. s. xv – 1530. Consejero de Órdenes.
Hijo del licenciado Alonso de Alarcón, alcaide de Osuna y Cazalla, y de Juana de Santoyo, nació en la población de La Osa, diócesis de Cuenca, en la segunda mitad del siglo xv. Fue colegial de Santa Cruz de Valladolid, donde ingresó en 1486 por mano del cardenal Pedro González de Mendoza. Sirvió como abogado de la Chancillería de Valladolid desde 1496, pasando dos años más tarde a consejero de Órdenes.
También fue trece en la Orden de Santiago y comendador de Villaescusa de Haro.
Empezó a adquirir relieve tras las Comunidades, coyuntura en la que, en un informe elevado a Carlos V (fechado en Tordesillas en enero de 1521), se valoraba su actuación en la zona de Villaescusa de Haro, donde había logrado pacificar las alteraciones allí registradas, que seguían el ejemplo de los levantamientos producidos en Ocaña. Por estos días, Luis de Alarcón enviaba un memorial a Flandes, posiblemente a Francisco de los Cobos, en el que criticaba sin reservas la falta de una estrategia militar eficaz por parte del almirante de Castilla y la situación generada por el ejército tras la toma de Tordesillas.
Acabada la guerra, Luis de Alarcón solicitó en 1523 una plaza de regidor en Toledo al socaire de la abundancia de cargos vacantes provocada por la represión de las Comunidades. Argumentaba para ello que Fernando el Católico había ordenado que su nombre constase en el libro de las memorias para obtener la primera regiduría que se hubiera de ocupar en la ciudad.
Una vez concedido el oficio, renunció a él en favor del mayor de sus tres hijos, Diego López. Desde comienzos de 1524 formaría parte de la comisión encargada de entender en las causas de los caballeros del hábito de Santiago relacionados con los acontecimientos de las Comunidades.
Tras su muerte, su plaza en el Consejo de Órdenes, que había ejercido durante treinta y dos años, permaneció vacante durante algún tiempo. Sus descendientes contaron con el apoyo de la institución en la que sirvió su padre, y de esta manera, en febrero de 1531 el Consejo solicitaba de Carlos V que sus hijos menores (Juan de Alarcón y Dávalos, caballero de Santiago, y Jerónima de Alarcón) recibieran como merced y en recompensa de los servicios de su padre las rentas que había disfrutado en la Orden de Santiago. También fueron de ayuda los servicios de Luis de Alarcón cuando su hijo Diego López renunció a la regiduría en su hermano Juan de Alarcón.
Esto provocó, sin embargo, la oposición de algunos regidores y que el Consejo de Órdenes volviera a interceder ante Carlos V apoyando las pretensiones de Diego López.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 20, n.º 106, leg. 22, n.º 163 y leg. 23, n.os 46 y 146.
P. Salazar y Mendoza, Crónica del Cardenal Juan Tavera, Toledo, 1603, págs. 277-278 y 356; M. Danvila, Historia crítica y documentada de las Comunidades de Castilla, vol. VII y V, Madrid, Real Academia de la Historia, 1897-1900 (col. Memorial Histórico Español, vols. XXXV-XL), págs. 25, 27- 29 y 51-53 y pág. 502, respect.; L. de Salazar y Castro, Los comendadores de la Orden de Santiago, Madrid, Patronato de la Biblioteca Nacional, 1949, págs. 373-374; P. Girón, Crónica del Emperador Carlos V, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1964, pág. 11; J. Pérez, La revolución de las Comunidades de Castilla (1520-1521), Madrid, Siglo xxi , 1998 (reed.), pág. 604; M. A. Varona García, La Chancillería de Valladolid en el reinado de los Reyes Católicos, Valladolid, Universidad, Secretariado de Publicaciones, Departamento de Paleografía, 1981, págs. 175 y 332; R. Carande, Carlos V y sus banqueros, vol. II, Barcelona, Crítica, 1987, pág. 400; H. Pizarro Llorente, “Luis de Alarcón”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vol. V, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 21-23; M.ª A. Sobaler Seco, Catálogo de colegiales del Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid (1484-1786), Valladolid, Secretariado de Publicaciones e Intercambio Editorial Universidad de Valladolid, 2000, págs. 41-42.
Alejandro López Álvarez
