Briones, Francisco de. Valdeolivas (Cuenca), c. 1539 – Madrid, 30.I.1596. Misionero jesuita (SI) de galeras.
Este conquense entró en la Compañía de Jesús en la casa de Valladolid, Colegio de San Antonio, en septiembre de 1554, en los días en que la princesa Juana de Austria, hermana del futuro Felipe II, solicitaba su profesión como jesuita en esta misma ciudad del Pisuerga. Por entonces, el hombre fuerte del Instituto en esta Monarquía hispánica era el padre Francisco de Borja, comisario para España y Portugal. Aunque comenzaba en aquellos momentos la andadura del noviciado de Simancas, Briones fue enviado al Colegio de Alcalá de Henares, donde inició la segunda probación en octubre de aquel mismo año. Tras realizar los votos del bienio en la casa de Plasencia, fue compañero del mencionado comisario Borja, en su visita por espacio de dos años, por los caminos de Portugal, Valladolid y Simancas, villa esta última donde el comendador Juan Mosquera había impulsado el que habría de ser el primer noviciado de los jesuitas en España, en vida todavía de Ignacio de Loyola. En el Colegio de Medina del Campo (establecido en 1551) estudió seis meses de gramática, y trabajó otros seis en los oficios domésticos.
En el problemático año de 1559 se encontraba en Segovia, donde era ayudante del procurador, además de ropero y despertador. En 1566, en vísperas de ser elegido Francisco de Borja como prepósito general, Briones ejerció de socio del procurador general de la Compañía en la Ciudad Eterna, Hernando de Solier.
Ambos acompañaron, en 1566, al cardenal Alessandro Crivelli a Lombardía. En 1567 era sotoministro del Colegio Romano. Abandonó su condición de trabajador de intendencia y, con interrupciones, desarrolló su dimensión de escolar, formándose en el Colegio Germánico, empresa docente encomendada a la dirección de los jesuitas.
En 1569 era designado compañero de Cristóbal Rodríguez, enviados ambos misioneros a las galeras de España, bajo el mando de Luis de Requesens.
Primero conocieron la guerra de Granada contra los moriscos. Con un breve regreso a Roma, a finales de ese mismo año, y de nuevo con Rodríguez, fueron enviados a las expediciones navales que concluyeron en la batalla del golfo de Lepanto (1571), fruto de la Liga Santa o Alianza de Venecia, la Santa Sede y España contra el Turco; al Mediterráneo oriental (1572), a Túnez (1573) y a La Goleta (1574), acompañando al padre Rafael Fabrica, todas ellas bajo el mando de Juan de Austria, hermanastro de Felipe II y hombre cercano a la Compañía, según le enseñaron sus padres adoptivos, Luis de Quijada y Magdalena de Ulloa. Quiso este príncipe, que nunca llegó a ser reconocido como tal, llevar consigo a Francisco de Briones, cuando hubo de viajar de Nápoles a España en ese mismo año de 1574; después continuó con él en su camino a Flandes cuando su hermano el Rey le presentaba como gobernador de aquellos territorios.
Aunque sus superiores de Segovia tuvieron en cuenta lo mucho que hacía Juan de Austria por la Compañía; el provincial castellano, Juan Suárez, por una parte, y el procurador general de la Corte, por la otra, desaprobaron la presencia de Briones junto al mencionado gobernador.
Francisco de Borja consideró que Briones debía ser sacerdote. Su sucesor Everardo Mercuriano, no obstante, se opuso a ello, pues creía que carecía de dotes intelectuales; mientras que con su “gracia natural” resultaba un buen coadjutor, provocaría escándalo como sacerdote. Corría el rumor que Briones deseaba que sus superiores le permitiesen dar este paso y se valía de su cercanía con algunas señoras de la nobleza para conseguirlo.
Su provincial, Alonso Salmerón —uno de los primeros compañeros de Ignacio de Loyola— consideraba que no superaba las exigencias intelectuales requeridas, en su capacidad de lectura, dominio de la gramática y conocimiento de los casos de conciencia. En contraposición, afirmaba en italiano que era fraternal, amable y bueno. Finalmente, Salmerón apoyó su ordenación, pues así lo había pedido Juan de Austria, por el trato que había tenido con él y por la capacidad de apostolado que había visto en él.
Finalmente, fue ordenado subdiácono en 1576, estudió latín y tres años de casos de conciencia en Salamanca y se le consideró apropiado para ejercer el oficio de ministro. Posiblemente alcanzó el sacerdocio en 1576. Hubo de regresar a Roma en enero de 1583 para tratar asuntos propios del Colegio de Pamplona.
Cuando regresó a Segovia, el quinto prepósito general de la Compañía, el napolitano Claudio Aquaviva, le encomendó que llevase consigo a Madrid el manuscrito de la “Vida” del padre Ignacio de Loyola, con la correspondiente censura romana. Un hombre experimentado en Armadas como él, se hallaba en Santiago de Compostela en 1587, pues pudo atender a la Gran Armada que se dirigía a invadir Inglaterra y que había recalado en La Coruña. Ya había ejercido para entonces, durante algunos años, los oficios de ministro y procurador. De nuevo, en Segovia y en 1590, no solamente se dedicaba a los asuntos temporales de la casa, sino a atender a los penitentes como confesor.
Este mismo ministerio lo continuó en Plasencia entre 1593 y 1594. Cuando murió en Madrid, le había enviado el provincial castellano, Cristóbal de Ribera, a la Corte, para tratar en ella asuntos temporales del Colegio Irlandés de Salamanca.
Obras de ~: “Epistolario, St. Franciscus Borgia”, en C. Gómez Rodeles, SI, Monumenta Historica Societatis Iesu (Madrid), vols. 1 y 5 (1894-1911); “Epistolae P. Alphonsi Salmeronis”, en Monumenta Historica Societatis Iesu, vol. 2 (1907); “Patris Petri de Ribadeneira Confessiones, epistolae aliaque scripta inédita”, en Monumenta Historica Societatis Iesu, vol. 12 (1923).
Bibl.: B. Alcázar, Chrono-Historia de la provincia de Toledo, vols. 1-2, Madrid, Juan García Infanzón, 1710; F. B. Medina, “La Compañía de Jesús y la minoría morisca”, en Archivum Historicum Societatis Iesu, 57 (1988), págs. 3-134; E. García Hernán, “La asistencia religiosa en la armada de Lepanto”, en Antológica Annua, 43 (1996), págs. 243-255; F. B. Medina, “Briones, Francisco de”, en Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. I, Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu y Universidad Pontificia Comillas, 2001, págs. 548-549; J. Burrieza Sánchez, Valladolid, tierras y caminos de jesuitas, Valladolid, Diputación Provincial, 2007.
Javier Burrieza Sánchez