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Jerónimo de Pasamonte

Biografía

Pasamonte, Jerónimo de. Ibdes (Zaragoza), 9.IV.1553 baut. – ?, p. t. s. XVII. Soldado, aventurero y escritor.

Jerónimo de Pasamonte, hijo de Jerónimo de Pasamonte y de Jerónima Godino, fue bautizado el 9 de abril de 1553 en la iglesia de San Miguel Arcángel de Ibdes (Zaragoza). Era la suya una familia de infanzones que tenía su enterramiento en el cercano Monasterio de Piedra. A los ocho años perdió a su madre, y a los diez, a su padre. Pasó al cuidado de sus tíos Pedro Luzón y María de Pasamonte, pero pronto fue enviado a Soria a servir al obispo. A los doce años, su hermano mayor, Esteban de Pasamonte, lo llevó de nuevo a Aragón y lo puso a estudiar Gramática y Latín en casa de un tío materno, mosén Godino, que vivía en Maluenda, cerca de Calatayud. A los trece años se inscribió en la Cofradía de la Madre de Dios del Rosario Bendito de Calatayud, y durante toda su vida fue un devoto de la Virgen y del Rosario. A los diecisiete años, se fue por temor de su tío clérigo a Zaragoza, y, oyendo misa en la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, hizo el voto religioso de ingresar en un monasterio de frailes bernardos. Su hermano mayor no apoyó su decisión por considerarla deshonrosa para su linaje, y Pasamonte pensó en ir a Roma y hacerse sacerdote. Pero, al no disponer de renta para estudiar, se alistó como soldado en la compañía del capitán Enrique Centellas, la cual pertenecía al tercio de Miguel de Moncada, y el 11 de julio de 1571 embarcó hacia Italia con las tropas de Juan de Austria. También pertenecía al tercio de Miguel de Moncada la compañía de Diego de Urbina, en la que militaba Miguel de Cervantes Saavedra, por lo que este y Pasamonte formaron parte del mismo tercio desde agosto de 1571 hasta abril de 1572.

Jerónimo de Pasamonte participó en la batalla de Lepanto (1571), en la jornada de Navarino (1572) y en la toma de la tunecina plaza de la Goleta (1573). Tras esta acción, la compañía de Pasamonte se quedó en Túnez, y en agosto de 1574 sufrió el ataque de los turcos, que recuperaron la plaza. Pasamonte, herido y apresado, experimentó un largo y penoso cautiverio de dieciocho años, que transcurrió entre Constantinopla, Túnez, Bizerta, Alejandría, Misistro, Rodas y Argel, durante el cual se vio forzado a remar como galeote en las galeras turcas. Participó en varios intentos de fuga, todos ellos frustrados, siendo represaliado por ellos, hasta que obtuvo el dinero para su liberación, que se produjo el 30 de marzo de 1592.

Tras un azaroso viaje por mar, en el que estuvo a punto de ser nuevamente capturado, Pasamonte consiguió llegar a Nápoles en junio de 1592, y a primeros de 1593 desembarcó en España. Al llegar a Zaragoza supo que su hermano mayor había muerto y que la herencia familiar había pasado al hijo de su hermano. Entonces, Jerónimo escribió un memorial destinado al Rey en el que exponía sus servicios como soldado y el largo cautiverio que sufrió como consecuencia de ellos, con la esperanza de obtener de las autoridades reales algún tipo de recompensa. Ese memorial sirvió de base al manuscrito de su autobiografía, que puso en circulación en 1593. En dicha autobiografía, conocida como Vida y trabajos de Jerónimo de Pasamonte, narraba los “trabajos” o penalidades experimentados desde su infancia, las batallas en las que había participado en su juventud, las vicisitudes de su largo cautiverio entre los turcos y los peligros del viaje de regreso a tierras cristianas tras obtener la liberación.

En 1595, y tras ver frustrado su intento de conseguir un beneficio real que le permitiera hacerse sacerdote, Pasamonte se vio obligado a regresar al Reino de Nápoles, donde sirvió durante tres años como soldado en Gaeta, localidad famosa en la época por sus brujas. Se creyó entonces víctima de hechicerías por parte de sus patronas, experimentando en sueños una serie de “visiones” de seres infernales que trataba de alejar por medio de conjuros.

También creyó ser víctima de frecuentes envenenamientos que le habrían puesto al borde de la muerte. Sirvió después en Nápoles hasta mediados de 1599, y, alegando sus años de servicio y su maltrecha visión, obtuvo después del virrey de Nápoles, Fernando Fernández de Castro, una plaza de residente en Nápoles, la cual suponía obtener retribución y estar exento de la milicia activa.

Entonces decidió casarse, y el 12 de septiembre de 1599 contrajo matrimonio con una mujer que sacó de un convento. Su cuñada y sus suegros amargaron la vida marital de Pasamonte, el cual tuvo varios hijos (probablemente tres), uno de los cuales murió, a su juicio, a consecuencia de las hechicerías de su suegra. Pasamonte creía que esta pretendía envenenarle, y experimentó en sueños una nueva “visión” de seres infernales, tras de la cual perdió la visión del ojo derecho, lo que no le impidió continuar su autobiografía para narrar sus experiencias como soldado en Italia y las particularidades de su “vida espiritual”, dedicada, una vez jubilado de la milicia, a la visita continua de los templos, a la práctica de los sacramentos y a la oración. El 20 de diciembre de 1603 culminó y firmó en Nápoles su autobiografía, y el 25 y el 26 de enero de 1605 le añadió dos dedicatorias preliminares, firmadas en Capua.

El manuscrito de la Vida y trabajos de Jerónimo de Pasamonte, en el que figuran de manera interrumpida las dos partes de la autobiografía, permaneció inédito en la Biblioteca Nazionale Vittorio Emanuele III de Nápoles, hasta que fue publicado en 1922 por Raymond Foulché-Delsboc en la Revue Hispanique.

Aunque la autobiografía de Pasamonte sólo abarca hasta el año 1605, Joaquín Melendo Pomareta ha dado a conocer un documento relacionado con la villa de Carenas y con el zaragozano Monasterio de Piedra (Archivo Histórico Nacional de Madrid) en el que figura un párrafo autógrafo y la firma de “Fray Geronimo Pasamontte Alcayde” (la localidad de Carenas dependía del cercano Monasterio de Piedra, cuyo abad nombraba a uno de sus frailes como alcaide de la misma). La firma de dicho documento, escrito entre 1622 y 1626, presenta evidentes similitudes, refrendadas por especialistas en paleografía de la época, con las tres firmas autógrafas que se conservan en el manuscrito de la Vida y trabajos de Jerónimo de Pasamonte, lo que indica que, tras su estancia en Italia, seguramente regresó a España y cumplió su voto juvenil de hacerse fraile bernardo, ingresando en el cisterciense Monasterio de Piedra y llegando a ser alcaide de Carenas.

Martín de Riquer atribuyó a Jerónimo de Pasamonte la autoría del Quijote apócrifo (1614), obra firmada con el nombre falso de Alonso Fernández de Avellaneda, y otras investigaciones posteriores han tratado de confirmar su hipótesis. Según dichas investigaciones, al describir en su autobiografía la toma de La Goleta, Pasamonte se habría atribuido una actitud heroica similar a la que había tenido Miguel de Cervantes en la batalla de Lepanto. Tras leer el manuscrito de la primera parte de la autobiografía de Pasamonte, puesto en circulación en 1593, y comprobar que su antiguo compañero de milicias trataba de usurparle su comportamiento heroico, Cervantes lo habría satirizado en la primera parte del Quijote (1605) a través de la figura del galeote Ginés de Pasamonte, autor de una autobiografía titulada Vida de Ginés de Pasamonte. Y Jerónimo de Pasamonte se habría vengado de Cervantes continuando la historia de don Quijote, firmándola con un nombre falso para no ser identificado con el galeote cervantino. El propio Cervantes habría dejado constancia en varias de sus obras (entre las que se encuentra la segunda parte de su Quijote) de que identificaba a Avellaneda con el aragonés Jerónimo de Pasamonte.

 

Obras de ~: Vida y trabajos de Gerónimo de Pasamonte, 1605, ms. en Biblioteca Nazionale Vittorio Emanuele III, Nápoles (ed. de R. Foulché-Delbosc, en Revue Hispanique, 55 [1922], págs. 310-446; ed. digital de F. Sevilla Arroyo en http://bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=12631); Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, que contiene su tercersa salida: y es la quinta parte de sus auenturas. Compuesto por el Licenciado Alonso Fernández de Auellaneda, natural de la Villa de Tordesillas, Tarragona, Felipe Roberto, 1614 (atrib.) (ed. de L. Gómez Canseco, Madrid, Real Academia Española-Centro para la Edición de los Clásicos Españoles, 2014).

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, secc. Clero, Piedra, lib. 18.642, fol. 3.

J. Galindo Antón, “Passamonte-Avellaneda” y J. Melendo Pomareta, “¿Murió Jerónimo de Passamonte en Carenas? (I)”, en El Pelado de Ybides (PDY), 9 y 20 (abril y agosto, 1996 y 2001), págs. 8-9 y págs. 14-15, respect.; A. Martín Jiménez, El ‘Quijote’ de Cervantes y el ‘Quijote’ de Pasamonte: una imitación recíproca. La ‘Vida’ de Pasamonte y ‘Avellaneda’, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 2001; J. Melendo Pomareta, “¿Murió Jerónimo de Passamonte en Carenas? (y II)”, en PDY, 21 (abril, 2002), págs. 10-11; M. de Riquer, “Cervantes, Pasamonte y Avellaneda”, en Para leer a Cervantes, Barcelona, El Acantilado, 2003, págs. 387-535; J. A. Frago, El Quijote apócrifo y Pasamonte, Madrid, Gredos, 2005; A. Martín Jiménez, Cervantes y Pasamonte. La réplica cervantina al “Quijote” de Avellaneda, Madrid, Biblioteca Nueva, 2005; “El lugar de origen de Pasamonte en el Quijote de Avellaneda”, en Lemir. Revista de Literatura Española Medieval y del Renacimiento, 9 (2005), págs. 1-32 (http:/ parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista9/Revista9.htm); “Cervantes sabía que Pasamonte era Avellaneda: la Vida de Pasamonte, el Quijote apócrifo y El coloquio de los perros”, en Cervantes. Bulletin of The Cervantes Society of America, 25, 1 (spring 2005), págs. 105-157 (http://goo.gl/pkrsv); “El manuscrito de la primera parte del Quijote y la disputa entre Cervantes y Lope de Vega”, en Etiópicas. Revista de Letras renacentistas, 2 (2006), págs. 1-77 (http://goo.gl/7KEStr); J. Melendo Pomareta, “Algunos hechos históricos en el Quijote de Avellaneda”, en Tonos Digital, 11 (julio de 2006), págs. 1-40 (http:// www.um.es/tonosdigital/znum11/ estudios/11el%20Quijote%20de%20Avellaneda.htm); A. Martín Jiménez, “Cotejo por medios informáticos de la Vida de Pasamonte y el Quijote de Avellaneda”, en Etiópicas, 3 (2007), págs. 69-131  (http://www.uhu.es/revista.etiopicas/num/03/art_3_3.pdf); El Buscón de Quevedo, la Vida de Pasamonte y el Quijote de Avellaneda”, en La Perinola. Revista de investigación quevediana, 12 (2008), págs. 123-144 (http://hdl.handle.net/10171/21609); “Guzmanes y Quijotes: dos casos similares de continuaciones apócrifas, Valladolid, Universidad, 2010; “Ortodoxia y heterodoxia en la interpretación del Quijote de Avellaneda”, en C. Rivero Iglesias (ed.), Ortodoxia y heterodoxia en Cervantes, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 2011, págs. 367-380; “Los orígenes de la disputa entre Lope de Vega y Cervantes: La Arcadia y la primera parte del Quijote”, en J. Blasco Pascual y H. Urzáiz Tortajada (eds.), Polémicas y controversias áureas, en Cincinnati Romance Review, n.º monogr., 37 (spring 2014), págs. 67-92  (http://www.cromrev.com/volumes/vol37/005-vol37-martin.pdf); A. Martín Jiménez, “Cervantes y Avellaneda (1616-2016): presunciones y certidumbres”, en Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, 92, 2016, págs. 281-299, (http://uvadoc.uva.es/handle/10324/20901); A. Martín Jiménez, Las dos segundas partes del “Quijote”, Valladolid, Repositorio Documental de la Universidad de Valladolid, 2014, (http://uvadoc.uva.es/handle/10324/7092).

 

Alfonso Martín Jiménez

 

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