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Garci Sánchez de Badajoz

Biografía

Sánchez de Badajoz, Garci. Écija (Sevilla), c. 1450-1460 – ?, c. 1526. Poeta y músico.

Al igual que para tantos otros poetas de cancionero, apenas se cuenta con datos biográficos fidedignos de Garci Sánchez de Badajoz. Ha habido consenso en situar su nacimiento en Écija en la segunda mitad del siglo xv, en el seno de una noble familia extremeña, oriunda de Barcarrota, cerca de Badajoz, desfavorecida por Juan Pacheco, marqués de Villena, e instalada en Sevilla ya en 1450. La fecha de nacimiento que con frecuencia se ha postulado en las historias de la literatura en que aparece mencionado, aledaños de 1460, fue retrasada por su editor, Patrick Gallagher, en torno a veinte años, esto es, hacia 1480, hipótesis que hoy parece descartada a la luz de las aclaraciones proporcionadas por, entre otros, Vicente Beltrán, Brian Dutton y, más recientemente, Emilio Ros-Fábregas, que aconsejan situarla en torno a 1450-1460. Téngase en cuenta, como expuso en su momento Dutton (El cancionero del siglo xv..., vol. VII: 433), que entre el corpus poético de Garci Sánchez de Badajoz consta una pregunta poética que obtuvo respuesta por parte de Pedro de Cartagena, finado en 1486, dato que hace insostenible la fecha propugnada por Gallagher. Asimismo, también ha habido disensión en torno a la fecha de su fallecimiento.

En una crónica de 1525 Francisco de Zúñiga menciona a Garci Sánchez como uno de los participantes en unas fiestas y juegos de caña sostenidos en la Corte imperial de Carlos V en Toledo, siendo ésta, con probabilidad, una fecha cercana a su muerte. No faltan referencias a este poeta en documentación posterior; así, aparece citado en un comentario jocoso de Francesillo de Zúñiga a uno de los doctores que atendían al Emperador, fechado en 1527, si bien la mención a Garci Sánchez no implica necesariamente que éste estuviera vivo en ese momento. De igual modo, y aunque Gallagher y, a su zaga, Julia Castillo, autora de otra edición —posterior a la de Gallagher— de nuestro poeta, consideraron probada la estancia de Garci Sánchez en la casa de los condes de Feria en 1534, donde entraría en contacto con un entonces joven Gregorio Sylvestre, Ros-Fábregas considera que el hecho de que su poesía floreciese en casa del conde por esta última fecha no supone la presencia física del poeta, sino de sus textos, que servirían como modelo a los poetas reunidos en torno a la casa condal de Feria, como parece mostrar el testimonio en el que unos y otro se basan, el comentario de Pedro de Cáceres, editor de las obras de Sylvestre en 1582; por el interés de la cita, se transcriben a continuación unas líneas: “Y siendo Sylvestre de casi catorce años, vino en seruicio de don Pedro conde de Feria, do a la sazón florecía entre los Poetas Españoles Garci Sánchez de Badajoz. Y, como siempre, la casa del Conde fuesse llena de curiosidad, y visitada con los escritos de aquel célebre poeta” (Pedro de Cáceres, Las obras del famoso poeta Gregorio Sylvestre, citada por Patrick Gallagher, The Life and Works of Garci Sánchez de Badajoz, Londres, Tamesis Books, 1968: 14).

Pocos más datos biográficos han llegado del poeta. Gracias a la información suministrada por Juan de Hariza en Descripción genealógica de los excelentísimos señores marqueses de Peñaflor (Écija, 1772: 69), que ha servido como fuente de las escasas noticias de Garci Sánchez de Badajoz para sus editores, se sabe que Garci Sánchez casó con María de Orellana, en fecha que es desconocida, y que tuvo una única hija, María, casada a su vez con Gregorio de Guzmán, matrimonio que no tuvo descendencia.

La práctica ausencia de datos biográficos de Garci Sánchez de Badajoz, unida a la fama póstuma que alcanzó su poesía en los siglos posteriores, y muy especialmente su obra amatoria, contribuyeron a la gestación de una leyenda que presenta a nuestro autor como un nuevo ejemplo legendario de amador trágico, a la manera de Macías o Rodríguez del Padrón —y a ambos, por cierto, les concede un sitio preferente en su Infierno de amor—. En este punto, las noticias contradictorias acerca de su trayectoria vital mixturan la veracidad con la leyenda, lo real y lo imaginario: su encarcelamiento (al que sacará tanto provecho retórico, jugando a oponer su cárcel supuestamente real con la metafórica que le impone el amor no correspondido), sus amores prohibidos con alguien muy cercano de su familia (una prima o quizá, como han apuntado algunos, un amor incestuoso con su hermana, si se sigue al pie la rúbrica de alguna de sus piezas: Traslado de la carta de Garçisanchez de Badajoz que estando loco esriuió a su hermana), su supuesto suicidio y, sobre todo, la locura a la que le condujeron sus amores desdichados, la práctica de la poesía, el castigo divino a la transgresión en la que incurrió al versionar a lo profano las Liçiones de Job —causa de persecución por parte de la Inquisición y de que este texto fuese retirado de algunas ediciones del Cancionero general de Hernando del Castillo— o, quizá, la suma de todos estos motivos.

Por lo que respecta a su obra, si bien Nancy Marino consideró que la pieza de Garci Sánchez que pudiera remontarse más en el tiempo era la dirigida a la muerte del príncipe don Juan, en 1497 y “the only work by this poet that can be dated with some certainty in the fifteenth century” (“An Early Attibution to Garci Sánchez de Badajoz”, pág. 133), sin embargo, como se ha señalado arriba, la respuesta poética a instancias de una pregunta de Cartagena permite retrasar algo más de diez años los inicios de su producción literaria. En cualquier caso, se trata de un poeta de las generaciones más tardías de la poesía de cancionero. Si se toma como referencia el catálogo de Brian Dutton, existen cincuenta y siete composiciones atribuidas a Garci Sánchez y cinco de paternidad discutida con otros poetas, todas ellas compiladas en diferentes códices manuscritos e impresos datados desde principios del siglo XVI. De manera particular, entre los manuscritos, el Cancionero Ms. 3777, copia decimonónica conservada en la Biblioteca Nacional de España (MN14 de acuerdo con la terminología propuesta por Dutton, ya de uso común), recoge cuarenta y cinco de estas piezas, y para cuatro de ellos es codex unicus, y el Cancionero del British Museum (LB1 en la terminología de Dutton), aporta cuarenta y tres composiciones de Garci Sánchez, de las que diez sólo se conservan en este códice. Entre los impresos, sin duda, Cancionero general de Hernando del Castillo recoge la práctica totalidad de la obra de Garci Sánchez: dieciséis en la primera versión de 1511 y veintiocho más en la de 1514. Además, de su poesía perduran testimonios compilados en diferentes cancioneros y pliegos sueltos de los siglos xvi y xvii.

Su fama como músico, aun cuando no ha pasado inadvertida, ha merecido menor atención, probablemente postergada por su reputación como poeta. Con todo, ya fray Jerónimo Román lo consideró el más importante vihuelista de la época de los Reyes Católicos (Repúblicas del mundo, Medina del Campo, 1575, parte I, lib. VII). Recientemente, Emilio Ros-Fábregas ha aportado nueva documentación que le permite, contrariamente a la idea sostenida hasta ese momento, identificar a ‘Badajoz el músico’, al que se le atribuyen tres piezas en el Cancionero general y una más en el Cancionero de Resende, con Garci Sánchez de Badajoz, idea que ya había propuesto con cautela Brian Dutton (El Cancionero del siglo xv, VII: 337), así como obras musicales, con textos, en diferentes manuscritos españoles, portugueses y uno italiano de 1518.

En su obra poética destaca, entre todas, la materia amatoria, sin descuidar la temática religiosa. Entre el variado repertorio de formas y géneros cultivados por Garci Sánchez se puede destacar la diversidad de géneros cortesanos, tan del gusto de fines del siglo XV, como las invenciones, los motes, los villancicos y los romances corteses, incluso las glosas de romances tradicionales, como aquella Glosa suya al romance que dize por mayo era por mayo y un testamentos de amores, pero también canciones (tanto amatorias como religiosas), esparsas, preguntas y respuestas (como las que sostiene con otros poetas coetáneos: Pedro de Cartagena o Francesc Carroz), y piezas más extensas, como el Infierno de amor, tan difundido a juzgar por la considerable nómina de códices manuscritos e impresos que lo han transmitido, o las Liçiones de Job apropiadas a sus pasiones de amor, obra que le granjeó no pocos problemas con la censura y la acusación de irreverente y sacrílego por haberse atrevido a adaptar el Oficio de Difuntos a sus lamentaciones de amor.

Para generaciones de poetas de los siglos posteriores, Garci Sánchez de Badajoz fue el poeta cancioneril más destacado, como puede extraerse de los comentarios de Juan de Valdés, Lope de Vega, Vélez de Guevara, Sánchez de Lima, Herrera, Gracián o, sin pretender agotar la nómina, Quevedo, quienes, al tiempo que evocaron su obra y su vida, dejaron constancia de su reputación literaria. Asimismo, el poeta tuvo fama de hombre ingenioso y ocurrente, como se desprende de numerosas anécdotas, chascarrillos y dichos agudos que circularon en la época, en donde aparece dibujado como un personaje estrafalario, cuestión esta que todavía contribuyó más a engrosar la leyenda en torno al autor.

 

Obras de ~: Cancionero de Garci Sánchez de Badajoz: su vida atormentada, sus decires, sus dichos agudos, sus desesperanzas, ed. de J. Martín Jiménez, Sevilla, Imprenta de la Escuela Provincial de Artes Gráficas, 1948; The Life and Works of Garci Sánchez de Badajoz, ed. P. Gallagher, London, Tamesis, 1968; Cancionero de Garci Sánchez de Badajoz, ed. de J. Castillo, Madrid, Editora Nacional, 1980.

 

Bibl.: C. Michaelis de Vasconcellos, “Garci Sánchez de Badajoz”, en Revista Crítica de Historia y Literatura Españolas, Portuguesas e Hispano-Americanas, II (1897), págs. 114-133; V. Cotarelo y Mori, “El trovador Garci-Sánchez de Badajoz”, en Estudios de historia literaria de España, vol. I, Madrid, Imprenta de la Revista Española, 1901, págs. 33-52; J. Martín Jiménez, Cancionero de Garci Sánchez de Badajoz: su vida atormentada, sus decires, sus dichos agudos, sus desesperanzas, Sevilla, Imprenta de la Escuela Provincial de Artes Gráficas, 1948; P. Gallagher, The Life and Works of Garci Sánchez de Badajoz, London, Tamesis, 1968; N. G. Round, “Garci Sánchez de Badajoz and the Revaluation for Cancionero Poetry”, en Forum for Modern Language Studies, 6:2 (1970), págs. 178-187; J. Castillo, Cancionero de Garci Sánchez de Badajoz, Madrid, Editora Nacional, 1980; A. Hausen, “Adaptaciones del oficio de difuntos ‘a lo humano’: Job en las quejas amorosas de Garci Sánchez de Badajoz y Juan del Encina”, en Ibero-Romania, VI (1980), págs. 47-63; V. Beltrán, La canción de amor en el otoño de la Edad Media, Barcelona, PPU, 1988, págs. 23-24; N. Marino, “An Early Attibution to Garci Sánchez de Badajoz”, en Anuario Medieval, II (1990), págs. 132-140; B. Dutton, El cancionero del s. xv, c. 1360-1520, Salamanca, Universidad, Biblioteca Española del siglo xv, 1990-1991, 7 vols.; M. A. Pérez Priego, El príncipe don Juan heredero de los Reyes Católicos y la literatura de su época, Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1998; M. G. Cunningham, “Discantando la pasión: Garci Sánchez de Badajoz and the Art of the Renaissance Song”, en A Lifetime’s Readings: Hispanic Essays for Patrick Gallagher, Dublin, University College Press, 1999, págs. 44-59; F. Maurizi, “Juan del Encina, Garci Sánchez de Badajoz, Jorge Manrique y Cartagena: acerca de unas coplas y de sus variantes”, en VV. AA., Actes del VII Congrés de l’Associació Hispànica de Literatura Medieval (Castelló de la Plana, 22-26 de setembre de 1997), vol. II, Castellón de la Plana, Publicaciones de la Universidad Jaime I, 1999, págs. 461-470; B. Morros Mestres, “La canción IV de Garcilaso como un infierno de amor: de Garci Sánchez de Badajoz y el Cariteo a Bernardo Tasso”, en Criticón, 80 (2000), págs. 19-47; Á. Alonso, “Garci Sánchez de Badajoz y la poesía italiana”, en Canzioneri iberici, vol. I, Noia, Università di Padova-Universidade da Coruña-Toxosoutos, 2001, págs. 141-152; C. Parrilla, El cancionero del comerciante de A Coruña, Noia, Toxosoutos, 2001; M. Á. Pérez Priego, “Los infiernos de amor”, en Iberia cantat. Estudios sobre poesía hispánica medieval, Santiago de Compostela, Universidad, 2002, págs. 307-319; E. Ros-Fábregas, “Badajoz el Músico y Garci Sánchez de Badajoz”, en Música y literatura en la España de la Edad Media y del Renacimiento. Mesa redonda (15-16 de junio de 1998). Actas reunidas y presentadas por Virginie Dumanoir, Madrid, Casa de Velázquez, 2003, págs. 55-75; Á. Alonso Miguel, “El enamorado en los infiernos”, en VV. AA., Actas del IX Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (A Coruña, 18-22 de septiembre de 2001), vol. I, Noia, Toxosoutos, 2005, págs. 267-273.

 

Antonio Chas Aguión