Hernández Pinzón y Álvarez, Luis. Moguer (Huelva), 23.XII.1816 – 22.II.1891. Marino, almirante de la Armada, brigadier de Infantería de Marina.
Descendiente directo de los Hermanos Pinzón, compañeros de viaje de Colón en su gesta americana, era de familia hidalga por sus cuatro abuelos, como exigía las normas de acceso a la Armada en la época.
Su padre, Luis Hernández Pinzón Prieto, que había nacido en Moguer, alcanzó el empleo de teniente de navío en la Armada, y su madre, María Teresa Álvarez Muñoz, era natural de San Juan del Puerto (Huelva), localidad situada a siete km del propio Moguer y a veinte de la capital provincial. Permaneció en su Moguer natal hasta los diecisiete años, nutriendo su inteligencia y sus sentidos con narraciones y hechos náuticos a los que iban unidos, de una parte sus gustos y aficiones naturales, y de otro el honor de su nombre, famoso en la historia de España desde 1492. Empezó su carrera en el Departamento de Cádiz, donde fue examinado de los estudios elementales y aprobado en grado de suficiente, sentando plaza de guardia marina el 12 de abril de 1833 y embarcando en la barca n.º 8, como dotación, de donde pasó al bergantín Guadalete el 14 de mayo, con el que realizó varias navegaciones de vigilancia de las aguas nacionales hasta el 4 de octubre que dio la vela para Puerto Rico y La Habana. Allí transbordó a la fragata Restauración, en la que permaneció hasta el 1 de marzo de 1834, fecha en que fue destacado en comisión al bergantín goleta Amalia, en el que salió de vigilancia sobre la zona de Mariel (Pinar del Río-Cuba), al norte de la isla, hasta el 30 de marzo en que regresó a La Habana y se reincorporó a su buque la fragata Restauración, donde permaneció hasta su regreso a la Península, para lo cual transbordó al navío Héroe el 10 de julio de 1834. Al llegar a Ferrol el 16 de agosto, transbordó a petición propia al bergantín Manzanares, con el que salió de Ferrol para la costa cantábrica con motivo del inicio de la Primera Guerra Carlista.
Efectuó diferentes vigilancias y misiones, entre ellas la evacuación de Bermeo, ejecutada bajo fuego enemigo.
Continuó en el mismo buque hasta que tomó el mando de la trincadura Libertad (20 de enero de 1836) con la que efectuó repetidas comisiones sobre San Sebastián, socorriendo diversas veces con víveres el fuerte de Guetaría bajo el fuego enemigo. Por estas acciones, se le concedió la Cruz de la Marina de Diadema Real el 19 de abril de 1836. Cesó en el mando el 3 de febrero de 1836 y pasó circunstancialmente en depósito a la goleta Isabel II, hasta poder embarcar en el vapor Mazeppa (29 de febrero de 1836), con el que participó en la salida de las tropas de San Sebastián y en la toma de Pasajes el 28 de mayo. Debido a sus méritos en estas acciones, fue habilitado de oficial el 28 de junio y ascendió a alférez de navío sin antigüedad. Concurrió al ataque de Fuenterrabía (11-12 de julio), donde fue herido. En agosto salió para la capital departamental con motivo del desarme del vapor de su destino. Al desembarcar el 6 de octubre, regresó a la costa de Cantabria, encargándose del mando de la lancha Constitución (15 de octubre), destinada de apostadero en Gozón (cabo Peñas). Con dicha trincadura, asiste al tercer sitio de Bilbao y se halló en la destacada acción del levantamiento del sitio (24-25 de diciembre de 1836) de aquella plaza en el que se distinguió, siendo el buque de su mando la primera unidad que llegó al puente, habiendo tenido varios muertos y heridos. Fue recompensado con la Cruz laureada de San Fernando (Real Orden de 24 de febrero de 1837), también fue declarado Benemérito de la Patria por la actividad desplegada en el traslado del ejército del Norte de Bilbao a San Sebastián.
Por enfermedad, tuvo que dejar el mando de la trincadura Constitución (1 de junio de 1837) y se trasladó a Cádiz para curarse. Había obtenido la antigüedad en el empleo de alférez de navío (1 de febrero de 1837) y la Cruz de Isabel la Católica (15 de febrero de 1837) y, después, la Cruz del Tercer Sitio de Bilbao (18 de octubre de 1837). Una vez repuesto de su enfermedad, se le destina al servicio de guardias del Cuerpo de Artillería (23 de marzo de 1838) hasta que se le asigna el mando del vapor de ruedas Mazeppa el 27 de julio de 1840, finalmente no desarmado por necesidades de la guerra y realizándole una gran reparación.
Tomó el mando 2 de octubre y terminadas las operaciones en el Norte se dirige a Ferrol. Su buque es designado para incorporarse a las fuerzas navales de Cataluña, donde continúan las peripecias bélicas.
Durante su estancia, desempeñó diferentes comisiones del Gobierno, entre ellas destaca que con una escuadrilla se apodera de las islas Medas, Rosas y Cadaqués y remolcó al buque Bidasoa. Finalizadas las operaciones bélicas en Cataluña, el 21 de agosto de 1841 el buque dejó de pertenecer a las fuerzas navales de Barcelona y se dirigió a Cádiz. Por orden de la Regencia del Reino se le concedió el grado de capitán de Infantería el 18 de diciembre de 1840, sin antigüedad, por los meritos obtenidos en las acciones de Fuenterrabía con las fuerzas navales del Norte (12 de julio de 1836). Por Real Decreto de 22 de julio de 1841 se le concedió licencia para contraer matrimonio con la señorita Victoria Vallenes, de estado soltera, con opción a los beneficios del Montepío Militar.
En 13 de febrero salió destacado para Málaga con su buque, efectuando diversas comisiones a puertos de África, Algeciras y demás puertos del Departamento de Cádiz. Ascendió a coronel de Infantería el 4 de noviembre de 1842 y a teniente de navío el 2 de diciembre de 1842 y desempeñó diversas comisiones en los puertos de Málaga, Cartagena y Barcelona hasta el 15 de diciembre de 1842, que en dicho punto cesó en el mando del vapor Mazeppa y pasó a tomar el del vapor Isabel II (21 de diciembre de 1842). Con este buque apresó frente a Port-Vendrés un falucho contrabandista. El 30 de junio de 1843 llegó, por fin, a Cartagena, conduciendo al general Manuel de la Concha y un vocal de la Junta de Valencia, con los que volvió a salir el 1 de julio para Poniente, hallándose en el bloqueo de Cádiz, que cesó en 30 de julio de 1843. Por orden del Gobierno provisional (4 de agosto) se le confirió el mando, en propiedad, del vapor Isabel II para recompensar los servicios prestados en esta época, y ascendió a capitán de fragata. Se le concede licencia para Madrid (28 de agosto de 1843), pero no hace uso de ella hasta que no concluya la comisión conferida de conducir al Departamento de Cádiz a la gente de mar de los tercios de Levante. El 4 de septiembre retorna a Cartagena, una vez cumplida la misión y cinco días después se dirige a su base de Barcelona, donde es elegido diputado a Cortes por la provincia de Barcelona, trasladándose a Madrid el 20 de diciembre de 1843 para desempeñar el cargo hasta el 8 de febrero de 1844, en que vuelve a Barcelona.
Tres días más tarde, sale hacia Alicante para bloquear su puerto. El fuerte de la isla de Tabarca, cercana a la ciudad, estaba guarnecido por una compañía de tropas rebeldes, a pesar de lo cual no pudieron evitar que Pinzón, el mismo día de inicio del bloqueo apresara con los botes de su buque el falucho G.C.África, artillado con un cañón de a doce y fondeado a tiro de pistola del fuerte. Como consecuencia de los tiros desde el fuerte resultaron heridos el segundo y varios marineros. Al día siguiente, tomó la isla y, dos días más tarde, se aproximó a la ciudad para sostener el trabajo de los zapadores, haciendo fuego bajo los disparos de la ciudad y recibiendo en su casco cinco cañonazos de a veinticuatro y uno en la chimenea, pero consiguiendo, al mismo tiempo, poner en fuga los faluchos rebeldes Plutón y Proserpina, aunque con bajas de muertos y heridos. Rendida Alicante, salió para Málaga a fin de reparar las averías sufridas en la máquina del buque y remolcar nueve candes, que habían transportado el tren de batir (los cañones) y las municiones del ataque a Alicante. Una vez concluidas las reparaciones, trasladó de Valencia a Barcelona a los Reyes, Altezas y servidumbre (29-31 de mayo) y, a continuación, se dirigió a Cádiz, haciendo escalas en Málaga, Tánger (a donde condujo al coronel Bane de la embajada inglesa), Algeciras y Gibraltar. El 18 de junio de 1844 obtiene la Cruz de la Orden Militar Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. Volvió a salir de Cádiz el 30 de junio para trasladar el batallón provincial de Toledo desde Barcelona, Valencia y Málaga hasta Algeciras y efectuó, además, varias comisiones a Tánger, presidios menores, Mazalquivir, Barcelona, Cartagena, Tarragona y Valencia. Volvió a embarcar a Sus Majestades y Altezas el 18 de agosto y los llevó desde Valencia a Tarragona y regreso. Resultó elegido, de nuevo, diputado por las provincias de Barcelona y Huelva, teniendo que trasladarse a la Corte para las sesiones (1 de octubre) y fue designado comendador de Isabel la Católica (17 de noviembre de 1844). Cesó en el mando del vapor Isabel II el 8 de mayo de 1845, pero continuó en el departamento de Cádiz, aunque tuvo que trasladarse a Madrid durante las sesiones de Cortes, por haber sido elegido otra vez diputado.
El 10 de noviembre de 1846 fue nombrado comandante de la corbeta Colón, tomando el mando en Lisboa y, con ella, regresa a Cádiz, su base, y trasladarse, a continuación, a Palma de Mallorca, aunque, debido a un fuerte temporal, tiene que entrar en Santa Pola de arribada para reparar las averías causadas, consiguiendo finalmente alcanzar su destino. Deja el mando el 20 de abril de 1847 por solicitar cuatro meses de licencia para la Corte, que le son concedidos; no obstante, antes de cumplir la licencia obtiene otro mando, la 1.ª división del Resguardo de Costas el 3 de mayo de 1847. Toma posesión e iza su insignia en el vapor Vigilante con el que salió de Cádiz para efectuar vigilancias sobre Algeciras, Málaga, Huelva y Ayamonte hasta el 10 de enero de 1849, que por ser elegido diputado se tiene que incorporar a la Corte.
En este intervalo de tiempo, el 27 de julio de 1847 se le nombra caballero de la Orden Militar Portuguesa de Nuestra Señora de la Concepción. Por los buenos servicios prestados se le prorroga por dos años el mando (12 de marzo de 1849). Por ascenso a capitán de navío el 18 de abril de 1850, cesa definitivamente en el mando de la división y se le nombra 2.º comandante de los buques de guerra destinados a guardar las costas de la Península e islas adyacentes (10 de junio de 1850). Se produce un suceso en Huelva, con intervención de Pinzón, que provoca la publicación de unos artículos en el periódico La Nación y su separación del servicio, así como la apertura de una averiguación sumaria sobre estos hechos (14 de julio de 1850), aunque después esto último no llegó a hacerse efectivo por el departamento de Cádiz. Pinzón abofeteó presuntamente al alcalde de Fuente-heridos en su casa por no asistir a una cita en la casa consistorial.
Asciende al empleo de Brigadier, sin antigüedad, y, en consecuencia, fue relevado del destino de 2.º comandante de la agrupación de guardacostas el 24 de febrero de 1851 y destinado forzoso al departamento de Cartagena (8 de abril), a modo de destierro, por los incidentes políticos protagonizados. Antes había obtenido el empleo de brigadier, con número el 2 de marzo de 1851.
Por otro lado, se ordena el arresto domiciliario de Pinzón por un posible insulto en la calle al Regente de la Audiencia de Manila, Felipe Rull y Castaños, y que se proceda a la averiguación sumaria de este he cho (14 de abril de 1851). La sumaria se resuelve con mucha rapidez y se declara la finalización del expediente sin dar lugar a ulteriores consecuencias; se levanta el arresto, pero se mantiene el traslado forzoso a Cartagena. Sin embargo, en vez de a Cartagena, es enviado a Londres, en comisión de servicio, para hacerse cargo de la Comisión de Marina encargada de supervisar la construcción del vapor Francisco de Asís para la Armada (1 de septiembre de 1851). Al llegar a la capital británica, se encuentra que la construcción del vapor está muy avanzada, sus máquinas han sido probadas con el buque fondeado en el Támesis y próximamente lo serán en movimiento por el río. Al terminar las obras, se traslada en el nuevo buque de Londres a Cádiz (2 de noviembre de 1851). Una vez finaliza la comisión de Londres, cumplimentó el traslado forzoso al departamento, de Cartagena el 9 de enero de 1852 y allí se tiene que trasladar a Ibiza, donde permanecerá hasta que le ordenan regresar a su departamento, Cádiz, el 22 de mayo de 1852. Una vez incorporado, pasa a ocuparse de las atenciones del servicio (11 de junio) hasta que es nombrado 2.º jefe del departamento de Cartagena, pero renuncia para ser designado comandante general de la guardia de costas el 20 de enero de 1853. Durante su mando trasladó a bordo del vapor Francisco de Asís a la reina viuda María Amelia y su séquito desde Villafranca del Piamonte (Italia) a Rosas (Gerona). Tuvo que asistir a las Cortes al ser elegido diputado por Huelva hasta que finalizaron las sesiones (2 de marzo de 1854).
Pasa al departamento de Cartagena con su buque insignia, el vapor Vigilante, para realizar las obras que necesitan todos los guardacostas para operar con el Ejército en las costas de África. Cesa en el mando de la Comandancia General de Guardacostas el 10 de agosto de 1854, aunque posteriormente sería apercibido por haber ordenado el cambio de base del falucho Tiburón y no hallarse dentro de sus atribuciones (2 de mayo de 1855).
Permanece en el departamento gaditano hasta que se le designa segundo jefe del apostadero de La Habana el 2 de marzo de 1856. Al poco tiempo de tomar posesión, se le da el mando de una división compuesta por el vapor Isabel II y las fragatas Ferrolana y Cortés para conducir al ministro plenipotenciario de España en México, Miguel de los Santos, con destino a Veracruz.
No estuvo mucho tiempo en Cuba, pues cesó el 2 de febrero de 1857 y regresó a la Península. La razón fue ser elegido diputado, otra vez. A la llegada se trasladó a la Corte hasta el fin de las sesiones, que se incorporó de nuevo a Cádiz y se le nombró jefe encargado de la comisión para examinar las maderas de construcción de buques que se remiten a los arsenales de la Península y, al mismo tiempo, pasar una revista general de inspección a las matrículas de la isla de Cuba, aunque su ejecución se retrasaría hasta 1859, año en que volvería a ser elegido diputado y al terminar el período de sesiones se trasladaría a La Habana para realizar la comisión aplazada y desde allí dirigirse a Trinidad. Estando en el Caribe, fue promovido al empleo de jefe de escuadra el 30 de mayo de 1860, lo que le obliga a cesar en la comisión, hacer entrega de los documentos e información recopilados en la comisión al segundo jefe del Apostadero y regresar a la Península (Cádiz) para obtener destino de su nuevo empleo. Lo cual consigue al ser nombrado vocal de la Junta Consultiva de la Armada el 22 de diciembre de 1860, aunque pronto se le concede el mando de la escuadra de instrucción que debía reunirse en Algeciras (20 de mayo de 1861), conservando el destino anterior.
Traslada a bordo de la fragata Concepción al príncipe heredero de Marruecos, Muley-el-abbas, desde Tánger a Valencia y después lo acompaña a la Corte.
Recientes aún las dos estériles aventuras ultramarinas del Gobierno español a raíz de la guerra de África, que con sus resonantes éxitos exaltó el dormido sentimiento nacional, el efímero y voluntario retorno a la soberanía hispana de la República de Santo Domingo (1861) y la expedición militar a México al año siguiente en compañía de Francia e Inglaterra, suscitaron el recelo de las repúblicas hispanas. El ministro de Estado, Calderón Collantes, sugirió a su homónimo de Marina, teniente general Zavala, la conveniencia de enviar algunos buques de la Armada al Pacífico, para desvanecer el ambiente hostil hacia España, “mostrar de nuevo el pabellón” donde realmente era poco conocido, haciendo ver a las naciones americanas la pujanza de la regenerada España y apoyar las demandas de los ciudadanos españoles residentes en América. Para ello, y en evitación de mayores gastos, le propone alterar la derrota de la división naval que saldría para Filipinas en misión científica.
En vez de doblar el cabo de Buena Esperanza, se recalaría en el de Hornos, permitiendo así la visita a los principales puertos del Pacífico. A finales de mayo de 1862 se decidió el viaje de la expedición científico política, bastante discutible en su planteamiento y, por ello, discutida ampliamente en las Cortes. Se disolvió la escuadra de instrucción de Algeciras el 10 de junio de 1862 y, al mismo tiempo, se nombró a Pinzón comandante general de la escuadra del Pacífico, compuesta por las fragatas Resolución y Triunfo y las goletas Vencedora y Covadonga. El 10 de agosto de 1862, provisto de todo y con cuatro meses de víveres a bordo, salió Pinzón a bordo de la fragata Resolución, en la que arbolaba su insignia y donde iba embarcada la Comisión Científica del Pacífico, que realizaría recolecciones y estudios de carácter técnico. Las instrucciones le recomiendan especialmente el empleo del tacto y la diplomacia, sobre todo en el Perú. Hizo su primera escala en Puerto Grande de Cabo Verde, después Santos (Brasil), y tras fondear en Río de Janeiro, la división se dirige a Montevideo, donde se mantiene la Estación Naval del Río de la Plata y, también, les espera la goleta Virgen de Covadonga, que se incorporará a la división. El presidente Berro recibió a la división con extraordinarias atenciones y honores desusados, que no les había dado a otras francesas e inglesas. A su salida del Plata, Pinzón intenta pasar al Pacífico por el estrecho de Magallanes, pero no puede y tiene que entrar de arribada en las Malvinas.
Lo vuelve a intentar con las dos fragatas el 10 de abril de 1863 y consigue llegar al puerto chileno de Valparaíso, donde fueron recibidos cordialmente. Los problemas empezarían al llegar a Callao el 10 de julio de 1863; España no tenía relaciones diplomáticas al no reconocer su independencia, obtenida el 1821, por no haber pagado los peruanos la indemnización acordada en las conversaciones mantenidas para la independencia.
A pesar de ello, la división fue recibida amistosamente por las autoridades. Después del correspondiente saludo a la plaza, Pinzón visitó al presidente de la nación, el general Juan Antonio Pezet, y al cuerpo diplomático residente. Finalizada la visita sin incidentes, la división prosigue la derrota prevista y se dirige con las fragatas a la ciudad norteamericana de San Francisco, con escala en Acapulco, mientras la goleta se dirige a Centroamérica, por su menor velocidad.
Al terminar la visita, emprenden el regreso a El Callao, con escalas en Acapulco y Panamá, llegando el 13 de noviembre de 1863. Allí, se reúnen fragatas y goleta y Pinzón conoce los incidentes ocurridos el 4 de agosto de 1863 en la hacienda norteña de Talambo en Lambayeque, propiedad del terrateniente Manuel Salcedo, entre colonos españoles, procedentes del País Vasco, que trabajaban en la hacienda y los propietarios autóctonos, debido a la contratación de peones chinos traídos para trabajar en sus campos a bajo costo en detrimento de los españoles. El enfrentamiento se salda con un muerto y cuatro heridos españoles. Eusebio de Salazar, español residente en Lima es el que informa a Pinzón, así como el comandante de la Covadonga, que había recogido a los españoles heridos y a los que quisieron salir y los había traído a Callao. El almirante reúne la Junta de oficiales de la división y decide la permanencia de la Escuadra del Pacífico en aguas peruanas, en lugar de proseguir el viaje a la isla de Cuba, para exigir las legítimas reparaciones. Pero el reconocimiento de éstas se retrasó en demasía y Pinzón decide ocupar las islas Chinchas, factoría comercial más importante de Perú por sus yacimientos de guano, fertilizante orgánico.
Se lleva a cabo la operación con la Triunfo y la Covadonga el 14 de abril de 1864 sin tropezar con dificultades. Los navíos españoles volvieron a Callao para notificar y justificar ante el cuerpo diplomático acreditado en Lima los motivos y circunstancias del acto ejecutado y en espera de respuesta peruana. Por si Pinzón pudiera ser obstáculo para el feliz término de las conversaciones, a los seis meses de la ocupación de las islas fue sustituido por el general Pareja. Antes del relevo, un incendio fortuito destruyó la fragata Triunfo el 25 de noviembre de 1864, en la bahía de Pisco, mientras el comandante conversaba con el jefe de escuadra, a bordo de la Resolución, lo que obligaría al reforzamiento de la escuadra del Pacífico. El 7 de diciembre cesó en el mando de la Escuadra y salió para la Península en un paquebote inglés.
A su llegada, fija su residencia en Cádiz y, más tarde, se le nombra ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina el 10 de octubre de 1865. Se le concede la Gran Cruz de Carlos III el 3 de julio de 1866, pero su mal estado de salud le obliga a pedir la dimisión de su ministerio el 9 de junio de 1867, siéndole admitida.
No obstante, el 11 de octubre de 1868 es promovido al empleo de teniente general, declarándole al mismo exento de servicio, pero se le autoriza a residir en Cádiz. Transcurre el tiempo recuperando poco a poco su salud, hasta tal punto, que se le nombra vicepresidente del Consejo Supremo de la Armada y presidente del Consejo de Premios de Marina (13 de mayo de 1877) y, días después, se aprueba un acuerdo por el Consejo Supremo en que se consulta el sobreseimiento de una sumaria que se le había formado en Cádiz por un presunto allanamiento de morada, otro incidente más por su terrible carácter. Con mucho retraso, se le concede la Gran Cruz del Mérito Naval el 23 de octubre de 1877, por el buen desempeño del mando de la Escuadra durante dos años. El 13 de febrero de 1878 se disuelve el Consejo Supremo de la Armada, pero Pinzón continúa de presidente del Consejo de Premios hasta el 3 de septiembre de 1879, que se le releva de su destino y el mismo día se le nombró capitán general del Departamento de Cádiz. Se le promueve a la dignidad de almirante el 18 de abril de 1881, equivalente a capitán general de la Armada (sería el XXVIII y el IV almirante) y se le releva en el cargo que desempeña, cesando el 22 en el mando. Por los méritos contraídos, el 25 de abril de 1881 se le concede la Gran Cruz del Mérito Naval, con distintivo rojo, como comprendido en el artículo noveno del reglamento de la Orden. Días después, se le nombra presidente de la Junta Superior Consultiva de la Armada en Madrid, cargo que desempeñará hasta el 29 de noviembre de 1883. Para pasar a ocupar la presidencia de la Junta de Reorganización de la Armada hasta el 16 de diciembre de 1884 y, como último destino, la presidencia del Centro Técnico Facultativo y Consultivo hasta su fallecimiento en Moguer, ocurrido repentinamente, a las 6:30 de la madrugada del 22 de febrero de 1891, de muerte natural.
Hombre genial y de genio violento, murió este descendiente de Martín Alonso Pinzón cuando preparaba el IV centenario del descubrimiento de América.
Como curiosidad puede anotarse que su primer permiso lo disfrutó a los treinta años de servicios, y fue el único de su larga carrera de mar. Gozó de una gran popularidad en todo el país; rara es la ciudad de España que no le ha dedicado una calle o un monumento.
Años después, como culminación de este reconocimiento, el Gobierno de la nación decidió trasladar sus restos al Panteón de Marinos Ilustres el 8 de agosto de 1911.
Fuentes y bibl.: Archivo-Museo don Álvaro De Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), exps. personales, leg. 620/552.
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José María Madueño Galán