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Joaquín Albacete y Fuster

Biografía

Albacete y Fúster, Joaquín. Barcelona, 10.VII.1837 – Madrid, 7.VII.1906. General de división de Infantería de Marina, el mejor infante que ha dado la Armada, héroe de la Tercera Guerra Carlista en Somorrostro, Abantos y Murrieta y laureado por estas acciones, junto con su batallón.

Era de familia hidalga por ambas ramas. Su padre, José Manuel Albacete Agüero, que había nacido en Mazarrón (Murcia), alcanzó el empleo de teniente de navío en la Armada, y su madre, María del Carmen Fúster y Gómez, aunque nacida en Cartagena (Murcia), era de familia originaria de Orihuela (Alicante).

Tres hermanos suyos: Enrique, Eduardo y Luis, ingresaron en el Colegio Naval Militar y pertenecieron al Cuerpo General de la Armada.

Vivió en la época de la restauración postnapoleónica y de las revoluciones liberales. Cuando nació, España se hallaba bajo la regencia de María Cristina de Nápoles, madre de la futura Isabel II, y en plena Primera Guerra Carlista, que duraría hasta 1840. El 8 de noviembre de 1843 las Cortes declararon mayor de edad a Isabel II (tenía tan sólo trece años recién cumplidos), quien juró la Constitución de 1837, dos días después, y encargó a Olózaga la formación de un Gobierno progresista de coalición, que dio paso a un gabinete moderado presidido por Narváez y a la llamada Década Moderada. Entre 1847 y 1849, se produce la Segunda Guerra Carlista, que concluye con un nuevo fracaso carlista y una amnistía de la Reina.

Albacete ingresó en la Armada con el empleo de subteniente de Infantería de Marina (18 de marzo de 1852), por gracia, y fue destinado a la segunda compañía del primer batallón por disposición del comandante general del Cuerpo (29 de marzo). Fue su primer destino; se presentó en el Departamento de Cádiz (31 de mayo) y se examinó en el Colegio Naval Militar de las materias prevenidas en Real Orden de 13 de abril de 1840 y obtuvo las calificaciones siguientes: muy bueno en Aritmética, bueno en Geometría Especulativa y Práctica, bueno en Trigonometría Rectilínea, bueno en Táctica y Ordenanzas, mediano en idiomas y conocimientos de Dibujo y Álgebra.

Después de varios intentos consiguió ser destinado a la tierra originaria de su familia, Cartagena (16 de diciembre de 1853). Permaneció en este destino hasta que ascendió, por antigüedad, a teniente de Infantería de Marina (8 de noviembre de 1854).

En junio de 1854, se había producido la llamada Vicalvarada: sublevación de los generales Dulce y O’Donnell. El “Manifiesto del Manzanares” (julio) suscita el apoyo general del Ejército contra los moderados. La Reina se ve forzada a llamar a Espartero (progresista), finalizando la década moderada y dando paso al Bienio Progresista. Espartero forma un gabinete en el que colabora O’Donnell, pero, poco a poco, se va distanciando de aquél y forma la Unión Liberal. Se produce la expulsión de los jesuitas y surgen mítines populares a causa de la dura crisis de hambre. Espartero se ve obligado a dimitir (13 de julio de 1856) y con él termina el Bienio Progresista; O’Donnell asume el poder, iniciándose el segundo período moderado, disuelve las Cortes y restablece la Constitución del 45. Al año siguiente, nace el futuro Alfonso XII, segundo hijo de Isabel II.

El teniente Albacete fue designado para formar parte del batallón provisional de Cuba (8 de marzo de 1855). A su llegada a La Habana, pasó destinado a la 2.ª compañía del referido batallón. Fue designado Benemérito de la Patria por contribuir a sostener la integridad nacional en difíciles circunstancias y atravesar toda la isla de Cuba. Regresó a la Península (16 de septiembre de 1856) al disolverse el batallón. A su llegada, embarcó en la fragata Bailén para tomar el mando de su guarnición (26 de noviembre de 1856), donde se mantuvo hasta el 1 de mayo de 1857, que pasó a mandar la guarnición del vapor Pizarro. A continuación, fue destinado al tercer batallón de Marina (1 de agosto de 1857), siendo baja en el primero, que era el que proporcionaba las guarniciones de los buques, y asignado a la 7.ª compañía. Asciende a capitán (13 de octubre de 1858) y pasa inmediatamente a mandar la 4.ª Compañía del segundo batallón de Marina, con acuartelamiento en Ferrol. Se mantiene en el destino hasta que obtiene el mando de la 5.ª Compañía del sexto batallón de Marina, acuartelado en Cartagena (20 de abril de 1859). Emprende la marcha con su batallón hacia Madrid para tomar parte en la guerra de África (20 de diciembre de 1859) y el 16 de enero de 1860 se traslada hasta Puerto Real, para estacionamiento hasta el momento de trasladarse a aquel continente.

Llegado el momento, embarca con su batallón en el vapor transporte Francisco de Borja (10 de marzo) y desembarca en la playa de río Martín, trasladándose al día siguiente a Tetuán, donde quedó de guarnición.

El 23 de marzo salió con su batallón de operaciones, tomando parte en la batalla que tuvo lugar ese día contra los marroquíes en el valle de Wad-Ras, formando parte de la segunda división del cuerpo de reserva al mando del general De los Ríos, bajo cuyo mando fueron derrotadas las fuerzas enemigas, tomándoles todas las posiciones. Albacete demostró durante toda la jornada gran valor y serenidad, regresando a Tetuán el día 25, en donde volvió a quedar de guarnición. S. M. la Reina le concedió una medalla, como a todos los individuos del Ejército de África y de la fuerza naval de operaciones, para perpetuar la memoria de aquella guerra. El 10 de septiembre de 1860 fue destinado con su batallón a cubrir el servicio de avanzada en los campamentos de Aduana, Fuerte Martín y la Estrella permaneciendo como alternativa hasta el 10 de noviembre, que regresaron a Tetuán; estuvieron de guarnición hasta que su batallón fue destinado al departamento de Cádiz (23 de julio de 1861). Permanece en su compañía hasta que fue destinado a la 5.ª Compañía del quinto batallón acuartelado en San Fernando (24 de julio de 1862). Contrae matrimonio con D.ª María del Loreto de Dueñas y Martínez (15 de octubre de 1862). Continúa en el departamento de Cádiz hasta el 13 de febrero de 1863 que embarcó con su batallón en el vapor mercante López de Vega en demanda del puerto de La Habana. A su llegada, pasaron a Matanzas, en donde quedaron de guarnición y se mantuvieron sin moverse hasta que embarcaron en el vapor transporte San Quintín (13 de abril) con destino a Santiago de Cuba, adonde llegaron el 17 del mismo mes, desembarcando y pasando a la villa del Cobre, para incorporarse a la expedición que se estaba organizando en esta villa con idea de operar en Monte Christi en la vecina isla de Santo Domingo. El 13 de mayo reembarcaron en el citado vapor, formando parte del cuerpo de ejército al mando del teniente general José de la Gándara, desembarcando en la playa de Manzanillo de la mencionada isla el día 16, formando parte de la división del Ejército, el cual emprendió la marcha al día siguiente con el objetivo de tomar el fuerte y las baterías de Monte cristi, lo que se consiguió con gran derroche de valor por los componentes del batallón durante la acción. El 24 del mismo mes asistió con su batallón a la acción que se dio en la población de Laguna Verde, logrando desalojar las trincheras y posiciones que tenía el enemigo. En el mismo lugar se desarrolla otra acción el día 30. El 25 de julio asistió Albacete con su batallón a una nueva acción en la población de Laguna del Rincón, permaneciendo allí hasta el 29 de agosto, que reembarcaron en el vapor San Quintín para dirigirse a Puerto Plata, adonde llegó el 30. Al día siguiente, asistió a una nueva acción en este punto, regresando a continuación a Monte Christi a bordo del vapor León y en cuyo campamento permanecieron. Por Real Orden de 13 de noviembre le fue concedido a Albacete el grado de comandante de Infantería del Ejército incluido dentro de los premios concedidos a los jefes, oficiales y tropa participantes en la acción que tuvo lugar en Puerto Plata, desalojando a los rebeldes de sus posiciones el día 31 de agosto.

Por Real Orden de 23 de enero de 1864 fue destinado de Ayudante al Colegio Naval Militar, siendo dado de baja en su batallón (30 de junio) y regresando a la Península. Permaneció en el Colegio hasta el 16 de octubre de 1866, por ser destinado a la 2.ª Compañía del primer batallón de Infantería de Marina, con acuartelamiento en San Fernando (Cádiz).

Durante los sucesos políticos de 1867 en Cádiz, participó en el sostenimiento del orden público, por lo que S. M. tuvo a bien concederle la Cruz del Mérito Naval de 1.ª clase con distintivo blanco, en recompensa de los servicios prestados (Real Orden de 20 de julio de 1868). Por orden de la Junta Provisional de Gobierno de la Armada, el primero de diciembre fue promovido al empleo de comandante y, en consecuencia, tuvo que dejar su destino. El día 14 fue destinado de segundo jefe del tercer batallón de Infantería de Marina con sede en San Fernando, aunque no estaría mucho tiempo en este batallón, pues la Armada estaba en el proceso de crear nuevos batallones y fue designado segundo jefe de uno de ellos, el sexto, también con campamento en San Carlos, población militar en los alrededores de San Fernando (18 de enero de 1869). Por orden del Gobierno de la Nación de 27 de enero de 1869 fue destinado este batallón a componer parte del ejército de la isla de Cuba para mejorar las prestaciones de éste, dada la situación que atravesaba la isla en ese momento. Con tal motivo embarcó en el puerto de Cádiz con su batallón en el vapor de guerra Ciudad de Cádiz, llegando a La Habana el 3 de marzo y desembarcando a continuación. El batallón salió de operaciones inmediatamente (8 de marzo), pero Albacete se tuvo que quedar en la capital por orden del capitán general de la isla, al ser segundo, con su detalle y resto de oficinas del batallón (cajeros, habilitados y oficiales de almacén). Más tarde esta orden se revocó y se pudieron trasladar a las cabeceras de los puntos donde operaban los distintos batallones, en este caso Santa Clara (5 de octubre). Posteriormente el comandante general de operaciones, cuyo cuartel general estaba en Cinco Villas, ordenó que fuera el jefe del batallón el que se estacionara en la capital, con lo cual Albacete tuvo que hacerse cargo del mando del batallón en el punto de las Cruces (12 de noviembre). Hasta el 26 de diciembre de 1869 que estuvo mandando el destacamento de las Cruces, se realizaron diversas salidas que sirvieron para quemar varios campamentos a los rebeldes, capturando efectos de ropa, municiones y armas. Habiendo dispuesto el comandante general de operaciones que el batallón se trasladara a operar en la jurisdicción de Remedios, Albacete entregó el mando del punto de las Cruces a fuerzas del Ejército (26 de diciembre), trasladándose a Santa Clara en el mismo día, para dirigirse después a Remedios con la 2.ª, 4.ª y 5.ª compañías del batallón, donde llegó el 4 de enero de 1870 e inmediatamente se trasladó con una columna de doscientos cincuenta hombres del batallón, por orden superior, a operar en el partido de Gueiba, cuya pacificación le había sido encargada.

El 20 de enero salió con su columna hacia los montes de Alicante, contiguos al Mamey, donde encontraron la subprefecturía y cinco grandes bohíos, que fueron tomados y destruidos, desalojando de ellos a los rebeldes con un vigoroso ataque, en vista del nutrido fuego que hacían cubiertos por dichas posiciones. Se persiguió al enemigo gran trecho dentro del monte haciéndole dos prisioneros y obligándole a abandonar el material que intentó llevarse en desordenada fuga.

Al día siguiente, volvió a salir con su columna al sitio llamado Media Legua de Mamey y, después de reconocido, pasó al monte del Remate por estimar pudiesen haberse refugiado allí las partidas armadas que el día anterior fueron desalojadas de Alicante. Por cuatro veces se encontraron grupos de insurrectos, que fueron batidos y dispersados. Se halló un campamento fuertemente atrincherado que fue destruido por completo. En dicho monte y dentro de algunos bohíos fueron sorprendidos y pasados por las armas con arreglo a lo mandado cuatro ciudadanos republicanos.

El día 24 se unió a la columna del coronel Fortún para desalojar a los rebeldes del monte Santa Rosa en, donde tenían noticias, de que se habían fortificado.

Al día siguiente, alcanzaron las proximidades del campamento Cambas, con la columna de Albacete en vanguardia, de donde pasaron y tomaron el fuerte Santa María, que el enemigo abandonó.

Hasta finales del mes de enero la columna continuó haciendo salidas desde el Mamey, como base de operaciones, logrando en todas ellas encontrar y batir al enemigo, que fue perseguido sin descanso. Durante el mes de febrero, la columna tuvo varios encuentros y provocó que algunos rebeldes se acogieran a su indulto.

Entre 5 y 9 de marzo estuvo Albacete de reconocimiento de montes, al mando de su columna, 3.ª Compañía del 2.º Tercio de la Guardia Civil y treinta tiradores de la muerte, teniendo varios encuentros con pequeñas partidas rebeldes, causándoles algunos muertos y heridos y cogiéndoles caballos, armas de fuego y blancas, pólvora y efectos de comida. El 13 de marzo fue tomada por su columna la subprefecturía de Güeiba, defendida por unos veinte hombres, que se dispersaron a los primeros disparos, causándoles un muerto. Siguió la columna reconociendo montes hasta el 16, que regresó a su base. El 21 siguiente salió toda la fuerza en dirección al Melgarejo, donde encontró una partida que batió, haciéndoles dos heridos. Durante el siguiente mes, continuó reconociendo montes y potreros de la zona asignada, sin encontrar al enemigo; destruyó algunos ranchos y campamentos abandonados, protegiendo al mismo tiempo el establecimiento de una línea telegráfica. El día 26 batió al enemigo en los montes de Blanquizal, causándoles cuatro muertos; destruyó algunos ranchos con víveres, confiscó armas y municiones y recogió a tres familias. Al día siguiente, batió al enemigo en el cafetal de la Zuriana, causándole dos muertos y un herido; destruyó varios ranchos y una tenería y recogió algunas armas y municiones y a tres familias en el Cangrejo. Hasta el 11 de mayo no volvió a salir; en esa fecha batió a los rebeldes en los montes de Manercas y el 13 en los de Vega Méndez; destruyó un hospital enemigo, causando dos muertos y confiscando armas y municiones. El 22 de mayo hizo entrega del mando del batallón y la columna a su jefe natural, el teniente coronel Manuel de la Rosa y pasó a los Remedios a encargarse de la gestión de las oficinas del batallón. Por acuerdo de las Cortes de 6 de abril de 1870 fue declarado Benemérito de la Patria por los triunfos obtenidos contra los sediciosos de la isla de Cuba. No duró mucho esta situación, pues el 7 de agosto fue reclamado por el comandante general de Cinco Villas para que se hiciera cargo del batallón y la columna de nuevo por haberse fracturado una pierna su jefe, consecuencia de la coz de un caballo.

Permaneció en operaciones de campaña hasta el 31 de octubre, que volvió a los Remedios por haberse restablecido su jefe; aunque el 7 de diciembre volvió a tomar el mando, por enfermedad del teniente coronel.

Las arbitrariedades de la Reina y la dureza de los moderados unen a los progresistas, unionistas y demócratas en una revolución antidinástica (la Gloriosa) dirigida por militares liberales. El general Prim y el almirante Topete inician en Cádiz el pronunciamiento cuya dirección asume Serrano. Tras el triunfo de Alcolea (Córdoba) y la huida a Francia de Isabel II, se constituye un Gobierno provisional presidido por Serrano. Las Cortes eligen Rey a Amadeo de Saboya (16 de noviembre de 1870), candidato de Prim.

El 20 de enero de 1871, la columna de Albacete en combinación con la contraguerrilla de los Remedios batió en el río Caimán a la partida del cabecilla Lara, compuesta de unos cincuenta hombres. Tres días más tarde, ambas fuerzas encontraron a los rebeldes en las sabanas y montes de Piñero, fuerte de trescientos hombres, que fueron batidos y dispersos, causándoles siete muertos y bastantes heridos. Ambas fuerzas fueron felicitadas por el capitán general de la Isla. Continuó operando por la jurisdicción de Remedios y límites de Sancti Spiritu hasta el 28 de marzo, que tuvo que devolver el mando a su jefe, una vez restablecido. Dispuesto por el capitán general el traslado de las oficinas del regimiento a La Habana, el 10 de abril se procedió a ello, embarcando en el vapor Almendures. Ya no volvería, pues se había ordenado el regreso a la Península del cuadro de mando del batallón (16 de julio de 1871). Por Real Orden de 1 de julio le fue concedido el grado de teniente coronel del Ejército en recompensa a los méritos adquiridos en la campaña de Cuba. A su llegada, fue destinado al segundo batallón del primer regimiento de la Infantería de Marina con acuartelamiento en San Fernando y premiado por la Armada con la Cruz de 2.ª clase del Mérito Naval (Real Orden de 31 de julio) y por el Ejército con la Cruz Roja de 2.ª clase del Mérito Militar, por los méritos contraídos en la sabana de Piñeiro en la isla de Cuba (23 de enero de 1871). Ascendió al empleo de teniente coronel (6 de mayo de 1872) y fue destinado al mando del primer batallón del tercer regimiento con acuartelamiento en Cartagena.

El asesinato de Prim y el paulatino fraccionamiento de los partidos de la Gloriosa impidieron la consolidación del nuevo Rey. Al amparo del cambio de régimen se produjo un nuevo alzamiento carlista fallido, conocido como primera fase de la Tercera Guerra Carlista. El conflicto planteado por el Cuerpo de Artillería precipitó la abdicación de Amadeo I y la proclamación de la Primera República (11 de febrero de 1873), que durará hasta el 29 de diciembre de 1874, cuando el general Martínez Campos proclama la restauración de la Monarquía en la persona de Alfonso XII de Borbón, primogénito de Isabel II. En su corta vida, la República había tenido que hacer frente a otra intentona carlista, conocida como la segunda fase de la Tercera Guerra Carlista, y a la Guerra Cantonalista.

Permanece el teniente coronel en el nuevo destino hasta que entregados la ciudad y el arsenal al jefe de la insurrección cantonal (14 de julio de 1873) y no adhiriéndose Albacete a dicho movimiento, salió con el capitán general del Departamento y demás autoridades de Marina para Madrid, donde se puso a disposición del ministro de Marina. El Gobierno de la República ordenó la reorganización del batallón con el mismo mando (18 de agosto), pasando a estacionar en Vicálvaro (20 de octubre). Consigue el mando del segundo batallón del primer regimiento con acuartelamiento en San Fernando (14 de noviembre) y entrega al de su mismo empleo Manuel de Lara y Pazos, para hacerse cargo de su nuevo mando (1 de enero de 1874). Por orden del Gobierno de la República le fue concedida la Cruz Roja del Mérito Naval de 2.ª clase (30 de diciembre de 1873) por la campaña de Cuba en la que permaneció más de un año y tuvo las acciones destacadas señaladas.

Albacete llevó su nuevo batallón a Madrid con objeto de organizarse para entrar en campaña (27 de enero de 1874). Una vez alcanzado el estado de operaciones necesario salió con el batallón (18 de febrero), formando parte de una columna de todas las armas a las órdenes del general Soria Santa Cruz, la cual estuvo recorriendo las provincias de Guadalajara y Cuenca en persecución de los facciosos carlistas. Posteriormente, fue destinado su batallón al Ejército del Norte y se trasladó por ferrocarril a Santander (29 de febrero) y en el puerto embarcó en el vapor de guerra Ciudad de Cádiz para Castro Urdiales. Allí formó parte, como tropa de Casa Real, de la 1.ª brigada de vanguardia del segundo cuerpo del Ejército del Norte y asistió a los combates que tuvieron lugar contra las facciones carlistas los días 25, 26 y 27 de marzo para levantar el sitio de Bilbao. Se producen en esta campaña las acciones de Somorrostro, San Pedro Abanto y Caserío de Murrieta. El primer día rompe el batallón el fuego en los campos de Somorrostro contra los carlistas, y todo ese día y al siguiente continúa en constante brega. Precisamente mandaba este sector carlista el brigadier Ramón Álvarez y Cacho de Herrera, antiguo oficial de la Armada. Llegado el día 27 se produce la épica jornada de San Pedro Abanto. Ataca de frente las posiciones enemigas, después de tocar el corneta “paso de ataque”, y avanza sembrando el terreno de cadáveres y heridos, ordenando Albacete que los capitanes se pongan a la cabeza de sus compañías; siempre adelante, en imponente actitud de desprecio a la muerte, rebasa las trincheras enemigas y continúa impertérrito hasta el caserío de Murrieta, dejando tendido en el campo más de un tercio de su fuerza y resultando herido el propio Albacete. La toma del caserío, en brillantísima carga a la bayoneta, fue una acción cuya bravura es imposible de describir, pues causó hasta la admiración del propio enemigo. Diezmada esta valerosa unidad por el gran número de muertos y heridos, después de haber permanecido tres días en el puesto de mayor peligro fue destinada a proteger la artillería situada en el monte Janeo para que sirviera de descanso. El 11 de abril volvió de guarnición a Castro Urdiales. En recompensa a los méritos que contrajo, recibió el empleo de coronel de Infantería. El 4 de agosto fue destinado como jefe de la fuerza de Infantería de Marina en el Apostadero de Filipinas, tomando el mando de las compañías de esta fuerza en el Apostadero y de las tropas embarcadas en el mismo (12 de enero de 1875).

El Ministerio Regente del Reino concedió por Orden de 14 de enero de 1875 la corbata de San Fernando a la bandera del segundo batallón del primer regimiento (laureada colectiva) por los méritos que contrajeron sus ciento cincuenta hombres en la acción de San Pedro Abantos y toma del caserío de Murrieta el 27 de marzo de 1874 contra las facciones carlistas de las provincias Vascongadas y Navarra. Para su jefe se solicitó la laureada individual, pero no fue concedida, en principio, aunque más tarde se impuso por ley, pero sin efectos retroactivos. Se siguió insistiendo y, por fin, en 1914 se hizo justicia, pero Albacete no pudo disfrutarlo por haber fallecido ocho años antes.

No pudo permanecer mucho tiempo en Filipinas, pues tuvo que regresar a la Península por enfermedad (1 de agosto de 1875), debida al fallecimiento de su mujer, Loreto Dueñas, ocurrido en Madrid, en el mes de junio. A su llegada se instaló en Madrid para su recuperación, cosa que no tardaría mucho en producirse, pues el 12 de marzo de 1876 llegaría a Manila, a bordo del vapor mercante español Victoria, volviendo a encargarse del mando de las tropas del Apostadero. Fue promovido al empleo de coronel y, al mismo tiempo, destinado al mando del segundo regimiento de Infantería de Marina (26 de mayo); entregó el mando que ostentaba al teniente coronel Leopoldo Colombo y Viale (23 de agosto) y embarcó en Manila en el vapor mercante León de regreso a la Península. A su llegada pasó a Madrid, por orden del ministro. Por Real Orden de 26 de noviembre se le confiere la Cruz Roja de 3.ª clase del Mérito Naval por los servicios prestados en la última campaña sostenida contra los carlistas. A pesar de su destino al ascender, no llega a tomar posesión y en su lugar se le concede el mando del primer regimiento (26 de noviembre), aunque consigue que se le confiera de nuevo el mando del segundo regimiento (30 de enero de 1877), destacado en la isla de Cuba. Se le confiere la Cruz Roja de 3.ª clase del Mérito Naval por los servicios prestados en la campaña de la isla de Cuba. Se encarga del mando de la media brigada de Colón (4 de mayo de 1878) hasta que por orden superior embarcó con su regimiento en el vapor correo Comillas (25 de septiembre) con destino a la Península; llegó a Santander y transbordó al vapor Gijón para desembarcar en Ferrol.

Allí continuará hasta que es destinado a eventualidades del servicio en el departamento de Cádiz (2 de abril de 1879). No durará mucho esta situación, pues es designado director de la Academia General Central de Infantería de Marina, de nueva creación (31 de mayo), para su organización e instalación. Se mantendría en este destino hasta que, designado a mandar el tercer regimiento (24 de mayo de 1884), debía embarcar para Filipinas, adonde había sido destacado el regimiento a las órdenes del capitán general del Archipiélago (21 de mayo); fue pasaportado a Cartagena, en donde se encontraba el regimiento.

Embarcó con la Plana Mayor y el primer batallón de su regimiento en el vapor aviso transporte de guerra San Quintín y llegó a Cavite el 22 de julio, donde quedaría de guarnición. Continuará en este puesto hasta el 1 de marzo de 1886 que embarcó en el vapor correo San Ignacio de Loyola con el primer batallón y la Plana Mayor para retornar a la Península. Llegó a Cartagena el 8 de abril, en donde entregó el mando al coronel Francisco Morquecho y fue pasaportado a San Fernando para tomar el mando del primer regimiento de reserva (13 de abril), que le había sido concedido.

Alfonso XII reinaría hasta el 25 de noviembre de 1885, en que fallece contagiado de una grave epidemia de cólera al visitar a los afectados en Aranjuez, sin dejar heredero varón; no obstante, el 17 de mayo de 1886 nace Alfonso XIII, su hijo póstumo con María Cristina, regente hasta la mayoría de edad del neófito, que se produciría en 1902.

El coronel contrae matrimonio por segunda vez con Rosa García Subirats, natural de Cavite (Filipinas), a la que había conocido durante su última estancia en el Archipiélago. Le fue concedida la Cruz de 3.ª clase de la Orden del Mérito Naval, con distintivo blanco (3 de agosto de 1886) y fue promovido al empleo de brigadier de Infantería de Marina (29 de agosto) y, en consecuencia, deja el mando que ostentaba.

Es nombrado comandante principal de los tercios de Infantería de Marina del Departamento de Ferrol (12 de enero de 1887), permaneciendo en este destino hasta que fue nombrado subinspector de las fuerzas de Infantería de Marina del Departamento de Cartagena (12 de agosto de 1893). En 1895, comienza el doble movimiento independentista en Cuba y Filipinas, que concluirá con la separación de ambas colonias.

Se le designa para mandar una brigada en la campaña de Cuba, a las órdenes del general en jefe del ejército de aquella isla (19 de noviembre de 1895), y, por tanto, cesa en su anterior destino y se traslada a la isla a bordo del vapor correo Alfonso XII. A su llegada a La Habana, fue nombrado jefe de la primera brigada de la tercera división del primer cuerpo de ejército con acuartelamiento en Holguín. En este lugar permanece hasta el 7 de abril de 1896, que se traslada con su brigada a Mayari. Allí permanecerá hasta que por enfermedad se ve obligado a volver a la Península (4 de junio) y entrega el mando de la brigada al comandante militar de la citada ciudad. A su llegada, fija su residencia en Cádiz para su restablecimiento, lo cual consigue a finales de noviembre y, enseguida, toma posesión de la Subinspección de las fuerzas de Infantería de Marina del Departamento de Cádiz (30 de noviembre de 1896), para el que había sido designado nada más regresar de Cuba. Entre 10 de julio y 27 de octubre de 1897 es designado vocal especial del Centro Consultivo de la Armada y tiene que cesar circunstancialmente en su destino, pero lo recupera al terminar su labor en Madrid.

Cánovas era asesinado por el anarquista italiano Angiolillo (8 de agosto de 1897); el general Azcárraga se encargó interinamente del Gobierno y después dejó paso a Sagasta y sus liberales. Llega a La Habana el crucero norteamericano Maine (24 de enero de 1898). A consecuencia de un accidente sufre una terrible explosión, murieron doscientos sesenta y cuatro hombres de su dotación. El Congreso americano declara la guerra a España (25 de abril). La escuadra del almirante Dewey derrota en Cavite (1 de mayo) a la del almirante Montojo. Para reforzar nuestra posición en las Antillas, llega a las costas cubanas la escuadra de instrucción al mando del almirante Cervera (19 de mayo). Intenta éste romper el bloqueo al que le somete la flota norteamericana en Santiago de Cuba, pero es derrotado (4 de julio) y precipita la caída de Santiago (17 de julio). España se vio obligada a pedir el armisticio (12 de agosto), y en consecuencia, a la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas (10 de diciembre de 1898).

Asciende a mariscal de campo (9 de noviembre de 1899) y cesa en su destino, para ser nombrado inspector general de la Infantería de Marina y vocal del Centro Consultivo de la Armada. Permanece en el máximo empleo alcanzable por un infante de Marina hasta 13 de julio de 1905, que por haber cumplido la edad reglamentaria, pasó a la situación de reserva, permaneciendo en la Corte. No aguantaría mucho tiempo en esta situación; sus muchas estancias en lugares inhóspitos le terminaron pasando factura; fallecía en Madrid el 7 de julio de 1906 el mejor infante que ha dado la Armada.

 

Fuentes y bibl.: Archivo-Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), Exp. personal, leg. 1907.

R. de la Guardia, “La Marina en las guerras carlistas”, en Revista General de Marina (Madrid) (julio-diciembre-noviembre 1947), págs. 557- 561; D. de la Valgoma y el Barón de Finestrat, Real Compañía de guardiamarinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes, Madrid, Instituto Histórico de la Marina, 1955, asientos 4573, 4679, 5041, 5239 y 5441, págs. 309, 366, 124, 214 y 296; J. E. Rivas Fabal, Historia de la I.ª de M.ª española, Madrid, Servicio de Publicaciones del Cuartel General de la Armada, 1975.

 

José María Madueño Galán

 

 

 

 

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