Núñez de Reinoso, Alonso. ¿Guadalajara?, c. 1492 – ¿Venecia (Italia)?, 1552 (post.). Escritor.
La vida y la personalidad de Alonso Núñez están muy vinculadas a España, Portugal e Italia, los países en los que vivió sus experiencias más dolorosas. Tal vez naciera en la Guadalajara de Juan Hurtado de Mendoza, al que le unió una estrecha relación de amistad, en el seno de una familia de judeoconversos, siendo sus hermanos conocidos Diego, Martín e Isabel. Su padre le animó a que estudiara Leyes en la Universidad de Alcalá, desde donde tal vez se trasladara a Salamanca, aunque, fuera cual fuese el lugar en el que estudió, parece que lo hizo obligado por la autoridad paterna, que no veía con buenos ojos su pasión por las letras.
Más oscuras son aún las razones que justifican su partida a Portugal. Su relación con los ambientes poéticos lusos, su fervorosa amistad, correspondida, hacia escritores como Sá de Miranda o Bernardim Ribeiro, la dedicatoria de su primera versión de la Égloga Baltea a Francisco Pereira, caballero portugués, y el hecho de que una de sus composiciones líricas se encuentre localizada geográficamente en una región del país vecino (Basto), lleva a suponer una estancia del escritor en Portugal. A estas conjeturas, recogidas de los versos de su obra, se une la relación que mantuvo con los marranos portugueses, siendo uno de los protegidos de la familia Nasi-Micas. A partir de ese momento, el resto de las noticias sobre su vida resultan difíciles de aclarar por el momento.
Su salida de Portugal tras la inesperada muerte de su amigo Ribeiro y el retiro de Sá de Miranda al norte del país, y, probablemente, la marcha de Gracia Nasi a los Países Bajos en 1536, temerosa de los problemas que se le avecinaban con el establecimiento de la Inquisición en Portugal, suponen un nuevo vacío en la biografía de este autor, tal vez indeciso sobre qué camino tomar.
Junto a los Nasi vivió las ingratas experiencias del exilio al lado de otras más reconfortantes, como su posible estancia en la corte del duque de Ferrara acompañando al séquito de Gracia Nasi, la publicación de su obra en Venecia, o su amistad con escritores italianos como O. Lando o L. Dolce, entre otros. Probablemente algún día se puedan completar los datos de esta hipotética historia que ni los archivos Parroquiales de Guadalajara (destruidos durante la Guerra Civil) ni el Archivo del Estado de Venecia han podido aclarar. Determinar qué fue de este escritor a partir de 1552 es hoy día tarea poco menos que imposible. Quizás el cansancio provocado por la edad y el penoso exilio le impulsaran a seguir a Gracia Nasi camino de Constantinopla; tal vez decidiera acabar sus días en Italia o esperar la ocasión de ver cumplido su anhelado deseo de regresar a España. Por ello, su existencia está repleta de nombres, los nombres de aquellos modelos a quienes siempre admiró.
Quiso ser como Homero, vendiendo sus versos “a maravedí” por las calles y plazas; se rebeló, como Ariosto, contra la autoridad paterna que le conminaba al estudio de las Leyes; aprendió el arte de componer versos bajo la atenta dirección de Juan Hurtado de Mendoza; conoció los secretos de la caballería andante merced a su amistad con Feliciano de Silva; huyó de las vanidades cortesanas de la mano de Sá de Miranda y la lectura de Erasmo; escribió églogas pastoriles bebiendo en las fuentes de Ribeiro, Garcilaso o Tibaldeo; vivió la amargura del destierro con la misma complaciente amargura que Ovidio, y, por ello, dispuso de todo el tiempo para indagar en los secretos de sus héroes mitológicos; imitó y recuperó para la lengua castellana la antigüedad clásica de Aquiles Tacio y la musicalidad toscana de Ludovico Dolce...
Y siempre buscando el amparo y la protección de aquellos mecenas que pudieran aliviar su dolorosa existencia (en Guadalajara, los Hurtado de Mendoza, a quienes pensaba dirigir una comedia; en Portugal, Francisco Pereira, a quien entregó su Baltea; en Italia, a la familia de los Micas-Nasi, que le acogió piadosamente y a la que dedicó su obra completa).
La obra literaria de Núñez de Reinoso aparece reunida en un volumen, en el que comparten espacio su labor poética y su relato bizantino-alegórico titulado Clareo y Florisea. Ambas producciones se encuentran separadas por dos epístolas: la primera, dirigida a Juan Hurtado de Mendoza, sirve de colofón al Clareo; la segunda, destinada a Juan Micas, sobrino de Gracia, introduce a su obra en verso. Fue publicada en Venecia en 1552, en la imprenta judía de los hermanos Giolito.
Mientras que su novela bizantina es una traducción de los últimos libros del célebre Leucipe y Clitofonte de Aquiles Tacio (siglo ii d. C.) y se puede considerar la primera novela del género en España, antecedente del Persiles de Cervantes y de El peregrino en su patria de Lope de Vega, su obra poética es una mezcla de las dos tradiciones en boga. Por un lado, Reinoso domina la tradición hispana del arte menor de romances y canciones con el arte mayor de los octosílabos reales y los tercetos encadenados. Su producción engloba cinco epístolas (tres en coplas octosilábicas, dos en tercetos encadenados), dos églogas (el núcleo central y más elaborado de su obra poética), un romance con su correspondiente glosa, cuatro letrillas, una canción y una paráfrasis del Orlando furioso que sirve de destacado colofón.
Obras de ~: Los amores de Clareo y Florisea y los trabajos de la sin ventura Isea, natural de Éfeso: con otras obras en verso, parte al estilo Español, y parte al Italiano, Venecia, Gabriel Giolito de Ferrara y sus hermanos, 1552 (Clareo y Florisea, ed. de. M. Á. Teijeiro Fuentes, Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, 1991; Obra poética de Alonso Núñez de Reinoso, ed. de. M. Á. Teijeiro Fuentes, Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, 1997).
Bibl.: A. Bataillon, “Alonso Núñez de Reinoso y los marranos portugueses en Italia”, en Varia lección de clásicos españoles, Madrid, Gredos, 1964, págs. 55-80; S. Zimic, “Alonso Núñez de Reinoso, traductor del Leucipe y Clitofonte”, Symposium, XXI (1967), págs. 166-175; C. H. Rose, Alonso Núñez de Reinoso: the Lament of a Sixteenth Century Exile, Fairleigh Dickinson University Press, 1971; E. Asensio, “Alonso Núñez de Reinoso, gitano peregrino, y su Égloga Baltea”, en Studia Hispanica in Honorem Rafael Lapesa, t. I, Madrid, Gredos, 1972, págs. 119-136; C. H. Rose, “Alonso Núñez de Reinoso. Contribution to the Creation of the Novel”, en R. E. Surtz y N. Weinerth (eds.), Creation-and-Re-creation: Experiments in literary Form in Early Modern Spain, Newark-Delaware, Juan de la Cuesta, 1983, págs. 89-103; M. Á. Teijeiro Fuentes, “Introducción”, en A. Núñez de Reinoso, Clareo y Florisea, op. cit., 1991; “Introducción”, en A. Núñez de Reinoso, Obra poética de Alonso Núñez de Reinoso, op. cit., 1997; J. Jiménez Ruiz, “Introducción”, en A. Núñez de Reinoso, Clareo y Florisea, Málaga, Universidad, 1997.
Miguel Ángel Teijeiro Fuentes