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Gaspar Bernardo de Lara

Biografía

Lara, Gaspar Bernardo de. ?, p. s. XVIII – ?, f. s. XVIII. Coronel del Ejército e ingeniero en jefe.

En 1737 realizaba un plano de la ciudad de Burgos. Años después, destinado en Venezuela el 28 de enero de 1746, era ascendido a ingeniero extraordinario, y en 1747 firmaba en la Guayana los siguientes planos y cartas: el 24 de marzo, Carta y descripción hisdrográphica de una parte del gran río Orinoco, que conprehende desde el caño Guaruapo hasta la Ysla de Faxardo; el 24 de marzo, el Plano del Fuerte de San Frnando que se proiecta construir en la punta del este de la isla de Limones situada enfrente del castillo de Guyana; el 18 de octubre, Plano hisdrográphico de una parte del gran río Orinoco, que conprehende desde el caño Guaruapo hasta la Ysla de Faxardo, por el cual se manifiesta que el sitio mas apto para establecer el nuevo fuerte es enfrente del castillo de San Francisco de Assís de la ciudad de Guayana; y, finalmente, en la misma fecha, Plano de la batería y fuerte de San Fernando … por frente del castillo de San Francisco de Assís de la ciudad y presidio de la Guyana, firmado en Cumaná.

La primera fundación de Guayana, capital de la provincia, está reflejada en el plano de 1749 de Gaspar de Lara, Ciudad de Guayana cuia delineación de calles es según manifiesta el plano. En el mismo año levantaba dos planos del pequeño fuerte de San Diego de Alcalá en el cerro del Padrastro (Venezuela) y un plano, perfil y elevación de sus cercanías a tiro de Cañón. Con fecha de 31 de marzo de 1753 realizaba un Plano general de las Fortificaciones del presidio de la Guayana señalando la disposición de la Batería de San Fernando y el mismo día firmaba el Plano, perfil y elevación de la batería de San Fernando que se ha pricipiado en la tierra que llaman firme, en sitio inmediato a la boca del caño de Limones.

El 21 de enero de 1766, promovido a ingeniero ordinario, recibía un oficio del gobernador militar de Cádiz comunicándole la Real Orden por la que se le destinaba a la Dirección de Ingenieros en la provincia de Andalucía, y, el 1 de diciembre del mismo año, era destinado a la Dirección de Ingenieros en Extremadura. Con arreglo a la gran movilidad de la mayoría de los ingenieros militares en el siglo XVIII, en 1772 se encontraba en Santander, donde realizaba un proyecto para el puerto de la citada plaza, y en 1779, ascendido a ingeniero en segunda, era destinado a Valencia.

En 1778, el secretario de Estado, conde de Floridablanca, ordenaba la finalización definitiva de las obras en Nueva Tabarca, y en marzo del año siguiente destituyó provisionalmente como gobernador al ingeniero Fernando Méndez de Ras Sotomayor, mandando que se realizase una visita a la isla y se le informase de su situación. La visita se llevó a efecto al mes siguiente y se emitieron tres informes: uno del ingeniero Gaspar Bernardo de Lara, otro del contador y un tercero del propio Méndez, que fue rehabilitado en su cargo. En su informe, Bernardo de Lara, después de una visita a la isla, se limitó a señalar las carencias de la isla, lo que, a su parecer, inducía a la evacuación de sus habitantes, aunque manteniendo las fortificaciones, mientras que los informes del contador y de Méndez, aunque discrepaban en cuanto a la efectividad de las obras realizadas, coincidían en señalar la ociosidad de los isleños como causa de la mayor parte de sus desgracias.

En 1780, se le mandó a prisión por oponerse a los excesivos gastos que el sargento mayor Gaspar Zalaberria efectuaba en la construcción del fuerte de San Fernando en el Orinoco, y, además, sin dar firmeza a las obras, como quedó posteriormente demostrado: “Remitiendo a estos Reynos sonrojosamente el Mariscal de Campo Diego Tavares […] por persuasiones del Sargento Mayor”. Poco debió durar la prisión ya que el 30 de mayo de 1780 Baltasar Ricaud y Gaspar Bernardo de Lara, puesto en libertad y exonerado, confeccionaban en Alicante el Plano del canal o cauce abierto con los terrenos de su contorno, desde el puente del Barranco de San Blas hasta la costa del Mar.

Según un expediente de la Secretaría de Guerra, a finales de octubre de 1776 se produjeron en Alicante fuertes lluvias. En esta ocasión las aguas del barranco de San Blas discurrieron por el nuevo cauce, que se había interrumpido a 150 varas del mar en una zona con un fuerte desnivel produciendo algunos daños en fincas particulares. El trazado del cauce era una solución suficiente para evitar que las aguas dañaran el recinto fortificado de la ciudad, pero no así las propiedades circundantes en la zona más baja próxima al mar.

El contador real Martínez de Irujo ordenaba al ingeniero director del reino de Valencia Baltasar Ricaud “haga reconocimiento de terreno, y según su actual estado proyecte lo que deva practicarse”, para solucionar los problemas derivados del proyecto y ejecución del canal. Cuatro meses se necesitaron, sin embargo, para redactar el proyecto de la ampliación del canal del nuevo cauce del barranco de San Blas. El proyecto lo realizaba y firmaba el coronel de Ingenieros Gaspar Bernardo de Lara.

En su informe, Lara trataba de averiguar si las reclamaciones de los vecinos afectados por los defectos del nuevo cauce eran justas o no, aunque fundamentalmente se refería al motivo por el que se había construido el citado cauce, que era la protección de las obras de fortificación llevadas a cabo en la parte del convento de San Francisco. Señalaba al respecto que los problemas surgieron mucho tiempo atrás por abuso de los vecinos y la tolerancia de las autoridades locales, que, sin los permisos oportunos, edificaron el arrabal de San Francisco, muy próximo a las fortificaciones del siglo XVI. Al ser un claro impedimento para la defensa de la plaza, los ingleses construyeron el trincherón, entre 1706 y 1708, por la parte exterior para procurar defender la plaza de un golpe de mano en la Guerra de Sucesión. En definitiva, califica de error grave para las fortificaciones este cinturón de “devil recinto exterior […] fortificación que se puede estimar de pura apariencia”, agravado además por las avenidas de las aguas que suelen producirse a comienzos del otoño, que se introducían por la puerta de Babel. En resumen, entendía que era mucho más adecuado contar para la defensa de Alicante con el recinto del siglo XVI, “mejor flanqueado por varios Torreones de solida construcción y menos sujeto a la dominación de los Padrastros”.

Durante el largo proceso administrativo que sufrió el expediente hasta su final aprobación por parte del Consejo de Guerra y del rey Carlos III en última instancia, el país se hallaba envuelto en un nuevo conflicto bélico iniciado en 1779, esta vez con Gran Bretaña, con motivo de la ayuda española a los independentistas en la Guerra de la Independencia de las colonias británicas de América del Norte. Debido a ello, tras las opiniones, tanto del contador como del intendente del Ejército del reino, y del ingeniero general, D. Silvestre Abarca, al que Lara había remitido su informe, el rey dio orden de acometer únicamente la prolongación del canal hasta el mar y no indemnizar a los perjudicados, pues “ni la Real Hacienda ni la Ciudad pueden responder de los perjuicios que reclama, ni de los accidentes de los temporales”.

 

Bibl.: H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1994; Carlos Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; A. B. González Avilés, “Mejoras en las fortificaciones abaluartadas de Alicante durante la Guerra de Sucesión”, en Tiempos Modernos. Revista Electrónica de Historia Moderna, 7, 25 (2012); V. Echarri Iribarren, “El desvío de los cauces de los barrancos de San Blas y Canicia en Alicante: proyectos realizados desde 1788 hasta 1798”, en Biblio 3W: Revista Bibliográfica de geografía y Ciencias Sociales, 18, 1017 (2013); J. M. Pérez Burgos, “La ilustrada utopía de una ínsula fortificada”, en Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 36 (2017), págs. 353-372; J. M. Pérez Burgos, Nueva Tabarca. Patrimonio integral en el horizonte marítimo, Madrid, Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, 2017; “Una utopía dibujada, Nueva Tabarca”, en Plazatio, 30 de julio de 2018 [en línea], disponible en https://www.plazatio.com/es/noticias/una-utopia-dibujada-nueva-tabarca.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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