Téllez (o Tello), Aldonza. Condesa de Castañeda (I), señora de Aguilar. ?, c. 1380 – c. 1448. Noble, dama.
El destino de Aldonza Telléz, como el de muchos otros personajes medievales, estuvo en gran medida determinado desde el momento de su nacimiento, alrededor de 1380, por dos factores: su sexo y ancestros.
Su abuelo don Tello, hijo ilegítimo de Alfonso XI, había planeado unir, mediante el enlace de su vástago Juan Téllez con la rica heredera del señorío de los Vega, Leonor, grandes e importantes posesiones de la zona central del litoral cantábrico. Con la muerte de su padre en 1385, y sobre todo, siete años después, con la de su hermano Juan el Mozo, correspondía a Aldonza Téllez colocarse a la cabeza de los señoríos de Aguilar y Castañeda, y en su día heredar todo lo correspondiente al de La Vega. Además, en los acuerdos que precedieron el matrimonio de sus padres, concertado por Enrique II como tío del esposo y Mencía de Cisneros como madre viuda de la esposa, se estipulaba que, por no poder pagar el Rey los 200.000 maravedís convenidos como arras, enajenaría los bienes patrimoniales que la Corona tenía en Liébana, Pernía y Campoo hasta hacerse efectivo el pago, y de no ser así, éstos pasarían a los hijos de la pareja; es decir, tras la muerte de Juan el Mozo, a Aldonza Téllez, siempre y cuando la heredera pagase a su madre la suma que en su día le correspondiera. En 1385 la situación era tal y como se ha descrito, y Aldonza Téllez, que por entonces debía de ser una niña de corta edad, se presentaba ya como una futura ricahembra.
Todo cambió en 1387, cuando su madre Leonor volvió a contraer matrimonio, esta vez con el poderoso Diego Hurtado de Mendoza. Pensando en preservar para sus hijos los bienes que el anterior Monarca cediera a cambio de la dote, Leonor dio forma legal a una cesión a favor de Aldonza Téllez de estos lugares, reservándose el cobro de las rentas durante quince años y poniendo como condición que pasado este tiempo su hija abonara la cantidad que faltase hasta completar la suma. En otras palabras, en 1402 Aldonza Téllez se convertiría en titular de las diferentes rentas y derechos correspondientes a los mencionados territorios, y a cambio pagaría lo que resultase de restar a los 200.000 maravedís lo que en ese tiempo Leonor había recaudado. Pero en 1395 Diego Hurtado, aprovechando su cercanía a Enrique III, obtuvo del Rey la cesión como merced de estos lugares, venció por la fuerza las resistencias tanto de la condesa de Castañeda como de sus habitantes, e incluso consiguió que el Monarca diese orden de que nadie se opusiese a Diego Hurtado de Mendoza ni le negase la toma de las rentas. Muerto en 1404, Aldonza Téllez recuperó los derechos que le correspondían como legítima propietaria, pero pocos años más tarde debió enfrentarse por el mismo motivo con su madre, que pretendía que los tutores de Juan II le concedieran el señorío sobre la zona, pretextando ser señora natural del territorio y alegando el mal trato que su hija y el esposo de ésta daban a las gentes.
Tras su matrimonio en 1398 con Garcí Ferrández Manrique, Aldonza Téllez había fortalecido su posición.
Se casó con uno de los hombres más influyentes del momento, canciller mayor de Castilla y mayordomo de don Enrique cuando era infante. Aunque ayudó a Aldonza Téllez a proteger sus intereses, mantenía separados los dominios de ambos, y solía decir que él no era conde sino consorte de la condesa. Tuvieron tres hijos, dos varones y una hembra, llamados Juan, Gabriel y Beatriz. El primero estuvo durante años enfrentado a su medio tío Íñigo López de Mendoza, el famoso marqués de Santillana, y heredó tras la muerte de su padre y de su abuela Leonor los problemas que los enemistaran. En 1429, en medio del conflicto entre sus más cercanos parientes, Aldonza Téllez mandó construir una iglesia conventual para las clarisas de Carrión. En el mismo lugar, y también con fines piadosos, fundó el Hospital de la Trinidad. Testó el 6 de septiembre de 1443 en San Benito de Valladolid, y murió unos años después. Fue sepultada en el Monasterio de la Trinidad de Burgos, hoy desaparecido.
Su sepulcro, despojado de la urna, se encuentra desde hace más de cien años en la Catedral de Burgos.
Bibl.: L. Huidobro Serna, Breve historia de la muy noble villa de Aguilar de Campoo, Palencia, Publicaciones del Instituto Tello de Meneses, 1954; C. Travesedo Colón de Carvajal y E. Martín de Sandoval, “Garci Fernández Manrique, I Conde de Castañeda”, en Altamira, XXXIX (1975); R. Pérez- Bustamante, “El proceso de consolidación de un dominio solariego en la Castilla bajomedieval: El señorío de la Vega (1367-1432)”, en Altamira, XL (1976-1977), págs. 95-149; Señorío y vasallaje en las Asturias de Santillana (siglos xiii-xv), Santander, Ediciones de la Librería Estudio, 1978; E. San Miguel Pérez, Iniciación al estudio de la Cantabria Medieval, Santander, Aulas de la Tercera Edad de Cantabria, 1992; Poder y territorio en la España Cantábrica. La baja Edad Media, Madrid, Dykinson, 1998; S. Peral Villafruela, Los hospitales de Carrión y los condes de Castañeda en la Edad Media, Palencia, Cálamo, 2003.
Covadonga Valdaliso Casanova