Monardes, Nicolás Bautista. Sevilla, c. 1493 – 20.X.1588. Médico, especialista en historia natural, medicina, metalurgia.
Se poseen pocas noticias sobre la vida de Nicolás Monardes. Sus padres fueron Niculosu de Monardis, un librero de origen genovés, y Ana de Alfaro, descendiente, o quizás hija, del médico Martín de Alfaro.
Como muchos sevillanos de su época, Monardes estudió en la Universidad de Alcalá, al no disponer Sevilla de un centro universitario de cierto relieve. Allí obtuvo el “bachiller en artes y filosofía” en 1530, y el “bachiller en medicina” en 1533. Aunque la Universidad de Alcalá estaba orientada hacia las Humanidades y la Teología, sus aulas recibieron la influencia de Elio Antonio de Nebrija, creándose un gran interés en la historia natural, la cosmografía y las matemáticas en el contexto del humanismo renacentista. La vertiente médica del mismo, conocida como “galenismo humanista”, condicionó de forma decisiva la obra de Nicolás Monardes. Durante esa década y la siguiente se formaron también en esa Universidad figuras que influyeron decisivamente en la medicina y la cirugía de la época. Entre ellos, los que, como Monardes, destacaron en el estudio de la materia médica y, en especial, de la que procedía del Nuevo Mundo. Sirva como ejemplo la monumental obra llevada a cabo por Francisco Hernández.
Tras sus estudios, Monardes regresó a Sevilla. Durante dos o tres años trabajó con uno de los médicos más prestigiosos de la ciudad: García Pérez Morales, quien acababa de publicar un Tratado del bálsamo y de sus utilidades para las enfermedades del cuerpo humano (1530). Se piensa que fue en ese momento de su vida cuando preparó su primera obra que no llegó a publicar; trataba, según él, de “la verdadera descripción de todas las yerbas que hay en España y otras regiones, y la verdad de lo que son, y cómo se llaman en griego, latín, arábigo, y asimismo en nuestro vulgar castellano”.
En 1536 contrajo matrimonio con Catalina de Morales, hija de su maestro. Con el tiempo fue haciéndose cargo progresivamente de la importante clientela que aquél llegó a atraer. A pesar de su actividad práctica, ese mismo año publicó Diálogo llamado pharmacodilosis o declaración medicinal, donde, desde los supuestos humanistas, atribuye a los árabes la decadencia de la materia médica y recomienda el estudio directo de las fuentes de los clásicos, como Dioscórides.
Un año más tarde publicó De secanda vena in pleuriti.
Se trata de un folleto en forma de diálogo en el que se discute un tema polémico de la época: dónde debía practicarse la sangría en los afectados de “mal de costado” o pleuritis. Los seguidores del galenismo arabizado propugnaban hacerlo del lado opuesto o del pie, mientras que los humanistas defendían que debía sangrarse de la vena más próxima al mal. Monardes se muestra conciliador al situarse entre las dos posturas, como ya muestra el subtítulo de la obra Inter Graecos et Arabes Concordia.
En 1540 publicó De rosa et partibus eius, que incluye un estudio sobre esta planta, otro sobre el jugo de rosas, según la doctrina galénica de las cualidades, otro sobre las rosas de Alejandría (Rosa dasmacena Miller) y un tercero a las cidres, naranjas y limones, considerado uno de los más tempranos trabajos sobre los cítricos.
En 1545 se cierra lo que se considera como primera etapa de la producción de Monardes con la edición de la Sevillana medicina, de Juan de Aviñón, un estudio de la ciudad de Sevilla realizado desde la tradición del ambientalismo hipocrático. Parece que Monardes poseía el manuscrito original, heredado, quizás, de Martín Alfaro.
Nicolás Monardes obtuvo el título de doctor en el colegio de Santa María, de Sevilla, en el año 1547, donde era catedrático de Prima su suegro García Pérez Morales. Podría pensarse que tuvo la intención de sucederle, pero lo que se sabe con certeza es que después ocupó la cátedra Francisco Franco, otro médico formado en Alcalá, con el que mantuvo una gran enemistad.
A mediados de la centuria los intereses de Monardes comenzaron a decantarse hacia el Nuevo Mundo. Se conserva abundante documentación de las actividades mercantiles que desarrolló con el nuevo continente.
Traía grana, cueros y productos medicinales, entre otros artículos, y enviaba mercancías, como tejidos y, sobre todo, esclavos. Para estos negocios Monardes creó una compañía con Juan Núñez de Herrera, residente en la ciudad de Nombre de Dios. Más tarde, cuando éste murió, se asoció con Rodrigo de Brizuela, que era el marido de su hija Leonor. El negocio fue empeorando con el tiempo debido, entre otras cosas, a las dificultades que tenían para cobrar, hasta que, finalmente, llegaron a la quiebra. Para evitar el encarcelamiento por deudas se recluyó en el monasterio sevillano de Regina Coeli, del que sólo salió cuando llegó a un acuerdo con sus acreedores.
Aparte de los negocios, desplegó una intensa actividad científica en torno al estudio de los productos medicinales americanos. Los primeros resultados los publicó en 1565 con el título de Dos libros. El uno trata de todas las cosas que traen de nuestras Indias occidentales, que sirven al uso de Medicina y como se ha usar la rayz del Mechoacan, purga excelentissima. El otro libro, trata de las dos medicinas maravillosas que son contra todo Veneno, la piedra Bezaar, y la yeva Escuerçonera.
En el prefacio se refiere a la importancia de las cosas que se traen del Nuevo Mundo: oro, plata, piedras preciosas, lana, algodón, cueros y azúcares, entre otros, pero lo que realmente tiene valor para él son los productos que sirven de medicina.
Los purgantes eran fármacos muy usados y apreciados en la época. Con el mechoacán pensó que había encontrado el purgante ideal: buen sabor, fácil de tomar y con excelentes efectos sin llegar a perjudicar al enfermo. Sin duda, estas apreciaciones fueron en buena medida responsables de que su uso se extendiera rápidamente por España, Italia, Alemania y Flandes, y diera lugar a un intenso comercio.
Ese mismo año estuvo visitando Sevilla el alemán Jacobus Fugger, hijo del célebre banquero Anton Fugger, y su preceptor el médico flamenco Charles de l’Escluse (Carolus Clusius). No se tiene noticia de las relaciones que éstos mantuvieron con Monardes, pero se sabe que los Fugger tenían el monopolio del comercio americano del guayaco y de otros productos americanos usados en el tratamiento de la sífilis, y daban comisiones a los médicos que los recomendaban.
También se sabe que las traducciones de Clusius al latín de las obras de Monardes contribuyeron a difundir la obra de éste por Europa. Clusius viajó a lo largo de dos años por la Península recogiendo materiales para completar sus estudios botánicos, estableciendo relaciones con otros naturalistas y visitando universidades.
Este viaje supuso el inicio de una importante colaboración científica de tipo epistolar entre Clusius y científicos españoles con intereses afines.
En 1571 apareció la Segunda Parte del Libro, de las cosas que se traen de nuestras Indias occidentales, que sirven al uso de medicina, al que añadió el texto Libro que trata de la nieve, y de sus propiedades. Llama la atención que dos años antes Francisco Franco publicara en Sevilla un Tratado de la nieve y del uso della, texto que es completamente ignorado por Monardes. Esto es un indicio más de la enemistad que se profesaron ambos médicos y a la que ya se ha hecho alusión.
Tres años más tarde, en 1574, se publicó la obra completa con el título Primera y Segunda y Tercera Partes de la Historia Medicinal de las Cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales que sirven en Medicina.
En esta ocasión añadió el tratado sobre la piedra bezaar y la yerva escuerçonera, el libro sobre la nieve y un nuevo “Diálogo del hierro”. Este último tiene interés porque fue el primer texto que se dedicó de forma monográfica al tema, y fue el único hasta principios del siglo xviii. Está planteado en forma de diálogo entre el autor, un boticario y un metalurgista vizcaíno. Contiene información sobre los principales yacimientos españoles y europeos, técnicas de labrado del metal, proceso de fabricación del acero, génesis del hierro, cualidades y sus empleos terapéuticos.
Este libro ocupó una posición central en el proceso de introducción en Europa de la materia médica americana.
La información de los productos americanos que Monardes aborda en las dos primeras partes procedía de enfermos, pasajeros de Indias y, ocasionalmente, de algún médico que había ejercido en aquellas tierras.
Entre los que estudia se pueden mencionar algunos introducidos tempranamente, como el guayaco y los pimientos, los que se conocieron hacia 1530 como el palo santo, el palo de la orina y la raíz de mechoacán, y los que lo hicieron a mediados del siglo xvi. Además de los mencionados, figuran el carlosanto, el guacatane, la cebadilla, la zarzaparrilla, sassafrás, cañafístola, etc.
En la tercera parte la información es más directa.
Monardes recibía personalmente envíos y encargos de productos que había realizado. Entre los que describe se encuentran productos orientales aclimatados en América, plantas que se conocieron desde temprano, como el girasol y la piña tropical, y otros de introducción más reciente.
Pudo cultivar alguna de estas plantas americanas en su huerto a la vez que tuvo acceso a las colecciones y jardines que entonces existían en Sevilla, como el Museo de Gonzalo Argote de Molina y el jardín botánico de Simón de Tovar.
El rigor, la profundidad y la extensión que dedica a cada producto varía de unos casos a otros. Entre los que aborda con todo detalle y amplitud se pueden mencionar los dedicados al tabaco, la raíz de mechoacán, los bálsamos, y el sassafrás. Precisamente la forma de describir le ha valido a Monardes que se le considere como un clásico de la farmacognosia. La perspectiva que a él le interesa es la terapéutica y así se ocupa de describir el producto, del método de prepararlo, de administrarlo y de los usos curativos.
El capítulo dedicado al tabaco puede considerarse como el primer estudio serio que se publicó en Europa sobre la planta. Hace referencia a las zonas y climas donde crecía, ofrece una descripción botánica de la planta, cuenta los usos que le daban los indígenas, y enumera, por último, sus virtudes medicinales.
La argumentación de los usos del tabaco se apoya sobre fundamentos distintos: la imitación del empleo que hacían de ella los indígenas, la doctrina galénica, y la experiencia.
Estas bases pueden aplicarse también al resto de los productos medicinales que Monardes aborda en su obra. Se atiene, por un lado, a la ortodoxia galénica, pero no renuncia a los usos avalados por la experiencia.
Esta actitud fue común en los hombres del Renacimiento, que sentían vigorosa la llamada de la realidad.
No dudaban en utilizar medicamentos ajenos a su sistema médico cuando podían comprobar su eficacia.
Los productos a los que Monardes hace referencia —en torno a los setenta, y que incluyen también unos pocos animales y minerales—, procedían de una amplia zona limitada al Norte por La Florida, al Sur por Callao, al Este por la isla Margarita y al Oeste por la costa mexicana del Pacífico.
Esta obra llegó a alcanzar una gran difusión. La primera parte fue reimpresa en Sevilla en 1569. La segunda parte también se publicó de forma independiente en Sevilla en 1571, unida al libro sobre la nieve. En Italia apareció en 1570 el capítulo dedicado a la raíz de mechoacán y a partir de 1575 se publicaron las dos primeras partes en nueve ocasiones. El capítulo consagrado al tabaco se imprimió de forma independiente otras tres veces.
Con las traducciones al francés pasó algo parecido.
Se publicó el texto del mechoacán en 1572 y se reimprimió en 1588. Después se tradujo la versión latina de la obra de Monardes realizada por Clusius. En Inglaterra se publicaron en inglés las tres partes en 1577, 1580 y 1596.
A todas estas ediciones hay que añadir la traducción que hizo Clusius al latín, que gozó de gran reputación.
Así, en poco más de cien años, su obra llegó a alcanzar cuarenta y dos ediciones en seis idiomas.
En las últimas décadas se ha podido comprobar, además, que existen innumerables citas, plagios y referencias a la obra de Monardes en las publicaciones posteriores sobre materia médica y temas afines.
En 1577 falleció su esposa y Monardes se trasladó al domicilio de su hija Jerónima. Diez años más tarde, en 1588, depositó su testamento, en el que dejaba una herencia abultada, lo que indica que llegó a recuperarse econonómicamente tras la ruina a la que se ha aludido. Murió el 10 de octubre de ese mismo año de una apoplejía.
Obras de ~: Dialogo llamado pharmacodilosis o declaracion medicinal [...], Sevilla, Juan Cromberger, 1536; De Secanda Vena in pleuriti Inter Grecos et Arabes Concordia, Sevilla, D. de Robertis, 1539; De Rosa et partibus eius [...], Sevilla, D. de Robertis, c. 1540 [Juan de Aviñón]; Sevillana medicina [...], Sevilla, A. de Burgos, 1545; Dos libros. El uno trata de todas las cosas que traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven al uso de Medicin [...] El otro libro, trata de dos medicinas maravillosas que son contra todo Veneno, la piedra Bezaar, y la yerva Escuerçonera [...], Sevilla, S. Trujillo, 1565; Segunda Parte del Libro, de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven al uso de medicina [...] Va añadido un libro de la Nieve [...], Sevilla, A. Escribano, 1571; Primera y Segunda y Tercera Partes de la Historia Medicinal de las Cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales que sirven en Medicina. Tratado de la Piedra Bezaar, y de la yerva Escuerçonera. Dialogo de las Grandezas del Hierro, y de sus virtudes Medicinales. Tratado de la Nieve y del bever frio [...], Sevilla, A. Escribano, 1574; Simplicium Medicamentorum ex Novo Orbe delatorum, quórum in Medicina usus est, Historia, Hispanico sermone descripta a [...], Latio deinde donata, & annotationibus, iconibusgue affaire depictis illustrata a Carolo Clusio Atrebate. Altera Editio, Antuerpiae, Ex officina Christophori Plantini, 1579.
Bibl.: J. Lasso de la Vega y Cortezo, Biografía y estudio crítico de las obras de Nicolás Monardes, Sevilla, Díaz, 1891; K. Stünzner, Die Schrift des Monardes über die Arzneimittoln Amerikas, Halle, M. Niemeyer, 1895; J. Olmedilla y Puig, Estudio histórico de la vida y escritos del sabio médico español del siglo xvi Nicolás Monardes, Madrid, Herederos de M. Hernández, 1897; F. Rodríguez Marín, La verdadera biografía del Doctor Nicolás Monardes, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, 1925; U. G. Paoli, “Nuove notizie su Monardes”, en Archeion, 19 (1937), págs. 44‑50; “Contribuzione alla storia della medicina spagnola: Un opusculo medico di Nicolás Monardes del 1530. Ristampato e commentato”, en Archeion, 25 (1943), págs. 108‑170; M. Bargalló, La naturaleza de los metales y el beneficio del hierro en los alquimistas y metalúrgicos del siglo xvi, México, Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, 1961; F. Guerra, Nicolás Bautista Monardes. Su vida y su obra (ea. 1493‑1588), México, Compafila Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, 1961; F. Pérez Fuenzalida, “Un escrito clave de Nicolás Monardes: ‘Diálogo llamado Pharmacodilosis o Declaración medicinal’ (1556)”, en VV. AA., Actas del IV Congreso Español de Historia de la Medicina, vol. 1, Granada, 1975, págs. 81‑88; J. M. López Piñero, Introducción a Primera y Segunda y Tercera Partes de la Historia Medicinal [...], Madrid, Ministerio de Sanidad y Consumo, 1989; “Las nuevas medicinas americanas en la obra (1565-1574) de Nicolás Monardes”, en Asclepio, 42 (1990), págs. 3-68.
José Luis Fresquet Febrer