Nieves Conde, José Antonio. Segovia, 22.XII.1911 – Madrid, 14.IX.2006. Director de cine.
Perteneciente a una familia numerosa, de padre militar, desde joven fue muy aficionado al cine. Terminado el bachiller superior en Segovia, empezó la carrera de Derecho en Madrid, pero al estallar la Guerra Civil marchó al frente como voluntario falangista y llegó a ser alférez provisional de Infantería, de modo que no pudo concluir sus estudios universitarios. Finalizada la guerra, regresó a Segovia y comenzó a trabajar en prensa y radio, hasta que volvió a Madrid, donde ejerció la crítica en el diario Pueblo y en la revista Primer Plano, en la que era responsable de la sección “Fuera de cuadro”. Desde 1942, año en que abandonó dichas publicaciones, se dedicó profesionalmente al cine.
Aunque su filmografía no es muy amplia, Nieves Conde participó, dirigiendo o codirigiendo, en la realización de veinticinco largometrajes a lo largo de los treinta años que fueron de 1946 a 1976, todos prácticamente dentro del período de la dictadura franquista y de su rígida censura.
Sus primeros años, los más creativos, fueron tiempos de grandes problemas para el cine español, sofocado, como otros sectores de la vida del país, por la falta de capitales y por la censura, aquella derivada de la dura posguerra y del aislamiento internacional y ésta por sus excesivas competencias, algunas tan decisivas para el desarrollo de la industria cinematográfica nacional como la supervisión de guiones y concesión de licencias de rodaje para las películas españolas, y la autorización para exhibir films españoles y extranjeros que podían ser alterados con cortes en las cintas y modificaciones en los diálogos o prohibidos sin más.
Para superar la falta de capital, Nieves Conde formó parte de grupos cooperativos que pudieron financiar películas como Angustia (1947), de Cooperativa Cinematográfica Constelación, y El inquilino (1957), de Films Españoles Cooperativa, además de apoyar el sistema de coproducciones, llevando su nombre a los créditos para cubrir los trámites legales en películas como Jack el Negro (1950), coproducción hispano-franco- norteamericana, y Entre hoy y la eternidad (1956), coproducción hispano-alemana, o dirigiendo, caso de Todos somos necesarios (1956), coproducción ítalo-española.
Cuando Nieves Conde pudo dirigir sus propias películas, trató de hacer el cine de su vocación que, según sus propias palabras, habría de seguir dos direcciones, la de un cine psicológico-policíaco y la de un cine social incardinado en el ambiente proletario urbano.
La segunda de estas dos direcciones, es la que le condujo a realizar un cine comprometido, que ponía el dedo en la llaga de algunos agudos problemas de la sociedad española de la época y que, por lo mismo, le hizo estrellarse con la censura.
Sus primeras experiencias como director le llegaron con el rodaje de Senda ignorada (1946), Angustia (1947) y Llegada de noche (1949); su primer gran éxito fue Balarrasa (1950) —causando un fuerte impacto en la sociedad española de la década de 1950, que incluso incorporó la palabra al leguaje coloquial para definir al joven de vida alegre y disoluta—, y su título más emblemático y con el que le identifican todos los cinéfilos es Surcos (1951), una cinta amarga, subtitulada La lucha por la ciudad, que narra la peripecia de una familia campesina, los Pérez, inmigrantes en Madrid. Surcos fue además una de las primeras películas españolas rodadas mayoritariamente en escenarios naturales, lo que la ha convertido en una joya de arqueología urbana en la que se reviven sonidos e imágenes de un Madrid desaparecido.
Surcos comenzó ya teniendo problemas al presentar el guión a la censura, que impuso el cambio de un final que Nieves Conde había previsto desesperanzado y cíclico, con los Pérez, que regresaban derrotados al pueblo, encontrándose junto al tren con otra familia que llegaba a la capital con las mismas ilusiones que ellos tuvieron. Volvió a tenerlos al concluir el rodaje y sólo fue posible su exhibición por la decidida defensa del que era director general de Cine, José Antonio García Escudero, que hubo de dimitir de su cargo a consecuencia de aquella decisión.
En los años siguientes dirigió Rebeldía (1953), Los peces rojos (1955), Todos somos necesarios (1956) y El Inquilino (1957), un film este último que denunciaba la falta de viviendas y que de nuevo le enfrentó a la censura franquista, que, después de estrenada la película, prohibió su exhibición durante seis años, obligando al director a rodar un nuevo final, acorde con las directrices marcadas por los funcionarios del Ministerio de la Vivienda.
Algunos sectores del cine español empezaron a considerar a Nieves Conde un director problemático y a negarle oportunidades, a pesar de lo cual aún pudo dirigir Don Lucio y el hermano Pío (1960), Prohibido enamorarse (1961), El diablo también llora (1963), El sonido de la muerte (1965), Cotolay (1966), Marta (1971), Historia de una traición (1972), Las señoritas de mala compañía (1973), La revolución matrimonial (1974), Volvoreta (1976) y Más allá del deseo (1976).
Dirigió un cortometraje, Por tierras de Siete Villas (1964), y varios trabajos para Televisión Española, entre ellos El ejército del pueblo (1967), Castilla de Azorín (1968), Zamarramala (1968), Concepción Arenal (1973) y Manuel García Morente (1973).
Escribió los guiones de Senda ignorada, Surcos y Rebeldía, y colaboró en la redacción de los de Angustia, Todos somos necesarios, El inquilino, Prohibido enamorarse, El diablo también llora, El sonido de la muerte, Cotolay, Marta, Volvoreta y Más allá del deseo.
Vivió el cambio político pero, no pudo disfrutar rodando sus dos últimos films sin la sombra de la censura, en absoluta libertad, ya que la censura estuvo vigente hasta 1977.
Por todo ello, José Antonio Nieves Conde ocupa un lugar destacado en la historia del cine español, para el que trabajó desde la crítica, como guionista y, sobre todo, desde la dirección, asumiendo un arriesgado compromiso con una industria cinematográfica que, desenvolviéndose sin libertad y con medios técnicos y económicos harto precarios, sólo ofrecía lo que muchos han juzgado productos mediocres y sin calidad. La Seminci de Valladolid, en su edición de 1995, le dedicó un ciclo monográfico con la proyección de toda su filmografía y le hizo entrega de una Espiga de Oro especial. Un año más tarde, este mismo certamen incluyó su película Surcos en el ciclo Cien años del cine en España, y la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas le concedió una de las Medallas de Oro del Centenario del Cine en España. El 14 de septiembre de 2006 falleció en su domicilio madrileño a los noventa y cuatro años de edad.
Obras de ~: Filmografía: dir. de: Angustia, 1947; Balarrasa, 1950; Surcos, 1951; Rebeldía, 1953; Los peces rojos, 1955; Todos somos necesarios, 1956; El inquilino, 1958; Don Lucio y el hermano Pío, 1960; Prohibido enamorarse, 1961; Por tierras de Siete Villas (cortometraje), 1964; El sonido de la muerte, 1965; Marta, 1971; Historia de una traición, 1972; Las señoritas de mala compañía, 1973; La revolución matrimonial, 1974; Volvoreta, 1976; Más allá del deseo, 1976.
Bibl.: J. M.ª García Escudero, Cine español, Madrid, Rialp, 1962; F. Llinás, José Antonio Nieves Conde. El oficio de cineasta, Valladolid, Semana Internacional de Cine, 1995; J. E. Monterde, “El cine de la autarquía 1939-1950”, en R. Gubern et al., Historia del cine español, Madrid, Cátedra, 1995; J. Pérez Perucha (ed.), Antología crítica del cine español. 1905-1995. Flor en la sombra, Madrid, Cátedra-Filmoteca Española, 1997; F. Llinás Mascaró, en J. L. Borau (dir.), Diccionario del cine español, Madrid, Alianza Editorial-Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, 1998, pág. 625; J. M. Santamaría, “La aventura cinematográfica de un director segoviano: José Antonio Nieves Conde”, en Estudios Segovianos, t. XLIII, n.º 100 (2000); L. Castro de Paz y J. Pérez Perucha (coords.), Tragedia e ironía: el cine de Nieves Conde, [Orense, Concello de Ourense], 2003.
Juan Manuel Santamaría