Valle y Rossi, Adriano del. Amalio Rossi, Adrianus. Sevilla, 19.I.1895 – Madrid, 1.X.1957. Poeta, articulista, cuentista y pintor.
Su padre, Adriano del Valle Rozas, era de origen asturiano y afincado en Sevilla, donde trabajaba en objetos de escritorio y difundió juguetes mecánicos, que él inventaba, como “Don Nicanor tocando el tambor” y “Los ratoncillos mecánicos” del tipo “El ratoncito Pérez”. Su madre Amalia Rossi Ruiz, sevillana, era hija de un decorador oriundo de Italia.
El autor, segundo hijo de los cinco habidos en el matrimonio, tuvo una adolescencia marcada por la muerte de su madre en 1907 y de tres hermanos. En 1908 la familia se trasladó a Tazones (Asturias), pero pronto volvió a Sevilla, donde vivieron definitivamente.
En este período veraneó con los abuelos paternos.
El influjo de los abuelos es evidente en su obra cuando habla de la galerna, el mundo de los pescadores...
De su abuelo materno, Julio, le quedó su afición por la pintura antigua, que buscaba en el Rastro madrileño, y la realización de óleos, collages y acuarelas.
De su obra, dispersa en revistas y periódicos, sólo una pequeña parte se recopila en libros. Abarca poesía, caligramas, cuentos, artículos, y también pinturas y collages. Sus comienzos modernistas, el acercamiento al Ultraísmo, pasando por el Creacionismo, le llevaron a un Neopopularismo semejante al Lorca del Romancero gitano y al Alberti de Marinero en tierra.
Fue hijo de su época y fue un poeta valorado y laureado hasta su muerte. Carecía de estudios académicos; fue autodidacta.
En 1912, descubrió la poesía de Rubén Dario y su influjo fue evidente en toda su obra. Fue amigo de poetas como Eugenio d’Ors, Jorge Luis Borges, y su hermana Norah, Federico García Lorca, y de toreros a los que dedicó algunas composiciones; también del poeta y ganadero Fernando Villalón y de José María de Cossío. Con Isaac del Vando Villar y Luis Mosquera fundó la revista Grecia (1918-1920), de la que fue redactor jefe y publicó poemas con el seudónimo Amalio Rossi, y prosa firmada como Adrianus. Participó en revistas como Eco del Aula, Letras, El Liberal de Sevilla, Cervantes, Semana Gráfica, Gran Guiñol, Papel de Aleluyas, Ultra de Madrid y Ultra de Oviedo, Reflector, Prisma, Horizonte, Alfar y otras. Entre tradición y renovación recorrió los principales movimientos de la época.
En 1923 se casó, y tuvo siete hijos. Vivió unos años en Huelva y viajó como agente de ventas de una empresa de maquinaria agrícola, trabajo que abandonó al trasladarse a Madrid, colaborando simultáneamente en las revistas: Mundial, La Esfera, Oromana, Nuevo Mundo y Mediodía.
En 1927, junto con Rogelio Buendía y Fernando Villalón fundó la revista Papel de Aleluyas. Por estas fechas, en carta dirigida a José María de Cossío, escribe: “Estoy pintando Naturalezas muertas y cosas taurinas”. No dejó esta afición por la pintura, ni sus collages, realizados con recortes yuxtapuestos de enciclopedias del siglo xix.
Fue un poeta muy premiado. Por Mundo sin tranvías recibió un accésit del Premio Nacional de Literatura, que incluyó más tarde como una de las partes de su primer libro Primavera portátil, recopilación de poemas escritos entre 1920-1923, pagada e ilustrada por Eugenio d’Ors, quien firmó con el seudónimo de Octavio Romeu. Su segundo libro, Lyra Sacra, son tres cantos dedicados a la Virgen; el primero, recibió el Premio Sánchez Bedoya, otorgado por la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras, en 1933; los dos restantes recibieron el mismo premio en 1937.
En 1935, vivía en Sevilla y protagonizó en el Ateneo el llamado “escándalo surrealista”, donde recita: “Como soy poeta tan surrealista/ tan original y tan nuevo/ ahora mismo me agacho/ y pongo un huevo”; un año más tarde pronunció la conferencia “Telefonía celeste”, dedicada a Fernando Villalón, con ilustraciones en la pizarra de José Caballero. En 1936, Álvaro Araúz incorporó a Adriano en su Antología Parcial.
En 1939, fue homenajeado en Madrid y la revista Mediodía le dedicó un cuaderno especial (n.º 2) con ilustraciones de José Caballero.
En 1940 se trasladó a Madrid, y formó parte del equipo directivo de Mástil, Revista Nacional de las Organizaciones Juveniles. En el número 37 (mayo de 1942) aparece como director, así como también en las revistas Santo y Seña y Primer Plano. Colaboró en las revistas: Platero, Caracola, Cántico, Ketama (Suplemento de Tamuda), Manantial, Ágora, Cuadernos de Poesía. Trabajó en el Instituto Nacional del Libro Español a partir de 1942. Por entonces, ya había publicado Los gozos del río, con veintiséis poemas de los treinta y seis que componen Primavera portátil. En 1941 ganó el Premio Nacional de Literatura José Antonio Primo Rivera y el Premio Fastenrath de la Real Academia Española (1942) por Arpa fiel, libro de éxito, que en 1943 tenía ya cinco ediciones. Ese mismo año, obtuvo el Premio de Periodismo Mariano de Cavia por “Stella Matutina”, artículo sobre la Semana Santa sevillana. En 1945 recibió un segundo homenaje nacional. Fue un período de frenética actividad literaria.
En 1952, participó en el Primer Congreso de Poesía en Segovia y aparece como expositor de revistas y también colaboró con Alforjas para la poesía, que promovió Conrado Blanco. En 1954 publicó La Innombrable, poema unitario, sobre un amor terreno; en 1955, Misa de Alba, describe el milagro de Fátima y a san Isidro orante mientras los ángeles trabajan. Tras su muerte en Madrid, en 1957, aparecieron dos libros Égloga a Gabriel Miró, donde alaba al escritor levantino y el paisaje de la zona, en versos octosílabos y heptasílabos sin rimar, y Oda Náutica a Cádiz. La revista Caracola le dedicó dos números como homenaje. A pesar de la popularidad de que gozó en la posguerra, es un poeta olvidado entre las nuevas generaciones.
Obras de ~: Primavera portátil, París, Amigos del Libro de Arte (ALA), 1934; Lyra Sacra: Romances en honor de la Inmaculada Virgen María, Sevilla, Tomás Álvarez, 1939; Mediodía. Cuaderno de Poesía Española (Sevilla), 2 (1939); Los gozos del río (1920- 1923), pról. de E. Montes, Barcelona Apolo, 1940 (col. Azar); Arpa fiel, pról. de D. Alonso, Madrid, Santo y Seña, 1941; Arpa fiel, Madrid, Afrodisio Aguado, 1942; Por Judá quiebran albores, Barcelona, La Sirenita, 1945; La innombrable (poema), Málaga, Antonio Gutiérrez, 1954 (col. A quien conmigo va, vol. 7); Misa de Alba en Fátima y Los gozos de San Isidro, Madrid, Aleto, 1955 (col. Papel de Aleluyas); Sus mejores poesías, selecc. y pról. F. Gutiérrez, Barcelona, Bruguera, 1955 (col. Laurel, vol. 11); Alabanza de la coronación, Cartagena, Talleres Sánchez Campillo, 1955; Égloga de Gabriel Miró y Fábula del Peñón de Ifach, Madrid, Ágora, 1957 (col. Ágora, vol. 18); Oda náutica a Cádiz (poema póstumo), Cádiz, Salvador Repeto, 1957; Adriano del Valle: Obra póstuma, pról. de G. Díaz-Plaja, Barcelona, Plaza y Janés, 1971; Adriano del Valle: Obra poética, ed. de A. del Valle Hernández, Madrid, Editora Nacional, 1977; con VV. AA., Hojas de poesía: Sevilla 1935, Sevilla, Renacimiento, 1982 (col. Facsímiles de revistas); Adriano del Valle: Antología necesaria, selecc. y est. prelim. de M. García Ramírez, Sevilla, Alfar, 1992.
Bibl.: A. Araúz, Antología parcial de poetas andaluces (1920- 1935), Cádiz, 1936, págs. 116-118 (col. de la revista Isla); Figuras de nuestro cine: A. del Valle, en Dígame, 7 de noviembre de 1944, pág. 6; J. L. Gómez Tello, “El fabuloso mundo de los collages de Adriano del Valle”, en Vértice, 77 (febrero de 1945); J. Balleste (selecc.), Antología literaria de ABC, Madrid, Prensa Española, 1955; Antología de la Poesía española, pról. de R. Millán, Madrid, Aguilar, 1955-1956; VV. AA., “Homenaje a Adriano del Valle”, en Caracola, Revista malagueña de poesía [monográfico], 72-74 (octubre-diciembre de 1958); C. Coleman, “El compromiso surrealista de Adriano del Valle”, en Bellas Artes (Madrid), 55 (1977); L. E. García de Carpi, Surrealismo en la pintura española (1924-1936), vol. I, Madrid, Universidad Complutense, 1983, págs. 347 y ss.; J. M. Barreda López, El ultraísmo en Sevilla, Sevilla, Alfar, 1987, 2 vols.; R. Gómez de la Serna, Nuevos retratos contemporáneos y otros relatos, Madrid, Aguila Maior, 1990, págs. 119-132; J. M. Barreda (ed.), Horizonte. Revista de Arte, 1922-1923, Sevilla, Renacimiento, 1991; A. del Valle Hernández (ed.), Adriano del Valle (1895- 1957). Antología, catálogo de exposición, Madrid, Comunidad de Madrid-Fundación El Monte, 1995; J. M. Bonet, Diccionario de las vanguardias en España (1907-1936), Madrid, Alianza, 1995, págs. 611-612; F. J. Díez de Revenga (ed.), Poesía Española de Vanguardia, Madrid, Castalia, 1995, págs. 169-174; A. Ramoneda, “Cien años de Adriano del Valle”, en Diario 16 Cultural, Madrid, 18 de febrero de 1995, págs. VI y VII; L. A. de Villena, “Recuerdo de Adriano del Valle”, en El Mundo, 28 de febrero de 1995, pág. 90; A. del Valle Hernández, Adriano del Valle, mi padre, Sevilla, Renacimiento, 2006; M. García Ramírez, Adriano del Valle: Vida y obra, tesis doctoral, Madrid, Universidad Autónoma, 2006 (en CD).
Mercedes García Ramírez