Núñez Delgado, Pedro. Sevilla, c. 1478 – 30.XI.1535. Humanista, editor y poeta.
Discípulo, según propia confesión, del italiano Lucio Flaminio Sículo y de Antonio de Nebrija, alcanzó Delgado los grados de bachiller y de licenciado en Artes, ingresando en el sacerdocio y accediendo (al menos desde 1514) a las prebendas eclesiásticas como racionero de la Iglesia hispalense. En 1506 aparece ya vinculado como profesor al sevillano Estudio de San Miguel: este año el también profesor Antonio Carrión editó en Sevilla los Disticha de Miguel Verino, y Delgado logró que se incluyeran en la obra tres de sus propias poesías en latín, en una de las cuales (la que dedicó al maestrescuela Pinelo) Delgado se presenta ya en efecto como rei litterariae professor.
Por estos años vive Delgado en una media casa alquilada a Jacobo Cromberger, en cuya otra mitad vivía el también impresor Juan Varela de Salamanca (yerno del librero Niculoso), mitades que Delgado acabó comprando al alemán y al salmantino en 1511 y 1512 respectivamente; este trato y vecindad con los dos grandes impresores afincados en Sevilla explica en parte la ingente labor editora que Delgado pudo desarrollar al correr de los años, y cuyo primer fruto fue la edición de una versión castellana remozada de la medieval Cronica Troiana de Guido delle Colonne (Sevilla, Juan Varela, 3 de abril de 1509), que supone la primera y única incursión en el vernáculo de Pedro Núñez Delgado.
El 20 de enero de 1513 murió el catedrático de Gramática de San Miguel, Juan de Trespuentes, y el Cabildo sevillano pensó como sustituto en Nebrija, que había abandonado Salamanca tras sufrir el mayor desaire profesional de su ya dilatada vida; Delgado compuso este año un epicedio en latín por el difunto Trespuentes y un caluroso canto de bienvenida al viejo maestro que ya se acercaba a Sevilla ad gubernandam cathedram; pero Nebrija, reclamado por Cisneros, recaló finalmente en Alcalá, lo que permitió a Delgado unos meses después (ya en 1514) hacerse con la Cátedra de San Miguel tras sufrir el riguroso examen (rigidus Mars), al que aludiría en una de sus poesías posteriores. El mismo año de su promoción a la cátedra hispalense vieron la luz dos de sus ediciones mayores de corte litúrgico, las Orationes Sacrae y las Homilie diuersorum autorum, salidas en esta ocasión de las prensas de Cromberger.
Sus inicios en la Cátedra de San Miguel (sazonados con la anécdota de unos jóvenes estudiantes que clavaron durante la noche en las puertas del Estudio un escrito en latín alabando al catedrático y mofándose de la ignorancia de otros profesores) se vieron enturbiados poco más tarde (ya en 1515), cuando un afamado gramático sevillano, procedente de Valencia (Juan Parthenio Tovar), pretendió desplazar de su cátedra a Delgado, alegando que ésta sólo le había sido confiada con carácter provisional; Tovar, tras intrigar ante el arzobispo Deza y otros miembros del Cabildo, propagó también por la ciudad el rumor de que Delgado le había regalado una mula con arreos para hacerle desistir de su reivindicación; Delgado, enterado de los turbios manejos de Tovar, contraatacó indignado con una pieza llena de mordacidad y de ironía, que constituye una de las joyas de su producción poética en latín. Este mismo año Delgado dio a la luz otra de sus grandes ediciones de contenido litúrgico, las Epistole Beati Pauli (Cromberger, 31 de julio de 1515), y fue el primero en editar en España la bella y limpia poesía del “Virgilio cristiano”, el carmelita Bautista de Mantua (Baptistae Mantuani Parthenice VII, Juan Varela, 24 de noviembre de 1515), personaje que aún estaba con vida y cuya obra se convertirá poco después en uno de los textos escolares más valorados por el humanismo cristiano.
Entre 1515 y 1520 la actividad de Delgado se volcó ante todo en sus actividades sacerdotales y en las propias de su cargo al frente de la Cátedra de San Miguel, donde explicaba las gramáticas de Valla y de Nebrija, sin los cuales, como él mismo escribió, el latín andaría cojo (sine Laurentio et Antonio claudicaret sermo Latinus); las poesías que compuso en estos años lo revelan atento a los acontecimientos que se desarrollaban en Sevilla y en España; así, la muerte de Fernando el Católico (Madrigalejos 1516) o la curiosa divisa (Plus Ultra) del césar Carlos o la espléndida catedral que iba viendo concluidas sus obras animaban por entonces la producción poética de Delgado, que ya preparaba la edición de otra obra de contenido bíblico-litúrgico sobre las Lamentaciones de Jeremías (Expositio threnorum), que salió finalmente de las prensas de Alcalá (Brocar, 31 de enero de 1521) por la más que probable mediación de su amigo y maestro Nebrija; precisamente la muerte del insigne gramático al año siguiente (Alcalá, 2 de agosto de 1522) inspiró a Delgado la elegía más sincera de cuantas compuso.
Algunos documentos mercantiles sacados a la luz por Juan Gil dan fe de la saneada economía que Delgado alcanzó a lo largo de la década de 1520, en la que, además de reeditar los Himnos (1527), las Epístolas (1527) y los Trenos (1527 y 1530), se propuso, junto a un impresor avispado como Cromberger, hacer la competencia a las prensas de Venecia y de Lyon aprovechando la interrupción temporal de las rutas comerciales habituales por causa de la guerra con Francia; de la imprenta del alemán salió en efecto en junio de 1528 su edición de la Pharsalia de Lucano, que imita el revolucionario formato veneciano de Aldo (tamaño octavo y letra inclinada o itálica, usada, según Griffin, por vez primera en España) y un año después salió su edición de las Heroides de Ovidio, impresa esta vez por Juan Cromberger, hijo y sucesor de Jacobo; este intento (a la postre fallido) por competir con las poderosas imprentas europeas aún produjo una tercera edición (Virgilio), de la que lamentablemente hoy sólo se tienen las noticias que el propio Delgado escribió al comienzo de las Heroides. De estos años, caracterizados por una intensa actividad editora, data un nuevo y curioso episodio en la vida de Núñez Delgado: en 1527 un reo perseguido por la justicia se refugió en el Estudio de San Miguel, de donde los alguaciles intentaron sacarlo por la fuerza en medio de los gritos y de las pedradas de los estudiantes. Delgado, que interrumpió sus clases e intentó poner paz, terminó con el manto desgarrado, sin sombrero y prestando declaración ante el juez eclesiástico a fin de interponer pleito contra el Ayuntamiento y Justicia de Sevilla por quebrantar la inmunidad de un lugar sagrado.
Núñez Delgado falleció el 30 de noviembre de 1535 a consecuencia de un mal de riñón (calcularis morbus) que le venía torturando desde tiempo atrás. Recibió sepultura en el trascoro de la catedral, ante la imagen de la Virgen de los Remedios, y un epitafio del canónigo Rodrigo de Solís recogió el suceso. Su testamento, presentado ante el escribano Pedro Farfán el 24 de noviembre de 1533, se abrió el 1 de diciembre de 1535 a petición de su albacea Juan Suárez.
Al margen de su actividad como editor, Pedro Núñez Delgado es autor, con seguridad, de 41 poemas escritos en latín que hacen un total de 1235 versos. Siguiendo la costumbre del Renacimiento, sus poemas aparecieron insertos por lo general en sus propias ediciones o en las que publicaron algunos conocidos suyos (Antonio Carrión, Nebrija); estas composiciones, dispersas por aquí y por allá, más algunas otras de carácter privado, fueron reunidas y publicadas por el bachiller Cristóbal Núñez en 1537 bajo el título genérico y usual en la época de Epigrammata (Biblioteca Nacional de Madrid, R-3522). Las poesías de Núñez Delgado, con fuertes influencias formales de los clásicos Ovidio y Virgilio y, lo que sorprende más, de sus contemporáneos italianos afincados en España Lucio Marineo, Lucio Flaminio y Pedro Mártir, trazan para el historiador un vivo cuadro de lo que fue la Sevilla del primer tercio del siglo XVI; así, la vida en el Estudio de San Miguel desfila ante los ojos con sus solemnes aperturas de curso, en las que se pide al santo del día que ayude en su andadura a los jóvenes discípulos; la edad inmadura de éstos, proclive al juego y al amor, que lleva al profesor-poeta a recordarles la importancia del estudio y de las lecturas sanas, o a reprenderles cuando cometen alguna felonía; el maestrescuela Jerónimo Pinelo, a quien hay que dedicar de buen grado alguna edición, o el sucesor de Pinelo, Cristóbal de los Ríos, a quien hay que dar la bienvenida; profesores que fallecen (como el anterior catedrático de gramática Juan de Trespuentes) y a los que hay que rendir un último homenaje, o colegas menos amigos que critican sus versos o que aspiran (como Juan Parthenio Tovar en 1515) a desplazarlo de su cátedra con argucias y mentiras. Los problemas de salud del propio Delgado, o la maldita tos de su amigo el banquero y poeta ocasional Franco Leardo (el principal armador de la expedición de Caboto a las Molucas en 1526), al que llega a ofrecer para su curación una burlesca receta, o la majestuosa Catedral de Sevilla, o la divisa Plus Ultra adoptada con razón por Carlos V (casado justamente en Sevilla con Isabel de Portugal) son algunos de los temas de su poesía. Mas el grueso de esta poesía de circunstancias lo constituyen panegíricos de alto tono ofrecidos en vida a quienes fueron sus maestros (Flaminio y Nebrija), a eclesiásticos poderosos de la ciudad (el canónigo Cristóbal Tello Deza, el obispo de Scalas Baltasar del Río, el inquisidor y traductor de Apuleyo Diego Lope de Cortegana) y a escritores ya famosos (Bautista de Mantua) o que un día podrán serlo (Antonio Parejo, Miguel Nardino); cuatro epicedios o cantos fúnebres cierran este largo capítulo de elogios: el ya citado de Juan de Trespuentes, el de Fernando el Católico (muerto en Madrigalejos en 1516, justo cuando se dirigía a Sevilla), el de su antiguo maestro Nebrija y el de García Ibáñez de Mondragón, el que fuera inquisidor, canónigo y provisor del arzobispo Manrique. Como humanista cristiano que fue, compuso también cinco poesías de carácter religioso, y como profesor interesado en el aprendizaje de sus alumnos, compuso otras tres para facilitar la memorización de la compendiosa gramática enseñada en el Estudio. Para erradicar, en fin, la ignorancia que ya Rodrigo de Santaella había detectado en el clero español, especialmente en el de la Bética, compuso una poesía para explicar a los propios sacerdotes los diversos aspectos del ritual de la misa, desde las vestiduras usadas en ella hasta los paños del altar o el sagrado misal.
Obras de ~: Aurea Hymnorum totius anni expositio diligentissime recognitorum una cum textu et annotationibus suis locis appositis, multisque elucidationibus aliis necnon familiaris in proprios sanctorum hymnos qui in priore uolumine desiderabantur animaduersio, edita et nuper aucta per Petrum Nuñez Delgado presbyterum & in studio Hispalensi Cathedrarium, Sevilla, Cromberger, c. 1514; Homilie diuersorum autorum in segmenta ex quattuor euangelistis excerpta que diebus dominicis in re diuina per totum annum cantantur nuper recognite & accuratissime emendate ad integritatemque restitute cum quibusdam aliis que defuerant additis, ac sacre scripture locis aliisque rebus in marginibus omnium adnotatis Hispali per Licenciatum Petrum Nuñez delgado portionarii, Sevilla, 1514; Orationes sacre quae per totum annum in ecclesia cantantur ad plenum collecte summoque labore & uigilantia de nouo emendate, punte & dispuncte Hispali per Petrum nuñez delgado praesbyterum. Et insuper aliquae quae defuerant addite & quae bis terque quaterque legebantur cum suis remissionibus signate ne repetitio generaret fastidium una cum lectionibus & responsoriis de Iob, Sevilla, Cromberger, c. 1514; Epistole beati Pauli cum caeteris epistolis et prophetiis, quae in dominicis, feriis et festis sanctorum per totum annum in ecclesia cantari solent, nuperrime ad plenum collectae, et emendatae, punctae et dispunctae, et que identidem legebantur cum remissionibus assignatae, et sacrae scripturae locis multisque elucidationibus aliis notatu dignissimis illustratae Hispali per bacchalarium Petrum Nuñez Delgado presbyterum, Sevilla, Cromberger, 1515; Expositio threnorum, id est, lamentationum Ieremiae Prophetae, necnon et nouem lectionum quae pro defunctis in Ecclesia decantari solent, excepta Hispali ex Nicolao de Lyra per Petrum Nuñez Delgado presbyterum, Alcalá, Arnao Guillén de Brocar, 1521; Expositio threnorum, id est, lamentationum Ieremiae Prophetae, necnon et nouem lectionum quae pro defunctis in Ecclesia decantari solent, excepta Hispali ex Nicolao de Lyra per Petrum Nuñez Delgado. His apposita fuit Passio Domini secundum Matthaeum exametris uersibus composita, necnon carmen Philippi Beroaldi de die Dominicae Passionis, et Antonii Flaminii Siculi carmen super titulo crucis Romane inuento, in maiorem puerorum utilitatem, Alcalá, Raimundo de Petras, 1527; M. Annei Lucani Ciuilis Belli <libri>, Sevilla, Jacobo Cromberger, 1528; P. Ouidii Nasonis uita, Heroidum epistolae XXI, item Inuectiuae detestationes in Ibin, cum argumentis et copiosis adnotationibus. His accessit opusculum quod inscribitur Nux, lectu sane dignissimum, Sevilla, Juan Cromberger, 1529.
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Francisco Vera Bustamante