Alameda y Liancourt, Federico. Cádiz, 26.IX.1826 – 10.III.1908. Militar, teniente general del Ejército, procedente de Ingenieros.
Ingresó como cadete del Regimiento de Infantería del Rey el 25 de octubre de 1838, cursando estudios posteriormente en la Academia de Ingenieros de Guadalajara. Salió de la misma como teniente el 23 de septiembre de 1845 con el número tres de su promoción, después de haber realizado los estudios reglamentarios. Durante su época de alumno, tomó parte en la defensa del fuerte de San Francisco en la citada ciudad de Guadalajara, acción por la que fue recompensado con el ascenso a teniente del Ejército.
Participó en junio de 1854, estando destinado como capitán en el Regimiento de Ingenieros (había ascendido el 9 de julio de 1850), en la acción de Vicálvaro, al mes siguiente en la represión del levantamiento revolucionario de Madrid, al siguiente año en la persecución de la partida carlista de Marcos Bello y, finalmente, en los hechos de armas de Madrid los días 16 y 17 de julio de 1856. Por su distinguida actuación en estos hechos de armas, se le recompensó con los ascensos a los grados de comandante y teniente coronel del Ejército, sucesivamente (los Cuerpos facultativos: Estado Mayor, Ingenieros y Artillería podían ascender por méritos hasta en tres escalas, Grado, Ejército e Infantería, y solo por antigüedad en el suyo). Durante su permanencia en el Regimiento del Arma desempeñó también el cargo de ayudante de profesor en la Academia de Ingenieros de Guadalajara. Con posterioridad permaneció como supernumerario durante once años, dedicándose como ingeniero civil a la construcción de ferrocarriles.
Ascendía a teniente coronel de Ingenieros el 29 de enero de 1864 y, en 1868, mandaba el primer Batallón del Regimiento del Arma, con el que tomó parte en las acciones contra los movimientos republicanos de Cádiz y Málaga (donde llegó a mandar personalmente una de las columnas de ataque), siendo recompensado por su extraordinario valor con el ascenso a coronel del Ejército. Promovido a coronel de Ingenieros el 2 de marzo de 1872, en 1873 participó en las operaciones para reducir las sublevaciones cantonales de Andalucía.
En 1874 estaba destinado en el Ejército del Norte, donde realizó trabajos de levantamiento de planos e itinerarios, recomposición y lanzamiento de puentes, establecimiento de torres ópticas y estaciones telegráficas, así como numerosas acciones de armas como las de Muñecas y Peña Galdamés, toma de La Guardia, levantamiento del bloqueo de Bilbao y ocupación de Monte-Esquinza.
En 1876 era ayudante del rey Alfonso XII y, de 1878 a 1879, estuvo mandando el tercer Regimiento de Ingenieros. Ascendido a brigadier del Cuerpo con fecha de 18 de noviembre de 1879, estuvo como comandante general subinspector del Cuerpo en Guadalajara, hasta 1881, en que pasó, con el mismo cargo, a Castilla la Vieja.
En 1884 era director de Comunicaciones Militares, ascendiendo a mariscal de campo en 1888, ejerciendo el cargo de comandante general de Ingenieros de Cataluña y posteriormente de Castilla la Nueva. En 1893 ascendía a teniente general y, cinco años después, pasaba a la reserva.
Desde 1871 se especulaba sobre la conveniencia de la participación de los ingenieros militares en obras civiles, aunque los conflictos corporativos eran ya evidentes en los inicios de la década de 1890. El 7 de abril de 1893, un Real Decreto firmado por Segismundo Moret, ministro de Fomento, liberalizaba el servicio de obras públicas para permitir la realización de estudios de carreteras y completar la red existente. Un artículo de ese Real Decreto afirma que “los proyectos deberán [...] estar suscritos por un ingeniero de caminos o un ayudante de obras públicas”. Como respuesta a este Real Decreto, una comisión de ingenieros militares, presidida por Alameda y Liancourt, se entrevistaba con el ministro de la Guerra, José López Domínguez, para reivindicar el derecho de ejercer en empresas particulares y la posibilidad de firmar los proyectos de obras públicas que, para su aprobación, fueran presentados al Ministerio de Fomento. La comisión consideraba “injusta y perjudicial la necesidad de que un ingeniero de caminos o un ayudante de obras públicas deban autorizar los proyectos de carreteras”. Posteriormente, como respuesta a la reclamación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, la Ley de Presupuestos de 5 de agosto de 1893 permitía ejercer como ingenieros fuera de la corporación a aquellos con títulos académicos militares.
Un Real Decreto de fecha 28 de septiembre de 1898 disponía que el teniente general Federico Alameda y Liancourt cesara en el cargo de comandante general del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, que hasta esa fecha había ejercido.
Entre otras condecoraciones, fue recompensado con dos Cruces de San Fernando de 1.ª clase, la Gran Cruz de la Real Orden de San Hermenegildo, la Gran Cruz de la Encomienda de Carlos III y de la Real Orden de Isabel la Católica, una Cruz al mérito militar roja y dos blancas, y con las Medallas de Bilbao, Alfonso XII, y Guerra Civil, 1873-1874.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia, Exps. personales.
Estados (Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1846-1884; “NOVEDADES ocurridas en el personal del cuerpo notificadas durante la segunda quincena de diciembre de 1888”, en Memorial de Ingenieros del Ejército. Revista quincenal, 6, 15 (1889); Índice Alfabético por orden de Materias, de Leyes, Proyectos le ley, Reales decretos, Reales órdenes, Reglamentos, Circulares, Instrucciones y documentos oficiales publicados en el tercer trimestre de 1898, 1898; VV. AA., Memorial de Ingenieros y Revista Científico Militar. Necrologías, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros, 1908; Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Madrid, Establecimiento Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1911; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando pertenecientes al Arma de Ingenieros”, en Memorial del Arma de Ingenieros (Madrid, Ministerio de Defensa), n.os 63 a 66, años 2001 y 2002; M. Silva Suarez, El Ochocientos: Pensamiento, profesiones y sociedad, Zaragoza, Real Academia de Ingeniería - Institución “Fernando el Católico”, 2007.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño