Viniegra y Mendoza, Juan Bautista. Conde de Villamar (IV). Cádiz, 5.I.1842 – 21.II.1918. Capitán general de la Armada y senador del reino.
Era hijo primogénito de Manuel-Vicente Viniegra y de María Gertrudis Mendoza, casados en San Fernando en 1841. Sus abuelos eran originarios de La Rioja y Valladolid. Su antecedente familiar más próximo que hubiese pertenecido a la Armada fue su bisabuelo por línea materna José Orozco y Herrera, capitán de navío; tuvo dos hermanos Lorenzo (1843) y Leandro (1853), que también fueron oficiales de Marina. Por el ambiente marinero donde fue criado, ingresó en el Colegio Naval Militar el 1 de julio de 1854 como aspirante de Marina al poco de cumplir los doce años de edad; el 26 de diciembre de 1856 ascendió a guardia marina de 2.ª clase, siendo destinado a la fragata Isabel II, que era buque escuela de artillería; después de hacer prácticas a bordo de dicho buque, trasbordó a las de igual clase Berenguela y Concepción tomando parte en todas las operaciones efectuadas por estos buques durante la guerra de África (1858- 1860). El 26 de enero de 1860 ascendió a guardia marina de 1.ª clase y embarcó en la fragata Cortés, de base en el arsenal de La Habana, donde realizó numerosos cruceros de vigilancia para prevenir desembarcos de armas, ya que después de los intentos anteriores del exgeneral español, el venezolano Narciso López, la situación aunque no era alarmante sí era preocupante y, había que controlarla. El 26 de enero de 1862 asciende a alférez de navío, regresando a la Península y embarcado en la fragata Bailén, efectúa numerosas comisiones en el Mediterráneo. Tras pasar por la fragata Esperanza y la Lealtad, vuelve en este último buque al Apostadero de La Habana, precisamente cuando se produce el “grito de Yara”, con el que se inicia la guerra denominada “grande” en la isla de Cuba. El 25 de noviembre de 1868 asciende a teniente de navío y, toma el mando del bergantín Habanero y posteriormente del cañonero Luisa, efectuando operaciones de guerra en apoyo del Ejército y, de vigilancia marítima para detener las embarcaciones que desde la isla de Santo Domingo y cayos de la Florida principalmente, efectuaban contrabando de armas para mantener la insurrección.
En 1871, embarcó en las goletas Edetana y vapor Piles. El 21 de mayo de 1872, fue destinado al Apostadero de Filipinas, donde tomó el mando de la goleta Circe, y posteriormente de la Comisión Hidrográfica de Filipinas a bordo de los cañoneros Mariveles y Mindoro, relevando al teniente de navío de 1.ª Pascual Cervera Topete, y al del mismo empleo Manuel Villavicencio, conde del Cañete del Pinar. Fue para Viniegra el mando más importante de embarco, y lo que le hará efectuar posteriormente estudios para obtener el título de ingeniero hidrógrafo. Para ello inició estudios en la Academia de Ampliación, compaginados con los docentes de profesor, llevados a cabo desde el 30 de julio de 1873, hasta el 1 de octubre de 1879.
Pocos días antes de iniciar sus estudios, participó en la defensa del arsenal de La Carraca contra los cantonales, por lo que le fue concedida la medalla creada para premiar a los defensores. Ascendido a capitán de fragata el 13 de agosto de 1880, pasó destinado como subdirector del Observatorio de Marina de San Fernando, en donde permaneció hasta el 13 de diciembre de 1886, y desde esta última fecha pasó como director de la Escuela de Ampliación hasta el 25 de mayo de 1891. En la citada academia tuvo a sus órdenes como profesores, a los tenientes de navío Isaac Peral Caballero y José Luis Díez Pérez; el primero de Física y al segundo de Química y Electricidad; y fue en esta época cuando Peral proyectó en la citada Escuela de Estudios de Ampliación el submarino de su invención, que fue construido entre (1887-1888) en el arsenal de La Carraca. Con anterioridad Peral había coincidido efectuando estudios entre 1877 y 1879 con Viniegra. El 25 de mayo de 1891, fue nombrado director del Observatorio de Marina de San Fernando en relevo del capitán de navío Cecilio Pujazón por haber fallecido éste, y él haber ascendido a capitán de navío el 28 de octubre de 1890. Como consecuencia del Congreso Astrofotográfico Internacional, celebrado en 1887, también conocido como Conferencia de Astrónomos de París, que supuso para la astronomía un acontecimiento de tal importancia que superó con creces las dimensiones de las anteriores reuniones internacionales de astrónomos, pues se trataba por primera vez de organizar un proyecto de gran envergadura dirigido a catalogar completamente los astros de la bóveda celeste, visibles por medio de los más potentes instrumentos de observación de la época, su antecesor Cecilio Pujazón, participó en la comisión permanente como representante de España, pero su muerte prematura en 1891, sólo habían puesto los cimientos para el inicio de la empresa. A finales del año de 1891 se empezaron en San Fernando los trabajos definitivos. Durante el año 1892, el capitán de navío Viniegra fue autorizado a viajar a París, donde debía tomar contacto con los miembros del Comité Permanente Internacional, y a visitar los observatorios de Potsdam, Oxford y Greenwich. Tras este viaje, quedaron establecidos definitivamente los trabajos a los que se comprometía el observatorio español en la empresa internacional de la Carta del Cielo. La escasez de personal y de material provocaría un importante retraso en las acciones previstas, aunque los trabajos se fueron realizando a un ritmo aceptable y, en junio de 1895, el director del Observatorio comunicó al capitán general del departamento de Cádiz, el hecho de que, según los resultados publicados en el Boletín del Comité Permanente Internacional, el de San Fernando era el único centro que había completado todas las observaciones necesarias para el Catálogo, además de llevar realizados un importante número de placas fotográficas para la Carta del Cielo. En San Fernando, entre 1891 y 1901 se impresionaron 3545 placas, incluidas las inutilizadas por haber resultado poco sensibles o defectuosas. Los trabajos del Catálogo iniciados por Viniegra se concluyeron en 1921; las 1260 placas definitivas estaban hechas, las estrellas medidas eran cuatrocientas mil, se había terminado el cálculo de las coordenadas del centro de cada placa y determinación de sus constantes y otros muchos y necesarios cálculos. El prestigio internacional alcanzado por España a través del Observatorio de Marina de San Fernando con este trabajo, se debió al prestigio científico de Juan Viniegra. Antes de cesar en su destino, España fue invitada a participar en observaciones astronómicas extraordinarias, como fue la del eclipse total de sol del 28 de mayo de 1900.
Con anterioridad, el 28 de mayo de 1896 fue ascendido a capitán de navío de 1.ª clase continuando en su destino del Observatorio, concediéndosele por Real Decreto de 28 de julio de 1898 la Gran Cruz del Mérito Naval: “pensionada con el 10 por ciento en su actual empleo, por hallarse en posesión del título de Ingeniero Hidrográfico, y por los servicios prestados en la actualidad”. En la Gaceta de Madrid de 9 de mayo de 1902, se le promovía al empleo de contraalmirante con antigüedad de 28 de abril del mismo año. El 13 de marzo de 1903, cesaba como director del Observatorio y se le nombraba comandante general de la Escuadra de Instrucción. Después de mandar la Escuadra fue nombrado comandante general del Apostadero de Ferrol el 22 de agosto de 1903 y luego del Apostadero de Cádiz por Real Orden de 24 de agosto de 1904, cesando en este puesto el 6 de diciembre de 1907. El 2 de enero de 1908, cesaba en el mando y, el 10 de marzo del mismo año, era ascendido al empleo de vicealmirante, nombrándosele jefe de la Jurisdicción de Marina en la Corte. El 17 de septiembre del mismo año cesaba en su destino por haberlo solicitado él. El 23 de diciembre de 1909 fue nombrado consejero del Consejo Supremo de Guerra y Marina, en el último de los cuales cesó, al ser promovido por Real Decreto de 21 de febrero de 1910, a la alta dignidad de almirante (a partir de 1912, este empleo pasó a denominarse capitán general de la Armada), siendo el XXXII, que alcanzó tan elevado rango desde que se instituyó este empleo en 1772. El 27 de febrero de 1910, se le concedió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar. Estuvo además en posesión de las grandes cruces de San Hermenegildo, Mérito Militar Mérito Naval pensionada y San Benito de Avís; era comendador de la Legión de Honor, de 1.ª Clase de San Estanislao y de Isabel la Católica, Benemérito de la Patria, y ostentaba la Cruz de 2.ª Clase del Mérito Naval blanca y la del Mérito Militar roja de igual clase medalla de la Defensa de La Carraca y el grado de teniente coronel de Infantería de Marina por acción de guerra, y caballero de la Orden del Toisón de Oro, el 22 de enero de 1914, S. M. el rey don Alfonso XIII, por Real Decreto lo nombró caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro.
Con anterioridad, el 28 de abril de 1910, solicitó ser admitido como senador “por derecho propio” en concordancia con lo dispuesto en el artículo 21 de la Constitución del Reino; el Diario de Sesiones de las Cortes, en su dictamen de la Comisión de actas y calidades, propone al almirante conde de Villamar, Juan Bautista Viniegra y Mendoza como senador, lo cual es aprobado el día 30. Habiendo establecido su residencia en Cádiz, falleció el 21 de febrero de 1918. El gobernador civil de la provincia comunica al presidente del Senado, haber cumplimentado a su familia dándoles el pésame.
Su vida profesional fue dedicada en gran parte a la ciencia. En todos los centros docentes, como en la especialidad de ingeniero hidrógrafo que poseía, evidenció sus elevadas aptitudes científicas y contribuyó intensamente a la enseñanza del personal de Marina, siendo tan apreciados sus servicios en este campo, que al solicitar el 15 de abril de 1877, siendo profesor de la Academia de Ampliación y teniendo sus condiciones de ascenso cumplidas, la concesión del mando de un buque, se le denegó su petición por considerar perjudicial para el servicio su separación del cargo que desempeñaba; de igual modo que años después, y por Real Orden de 24 de octubre de 1899, se le nombró presidente de la Junta reunida en Madrid para redactar las bases y cuadros de asignaturas a que debían sujetarse los oficiales dedicados a especialidades.
Y en cuanto a la eminente labor desarrollada en la Dirección del Observatorio de San Fernando, pueden servir de útiles antecedentes sus visitas a los observatorios europeos citados; su asistencia en 1896 a la reunión celebrada en París del Comité permanente para la ejecución de la Carta del Cielo, y su participación activa en las reuniones que, en 1900, celebró también en París el Comité internacional del cual fue vocal permanente. Fue autor y promotor de importantes trabajos científicos y académico de número de número de la Real Academia de Ciencias Exactas.
En el aspecto naval y militar, da idea que en el momento de su fallecimiento contaba con más de veintitrés años de embarco, durante los cuales navegó por todos los mares del mundo. En la época final de su vida fue presidente de la Junta organizadora del Colegio Nuestra Señora del Carmen para huérfanos de jefes y oficiales de la Armada, que impulsó con singular constancia y energía la constitución de tan importante institución benéfica, pionera entonces y que es una bella realidad en nuestros días.
Fuentes y bibl.: Archivo Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), leg. 620/ 1284; Archivo del Senado, Exps. personales, Sign. HIS-0517-02.
Catálogo, Real Compañía de Guardias Marinas, Probanzas, n.º 5.068, Sign. E-4273; “Necrología”, en Revista General de Marina (febrero de 1918); J. Guillen Tato, Iconografía de los capitanes generales de la Armada (1750-1932), Madrid, En la impr. de Marina, 1932; F. González González, El Observatorio de San Fernando (1831-1924), Madrid, Ministerio de Defensa, 1992; F. González de Canales y López-Obrero, Retratos de los Oficiales Generales del Cuerpo General de la Armada en la Jurisdicción Central de Marina, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000, pág. 126.
Hermenegildo Franco Castañón