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Diego Suárez Corvín

Biografía

Suárez Corvín, Diego. Urbiés, Oviedo (Asturias), 1552 – ?, c. 1624. Soldado de Infantería al servicio de la Monarquía Hispánica en Orán, Sicilia y Nápoles.

Autor de la Historia del Maestre último que fue de Montesa y de su hermano don Felipe de Borja...

Nacido en el seno de una familia hidalga y pobre, Diego Suárez Corvín o Diego Suárez Montañés, como también firma alguno de sus escritos en homenaje a las montañas de Asturias en las que transcurrieron sus primeros años de vida, pronto decidió abandonar su oficio de pastor para probar suerte como soldado. Deseaba conocer el oropel de las ciudades italianas, de donde llegaban las relaciones de sucesos y las cartas de soldados en las que se refería una vida más gloriosa y de mejores oportunidades que el duro trabajo a jornal. Pero a donde llegó por engaño el 7 de abril de 1577, tras un breve periplo por tierras manchegas desempeñando diversos oficios, fue a Orán.

Para un soldado español de finales del siglo xvi, el servicio al Rey con las armas en un presidio norteafricano ya no era un destino deseado. Como el propio Suárez va a descubrir por sí mismo, ser soldado en Orán setenta años después de su conquista no era promesa de honores y prebendas, sino símbolo de penurias y precariedades. Suárez empezará sirviendo como gente de obras, ayudando en la fortificación de los castillos que habían sufrido importantes desperfectos tras el sitio impuesto por los turcos en 1563.

En los días festivos participa en jornadas y cabalgadas contra los moros de guerra a través de las cuales logra entrar en contacto con la vida de armas que anhela.

Por fin, en abril de 1581, se incorpora como soldado de Infantería a la compañía de Pedro Fernández de Guzmán, iniciando así una carrera militar que se prolongará durante dos décadas más. En 1588 contrae matrimonio con María de Velasco, descendiente de uno de los conquistadores de Orán y emparentada con varios militares de alto rango del presidio en su época, unión de la que nacerá una hija.

A comienzos de los años noventa, es nombrado escribano y administrador de la iglesia del hospital de San Bernardino, actividades por las que recibiría veinticinco reales mensuales, aparte de su soldada. Desde este momento, Suárez puede dar cauce a su afición por la Historia, a pesar de las limitaciones de cultura y formación que él mismo reconoce. En mayo de 1592 toma la pluma para escribir lo que él denomina como “los anales de África”, intentando fijar una crónica de la presencia española en Berbería a la vez que sistematizar los acontecimientos que ocurren en estas tierras en los últimos siglos por medio de sus propias vivencias y las de las personas cercanas a su círculo. Esta Historia del reyno de Tremecen y Oran nunca abandonó su categoría de manuscrito en vida del autor por más que él deseara que se convirtiera en un impreso.

A pesar de sus más de setecientas páginas, quedó inconclusa a la muerte de Suárez, y pasó a la posteridad como una historia fragmentada. Alguna de estas partes de la obra fueron separadas en vida de Suárez, probablemente por él mismo para trabajar mejor sobre ellas, dado su volumen, o quizás para demostrar con algún fin la valía de su texto de acuerdo con la calidad de la parte seccionada, como el capítulo que aborda la fracasada empresa de Carlos V en Argel en 1541. Otra parte, la Historia del Maestre último que fue de Montesa..., sí consiguió ver la luz, aunque no por entero y varios siglos después de muerto su autor, gracias a Francisco Guillén Robles, de la Academia de la Historia, quien transcribió a fines del siglo xix casi completa la primera parte del texto de Suárez, habiéndose publicado recientemente la obra íntegra.

En los últimos años de su servicio como soldado en Orán, Suárez escribió un resumen de la situación en la que estaban las plazas a través de veinticinco avisos en los que refería los principales problemas de guarnición y abastecimiento, estableciendo la importancia de conservarlas para defender los reinos de España, al tiempo que ponderaba la idea del norte de África como terreno natural de expansión de la Monarquía Hispánica. Suárez presenta estos Avisos a Felipe III en 1607, una vez impresos a su costa en Alcalá de Henares. De igual manera, Suárez compuso algunas obras en verso, de calidad literaria discutible, en las que volvía a reflejar su interés por los temas históricos, como El ramillete oranés, en el que se recrea un diálogo entre dos soldados, uno que sirve en Orán y otro en Italia, quienes intentan dirimir en cuál de las dos áreas resulta más relevante el servicio al Rey con las armas, siguiendo de cerca un modelo literario creado en los albores de la Edad Moderna que cultivaron autores como Baltasar de Morales, capitán de Infantería en Orán. Otro poema es el titulado Espejo de la nobleza, dividido en varios cantos, siendo su gran obra en verso los Tres romances de Asturias de Oviedo. La suerte y la oportunidad llevaron a Diego Suárez a poder imprimir estos romances en 1607, en Alcalá de Henares, en la misma imprenta y quizá al mismo tiempo que sus Avisos importantes para la Magestad del Rey nuestro señor...

El 29 de marzo de 1604 conseguía el ansiado permiso para salir de Orán y regresar a España que llevaba solicitando desde quince años atrás. En tierras de Berbería quedaban mujer e hija, además de buena parte de sus manuscritos. El 7 de abril, exactamente veintisiete años después de su llegada a Orán, Suárez conseguía desembarcar en Cartagena. Iniciará ahora un periplo por España en busca de mentor para la publicación de su obra, para lo cual pasará por Valladolid, intentando el patrocinio de Juan de Borja. También se dirige a Asturias, donde vende su legítima por quinientos ducados, al tiempo que hace averiguaciones sobre su hidalguía. El 24 de marzo de 1608, Suárez, deseoso de continuar con su carrera militar, obtiene un destino para Sicilia, pasando a notificar este anuncio a su familia, que sale de Orán y llega a España para acompañarle a Italia. Suárez iba a cumplir su deseo de ir a Italia más de treinta años después de haber embarcado por primera vez como soldado del rey católico. Pero si las prebendas, los honores y, sobre todo, el cobro regular de su soldada para llevar una existencia digna se le habían negado en sus años en Berbería, el destino italiano tampoco le iba a deparar las glorias como soldado y escritor que Suárez había anhelado. El 2 de diciembre de 1608 Suárez parte con su familia hacia Sicilia en una nave inglesa, con flete a cargo del propio escritor. Ocho años permanecerá como soldado de Infantería en las costas de Sicilia, en un momento en que, como él mismo reconoce, el servicio de la armada y tercio de aquel reino en las costas españolas, escoltando a los moriscos que salen de la Península tras el edicto de expulsión de 1609, hace especialmente comprometido su trabajo. Aun así, Suárez encuentra algún momento para seguir corrigiendo y completando su historia. La última noticia autobiográfica que ofrece en el prólogo de su obra es su traslado a Nápoles en julio de 1616, tras haber terciado en Sicilia su entretenimiento en la reforma general que allí se hizo de los entretenimientos y ventajas. Las únicas referencias de su estancia en Nápoles nos han llegado a través de cartas y misivas que escribe a diferentes personalidades con la esperanza de que le sean satisfechos atrasos y deudas. Su situación vital de extrema necesidad refiere la indigencia que caracterizó los últimos años de la vida de quien había pasado varias décadas de su existencia defendiendo y glosando la pervivencia de la Monarquía Hispánica en tierras de ambas orillas del Mediterráneo. Las precariedades de los últimos años de su vida, sin embargo, no impiden el regreso a España del veterano soldado y su familia, si bien no quedan en su obra referencias exactas a la fecha del viaje, a diferencia del detalle con el que escribe todo lo relativo a su embarque hacia Italia. Si seguimos las indicaciones que ofrece en varios de sus manuscritos referidas a sus cincuenta años de servicio a la Corona, treinta en Berbería y veinte en Italia, en realidad veintisiete en Berbería y quizás también algunos menos de veinte en Italia, el regreso a España podría haberse producido hacia 1623, no debiendo de transcurrir mucho tiempo entre el retorno a su tierra natal y su muerte.

 

Obras de ~: El ramillete oranés, c. 1592-1604 (inéd.); Historia del reyno de Tremecen y Oran o Cronica de Oran, c. 1592-1617, ms. en Archives Nationales d´autre-mer (Aix en Provence), Algérie, Serie C, n.º 2-4, Documents Espagnols [caps. desgajados de ésta: Sitio imperial sobre Argel, c. 1592- 1617 (inéd.); Historia del Maestre último que fue de Montesa y de su hermano don Felipe de Borja. La manera como gobernaron las plazas de Orán y Mazalquivir, reinos de Tremecén y Ténez, c. 1592-1617 (ed. parcial de F. Guillén Robles, Madrid, Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1889; ed. completa de M. Á de Bunes Ibarra y B. Alonso Acero, Valencia, Institució Alfons el Magnànim, 2005)]; Espejo de la nobleza, c. 1604-1608; Avisos importantes para la Magestad del Rey nuestro Señor, acerca de algunos peligros y otras cosas a que de deue acudir con tiempo, en las plaças de Oran, y Marçaelquiuir, en sus reparos, para la seguridad y sossiego de los Reynos de España, y aprouechamiento de la hazienda y patrimonio Real, que por aquella parte se sigue, y podra mas seguir en daño o veneficio, en no acudir, o acudir con tiempo a ellos. Todo averiguado, entendido y ordenado por Diego Suarez Montañes, Asturiano, soldado antiguo y platico en aquellas plaças y Reynos, de treinta años de milicia en ellos, (Alcalá de Henares, 1607); Tres romances de Asturias de Oviedo: que tratan el primero de la eleccion del Rey don Pelayo, el segundo de una querella que las mismas Asturias proponen por que llaman a sus hijos de villanos, el tercero de una carta de consuelo que el mismo Principado embia a Valladolid sobre la mudança de la Corte (Alcalá de Henares, 1607).

 

Bibl.: A. Berbrugger, “Mers el Kebir et Oran de 1509 a 1608 d’après Diego Suarez Montanes”, en Revue Africaine (1865), vol. IX, págs. 251-267, 337-355, 410-429; vol. X, págs. 43-50, 111-128, 197-207; y vol. XI, págs. 72-81; E. Cat, Mission bibliographique en Espagne, Paris, Ernest Leroux, 1891, págs. 73-78; G. Jacqueton, “Los archivos españoles del Gobierno General de Argelia. Historia del fondo e inventario”, en Instituto General Franco para la Investigación Hispano-Árabe. Cuadernos de Trabajo, n.º 3, Ceuta, (1941), págs. 46-47.

 

Beatriz Alonso Acero y Miguel Á. de Bunes Ibarra

Relación con otros personajes del DBE

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