Alvear y Balbastro, Carlos María. Santo Ángel Custodio (Misiones Orientales, Argentina), 25.X.1789 – Washington (Estados Unidos de América), 2.XI.1852. Militar, diplomático, estadista y líder de la independencia argentina.
Nacido fruto del matrimonio entre Diego de Alvear y Ponce de León (reputado marino y explorador), y la bonaerense María Josefa Balbastro y Dávila (miembro de una influyente estirpe criolla), con la que tuvo trece hijos. Sin embargo, esta familia numerosa tuvo un fin trágico: el 5 de octubre de 1804 la escuadra en la que viajaban hacia la Península fue atacada en las proximidades del cabo de Santa María por barcos ingleses, pereciendo en el combate todos, salvo el patriarca y uno de sus hijos, Carlos de Alvear y Balbastro, que junto a su padre, fue apresado y conducido a Gran Bretaña.
Permaneció con Alvear Ponce de León durante su cautiverio en Inglaterra, regresando con él a España en 1806. Tras ingresar en el Ejército español en 1807, con el grado de alférez de Caballería, al reconocérsele (en atención a la petición de su padre, quien lo solicitó como premio a sus servicios y por la pérdida de su familia) su puesto de cadete más antiguo del Regimiento de Dragones de Buenos Aires, participó en la Guerra de la Independencia contra la invasión de las fuerzas napoleónicas, sirviendo en la Brigada de Carabineros Reales (unidad cuyos oficiales pertenecían a la clase alta de la sociedad española), combatiendo en varias escaramuzas en Extremadura y Castilla-La Mancha (Consuegra, Yébenes...). En 1809 formalizó su solicitud para ascender a teniente, nombramiento que fue pospuesto sin motivo, mostrándose disgustado y pidiendo un permiso temporal para dirigirse a Cádiz, donde se casó en julio de aquel mismo año con la jerezana Carmen Sáenz de Quintanilla Camacho, miembro de una acaudalada familia.
Durante su estancia en la antigua Gades, entró en contactó con José de San Martín, José Matías de Zapiola y otros criollos, desarrollando una incipiente actividad por la independencia americana en el marco de la logia masónica Sociedad de Caballeros Racionales, cuyas reuniones se celebraban en la misma casa de Alvear, situada en el barrio de San Carlos, al ser su presidente. A fines de 1811, tras conseguir la licencia absoluta del Ejército español y solventar las disputas por la herencia materna con su padre (una vez incoada demanda judicial contra él mismo, recibiendo un total de 100.000 reales, además de dos libranzas de 2.000 libras sobre Londres y 6.000 duros sobre Buenos Aires, dinero que utilizó en la lucha por la emancipación de las colonias americanas de España), partió hacia Londres, y de allí al Río de la Plata, para arribar a Buenos Aires a principios de 1812, convirtiéndose en uno de los máximos líderes independentistas y cabeza de una destacada saga de políticos argentinos.
A los pocos meses de su llegada a la ciudad bonaerense, se incorporó como sargento mayor al Escuadrón de Granaderos a Caballo del Ejército del Río de la Plata, al mando de San Martín, quien ascendió a Alvear a teniente coronel, siendo su segundo en la jefatura de la referida unidad. Pero no se limitó a un papel militar, sino que, aprovechando sus relaciones familiares, importantes medios económicos e influencias personales, desarrolló una amplia actividad en la vida pública, liderando la Sociedad Patriótica de Buenos Aires, la Logia Lautaro y el Partido Morenista.
En enero de 1813 fue designado, como diputado de la ciudad de Corrientes, presidente de la Asamblea Constituyente que, pese a no declarar la independencia, puso las bases de la soberanía.
Tras renunciar en junio a su escaño asambleario para servir a su patria con las armas ante las posibles amenazas extranjeras, seis meses después fue nombrado general en jefe de las Fuerzas de Buenos Aires. En 1814 al frente del ejército del Gobierno argentino tomó Montevideo, hasta entonces en manos realistas.
En 1815, dada la dimisión de Posadas como director supremo del Estado, Alvear fue aupado a la jefatura de Gobierno el 13 de enero, por lo que en sólo tres años desde su vuelta a su lugar de nacimiento, se había hecho con el poder, lo que le atrajo la enemistad de su otrora compañero y amigo José de San Martín. Sin embargo, tuvo que hacer frente a graves problemas, como los avances de los ejércitos españoles y, muy especialmente, los continuos levantamientos en distintas provincias promovidos por el caudillo Artigas, viéndose obligado a dimitir el 14 de abril de aquel año y a abandonar Buenos Aires, partiendo hacia el destierro en Río de Janeiro, trasladándose en 1818 a Montevideo, desde donde, dada la pésima situación económica propia y de su familia (sus bienes fueron embargados), solicitó en 1819 a través de su suegra, Joaquina María Camacho de Quintanilla, el indulto a Fernando VII con el fin de poder regresar a España. Al mismo tiempo, junto con otros exiliados, conspiró en el desarrollo de levantamientos internos contra el Gobierno, hasta que en marzo de 1820 desembarcó en Buenos Aires, aprovechando los enfrentamientos civiles entre los unitarios y los federales, apoyando a estos últimos que, pese a su triunfo inicial, fueron finalmente derrotados, por lo que Alvear tuvo que regresar a su exilio en Montevideo.
Gracias a la Ley del Olvido, por la que se perdonaba a los antiguos caudillos antigubernamentales, a mediados de 1822, pudo regresar a su patria, donde aún conservaba significativas influencias, reincorporándose a la vida pública de primera fila, siendo designado en diciembre de 1823 embajador en Estados Unidos, a donde viajó pasando previamente por Gran Bretaña con el fin de obtener apoyos ante la amenaza expansionista del flamante imperio del Brasil.
Después de una breve estancia en Washington, en el verano de 1825 se encontraba de nuevo en Buenos Aires, desde donde partió a fines de aquel año hacia Bolivia encabezando una comisión diplomática con el fin de entrevistarse con Simón Bolívar para atraer la ayuda de Colombia y Perú contra Brasil. Una vez finalizada su misión, en abril de 1826 fue designado ministro de Guerra y Marina del Gobierno de Bernardino Rivadavia, debiendo preparar al país para la guerra con Brasil y tomando la jefatura del Ejército (1826-1828). En 1827 derrotó a los brasileños en Ituzaingó, lo que precipitó su capitulación, procediéndose a la firma del Tratado de Río de Janeiro (1828), por el cual Brasil renunció a sus pretensiones sobre la Banda Oriental, pero debido a la injerencia británica, el mencionado territorio fue declarado independiente con la denominación de República Oriental del Uruguay, bajo la protección de Inglaterra.
Sin embargo, los éxitos bélicos no sirvieron para consolidar el Ejecutivo de Rivadavia, que tuvo que dimitir en 1828 ante las sublevaciones militares de los federales. Además, el peso político de Alvear se vio cada vez más debilitado, perdiendo en 1829 el pulso con Juan Manuel Rosas por el liderazgo del Partido Unitario. Rosas instauró un Gobierno dictatorial, mientras que Alvear se apartó de la política interna de su patria, aceptando en 1838 su regreso a Estados Unidos como ministro plenipotenciario, cargo que desempeñó durante casi tres lustros, hasta su fallecimiento.
Sus descendientes continuaron su labor en la consolidación y el desarrollo de la República Argentina, desempeñando sus hijos importantes puestos públicos: Emilio (1817-1885; legislador, ministro de Asuntos Exteriores en 1860-1861 y líder del federalismo nacionalista), Torcuato (1822-1890; primer intendente de Buenos Aires) y Diego (1825-1887; médico y militar, fundador del club El Progreso, diputado, senador y embajador en Gran Bretaña e Italia). Su nieto Marcelo Torcuato (1868-1942) fue presidente de la República Argentina en 1922-1928.
Obras de ~: Exposición que hace a las provincias de Sud América D. Carlos Alvear, sobre sus pasos en los días 25, 26 y 27 de marzo en la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Imprenta de Álvarez, 1820; Exposición que hace el General Alvear, para contestar el mensage del Gobierno de 14 de septiembre de 1827, Buenos Aires, Imprenta Argentina, 1827; Exposición que hace el Sr. Brigadier D. Carlos Alvear Jeneral en Jefe del ejército sitiador de Montevideo, de su conducta en la rendición de esta Plaza, vulnerada por las falsas imputaciones de su Gobernador D. Gaspar de Vigodet, Montevideo, Comercio del Plata, 1849; Colección de los documentos oficiales relativos a la ocupación de la Plaza de Montevideo en 23 de junio de 1814, Montevideo, Comercio del Plata, 1849; El general Alvear: a propósito de las memorias del general Iriarte, Buenos Aires, Emecé, 1986.
Bibl.: S. Alvear y Ward, Historia de D. Diego de Alvear y Ponce de León, Madrid, 1891, págs. 340-347; G. F. Rodríguez, Historia de Alvear. Con la acción de Artigas en el período evolutivo de la revolución argentina de 1812 á 1816, Buenos Aires, G. Mendesky é Hijo, 1913; E. Restelli, La gestión diplomática del general de Alvear en Alto Perú: Misión Alvear- Díaz Vélez: 1825-1827: Documentos del Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y culto, Buenos Aires, Imprenta Gotelli, 1927; B. Davis, Carlos de Alvear, man of the revolution: the diplomatic career of Angentina’s First Minister to the United States, New York, Greenwood Press, 1968; F. H. Uzal, Los enemigos de San Martín: Alvear, Rivadavia, Carrera, Cochrane y el partido unitario, Buenos Aires, Corregidor, 1975; P. Fernández Lalanne, Los Alvear, Buenos Aires, Emecé, 1980; VV. AA., Homenaje al General Carlos María de Alvear en el 2.º Centenario de su nacimiento, Buenos Aires, Comisiones de Homenaje al General Carlos María de Alvear en el Bicentenario de su Nacimiento, 1990.
Francisco Miguel Espino Jiménez