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Gregorio Araoz de Lamadrid

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Biografía

Aráoz de Lamadrid, Gregorio. Tucumán (Argentina), 28.XI.1795 – Buenos Aires (Argentina), 5.I.1857. Militar.

Hijo de Javier Aráoz de Lamadrid y de Andrea Ignacia Aráoz. Huérfano de padre a temprana edad, cursó los primeros estudios en la Escuela de San Francisco. En 1811 siendo muy joven fue incorporado al Regimiento de Voluntarios de Caballería y tuvo un primer combate adverso, Nazareno, bajo las órdenes del coronel Eustaquio Díaz Vélez, jefe al que acompañó durante el retiro del ejército y de la población desde Jujuy a Tucumán.

Actuó bajo la comandancia del general Manuel Belgrano en las batallas de Tucumán (24 de septiembre de 1812) y de Salta (20 de febrero de 1813), donde demostró su valor y su persistencia en la persecución de los realistas, actitud que le valió su ascenso a teniente del Regimiento de Caballería del Perú.

Con el nuevo grado participa en dos derrotas para el Ejército patriota: las de Vilcapugio y Ayohuma.

Nombrado, por el entonces coronel José de San Martín, ayudante de campo, se ocupa de reunir elementos destinados a fortalecer el Ejército. Luchó bajo las órdenes del comandante en jefe José Rondeau y de su superior inmediato el general Francisco Fernández de la Cruz, a quien salva la vida en la derrota de Sipe- Sipe. El servicio permanente y el valor demostrado ante situaciones adversas inclinan al director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón, quien se encontraba en Tucumán en julio de 1816, a nombrarlo teniente coronel y jefe de un batallón que debía organizar: el Cuerpo de Húsares de Tucumán. Tenía entonces veintiún años y su juventud no fue un obstáculo para cumplir la misión encomendada por el general Belgrano: reducir al teniente coronel Francisco Borges, que se había rebelado.

Aráoz de Lamadrid lo alcanza y ordena fusilarlo a fines de 1816.

Una nueva misión le es encomendada por Belgrano, recorrer el trayecto que va desde Tucumán hasta Oruro con sólo ciento cincuenta húsares. Se apoderó de Tarija, pero fue rechazado en Chuquisaca e inició una penosa retirada a través de varios pueblos hostiles y sin artillería. Llegó a Tucumán después de tres meses con trescientos ochenta y seis hombres que se le incorporaron en el camino. Belgrano le otorgó el grado de coronel en 1817. A fines del año siguiente participó con sus húsares en el ejército del entonces teniente coronel José María Paz en la expedición que tenía como destino Córdoba y que se reuniría con las tropas desplazadas del coronel Juan Bautista Bustos, que había abandonado su posición de Fraile Muerto, perdiendo buena parte de territorio. Ambos jefes atacaron a las montoneras federales del caudillo Estanislao López de Santa Fe, en febrero de 1819.

La situación militar iba a empeorar por la enfermedad mortal que obligó al general Belgrano a retirarse a Tucumán. El nuevo jefe Fernández de la Cruz, quien se había replegado a un lugar vecino a la ciudad de Córdoba, recibió órdenes del director supremo Rondeau para que marchara nuevamente hacia Santa Fe. El 7 de enero de 1820 se produce la sublevación de Arequito en la que participó Juan Bautista Bustos. Lamadrid permanece leal a Fernández de la Cruz, pero se traslada a Buenos Aires a cuyo Gobierno responde y toma parte de los sucesos que habían provocado Alvear y Carrera, pertrechados en San Nicolás.

Lamadrid apoyó el nombramiento de Manuel Dorrego como gobernador de la provincia de Buenos Aires y contribuyó a la restitución en el poder del gobernador general Martín Rodríguez. Otro personaje, que adquiriría con el tiempo un gran poder, Juan Manuel de Rosas, terciaría en la contienda. El resultado fue una paz efímera entre Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Por su parte, el caudillo entrerriano, Francisco Ramírez, al no poder conseguir el apoyo de López, declara la guerra a Santa Fe y a Buenos Aires.

El gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, envía a Lamadrid para ponerse bajo las órdenes de Estanislao López. Ambos derrotan a Ramírez que huye y muere al poco tiempo. Vuelto Lamadrid a Buenos Aires en julio de 1821, emprendió con el gobernador Rodríguez una expedición contra los indios en 1822.

Los años que siguieron (1823-1828) muestran a Lamadrid deseoso de tener una posición en su carrera militar, pero con poca suerte para conseguirla.

Participó en varios enfrentamientos armados y el 26 de noviembre de 1825 derrocó al gobernador de Tucumán, Javier López, y ocupó su cargo. Tal actitud fue desaprobada por el Gobierno nacional; sin embargo, al celebrarse elecciones en la provincia, fue ratificado como gobernador propietario.

Su apoyo al presidente, Bernardino Rivadavia y a la idea de unión nacional sustentada desde Buenos Aires llevó a los gobernadores Juan Bautista Bustos y Facundo Quiroga a atacar la provincia de Tucumán y, en la batalla de El Tala, Lamadrid fue mal herido. Repuesto en parte de sus heridas, volvió a Tucumán, pero fue atacado, en 1827, por Quiroga y el caudillo de Santiago del Estero Ibarra, teniendo que huir a Bolivia para salvar su vida. Con grandes penurias logró volver a Buenos Aires.

Falto de ayuda por parte del gobernador Manuel Dorrego, asistió a los acontecimientos del apresamiento y ajusticiamiento sin juicio previo de éste por el general unitario Juan Lavalle.

Lavalle lo comisionó en 1829 para incorporarse al ejército del general Paz con destino a Córdoba. Con el valor que lo caracterizaba luchó en las batallas de San Roque, La Tablada y Oncativo derrotando a Quiroga.

Paz lo comisionó para tratar de sumar a la causa unitaria formando la Liga del Interior a las provincias de Mendoza, San Luis, San Juan, La Rioja y Santiago del Estero. Lo designó gobernador de La Rioja entre 1830 y 1831. Al caer prisionero el general Paz, ocupó interinamente la gobernación de Córdoba, pero ante el ataque de Quiroga debió retirarse y fue vencido en La Ciudadela; sin embargo, logró pasar a Bolivia, donde pudo reunirse con su familia, y de allí viajar a Lima para visitar a su hermano Francisco Lamadrid, perteneciente al Ejército peruano. Con él dejó a su madre y a dos hermanas y pasó a La Paz. Pudo obtener un pasaporte para viajar a la República Oriental, adonde llegó, después de una accidentada travesía por mar, en junio de 1834. Permaneció cuatro años allí hasta que pudo viajar a Buenos Aires. En 1840, Rosas le encomendó la misión de dirigirse a Tucumán so pretexto de recoger armamento destinado a la guerra contra los franceses. El motivo real era tomar la provincia. A su llegada, Lamadrid se puso a disposición del gobernador Piedrabuena, quien lo designó al frente del ejército de la provincia, iniciando lo que sería, más tarde, la Coalición del Norte y que apoyaría al general Juan Lavalle, rebelde al Gobierno de Buenos Aires.

La trayectoria militar de Lamadrid entre octubre de 1840 y el mismo mes del año siguiente fue penosa.

Sus incursiones en Santiago del Estero, Córdoba, Salta, Catamarca, La Rioja y Mendoza tratando de reclutar tropas y adhesiones no tuvieron éxito hasta que en la batalla de Rodeo del Medio (Mendoza) fue derrotado por el general Ángel Pacheco con una significativa pérdida de vidas, armamentos y toma de prisioneros. Lamadrid debió cruzar con un grupo de oficiales y soldados la cordillera de los Andes y ya en Chile recibió ayuda de Domingo Faustino Sarmiento, público opositor de Rosas, exiliado allí.

Logró pasar a Bolivia y en La Paz se le unió su numerosa familia. Con ella se estableció en 1842 en la localidad chilena de Copiapó y logró sobrevivir con la instalación de una panadería. La necesidad lo llevó a trasladarse a Valparaíso, primero, y a Santiago, después.

Recién en 1846 logró llegar a Montevideo sin conseguir apoyo del Gobierno de Buenos Aires hasta que fue dado de alta en el Ejército. Actuó durante el sitio de Montevideo y, al levantarse éste fue incorporado al Ejército aliado al mando del general entrerriano Justo José de Urquiza. Su participación en la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852, fue destacada y recibió el fervor porteño durante el desfile del Ejército vencedor. Después de esta victoria, el general Lamadrid vivió cinco años más. Se había casado en 1820 con la hija de su primo Miguel Díaz Vélez, María Luisa Díaz Vélez Insiarte, y tuvieron trece hijos.

Escribió unas Memorias y dos años antes de su muerte, unas Observaciones a las Memorias Póstumas del general José María Paz.

 

Bibl.: E. Quesada, Lamadrid y la Coalición del Norte, Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1965; G. Aráoz de Lamadrid, Memorias, Buenos Aires, Eudeba, 1968; V. Cutolo, Nuevo diccionario biográfico argentino (1750-1930), Buenos Aires, Elche, 1971; T. Halperín Donghi, Revolución y guerra. Formación de una elite dirigente en la Argentina criolla, México, Siglo xxi, 1979; J. J. Cresto, “Aráoz de Lamadrid: la perpetua aventura”, en Revista Historia, 18 (1985); T. Halperín Donghi, De la revolución de independencia a la confederación rosista, Buenos Aires, Paidós, 2000; O. R. Vidal, Los patricios y demás apellidos de la alta clase social de la Argentina, Buenos Aires, Oeste, 2003.

 

María Estela González de Fauve

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