Castro y Ponte, Francisco de. ?, 9.I.1851 – Sevilla, 8.XII.1901. Coronel de Ingenieros.
Ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara el 9 de enero de 1865, antes de cumplir los 14 años, saliendo de la misma el 8 de septiembre de 1868 como teniente, después de completar los estudios reglamentarios.
Cuando disfrutaba del descanso antes de presentarse en su primer destino, al terminar sus estudios, ocurrió la revolución de septiembre (la Gloriosa), por lo que se presentó voluntariamente en el Estado Mayor del Ejército del Norte, asistiendo al ataque y toma de Santander, donde fue herido y premiado con el empleo de capitán de Ejército, gracia que, si bien por entonces quedó sin efecto, era confirmada tres años más tarde (los oficiales de Ingenieros, Artillería y Estado Mayor podían ascender en tres escalas: la de su Cuerpo, por antigüedad, y por méritos en las de grado del Ejército, y efectivo en el mismo).
Fue destinado a la compañía de depósito del primer regimiento, al salir de la Academia, y luego a la Dirección Subinspección de Cataluña. Se halló en los sucesos ocurridos en Barcelona en septiembre de 1869 y en abril de 1870, siendo premiados sus servicios con la Cruz de primera clase del Mérito Militar roja y con la de Isabel la Católica, permutando la primera por el grado de comandante del Ejército en 1871.
Después de una breve permanencia en la guarnición de Madrid, durante la cual asistió con su compañía a los trabajos que se realizaron para combatir el incendio ocurrido en octubre de 1872 en el monasterio del Escorial, pasó a Despeñaperros, donde operó contra las partidas republicanas, viendo recompensados sus servicios con la Cruz del Mérito Militar, blanca.
Reorganizadas las tropas de ingenieros, fue destinado al segundo regimiento, mandando accidentalmente la compañía de telégrafos, con la que operó en la provincia de Ciudad Real, combatiendo a varias partidas carlistas; asistió al desarme de un batallón de Francos, sublevados en Vicálvaro, y, finalmente, formó parte del ejército de operaciones que a las órdenes del general Manuel Pavía atacó a Sevilla en los días 28 a 30 de julio de 1873, en el marco de la Guerra Cantonal. Su distinguido comportamiento en estos sucesos fue premiado con otra cruz del Mérito Militar, roja, primero, y con el empleo de comandante de Ejército, después.
Promovido a capitán del Cuerpo por antigüedad el 21 de julio de 1873, pasó al cuarto regimiento que se hallaba en Vitoria, con el que participó en numerosas acciones contra los carlistas, siendo las principales las de Villabona, paso del Oria, Velabieta y Guetaria.
En 1874 asistió con el segundo cuerpo del Ejército del Norte, mandado por el general Primo de Rivera, a los combates que tuvieron lugar en los días 25, 26 y 27 de marzo en San Pedro Abanto. Por estas acciones se le otorgó el grado de teniente coronel, que ya por primera vez obtuvo por la acción de Villabona. Concurrió posteriormente a las operaciones que dieron por resultado el levantamiento del sitio de Bilbao, donde se ocupó en hacer obras de defensa en la plaza y fuertes exteriores.
Sirvió después en el regimiento Montado (regimiento en el que se integraban las nuevas especialidades de telegrafía óptica y eléctrica y la de ferrocarriles), desempeñando repetidas veces el cargo accidental de comandante de instrucción, hasta que, ascendido en 1883 a comandante de ingenieros por antigüedad, pasó al cuarto regimiento, de donde volvió de nuevo al segundo batallón del regimiento Montado y posteriormente al Tren de servicios especiales. El Tren (con acuartelamiento en Madrid) estaba formado por tres secciones: Telégrafos, Ferrocarriles y Topográfica, y estaba mandado por un brigadier.
Durante este tiempo escribió un Manual de telegrafía eléctrica, que fue premiado con el grado de coronel de Ejército. Ascendido a teniente coronel del Cuerpo en 1889, mandó el segundo batallón del segundo regimiento de Zapadores-Minadores y al año siguiente pasó a Filipinas como ingeniero jefe de segunda clase de Caminos y Canales, quedando en situación de supernumerario sin sueldo.
Continuó en el servicio de Obras Públicas, hasta que, a principios de 1897, y siendo ya coronel del Cuerpo desde 1895, se le destinaba por el capitán general de aquellas islas a las órdenes del general Lachambre, que operaba contra los insurrectos en la Laguna y Batangas. Con su unidad asistió, entre otros varios encuentros, al combate de Pérez Dasmariñas, obteniendo la cruz de tercera clase del Mérito Militar y la de María Cristina.
Vuelto a España, desempeñó sucesivamente las Comandancias de Ingenieros de Badajoz, de La Coruña y de Cádiz, de donde pasó a mandar el tercer regimiento de Zapadores, donde le sorprendió tempranamente la muerte.
Además de las condecoraciones ya citadas, estaba en posesión de la Cruz de la Real Orden de San Hermenegildo.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. Personales.
Estados (Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1869-1903; “Necrologías”, en Revista del Memorial de Ingenieros del Ejército, 57, 2 (febrero de 1902), págs. 56-58; W. E. Retana, Breve Diccionario Biográfico de los Ingenieros Militares que han estado en las Islas Filipinas, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1923; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; L. de Sequera Martínez, Historial de las Unidades de Ingenieros en Ultramar (la Campaña de 1898), Madrid, Talleres del Centro Geográfico del Ejército, 1999.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño
