Martín-Vázquez Bazán, José. Pepín Martín Vázquez. Sevilla, 6.VIII.1927 – 27.II.2011. Torero.
Hijo del matador de toros Francisco Martín Gómez, apodado Vázquez (por una tía suya que en Alcalá de Guadaira era conocida y célebre como la Vázquez) y también Curro Martín Vázquez y Curro Vázquez, Pepín añadió registralmente, lo mismo que sus hermanos Manuel y Rafael, también toreros, el “Vázquez” a su primer apellido. Es sobrino de Manuel Martín Gómez Vázquez II, que estuvo casado con Trinidad Gómez, hermana de Joselito El Gallo. Además, Pepín es primo carnal de Mario Carrión Bazán y primo segundo de Manuel Carmona Bazán, ambos matadores de toros.
Criado en una familia netamente taurina, el padre de Pepín quería, sin embargo, que éste fuese abogado (de hecho, un hermano fue médico). Pepín Martín Vázquez vistió su primer traje de luces en Cehegín (Murcia) en septiembre de 1943, alternando con Cayetano Ordóñez, el hijo del Niño de la Palma. En esa etapa de becerrista cortó dos orejas y rabo en Ronda. Sobre su decisión de hacerse torero, Pepín explicó a Saiz Valdivielso: “La carrera de mis hermanos no era lo suficientemente brillante como para compensar con triunfos las desventuras de mi padre. Mis triunfos serían los de mi padre. Por eso quise ser torero”.
Debutó con picadores a finales de 1943, y se presentó en Barcelona el 27 de febrero de 1944, alternando con el peruano Alejandro Montani y Aguado de Castro. Desde ese momento, su carrera hasta la alternativa fue meteórica: debutó en Madrid el 1 de abril, con Paco Lara y Bombita Chico, y, aún sin cortar orejas, su toreo causó sensación. Repitió en Las Ventas al día siguiente, con Yoni y Emilio Escudero, y luego el 18 de mayo, festejo en el que cortó una oreja de los cuatro novillos que debió estoquear por cogidas de Paco Lara y Alejandro Montani. El 15 de junio actuó en Madrid con Luis Miguel Dominguín y su hermano Rafael, y Pepín resultó herido leve. Su primer gran triunfo en Las Ventas tuvo lugar el 6 de agosto de ese mismo año 1944, cuando cortó dos orejas de un novillo de Hoyo de la Gitana, en la quinta y última novillada que ese año toreo en Las Ventas. Entre tanto, en su Sevilla natal toreó el 4 de junio (cortó dos orejas y rabo, alternando con Yoni y Pepe Rosalito), el 9 de julio (con Luis Miguel Dominguín y Aguado de Castro) y el 15 de agosto (cortó una oreja, alternando con Choni y Aguado de Castro). Fue tanto el ambiente que Pepín adquirió, que el 3 de septiembre de ese mismo año tomó la alternativa en Barcelona.
“Casi no me dio tiempo a enterarme de que era novillero, pues aquella misma temporada tomé la alternativa, con diecisiete años”, dijo el torero sevillano a Saiz Valdivielso. El cartel del doctorado lo componían Domingo Ortega —que le cedió el toro Partidario, de Alipio Pérez Tabernero—, Pepe Luis Vázquez y Carlos Arruza.
Confirmó la alternativa en Madrid el 29 de abril de 1945, con Pepe Bienvenida y Morenito de Talavera como padrino y testigo, respectivamente, de la ceremonia. El toro de la confirmación se llamó Encandilado, y pertenecía a la ganadería de María Montalvo. Antes de ese festejo, en Sevilla se presentó y cortó una oreja el 19 de abril (con Manolete y Arruza); y dos trofeos obtuvo el siguiente día 22, alternando con Pepe Bienvenida, el mexicano Fermín Rivera y Pepe Luis Vázquez. A la plaza de Las Ventas regresó el 15 de mayo, con El Estudiante y Benigno Aguado de Castro; ese día le hizo una gran faena a un toro de Joaquín Buendía, que el crítico Federico Alcázar reseñó con estas palabras: “Yo sí he visto torear así al natural. Pocas veces, pero lo he visto con estos ojos que se comerán la tierra. Ahora, lo que yo no he visto, o mejor dicho, lo he visto dos o tres veces nada más, es torear con esa gracia, con ese garbo, con esa finura, con esa sublime inspiración.
Porque el pase natural lo dan todos los toreros.
Con valor o sin valor. Con arte o sin arte. Con estilo o sin estilo. Lo difícil, casi insuperable, es que esa suerte se efectúe con el valor más sereno, con el arte más refinado, con el estilo más puro. Y, sobre todo, con esa gracia que es el don del cielo y regalo de los dioses a las criaturas elegidas”.
Por varios motivos, 1947 fue un año crucial en la carrera de Pepín Martín Vázquez. En el primer San Isidro de la historia toreó con éxito los días 16, 18 y 25 de mayo, y cortó tres orejas el 16 de julio en la Corrida de Beneficencia (ese día Manolete obtuvo dos de un toro que le hirió grave); pero junto a los éxitos, también llegaron los percances: el 8 de agosto un toro de Concha y Sierra le infirió en Valdepeñas una cornada gravísima (el pitón del toro partió la arteria y vena femoral y safena), similar a la que acabó con la vida de Manolete veinte días después en Linares. Precisamente, fue la intervención de Manolete, que puso a disposición de Pepín un cadillac para que fuese trasladado a Madrid, lo que impidió que muriera desangrado en el viaje hasta la capital.
Pepín recordó, en la entrevista de Saiz Valdivielso, aquellos dramáticos momentos: “Estaba toreando con la izquierda. En el centro de la suerte el toro se desentendió de la muleta y me metió el pitón por la ingle. Sentí como una llamarada de fuego que me subía hasta el vientre. Cuando me incorporé, me vi inundado de sangre. Al llegar a la enfermería los dolores eran espantosos, tanto que pedí al médico que me anestesiara pronto, porque no quería conservar la sensación de dolor... El dolor, el recuerdo del dolor, es lo que de verdad nos quita el tipo a los toreros.
No olvides que el torero más valiente es aquel al que menos le duelen las cornadas...”. En el coche viajaron, además del herido y del médico de Valdepeñas, el conductor, Manolete y José Camará, su apoderado.
Durante el trayecto, Manolete iba dando ánimos a Pepín Martín Vázquez, que, según explicó en la entrevista citada, le recomendaba al diestro cordobés que se marchase de los toros, porque la gente estaba muy en contra suya. En plena convalecencia, a Pepín le llegó la noticia de la muerte de Manolete. “Fue algo espantoso. Manolo era el mejor de todos y un buen animoso. Me acordé del viaje desde Valdepeñas y de que le había recomendado que se fuera” de los toros, rememoró el torero sevillano.
Pepín reapareció el 9 de mayo de 1948 en Barcelona.
En los meses anteriores trabajó en la película Currito de la Cruz, de Luis Lucia, con guión de Antonio Abad Ojuel basado en la novela homónima de Alejandro Pérez Lugín. En 1954, ya retirado, Pepín intervino en Chateaux en Espagne (en España traducida como El Torero), de René Wheeler. El 12 de mayo y el 6 de junio toreó en Madrid, resultando herido en el brazo derecho en esta última corrida.
En 1949 sufrió una nueva cornada en Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), y el 17 de diciembre de 1950 otra más en Lima (Perú). Hasta que en Albacete, en 1952, decidió retirarse de los toros. Así le contó a Saiz Valdivielso un momento de tanta verdad: “Aquella mañana en Albacete cuando me desperté vi el traje de luces en la silla y no me gustó.
Nunca me había pasado una cosa igual. Creí que estaba soñando y sin embargo estaba despierto. Si el traje de luces no me gustaba, no debía seguir toreando.
Llamé a mi hermano Manolo, que me apoderaba, y le dije que cancelara todos mis compromisos.
Luego de un tira y afloja con él, toreé aquella tarde y dos o tres más... hice lo de América y me volvía casa y hasta ahora. No me entendieron, pero yo sabía muy bien lo que hacía: se había terminado el amor, y sin amor, yo no podía torear”. Toreó su última corrida el 23 de febrero de 1953 en Caracas (Venezuela), alternando con Jumillano y César Girón.
Bibl.: C. P az Herrero, Vidas de toreros. Pepín Martín Vázquez, pról. de F. Castán Palomar, ¿Sevilla?, 1945; J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. IV, Madrid, Espasa Calpe, 1961, págs. 556-557; Don Ventura (seud. de V. Bagués), Historia de los matadores de toros, Barcelona, Imprenta Castells-Bonet, 1943 (ed. Barcelona, de Gassó Hermanos, 1970); C. Jalón, Memorias de “Clarito”, Madrid, Guadarrama, 1972; F. Claramunt, Historia ilustrada de la Tauromaquia, Madrid, Espasa Calpe, 1989; F. Mira, Medio siglo de toreo en la Maestranza (1939-1989), Sevilla, Guadalquivir, 1990; J. L Suárez-Guanes, Madrid-Cátedra del toreo (1931- 1990), Madrid, Espasa Calpe, 1990; C. Abella, Historia del toreo, vol. II, Madrid, Alianza Editorial, 1992, págs. 173- 176; N. Luján, Historia del toreo, Barcelona, Destino, 1993 (3.ª ed.); A. C. Saiz Valdivielso, “Entre el amor y el dolor. Mano a mano con Pepín Martín Vázquez”, en Clarín Taurino, Bilbao, Ediciones Laga, 1996, págs. 54-69; M. Feiner, ¡Torero! Los toros en el cine, Madrid, Alianza Editorial, 2004; J. M. Sotomayor, “Relación de las corridas de toros, novilladas con picadores y festejos de rejones celebrados en la Plaza Monumental de las Ventas de Madrid (17 de junio de 1931-23 de octubre de 2005)”, en VV. AA., Las Ventas. 75 años de historia, Madrid, Centros de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, 2006.
José Luis Ramón Carrión