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Pío Cabanillas Gallas

Biografía

Cabanillas Gallas, Pío. Pontevedra, 13.XI.1923 – Madrid, 10.X.1991. Político.

Nacido en un hogar de la clase media funcionarial —su padre fue abogado, oficial mayor de la Diputación pontevedresa y secretario de la Cámara Oficial de Comercio de la misma provincia—, tras la primera y segunda enseñanza cursada en su ciudad natal, estudió Derecho en las universidades de Granada y Madrid.

Notario, registrador de la propiedad, letrado de la Dirección General de Registros y del Notariado, jefe nacional de los Servicios Jurídicos de la Organización Sindical, consultor y miembro de diversas e importantes empresas privadas, con tan importante cobertura económica y administrativa su intensa y temprana participación política se asentó sobre firmes bases, que le permitirían, incluso intra moenis del franquismo, cierta libertad de movimientos y un envidiable grado de relativa independencia, empleada a fondo. Amigo y coterráneo de Manuel Fraga Iribarne, éste le nombró subsecretario al acceder al Ministerio de Información y Turismo en julio de 1962, y permaneció en dicho puesto —invariablemente en una actitud avanzada— hasta el fin de la etapa fraguista, provocada por la crisis del asunto Matesa en octubre de 1969. No por ello, sin embargo, se desvinculó del régimen ni cayó en desgracia del dictador, conforme lo evidencia su designación de procurador en Cortes y, sobre todo, su nombramiento como ministro de Información y Turismo en el primer gabinete —de enero de 1974 a octubre de 1974— de los presididos por su colega Arias Navarro, al que ciertos estudiosos le vinculan también por lazos contraídos en la común pertenencia a una famosa orden entonces obligadamente secreta y clandestina, singularmente, por la particular malquerencia con que la distinguiera Franco.

Adalid en el citado gobierno del acelerado aperturismo del sistema en su carrera contra el reloj por una transición gradual y pacífica hacia las libertades, algunas de las iniciativas adoptadas en el marco de tal proyecto —respaldado con cautela por el mismo Arias en la fase de su política más abierta— terminaron por provocar toda una oleada de contestación en los sectores más intransigentes del régimen —el famoso bunker—, escandalizados por “el vendaval marxista, separatista y pornográfico” que la actitud del ministro y sus más directos colaboradores habían desatado con su permisiva y contemporizadora actitud hacia el catalanismo, la agitación universitaria y la nueva sensibilidad artística en el cine y otros espectáculos, producto de la revolución cultural de la primavera de 1968. El propio Franco, tras la enfermedad padecida en la primavera de 1974, hizo suya la protesta de sus más extremistas seguidores, y forzó a Arias al cese de uno de sus colaboradores más estimados, no sin pocas indecisiones y aplazamientos por parte de aquél, ya que su salida suponía el término abrupto del pandereteado “espíritu del 12 de febrero [de 1974]”, el programa con que el presidente llegara al poder y definido en buena parte por el mismo Pío Cabanillas, su ninfa Egeria en los inicios de dicha etapa.

Aunque coincidente con Fraga en la imperiosa necesidad de un aggiornamiento del régimen, la diferencia de temperamento y un enfoque diferente acerca del íter que debiera seguir el proceso predemocrático desvincularon a su antiguo compañero de afanes políticos de los planes albergados por aquél sobre el diseño del inmediato porvenir —no formará parte de la Federación de Estudios Independientes, S.A. (Fedisa), ni del Gabinete de Orientación y Documentación, S.A. (Godsa), ni tampoco del grupo Reforma Democrática, ni más tarde (septiembre de 1976) de Alianza Popular—. Por el contrario, se incardinaría en el proyecto centrista fraguado en la fundación del Partido Popular, en enero de 1977, que, en la relevante opinión de José Pedro Pérez Llorca, “lo hicimos prácticamente los de Tácito, con la incorporación de Pío [Cabanillas], que intervino mucho, y después con el fichaje de Areilza”. Presidente de dicha formación, una vez que se opuso con éxito y vehemencia a su confesionalidad, el Partido Popular entrará como núcleo aglutinante en la coalición electoral que llevará el nombre de Centro Democrático.

A su vez la transformación de éste en Unión de Centro Democrático (UCD) —abril de 1977— con el consiguiente desembarco en él de Adolfo Suárez para liderarlo de cara a las elecciones generales de junio, contará con el pleno asentimiento y la crucial cooperación de Cabanillas, autor, en ancha medida de la defenestración de José María de Areilza, principal competidor de aquél para la jefatura de la naciente coalición, integrada por quince partidos y de cuya Comisión Ejecutiva formará parte Cabanillas.

A la cabeza de la lista ucedista por Pontevedra para el Congreso de los Diputados y cacique mayor del partido en gran parte de la geografía galaica, verá recompensados los servicios prestados a UCD y a su presidente con la inclusión en el primer gabinete de la democracia y en otros tres de los cinco rectorados por Adolfo Suárez. Tan persistente presencia prosiguió igualmente con Leopoldo Calvo-Sotelo, al paso de éste por la cúpula del poder ejecutivo. De tal forma, pues, Cabanillas ocupó entre julio de 1977 y diciembre de 1982 las carteras de Cultura y Bienestar Social, Cultura, Adjunto al Presidente, Presidencia y Justicia. Volcado más en la dinámica del partido, en sus relaciones con la prensa y otros poderes “fácticos” y grupos de presión, su gestión ministerial no se distinguiría ni por la intensidad ni por la innovación, sino por adoptar una posición centrista —escorada, empero, a las veces, hacia los lineamientos más avanzados—, respetada por su experiencia y autoridad de sus análisis. Elemento fundamental y pieza clave en muchas de las combinaciones, alianzas y coaliciones de los sectores conservadores durante el mandato socialista de Felipe González, activo e imprescindible muñidor en pactos ocultos y maniobras entre bastidores e indeficientemente en alza su crédito y opinión en los círculos de la gran banca y de la oligarquía mediática, buscaría en sus últimos años un apacible retiro a su frenética actividad pública y un remedio para su maltrecha salud en el Parlamento europeo, en el que representaría al Partido Popular, obra en buena y desconocida u omitida parte de sus desvelos y afanes.

Fue académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación en la que ingresó el 2 de mayo de 1977 tras haber sido elegido el 23 de octubre de 1972.

 

Obras de ~: Principios jurídicos de la publicidad española, Madrid, Instituto Nacional de Publicidad, 1966; La finalidad y naturaleza de la exclusiva (discurso leído... por D. ~ y contestación del ... señor D. Manuel Taboada Roca, conde de Borrajeiros), La Coruña, Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación, 1971; Consideraciones sobre los principios generales del derecho (discurso leído el día 2 de mayo de 1977 por el Excmo. Sr. D. ~; y contestación del Excmo. Sr. D. Fernando Garrido Falla), Madrid, Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, 1977.

 

Bibl.: M. Fraga Iribarne, Memoria breve de una vida pública, Barcelona, Editorial Planeta, 1980; E. Chamorro, Viaje al centro de la UCD, Barcelona, Editorial Planeta, 1981; R. Martín Villa, Al servicio del Estado, Barcelona, Editorial Planeta, 1984; J. M.ª de Areilza, Cuadernos de la Transición, Barcelona, Editorial Planeta, 1983; M. Fraga Iribarne, En busca del tiempo servido (Segunda parte de “Memoria breve de una vida pública”), Barcelona, Editorial Planeta, 1987; L. Calvo-Sotelo, Memoria viva de la Transición, Barcelona, Plaza y Janés-Cambio 16, 1990; M. Herrero y Rodríguez de Miñón, Memorias de estío, Madrid, Ediciones Temas de hoy, 1993; C. Seco Serrano, Al correr de los días. Crónicas de la Transición. 1975-1993, Madrid, Editorial Complutense, 1994; S. Alonso-Castrillo, La apuesta del centro. Historia de la UCD, Madrid, Alianza Editorial, 1996; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705- 1998), Madrid, Editorial Actas, 1998; J. M. Cuenca Toribio, Intelectuales y políticos contemporáneos, Sevilla, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 2000.

 

José Manuel Cuenca Toribio

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