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Damián de Castro

Biografía

Castro, Damián de. Córdoba, 27.IX.1716 – Sevilla, 7.VI.1793. Platero.

La figura de este artífice se ha visto desde siempre respaldada por los más encendidos elogios, primero provenientes de la erudición local, y luego de la mayoría de historiadores de arte que han tratado el tema de la platería.

Sus datos biográficos fueron dados a conocer por los eruditos locales Rafael Ramírez de Arellano y José Valverde Madrid. Sin embargo, el primer estudio con rigor científico conocido lo llevó a cabo Hernández Perera.

Posteriormente, han sido muchos y destacados los historiadores que, de manera parcial, se han acercado a la trayectoria profesional de Damián de Castro, dando a conocer un numeroso catálogo de obras salidas de sus manos o, más precisamente, de su activo taller. No obstante, aún carece el platero de un estudio global y exhaustivo que abarque toda su producción y determine con claridad las pautas de su estética, resaltando la verdadera significación de su arte en la platería española, andaluza y cordobesa del siglo xviii.

Fue hijo de un platero llamado Juan de Castro y de María Rafaela de Osorio, y vino al mundo el 27 de septiembre de 1716; nada más se sabe de él hasta 1729, cuando, con otros aprendices, obtiene un premio de cuatro reales en el certamen anual establecido por el gremio de plateros de la ciudad. Se da por supuesto que el oficio lo aprendió en el taller paterno, en el que trabajó durante seis años, aunque es bastante probable que también estuviera vinculado al taller de García de los Reyes. A comienzos de 1736 morirá su padre y en diciembre de ese mismo año realizará el preceptivo examen gremial, en el que presentó una sortija con diamantes. No tardaron en llegar los primeros encargos, como lo prueban, entre otras obras, un cáliz para la parroquia de Santa Marina de Fernán Núñez (Córdoba) y el ostensorio de la parroquial de El Guijo, ambos contrastados por Taramas (1738-1759).

En 1746 contrajo matrimonio con María Rafaela García Aguilar, hija y nieta de plateros, quien aportó al matrimonio una sustanciosa dote, y de cuya unión nacieron nueve hijos. En 1752 fue designado maestro mayor catedralicio; se inicia así una etapa de fecunda productividad al servicio del primer templo de la ciudad, materializada tanto en pequeños arreglos cuanto en obras de envergadura. En la década de 1760 obtuvo carta de hidalguía, impulsado al parecer por la designación de su colega Antonio de Santacruz como alcalde por el estado noble. En lo referente al gremio de plateros, la documentación conservada pone de relieve que el artífice fue designado contraste suplente en 1758, y que entre 1779-1780 fue nombrado hermano mayor del Colegio Congregación de San Eloy.

Paralelamente a su actividad artística, Damián de Castro se embarcó en diferentes empresas financieras y administrativas que ocasionaron al artífice serios problemas económicos y acabaron arruinando su hacienda, a finales de la década de 1780. Lo delicado de su situación aconsejó la marcha de Córdoba a Sevilla, donde residía su hermano Pedro, canónigo de la catedral hispalense. Y allí morirá el 7 de junio de 1793, a los setenta y siete años. Constan tres testamentos del artífice, uno fechado en 1751, otro en 1770 y el tercero en 1782. Es digno de reseñar que, desde mediados de la década de 1770 y hasta su muerte, el platero marcó y contrastó sus propias obras, a pesar de que sólo ejerció la contrastía durante poco tiempo.

Se trata indudablemente de una actuación de privilegio concedida al maestro, que aún no está suficientemente documentada.

La producción artística salida de sus manos es realmente abrumadora, y abarca las más variadas tipologías, lo que hace difícil que pueda ser reseñada en su totalidad. En ella se aprecia un claro predominio de las piezas para uso religioso: cálices, copones, atriles, sacras, candeleros, visos de sagrario, urnas eucarísticas, ostensorios, lámparas, incensarios, vinajeras, son buena muestra de ello, encontrándose en la actualidad repartidas por buena parte de la geografía española. En cuanto a producción civil, se sabe que realizó un destacado elenco de piezas, especialmente bandejas y aguamaniles, conservadas en su mayoría en colecciones privadas. A lo largo de su vida gozó del favor de una buena y nutrida clientela, especialmente obispos y destacadas personalidades de la sociedad cordobesa de su tiempo.

Desde sus primeras obras su estilo responde al predominio de los motivos ornamentales ampulosos, que en ocasiones sirven de enmarque a las escenas; mediada la década de 1750 se decanta claramente por el lenguaje rococó, con preferencia por las siluetas curvas y el movimiento helicoidal, todo ello adornado profusamente con rocallas, tornapuntas, motivos vegetales y, especialmente, elementos figurativos, que acreditan y justifican plenamente su fama de notable escultor.

Así puede verse en la serie de arcas eucarísticas realizadas para diversos templos de la ciudad, concebidas con movidos perfiles y caras desmontables, adornadas con relieves de temática eucarística. Un lugar excepcional en su producción lo ocupan las imágenes de La Virgen de la Candelaria (1757) y de San Rafael (1768) realizadas para la catedral cordobesa. Los últimos trabajos documentados muestran ya un intento por alejarse del exceso ornamental y cierto afán por recuperar la estructura arquitectónica y la limpidez lineal. Tanto el lenguaje como las formas creadas por Damián de Castro encontrarán pronto eco entre sus colegas, que sin reparos seguirán las pautas por él marcadas y prolongarán la estética rococó hasta los años finales del setecientos.

 

Obras de ~: Ostensorio, iglesia parroquial de Santa Ana, El Guijo (Córdoba), 1738-1758; Cáliz, iglesia parroquial de Santa Marina, Fernán Núñez (Córdoba), 1738-1758; Ostensorio, iglesia parroquial de Nuestra Señora del Soterraño, Aguilar de la Frontera (Córdoba), 1755; Ostensorio, iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción, Villa del Río (Córdoba), 1758; Arca eucarística, catedral, Córdoba, 1761; Cruz procesional, iglesia parroquial de la Asunción, Santaella (Córdoba), 1762; Atriles, ciriales, candeleros y sacras, iglesia parroquial de la Santa Cruz, Écija (Sevilla), 1759-1772; Arca eucarística, parroquia de San Nicolás de la Villa, Córdoba, 1765; Custodia, iglesia parroquial de la Concepción, La Orotava (Tenerife), 1768; Legado del Arzobispo Delgado Venegas, catedral, Sevilla, 1777; Cruz de altar y candeleros, catedral, Málaga, 1778; Jarra, monasterio del Císter, Córdoba, c. 1780; Arca eucarística, Monasterio del Císter, Córdoba; Juego de altar, parroquia de San Nicolás de la Villa, Córdoba, 1789.

 

Bibl.: R. Ramírez de Arellano, Diccionario biográfico de artistas de la provincia de Córdoba, s. l., Imprenta de J. Perales y Martínez, 1893, págs. 110-112 (Col. de Documentos Inéditos para la historia de España, CODOIN, vol. CVII); J. Hernández Perera, “La obra del platero cordobés Damián de Castro en Canarias”, en Archivo Español de Arte, n.º XXV (1952), págs. 111-128; Orfebrería en Canarias, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1955, págs. 121- 138; J. Valverde Madrid, “El platero Damián de Castro”, en Boletín de la Real Academia de Córdoba, n.º 86 (1964), págs. 29- 125; D. Ortiz Juárez, Exposición de orfebrería cordobesa, catálogo de exposición, Córdoba, Excma. Diputación Provincial de Córdoba, 1973, págs. 101 y 117; M.ª J. Sanz Serrano, La orfebrería sevillana del barroco, t. I, Sevilla, Excma. Diputación Provincial de Sevilla, 1976, pág. 413; D. Ortiz Juárez, Punzones de platería cordobesa, Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1980, págs. 99-104; J. C. Brasas Egido, La platería vallisoletana y su difusión, Valladolid, Instituto Cultural Simancas, 1980, págs. 279 y 284-285; J. M. Cruz Valdovinos, “Seis piezas inéditas y algunas cuestiones pendientes sobre el platero cordobés Damián de Castro”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, t. XLVIII (1982), págs. 327-346; M. T. Dabrio González, “La orfebrería en Córdoba. Del Renacimiento a nuestros días”, en Córdoba y su provincia, t. III, Sevilla, Editorial Gever, 1985, pág. 342; J. Palomero Páramo, “La platería en la Catedral de Sevilla”, en VV. AA., La Catedral de Sevilla, Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 1985, págs. 623-625; M. T. Dabrio González, “La colección de platería del monasterio del Cister”, en Apotheca, 6 (1986), págs. 114-115; M. Nieto y F. Moreno, Eucharistica cordubensis, catálogo de exposición, Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1993, págs. 190-221; P. Nieva Soto, “Nuevas obras del platero cordobés damián de Castro en el bicentenario de su muerte”, en Academia. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, n.º 77 (1993), págs. 349-389; J. M. Cruz Valdovinos, “Platería”, en Historia de las artes aplicadas e industriales en España, Madrid, Cátedra, 1994, 3.ª edición, págs. 145-146; R. Sánchez-Lafuente Gémar, El arte de la platería en Málaga.1550-1800, Málaga, Universidad, 1997, págs. 373-374; M. Nieto Cumplido, La Catedral de Córdoba, Córdoba, Publicaciones de la Obra Social y Cultural, Cajasur, 1998, págs. 626-627; N. Esteban López, “Platería cordobesa del siglo xviii en tierras de Sigüenza y Guadalajara”, en Boletín de la Real Academia de Córdoba, n.º 136 (1999), págs. 125-150; F. Valverde Fernández, El Colegio- Congregación de plateros cordobeses durante la Edad Moderna, Córdoba, Publicaciones de la Universidad de Córdoba, Edición patrocinada por la Asociación Provincial de Joyeros, Plateros y Relojeros de Córdoba, 2001, págs. 241 y 642; G. García León, El arte de la platería en Écija. Siglos xv-xix, Sevilla, Diputación, 2001, pág. 244.

 

María Teresa Dabrio González