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Ignacio Sala Garrigó

Biografía

Sala Garrigó, Ignacio. Barcelona, 1686 – ¿Madrid?, 1755. Militar, teniente general e ingeniero director.

Asistió como cadete a los sitios de Denia y Alicante en 1709 (Guerra de Sucesión), siendo promovido a subteniente de Infantería por los méritos contraídos en la citada campaña el 15 de mayo de ese año. Permaneció hasta 1710 agregado al Regimiento de Infantería de Badajoz como ingeniero voluntario. En ese año pasaba a las órdenes del ingeniero general, D. Jorge Próspero de Verboom, en el campo de Ivars (Lérida), con el que participaba posteriormente en las batallas de Zaragoza, Brihuega y Villaviciosa, siempre en el marco de la Guerra de Sucesión Española.

Promovido a capitán e ingeniero en segunda, el 21 de abril de 1711 era destinado al Ejército de Aragón, y al siguiente año se integraba en la Dirección de Ingenieros de Cataluña, con residencia en Tortosa, donde dirigió varios proyectos de fortificación de la plaza, y desde donde simultáneamente y como cuartel maestre general, apoyaba logísticamente las operaciones de avance hacia Tarragona y Barcelona. En mayo del siguiente año, escribía a Verboom desde Lérida para darle cuenta del grave deterioro que habían sufrido algunos elementos de las fortificaciones de la citada ciudad, enviándole, además, un proyecto para los necesarios reparos de las defensas de la plaza. En 1713 asistió al sitio de Barcelona hasta la ocupación de la ciudad el 11 de septiembre de 1714. Terminada la guerra, en 1715 fue destinado al Ejército de Aragón, trabajando junto a los ingenieros franceses al servicio de la Corona española, Tanneville y Monier.

En 1716 y 1717 estaba trabajando en la ciudadela de Barcelona, construyendo la llamada puerta Nueva de la plaza, siendo destinado en ese mismo año a Cádiz como ingeniero en segundo, donde elaboraba un proyecto de fortificación del “Frente de Tierra” y otro general de la plaza. También se le encomendaron las obras del Arsenal de Marina en La Carraca y del puente de Zuazo, proyecto, este último, de gran importancia, ya que representaba la única conexión entre Cádiz y la isla de León. No le daría tiempo para realizar ambos proyectos, al ser enviado sucesivamente a Zaragoza, Pamplona y Guipúzcoa.

En 1718 era promovido a ingeniero en jefe y en 1719 era nombrado coronel de Infantería, encontrándose en Navarra como director de Fortificaciones de ese reino. En ese mismo año elevaba una memoria al rey, describiendo las ruinas producidas en las fortificaciones y en la ciudadela de Pamplona, motivadas por la guerra con Francia, y por las intensas lluvias, señalando en la citada memoria los reparos necesarios para poner en estado de defensa a la plaza. Además, proponía para la ciudadela un ambicioso plan de obras nuevas, como la ampliación del glacis, 13 bóvedas bajo las cortinas a prueba de bombas, contraguardias en los bastiones exteriores, mejora y elevación del camino cubierto, traslado de la puerta del Socorro al centro de la cortina, proyecto para la puerta principal (que no llegó a realizarse), obras para la evacuación de aguas del foso para que no se inundara, etc.

En 1721 se encontraba nuevamente en Cádiz, donde realizaba el primer proyecto del Real Arsenal de La Carraca, de cuyas obras sería el director en adelante. Sala en el año 1722 construía un canal en El Puerto de Santa María “para la introducción del Río Guadalete, el cual en vaja mar de mareas vivas quedaba en seco”, consiguiendo en 1741 con las mismas condiciones de bajas mareas “tuviese cuatro varas y media de agua en la parte de menos fondo y veinticinco varas más de ancho”, y en 1723, junto a la dirección de las obras de La Carraca, dirigía igualmente la apertura del canal citado anteriormente, que debía devolver el río Guadalete a su antiguo cauce a su paso por El Puerto de Santa María.

Designado en 1724 director de las obras de fortificación de Cádiz, realizaba a partir de ese año diversos planos de las fortificaciones de la plaza y su bahía, con un nuevo proyecto general para ponerlas en estado de defensa. En tal sentido, trabajaba nuevamente en el frente de tierra de la citada plaza, y un año después acompañaba al ingeniero general, Verboom, en su visita de inspección de varios edificios situados en las atarazanas de Sevilla. En esta visita se decidió no utilizar dichos locales para la ubicación de la nueva Fábrica de Tabacos, por lo que se adjudicó a Sala la búsqueda de un sitio más adecuado y la redacción del proyecto de construcción del citado edificio. Además, elaboraba en esas fechas el plano del arrabal de Sevilla.

El 13 de diciembre de 1726 era nombrado ingeniero director de Andalucía, y poco después se le ascendía a brigadier del Ejército, participando en 1727 en el sitio de Gibraltar, a las órdenes del ingeniero general, D. Jorge Próspero de Verboom. En 1728 estaba nuevamente en Sevilla, dedicado casi en exclusividad a la edificación de la Fábrica de Tabacos, para lo que realizaba planos demostrativos del lugar elegido para su ubicación, así como numerosos planos de plantas y alzados, correspondientes al proyecto de construcción de la citada fábrica. Una vez realizados estos numerosos trabajos, volvía otra vez a Cádiz, donde levantaba nuevos planos correspondientes a la mejora de las fortificaciones de la plaza. A finales de ese intenso año de 1728 era sustituido en la dirección de las obras de la Fábrica de Tabacos de Sevilla por el también ingeniero Juan Vergel (seguiría, no obstante, controlándolas), debido a sus ocupaciones en Cádiz.

En 1730, promovido a brigadier de Ingenieros, realizaba un nuevo proyecto para la Fábrica de Tabacos, otro proyecto de ampliación de la Real Fábrica de Bronces, igualmente en Sevilla, así como diversos planos de las fortificaciones de Cádiz, continuando con la construcción del frente de la Puerta de Tierra y otros proyectos. Su proyecto de la Fábrica de Tabacos constaba de dos plantas y en el remate del segundo piso había previsto miradores y torrecillas. Del proyecto de Sala sólo se ejecutó la cimentación y la canalización del arroyo Tagarete que corría por la actual calle de San Fernando. El esquema fundamental de los cimientos, que se debió a Sala, es una cuadrícula formada por cuatro pilares. Sobre estas células estriban las dos plantas. Esta estructura reticular ha permitido el cambio de uso de las dependencias y del edificio a lo largo del tiempo, pues la redistribución de espacios sólo necesita variar la tabiquería, que no soporta peso. De los cimientos destaca su disposición en una retícula de arquerías invertidas que dotan al conjunto de una gran resistencia a los seísmos y de una especial fortaleza ante posibles asientos diferenciales en un terreno inestable.

En 1731 era sustituido en la dirección de la construcción del Arsenal de La Carraca por el ingeniero José Barnola, y en la de la Fábrica de Tabacos por el ingeniero Diego Bordick, concentrándose en las obras de fortificación de Cádiz y su bahía, para lo que elaboraba nuevos proyectos. También realizó en ese año el proyecto para la Aduana de la ciudad, y en los siguientes años que estuvo en actividad en la zona, proyectó prácticamente cuantos cuarteles se hicieron en esa época en las provincias de Andalucía. A finales de julio de 1732, remitía al ingeniero general, Jorge Próspero de Verboom, un proyecto de academias militares para la formación de los ingenieros. En su informe se manifestaba como partidario de que la citada formación fuese en un principio práctica, dejando para una fase posterior la correspondiente a la técnica.

Los continuos viajes de Sala, debidos a las comisiones que se le encargaban, eran causa de gastos que no siempre se le abonaban, por lo que en 1732 enviaba un escrito reclamando la compensación de los mismos. Visto lo justo de su petición, se le asignaban 100 escudos de vellón al mes, como sobresueldo, en consideración a las “importantes obras de la Plaza de Cádiz y los de La Carraca y otras pertenecientes a Marina” que dirigía, así como en compensación a “los gastos extraordinarios” debidos “a los repetidos viajes que ha hecho a la Corte para conferir sobre ellas”.

En 1734 visitaba Ceuta, de la que, a finales de ese año, remitía a la Corona un estudio pormenorizado. En 1735 seguía en Cádiz, donde continuaba con los numerosos trabajos de fortificación en los que estaba empeñado, levantando planos, entre otras actividades, del castillo de Santa Catalina y del fuerte de San Fernando. También en ese año comenzaba la construcción del nuevo muelle de la muralla del Mar, en el puerto de la ciudad, y en 1736 era confirmado por el ministro Patiño, como director asesor del Arsenal de La Carraca. Aún en ese año de 1736 se le pedía que informase sobre las fortificaciones de Puerto Cabello y de La Guaira, en la América hispana. Enviaba, además, un plano y un proyecto relativo a las fortificaciones de Ceuta, con fecha de 27 de agosto de ese año. El objetivo de Sala en este último proyecto era reducir el laberinto de fortificaciones a una forma más regular, procurando disponer una obra grande, en vez de varias pequeñas y hacer el “camino cubierto” más fuerte que el existente.

Las deliberaciones de la Corte sobre el modelo poliorcético de la plaza de Ceuta, eran muy complejas, debido a que los numerosos ingenieros que realizaban proyectos sobre las fortificaciones de la misma tenían ideas antagónicas al respecto. Finalmente, se admitió parte de la propuesta de Ignacio Sala, al realizarse, entre otras obras, la construcción de un “reducto” llamado de San Antonio, en el puesto de la Tenaza.

En 1738, emitía un informe con respecto al cierre con una nueva muralla de la ciudad de La Habana, manifestando ser partidario, en contra de otros pareceres, de reparar y poner a punto la vieja cerca. En 1739 se le ordenaba que pasase a Badajoz para informar de sus fortificaciones, añadiendo, una vez realizada la visita de inspección, además del preceptivo informe, varios proyectos para mejorar las defensas de la plaza, entre ellos el correspondiente al fuerte de Pardaleras, en la misma ciudad.

En 1740 era promovido a mariscal de campo, continuando como ingeniero director de las obras de fortificación de Cádiz. Entre 1740 y 1750, además de seguir con su responsabilidad en la mejora de las defensas de la plaza, realizaba otros proyectos y obras, como un nuevo proyecto del fuerte de Pardaleras en Badajoz; planos del muelle de San Felipe en Cádiz; planos del castillo de Ayamonte, en Huelva; el Diseño de un puente estable para las plazas de guerra…; los Apuntes sobre la Línea de Gibraltar; el informe sobre el muelle de Málaga; el proyecto de construcción de un lazareto en la isla de León en Cádiz; y también en la plaza de Cádiz, el proyecto de un muelle entre la puerta de Sevilla y el baluarte de la Cruz. Finalmente, remitía desde Cádiz un nuevo plano del Espigón de África con fecha de 31 de diciembre de 1741.

En 1743, publicaba el Tratado de defensa de las plazas que escribió M. de Vauban, Mariscal de Francia, con algunas reflexiones y adiciones, obra en la que, junto a la traducción del texto de Vauban, reflejaba sus ideas respecto a la cuestión, explicando y ampliando los preceptos del famoso ingeniero y mariscal francés, incluso corrigiendo errores y ampliando datos de aquella obra.

En 1748 era destinado a Cartagena de Indias como gobernador y comandante general de la plaza, con la misión de restaurar y mejorar las fortificaciones que había dañado el almirante inglés Vernon en su fallido ataque a la plaza en 1741. Sin embargo, continuó en Cádiz como director de ingenieros de la plaza y de las obras de fortificación. Promovido a teniente general, permanecería en la plaza hasta 1750, año en el que se hacía cargo de su nuevo destino en la América hispana. Posiblemente, ningún otro ingeniero llegaría a conjugar tanta autoridad, al unir en su persona amplios poderes civiles y militares.

Nada más llegar a la América hispana como gobernador y comandante general de la ciudad y provincia de Cartagena de Indias, emitió un amplio informe del estado de las fortificaciones de la plaza. En 1751 realizaba diversos planos de la entrada de Bocachica al puerto de Cartagena, construyendo, sobre el que había erigido el ingeniero Herrera, el fuerte de San José, así como planos del fuerte de San Fernando y de otras fortificaciones de la plaza. Además, iniciaba los trabajos de cierre de la otra entrada al citado puerto, la de Bocagrande, ya que se consideraba muy peligroso que la bahía de Cartagena tuviese dos entradas practicables a barcos de cierta envergadura. Junto a ello, y de acuerdo con su proyecto general, reconstruiría el fuerte de San Sebastián del Pastelillo (de planta cuadrangular, tenía como objeto reforzar el fuerte de San Fernando) y las baterías de Santa Bárbara y la de San José, terminadas por el ingeniero Arévalo a partir de 1759. En sus obras con cimentación en el mar, utilizó pilotaje y cajones de madera, al igual que en Cádiz y Ceuta anteriormente.

En 1752 estaba en la plaza de Portobelo, donde elaboró varios proyectos relativos a la mejora de sus fortificaciones, mientras las obras en Cartagena las dejaba en manos del ingeniero Lorenzo Solís. Este informaba de Bocachica en 1751 y declaraba ser discípulo del ingeniero Ignacio Sala y de sus teorías “que sigo y venero como un maestro mío de quien aprehendí la práctica de la profesión de ingeniero”.

Entre los citados proyectos en Portobelo estaban el almacén de pólvora, situado en el Camino Real a Panamá, los fuertes de Santiago, de San Jerónimo, de San Fernando, y finalmente tres casas-fuertes (torres o reductos de planta cuadrada u ochavada según las características del terreno, eran los de Santiago, San Fernando y el de San Jerónimo), que terminaría más tarde el ingeniero Manuel Hernández. De Portobelo y Chagres (en esta última plaza realizaba los planos del castillo de San Lorenzo el Real), pasaba Ignacio Sala a Panamá, donde dejaba “planteada toda la fortificación de la plaza”, fortificación que también terminaría su discípulo, ya citado, Manuel Hernández.

Una de las mayores e importantes obras de ingeniería civil realizadas por los ingenieros militares españoles en América fue el canal del Dique. Desde los primeros tiempos de la conquista, la penetración hacia el interior fue a través del río de la Magdalena. El centro neurálgico de la expansión española estaba en el Caribe y desde allí se ofrecía como la ruta más viable hacia el interior. Tanto Cartagena de Indias como Santa Marta estaban situadas próximas a la desembocadura del citado río. Al adquirir Cartagena la categoría de puerto fundamental para el comercio y plaza fuertemente fortificada, se hizo preciso atender la comunicación con el río Magdalena que llevaba a Santa Fe. Era realizada a través de la desembocadura del río, costeando desde Cartagena. Pero las dificultades de navegación y acceso por las bocas, unido a los ataques enemigos, obligaron a utilizar un canal interior y directo. Durante su mandato, Solís redactó un proyecto para el canal del Dique, pues a mediados de siglo se había cerrado el tramo entre Mahates y Barranca, es decir, la zona oriental con numerosas curvas y recodos inundados en las crecidas del río Magdalena. Exponía en el proyecto las condiciones para hacer navegable el canal todo el año, pues era preciso: Primero: “Que la entrada del agua en el dique fuese recia, según el curso natural del río, y no como estaba la boca de Malambito que era más propia para salir agua que para entrar”. Segundo: “Que el Dique fuese más profundo que la superficie del agua del río quando está bajo, pues el agua del Dique oy está a ocho pies mas elevada y no recive la corriente de frente”.

En 1754 solicitaba su regreso a España, donde fallecía al siguiente año, después de haber sido nombrado director general del Cuerpo de Ingenieros.

 

Obras de ~: Apuntes sobre la línea de Gibraltar, Cádiz, 1742; Informe sobre el muelle de Málaga, 1743; Tratado de defensa de las plazas que escribió M. de Vauban, Mariscal de Francia, con algunas reflexiones y adiciones, Cádiz, 1743; Tratado de seguridad y conservación del Estado por medio de las fortalezas…, 1746; Ideas sobre lo que debe observarse en la formación de proyectos sobre Fortificación, 1755; Parecer sobre la disposición que deben tener las Academias, que se establecieran para la enseñanza de los Ingenieros, 1755; Ideas para un nuevo modelo de puentes estables, s.f. 

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Exps. personales.

H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Universidad, 1983; J. A. Calderón Quijano, Historia de las Fortificaciones en Nueva España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1984; J. M. Zapatero, “La Escuela de Fortificación Hispano Americana”, en Puertos y Fortificaciones en América y Filipinas, Madrid, Comisión de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo (CEHOPU), 1985; La Guerra del Caribe en el siglo XVIII, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Militar, 1990; E. Cabellos Barreiro, Cartagena de Indias mágica Acrópolis de América, Madrid, CEHOPU, 1991; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; R. Gutiérrez y C. Esteras, Arquitectura y fortificación. De la Ilustración a la Independencia Americana, Madrid, Ediciones Tuero, 1993; J. M. Muñoz Corbalán, Los Ingenieros Militares de Flandes a España (1691-1718), Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Universidad, 1994; J. A. Calderón Quijano, Las Fortificaciones Españolas en América y Filipinas, Madrid, Editorial Mapfre, 1996; V. Echarri Iribarren, Las Murallas y la Ciudadela de Pamplona, Pamplona, Gobierno de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, 2000; J. A. Ruiz Oliva, Fortificaciones Militares de Ceuta: Siglos XVI al XVIII, Ceuta, Instituto de Estudios Ceutíes - UNED, Centro Asociado de Ceuta, 2002; A. Gil Albarracín, Documentos sobre la Defensa de la Costa del Reino de Granada (1497-1857), Barcelona, Ingoprint, S. A. 2004; C. Laorden Ramos, “Los Ingenieros Españoles en la creación del Arma” en Memorial del Arma de Ingenieros (Ministerio de Defensa, Madrid), n.º 75 (2005); C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; P. Cruz Freire, “El ingeniero militar Ignacio Sala, gobernador y comandante general de Cartagena de Indias. Noticias de su pase a indias y de su labor en las defensas de la ciudad”, en Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte, 25, 1 (2013), págs. 469-481; P. Mora Piris, “Ignacio Sala Garrigó (1686-1754), Ilustrado Ingeniero Militar Español”, en Proyección en América de los Ingenieros Militares, Siglo XVIII, Madrid, Ministerio de Defensa, 2016, págs. 345-365.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño