Jiménez Donoso, José. Consuegra (Toledo), c. 1632 – Madrid, 14.IX.1690. Pintor y arquitecto.
José Jiménez Donoso representa uno de los puntos álgidos de la pintura madrileña de fines del XVII.
Discípulo aventajado de Juan Carreño de Miranda (1614-1685), supo aunar en su obra la tradición barroca madrileña con el interés por la arquitectura y la perspectiva fruto de su viaje a Italia.
Donoso debió de nacer hacia 1632 en Consuegra (Toledo). Recibiría su primera formación en el taller paterno, un modesto pintor del que nada se sabe.
Gracias al testimonio de Palomino hay constancia de que pasó a Madrid, donde entró en contacto con Francisco Fernández, artista formado en el taller de Vicente Carducho.
A la muerte de su maestro, acaecida hacia 1649- 1650, marchó a Italia, donde, en palabras de Palomino, perfeccionó su formación como “gran pintor, perspectivo excelente y consumado arquitecto”. En Roma conoció de primera mano las experiencias del pleno Barroco decorativo —con Bernini y Cortona a la cabeza— conformando un estilo que, a su regreso a Madrid, supondría una gran novedad en el panorama artístico de la Corte.
En 1657 estaba de vuelta en Madrid, donde “acabó de perfeccionar en el colorido en la escuela de D. Juan Carreño”. Su maestría en la pintura al fresco y su conocimiento de las novedades italianas pronto le proporcionarían un papel destacado en el ambiente artístico del momento.
Significativa fue su amistad con Claudio Coello (1642-1692), con quien compartió encargos de gran empeño como la decoración al fresco de la Casa de la Panadería de Madrid (1672-1673), la del vestuario de la catedral de Toledo (1674) o la del Cuarto de la Reina del Alcázar (1679), encargo este último en el que también participó Matías Torres. En ellos Donoso fundió lo aprendido en Italia con las experiencias que pocos años antes habían traído a Madrid los decoradores italianos Agostino Mitelli (1609-1660) y Angelo Michele Colonna (1600-1687), caracterizadas fundamentalmente por el empleo de grandes perspectivas fingidas.
También por estos años trabajaron ambos artistas en la decoración de la capilla de San Ignacio del Colegio Imperial —hoy colegiata de San Isidro— y en la sacristía de la misma. Perdida la decoración durante la Guerra Civil Española (1936), se conserva como testimonio una vieja fotografía del Milagro de San Francisco Javier y un dibujo preparatorio de Claudio Coello para la ornamentación de la citada capilla (Florencia, Galleria degli Uffizi).
Por último, dentro de su obra al fresco hay que incluir la decoración de la capilla de San José de Toledo, con escenas fingidas enmarcadas en medallones (Sueño de José, Nacimiento de Cristo y Desposorios de la Virgen) y ligadas por guirnaldas que remiten a la tradición de Mitelli y Colonna.
Paralela a su labor decorativa, su faceta como pintor al óleo le granjeó notables encargos siempre de índole religiosa. De 1666 son los lienzos de la capilla de San Juan de Letrán del convento de la Merced de Valencia, conservados hoy en el Museo de Bellas Artes de la misma ciudad. Del conjunto cabe destacar la Fundación de la basílica de San Juan de Letrán, acaso su obra maestra. Es además un perfecto ejemplo de su estilo en el que, por un lado, se advierte su formación italiana en el uso de composiciones arquitectónicas de gran formato, y, por el otro, su aprendizaje con Carreño, patente en ciertas figuras y en la entonación general de la obra. En 1668 hay que fechar los lienzos para el convento benedictino de Corella (Navarra), muy próximos también al estilo de su maestro.
Otro conjunto importante, hoy disperso entre el Museo del Prado y la Universidad de Santiago, es la serie de lienzos con la historia de san Francisco de Paula pintada hacia 1682 para el convento de la Victoria de Madrid. Aunque el tono carreñesco está patente en todos ellos, se perciben ecos del estilo de Coello en el Milagro del santo (Universidad de Santiago de Compostela). Para el altar mayor del convento pintó un lienzo de grandes dimensiones con el tema de la Virgen de la Victoria, destruido en el siglo xix y conocido a través de un dibujo conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid.
En 1685 fue nombrado pintor de la catedral de Toledo, sucediendo en el puesto a Francisco Rizi, muerto ese mismo año. Un año después sería nombrado maestro mayor de la misma, acreditando así su labor como arquitecto, de la que, por otra parte, no ha llegado nada.
De su faceta como retratista apenas hay más testimonio que el retrato de Don Juan José de Austria del Museo Balaguer (Barcelona). También es poco conocida, a tenor de lo conservado, su labor como dibujante. Aunque relacionados con Claudio Coello, sus dibujos se caracterizan por el empleo de la pluma gruesa sobre tanteos a lápiz negro, marcando siempre la rotundidad de los volúmenes (Sueño de San José, Biblioteca Nacional). De su experiencia en Italia incorpora la sanguina y el papel gris verdoso.
Donoso murió en Madrid el 14 de septiembre de 1690. El limitado conjunto de obras conservadas no permite conocer con rigor su talante y su personalidad artística, que tuvieron que ser ciertamente influyentes en su tiempo a tenor de los testimonios que de él se conocen. A ello hay que sumarle el descrédito como “corruptor de la arquitectura” del que fue objeto durante el siglo xviii por los críticos neoclásicos.
Obras de ~: Fundación de la Orden Mercedaria, Valencia, Museo de Bellas Artes, 1666; Fundación de la basílica de San Juan de Letrán, Valencia, Museo de Bellas Artes, 1666; Inmaculada Concepción, Nueva York, Hispanic Society, c. 1670-1680; Exaltación de la Monarquía Española (fresco), Madrid, Casa de la Panadería, c. 1672-1673; Pacto entre franceses y cartagineses, Madrid, Biblioteca Nacional, c. 1675-1680; Virgen del Socorro, Corella (Navarra), Museo de Arte Sacro, c. 1681-1682; Historia de san Francisco de Paula, Santiago de Compostela, Universidad, 1682; Retrato de don Juan José de Austria, Madrid, Museo del Prado, c. 1687-1688.
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Ángel Rodríguez Rebollo